Capítulo 4 – Ayuda.

Habían pasado dos días desde aquello, aún no me había recuperado del todo y mi hermana estaba realmente preocupada por mí, por lo que me había pasado, y yo me sentía demasiado débil como para enfrentarme a la vida de nuevo.

Kevin llamaba con insistencia a una puerta, en uno de los barrios más adinerados de la ciudad, provocando que el dueño de esa casa abriese la puerta y quedase totalmente sorprendido de encontrar allí a su mejor amigo, aquel que le había arrebatado el amor de su mujer.

Miró hacia él, deteniéndose en su aspecto, estaba realmente horrible.

- Pasa – le dijo, tras un largo rato en silencio, pensando en sí debería echarle de allí a patadas o apiadarse del que una vez fue su mejor amigo, su hermano – tienes un aspecto horrible – bromeó, mientras caminaba junto a él hacia la sala - ¿a qué debo el honor de tú...?

- Necesito que me hagas un favor – rogó, mientras se sentaba en el sillón y miraba hacia el suelo, incapaz de mirar hacia Tae Sang – necesito que cuides de ella.

- ¿Qué? – Preguntó él, sin comprender a lo que su amigo se refería.

- Pensé que podría hacerlo yo... - comenzó, con el rostro bañado en lágrimas, haciendo que su amigo se preocupase mucho más - ... pensé que enamorarme de ella era algo bueno... pero ....

- ¿qué le has hecho? – preguntó, casi al instante, sin dejar que dejase de hablar.

- Justo lo que dijiste que haría – aclaró, provocando que su amigo le jalase del cuello, obligándole a que se levantase y mirase hacia él – la he destruido, hermano.

- No – negó, incapaz de creer en sus palabras – maldito hijo de puta – le espetó, mientras le pegaba un puñetazo en la cara – ¿me la arrebataste para esto?

- Está en Londres, en casa de su hermana – anunció, con un hilo de sangre derramándose por la barbilla, desde su boca – eres el único que puede cuidarla.

- Hermano... - comenzó, al darse cuenta de su mirada, parecía que realmente se lo estaba suplicando.

- Necesito que me prometas que cuidarás de ella – le rogó, mientras le zarandeaba, con insistencia – necesito que ella... - sus lágrimas comenzaron a caer de nuevo, mientras su dolor salía al exterior y él caía al suelo, totalmente destruido. Mientras imaginaba a David tocándome, obligándome a besarle... liberándome, corriendo hacia su habitación, justo como mi hermana le había anunciado, encontrándolo en pleno acto sexual con otra mujer. Cuán ultrajada me habría sentido al haber presenciado aquello, al haber corrido hacia su habitación en busca de ayuda y haberlo encontrado en los brazos de otra mujer – Debí haber sabido que ella nunca sería para mí... - proseguía, entre sollozos - ... debí haberme alejado de ella cuando supe que era tu mujer.

- ¿cómo dices? – preguntó él, sin comprender a lo que se refería - ¿la conocías de antes?

- La había visto un par de veces – aseguró, provocando que Tae Sang comprendiese algo, él ya había puesto sus ojos en ella antes de que ellos hubiesen hablado – cuando ella dirigía la cafetería de mi madre, la del centro – aseguró – creo que me enamoré de ella la primera vez que la vi, pero fui tan idiota que no me di cuenta, o si lo hice intenté ignorarlo...- sus lágrimas salieron de nuevo, deteniéndose solo para volver a hablar – tenías razón, ella era demasiada mujer para mí.

- Kevin... - comenzó su amigo, agachándose frente a él, abrazándolo con fuerza, mientras este seguía sollozando, incapaz de detenerse.

- Quería protegerla... pero no supe cómo hacerlo.

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