Capítulo 8

Seria mentirse a sí misma si negaba que sus palabras intensionales, no le estaban causando un hueco muy profundo en su pecho. De hecho, sentía que su cuerpo entero vibraba mientras el silencio solo la golpeaba vez tras vez.

Pero era todo o nada, y aunque se tratara del mismo príncipe, no iba a permitir que siguiera burlándose de ella en cuanto quisiera.

La silla de Eysan se corrió y seguido al acto, Amin se levantó de golpe con una gran sonrisa en su boca.

—Majestad… ¡esto nos honra increíblemente…!

Kader no sonrió ante el hombre, pero sí aceptó la mano de la chica que ella misma le ofreció.

—No sé si reír de felicidad o de la emoción que no cabe en mi pecho… —su voz sonó más elaborada de lo normal, pero cuando Saravi puso la mano encima de la de su esposo, a Kalil no le dio de otra qu

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