capítulo 4 Luca

Capítulo 4

Mi vida se está convirtiendo en un desastre desordenado, y todo ese desorden tiene nombre, Melinda Crawford, y lo peor de todo es que la culpa es mía, me estoy dejando deslumbrar por una sensación extraña que ni tan siquiera sé que m****a es, trato de no besarla, el mayor de los problemas es cuando acerco mi maldita boca a la de ella, pero parezco un maldito adicto. Mientras más lo intento más inútil se vuelve mi patética fuerza de voluntad. No entiendo lo que está pasando, ella ni me gusta, no es el tipo de mujer a la que estoy adaptado. Me gustan las mujeres seguras, sexis, decididas, si son seguras de sí mismas y seguras, entonces estoy muerto. Pero no ella, estoy seguro de que en mi sano juicio nunca la habria mirado. Todo empeoró desde que ayer estuve en su casa.

- ¡pareces m****a! - dijo Donato, mi primo acercándose a donde estoy sentado con un vaso de bebida en la mano

  - gracias, primo, hacía bastante que no escuchaba un elogio tan lindo - respondí con el tono más sarcástico que saque de mi repertorio, lo mire. De nuevo me sorprendió el parecido entre nosotros, cualquiera podría confundirnos con facilidad, a pesar de que él es un par de años mayor que yo. Es tan asombroso que hasta para mí a veces es incómodo. Pero también es algo normal. Teniendo en cuenta que su padre y el mío son gemelos.

 - lo siento, pero no nací para agradarte, sino para decirte la verdad en esa cara tan fea que tienes - me reí

  - aún no entiendo por qué te empeñas en decir que mi cara es fea, ¿no te das cuenta de que mi cara y la tuya prácticamente iguales?

  - eso es solo en teoría, soy mucho más lindo que tú, esa cara tan seria te hace parecer horrible amigo, entérate - siempre me repite lo mismo, y mi reacción siempre es la misma, sonreír ante tal estupidez

  - está bien, como quieras.

 - ¿es la tarea lo que te tiene así? - sé que con él puedo hablar con confianza

  - en parte, es que me tope con una complicación que no esperaba, y por lo tanto, ahora no sé cómo lidiar con ella.

 - ¿puedo saber que complicación es esa?

  - es la chica Donato - me gire para quedar de frente a él

  - ¿la chica? - pregunto sin comprender

  - así es, no es una mujer que me guste, ni tan siquiera la había mirado cuando me pasaba por al lado en la escuela hasta que mi padre me asigno la tarea de la compañía Crawford

  - ¿entonces cuál es el problema? - esa pregunta en vez de ayudarme a aclarar mis ideas, me confundió más. Ni yo mismo sé cuál es el problema, como le explico a alguien más. 

  - no lo sé Donato, es algo muy complicado, pero cuando la beso, me da una sensación tan extraña. Que simplemente quiero seguirlo haciendo, como un maldito drogadicto - golpee el fondo del vaso contra el reposabrazos de mi asiento

  - ¿pero qué es lo que sientes? - lo mire con incredulidad

  - ¿eres imbécil? ¿No me escuchas cuando digo que no lo sé? - sé que estoy descargando mi frustración con él, pero es que las preguntas que me hace, me las repito yo mismo una y otra vez sin obtener ninguna respuesta viable - creo que voy a salir a tomar aire, va a ser lo mejor. Aquí no voy a encontrar ninguna respuesta.

 - sí, creo que va a ser lo mejor. Odio tu agresividad - Eso es verdad, él lo odia todo, y a pesar de que por su rango en la familia, estoy seguro de que ha hecho más de tres o cuatro trabajos donde no todos han salido vivos, es una persona muy tranquila, a la que jamás vi levantar la voz, ni ponerse agresivo con nadie. Aun así hay bastantes miembros de la familia que le temen como al mismísimo demonio.

Salí de casa dejando a mi primo sentado donde estaba yo antes, con mi mismo vaso en la mano, acabando de vaciarlo. Tiene costumbres muy raras; me subí en mi moto y deambulé como loco por más de una hora, para acabar frente a casa de Melina

  - lo que digo, parezco un maldito drogadicto - me recrimine, pero ya que estoy aquí no pienso perder el viaje. Entre en su porche y toque a la puerta, me salió su tía. Como la vez anterior, se ve que tiene mucho tiempo libre, además de arreglarse como si fuera a salir a cada instante, en realidad parece un anuncio de televisión. Llega incluso a ser bastante ridícula, además de eso, e inmiscuirse en ka vida de los demás, cosa que estoy seguro de que hace, no creo que haga mucho más. 

  - hola, Luca - ella toda amable y yo pesando que odio mirarla, mi personalidad es horrible, pero es lo que hay

  - hola señora Crawford - la salude

  - creo que ya hablamos de esto, mi nombre es Nora - uso su tono de flirteo conmigo, sabe que Melina y yo tenemos algo, me asegure de besarla delante de ella para que le quedara claro, lo que me asegura más que es una resbalosa

  - lo siento Nora - dije forzando una sonrisa - es que mi padre es muy estricto sobre como se deben tratar a los mayores - su risa murió ante mi mención de su edad.

 - es bueno que tu padre te eduque tan bien, pero puedes hacer la excepción conmigo - me dijo guiñándome un ojo cuando se recuperó de su sorpresa inicial, ahí me di cuenta de que no tiene límites, tendría que tener cuidado con ella, pero tampoco puedo ser tan agresivo, no quiero problemas con esta gente, necesito estar dentro de la casa si quiero conseguir algo.

 - esta bien, si así lo quiere - claudique - ¿Lina se encuentra? - le pregunte, una porque no quiero pasar ni un segundo más con ella, y dos, vine a ver a Melina y no a Nora

  - ¿Lina? - parecía sorprendida por como llame a su sobrina, cosa que me llamo la atención. Es claramente el diminutivo de su nombre - ¿Melina te deja decirle así? - me preguntó

  - si, ¿por qué?

  - ella odia que le digan así, desde pequeña no permite que nadie le diga de ese modo. Al parecer le gustas bastante como para ignorarlo - se quitó del medio de la puerta y me dejo pasar - está en su habitación, ya sabes el camino. 

No me hice de rogar, entre y subí lasescalera casi corriendo, las palabras de Nora no dejaban de darme vueltas en la cabeza, alomejor de verdad soy importante para ella, eso me creo cargos de conciencia. Cosa que desapareció cuando abrí la puerta de su cuarto y la ci, estaba acostada sobre la cama, con los auriculares puestos y los ojos cerrados, había un libro sobre su pecho. La comprensión de que ella se estaba haciendo también importante para mi golpeo mi pecho como una roca.

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