capítulo 3 Melina

Capítulo 3

Llevo todo el día esperando que llegue esta hora, las cinco de la tarde. Luca debe estar al llegar porque quedamos a esta hora, estoy desesperada por verlo, porque desde anoche estoy muy confundida. No sé si me beso para lucirse delante de sus amigos, en definitivas cuentas, es alto, lindo. Pero sigue siendo un niño de dieciocho años. O si de verdad esta e

Interesado en mi, cosa que dudo ciertamente, como yo lo veo, los chicos como él, no miran a las chicas como yo.

 - Melina, te busca un chico - me avisó Nora - y yo que tú me apuraba, un hombre como ese no se hace esperar - me molesto que se refiriera a Luca como a un hombre. Aunque es lo que es, si ella lo ve de ese modo, está en peligro de caer en las redes de Nora Crawford.

 - gracias tía - si es que a una mujer como ella se le puede llamar tía, salió de mi habitación y yo la seguí, no quiero que Luca este a solas con ella. Cuando llegue a la sala, el estaba sentado de espaldas a mí, me acerque un poco más y pude ver que tenía su pie apoyado en su rodilla, en una pose muy masculina.

 - hola, Luca - se puso en pie

  - hola Melina. Siento si llegue un poco tarde - se disculpó

  - no, tranquilo, te demoraste solamente un par de minutos, eso lo podemos recuperar, sígueme - cuando me di la vuelta para regresar a mi habitación, es donde planeo estudiar con él; choque con Nora - ¿aun estás aquí? 

  - sí, es que estoy mirando a tu amigo - esto es el colmo del descaro - Luca ¿no? - Luca le asintió

  - así es señora Crawford - respondió el de forma muy respetuosa

  - yo no soy la señora Crawford, esa es la madre de Melina, yo soy Nora - extendió su mano a Luca y el me miro sin saber qué hacer, asentí y el estrecho su mano, aunque se mantenía muy receloso.

 - bueno tía, si nos permites vamos a estudiar

  - ¿a estudiar? Si claro - dijo con incredulidad mientras se adentraba en el interior de la casa, le hice un gesto a el para que me siguiera. Entramos en mi habitación y lo miro todo de manera detallada, el lugar es muy común, nada de cortinas rosas ni de retratos de cantantes con poca ropa. No soy ese tipo de personas, cortinas blancas y negras, fotos familiares. Ese es mi estilo, me senté en la cama y le hice una señal para que tomara la silla que hay en el escritorio, así lo hizo, se sentó en la silla y la arrastro hasta delante de mí.

 - tu tía es alguien muy peculiar - fue su primer comentario, tengo que reconocer que Nora es una resbalosa, pero también es una mujer muy hermosa, nuestras raíces inglesas son visibles tanto en ella como en mí. Pero ella es mucho más bella porque tiene el lelo negro como la noche y la piel muy blanca

  - y muy bella - me miró fijo

  - realmente no lo note, tenía la vista fina en otro sitio. En el sitio que me interesa en realidad, se puso en pie, e hizo lo mismo conmigo, tirando de mis hombros hacia arriba, me apretó en un abrazo y me besó, es la tercera vez que ella me besa, y también mi primer beso.

Hoy a diferencia de ayer, no estamos rodeados de gente, ni hay vitoreo, eso hace que me sienta más confundida; anoche pensé que lo estaba haciendo para jugar conmigo frente a sus amigos, así que ahora no entiendo absolutamente nada. Este beso también duro más que los dos anteriores.  Cuando al final se alejó de mí, o más bien; soltó mi boca, porque se mantuvo pegado a mi cuerpo.

 - Luca, no entiendo nada de esto

  - ¿qué es lo que no entiendes Melina? - el en verdad parece no saber que es lo que me confunde tanto

  - todo esto, hasta ayer ni tan siquiera me hablabas, y ahora tengo que creer que te gusto

  - ¿fue tu primer beso, verdad? - pregunto él en lugar de darme una explicación razonable de lo que está sucediendo.

 - si lo fue - el asintió pensativo

  - me alegró, no quiero que nadie más te bese - toco mis labios - esto es mío melina, no dejes que nadie toque mis cosas porque soy una persona agradable, pero puedo dejar de serlo en cualquier instante.

 - ¿me estás amenazando? - negó

  - no lo hago, a ti simplemente te informo, la amenaza es para el que se atreva a acercarse a ti. A partir de ahora, y hasta que yo lo decida, eres mía Lina - ese diminutivo no me gusta mucho, pero tengo la impresión de que eso a él no le va a importar mucho, así que decírselo es una tontería. 

  - ¿no crees que estás siendo muy posesivo? - pregunte - y más que eso, ¿no crees que deberías preguntar mi opinión al respecto

  - si podría preguntarte, pero si me dices que no estas de acuerdo, debería raptarte, y soy muy joven para tener que lidiar con esas cosas.

 - aun así - hizo un gesto de desinterés con su cabeza

  - si insistes, no tengo problemas, te preguntaré, ¿quieres ser mía? 

  - no - respondí sin pensarlo - no quiero ser de nadie - le dije y fue el quien se quedó pensativo

  - a esto me refería - dijo un momento después - ahora estoy en una disyuntiva, porque no estoy dispuesto a dejarte ir, pero tampoco quiero tener que raptarte, aun. Puede que en un futuro no me importe hacerlo. Así que de momento, vamos a llegar a un arreglo, ¿te parece bien? - se sentó en la silla, y me acomodo en sus piernas.

 - está bien, creo que es bueno llegar a un acuerdo

  - entonces, que te quede claro, que nadie puede tocar tu cuerpo, ni tampoco puedes tocar a nadie que no sea yo - asentí - y muchísimo menos besar a nadie. No quiero que tus labios estén cerca de ningún otro hombre

  - chico - le rectifique

  - para mí, cualquiera del sexo masculino, mayor de quince años, es un hombre. Lo que quiere decir, que no lo quiero cerca de ti.

 - sigo pensando que eres muy posesivo

  - nunca dije que no lo fuera, y ahora vamos a estudiar antes de que se me ocurra algo más interesante por hacer. 

No le pregunte a lo que se estaba refiriendo porque me quedo claro, me puse roja hasta la raiz de mi pelo, y eso que es castaño. Él se rio, claramente divertido con mi reacción tan infantil. Estuvimos las siguientes dos horas estudiando entre besos robados, y algunas conversaciones triviales. 

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