Pt. 2

Perfecto, simplemente perfecto. 

¡Jodidos infiernos! Ahora Warrick no sabía que diablos hacer, pero si tenía una opción, y era dejar al idiota metiche inconsciente en el piso e irse, aquello era lo mejor por hacer, pero estúpidamente era una mal idea, ya que este idiota sabía por obviedad que era. Un humano claramente no. Y lo peor de todo es que no tenía otra opción, pues matarlo no era factible. 

—Jodidos mandatos— Gruñó Kaden aun en cuclillas frente el idiota, ¿Qué se suponía que iba a hacer con él ahora? —¡Mierda!— Y volvió a maldecir ya que era increíble que se topase por primera vez con un idiota al parecer totalmente inocente, en todos los sentidos hablando. Solo debió irse directo a su mansión y matar a uno de sus empleados.

Otra mirada y luego otra, Warrick lo decidió, no podía dejar a este humano irse sabiendo lo que había visto. Sería, uh, muy estúpido de su parte ya que este podría ir difundiéndolo por ahí, aunque podrían verle como un loco, pero Warrick lo sabia, habían humanos retorcidos que creían en todo; Hasta que el mismísimo rey del averno se encontraba entre los humanos. Vamos, la raza humana era ingenua y estúpida, creían en cosas más descabelladas que esas, cosas que relamente no eran ciertas.

Kaden no correría el riesgo, debido a que nadie debía de saber de su identidad porque sería fácilmente encontrado por sus hermanos y devuelto al infierno. Así que ya estaba levantando el cuerpo flácido del piso, sosteniendo al idiota con demasiada facilidad, era tan ligero. Fue en ese momento que al fin pudo ver su rostro, este estaba sucio y con algunos rasguños, pero más allá de ello, Kaden no pudo despegar su mirada de el, el idiota en sus brazos no estaba mal. Tenía una bonita cara. 

Warrick se relamió los labios, tal vez podría tener un poco de diversión en todo esto. No había que aclarar que a él no le importaba absolutamente nada en tener sexo con hombres, ¿verdad? Vamos, era el diablo, los prejuicios de este tipo u otros, no recaían en él, digamos que sería algo sin sentido. Sin más, se lo llevó consigo y por supuesto no escuchó ni una sola palabra de su chofer, al cual despediría luego y mandaría al infierno. Ya saben, dentro de todo, Kaden era justo, y bien, un tipo infiel tenía pase libre hacia el averno. Además sería una situación divertida. A Warrick le gustaba el llanto y el sufrimiento, obviamente. 

El mercedes ya estaba en marcha para cuando el rey del averno reviso al chico, buscando su identificación o algo de información sobre este, ya que no por ser diablo debía de saberlo todo y mucho menos de cada humano, él solo podría saber los malos actos de esos, y podía leerle las mentes cuando quería, entre otras cosas, pero no era un maldito adivino. Que quede claro.

Oh, no encontró nada, el chico siquiera y traía consigo un celular.

El viaje a la mansión principal de Warrick no duro mucho, unos cuarenta minutos. Era de noche por lo que el transito había disminuido bastante, porque por lo general solía tardar un poco más en llegar. Pero como sea, a nadie le importaba el maldito tiempo, lo que ahora importaba era el pensar bien que hacer con el idiota aun inconsciente. Warrick lo volvió a tomar en sus brazos y tuvo muy poco cuidado con él, ya que golpeó su cabeza al sacarlo del mercedes. Solo se escuchó un pequeño quejido.

—Iré a guardar el auto señor, que tenga buena noche—

Pobre de él.

Warrick detuvo a su chofer, —Que otro se encargue de eso, te quiero en mi despacho en cinco minutos— Dicho ello, Kaden fue el primero en ingresar a su mansión, y apenas puso un pie dentro, las mucamas, eran dos, le saludaron muy formalmente, inclinándose y todo. Y claro el diablo no devolvió el saludo, solo siguió su camino hacia su habitación, la cual se encontraba subiendo las escaleras. En el segundo piso.

Una vez en su habitación, Warrick dejó caer al idiota sobre su cama, y bien, lo dejó ahí mientras él se ocupaba de otras cosas. Salió del cuarto solo para meterse a otro, este era su despacho, ahí ya se encontraba su chofer con la cabeza gacha. Era hora de la diversión. 

—Estas despedido— Dijo Kaden, y esperó a alguna reacción, los humanos siempre tenían una, y bien, esta vez no fue la excepción. La cara del tipo se desfiguro a una sorpresa, pero había miedo ahí, como si supiera que algo mucho peor estaba a punto de ocurrir. Que gracioso, así era. Kaden agregó:—¿Tu esposa sabe que la engañas con su hermana? Por supuesto que no lo sabe— Rió, —Y obviamente tampoco sabe que tú fuiste el que robo el dinero de su padre, ¿no es así?—

Este tipo tenía muchos pecados, delitos cometidos a lo largo de su vida, era un candidato perfecto para pasar por la eternidad en el infierno. 

Y a esto nos referimos cuando el soberano del inframundo sabía de los malos actos de los humanos, él solo podía ver aquello, de las buenas acciones se encargaba los de arriba. 

—Yo... no se a que se refiere señor— El chofer se puso nervioso, era tan malo ocultando sus mentiras. ¿Cómo diablos le hizo para que otros le creyeran?

Si, definitivamente los humanos eran seres estúpidos e ingenuos. Volvió a concluir Kaden.

—¿Cómo te gustaría pasar el resto de la eternidad en el infierno?— Kaden solía hacer esta pregunta, ya sea en burla o solo para alargar las cosas, y muy pocos, realmente muy pocos, le respondieron. —Rápido—

Temeroso, el tipo retrocedió, —¿De qué... de qué esta hablando señor?— Estaba listo para huir.

El diablo dio un paso, luego otro y fue entonces cuando su ex chofer salió corriendo, pasando de largo a Kaden. 

—¡Muévete!— 

Kaden se dio la vuelta, habían dos personas en el suelo. Otra vez él, el idiota. Este impidió que su victima saliera corriendo y por ende, arruinó toda la diversión de la persecución. 

—¿Acaso alguien te mando a arruinarme la noche?— Preguntó ya molesto Warrick, acercándose a los dos humanos, su ex chofer se arrastró solo hasta cuando su cuerpo se lo permitió. Este se sintió paralizado de pies a cabeza.

—¿D-donde estoy?— El chico de ojos color miel se refugió a lado de una gran vasija, este nuevamente estaba siendo un espectador. —¿Q-qué esta o-ocurriendo?— Su mirada clavada por un largo instante en el poderoso hombre delante suyo. Recordándolo todo de golpe. Y entonces volvió a suceder.

Un grito y cenizas en el aire.

El chico arrinconado volvió a desmayarse.

Kaden no supo que decir, segundos después estaba maldiciendo nuevamente al jodido niñato sensible. ¿Cuál era su jodido problema?. Repitiendo sus acciones, Kaden volvió a cargar al chico y llevarlo a su habitación, dejándolo otra vez sobre su cama, solo lo soltó sin más. Se le quedó mirando por unos cortos minutos, e intentó matarlo de nuevo, pero al volver a chasquear sus dedos, nada sucedió. Nada le sucedió. Y Kaden sabía que sería imposible que algo le sucediera, ya que el chico estaba limpio, no había pecados o malas acciones, ni la más mínima a lo largo de toda su vida.

¿Qué era este chico? ¿Un ridículo ángel?

Kaden rió en alto, sintiéndose estúpido, muy bien sabía él que a los ángeles no se les permitían estar entre los humanos, en ninguna circunstancia. Estaba completamente prohibidos para ellos, y si alguno desobedecía, sería mandado al infierno, pidiendo sus alas al ser arrancadas de diferentes maneras. Cruel, pero merecido. Kaden disfrutaba de ello, una de las pocas cosas que extrañaba del infierno.

Dando pasos hacía adelante, Kaden estuvo lo suficientemente cerca del chico, y se inclinó, una de sus manos ahueco las majillas levemente rellenas, le sorprendió la sensación del ligero tacto. Era extraño. Siguió examinando al chico mucho más de cerca, la nariz de este era pequeña y levantada, los labios rellenos y de un tono coral, las pestañas eran largas y abultadas del mismo color que sus cejas y cabellos; Castaño casi rubio. 

Entonces los cerrados párpados se abrieron, fue algo lento, y cuando estuvieron abiertos por completo y la mirada se enfocó. Un nuevo grito molesto se escuchó, aunque este fue mucho más duradero.

Kaden no lo soltó hasta determinar el color de sus ojos, eran de un tono miel, pero sabía que estos se aclaraban o escurecían según la luz. Ahora veía un par de pupilas de color miel opaco. Aun así...

—¡Suéltame!— El chico se retorció y todo, pero no logró soltarse, solo le causaba mucho más dolor a sus mejillas. —¡Ahhhh-

Kaden lo acalló metiendo su lengua en la boca contraria, y a aquello ni siquiera podría llamárselo beso. Se lo estaba comiendo, siendo descontrolado y desconcertante. Pero no duro nada, la intensidad le hizo parecer que si. Y de hecho Kaden ya estaba retrocediendo, caminando hacia la puerta mientras llamaba a una de las mucamas, ya que alguien necesitaba limpiar las pocas cenizas del piso. Después de tono no era higiénico.

Cuando la mucama hizo aparición, en menos de un minuto, se encargó de lo ordenado.

Kaden se dio la vuelta, ahora sí, cerrando la puerta detrás suyo, diciendo:—Tenemos que hablar de algunas cosas, pero antes, ¿tu nombre?—

El chico se petrificó, otra vez.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo