Capítulo 6

Me quejo dentro de mis sabanas, quisiera sentir que los golpes en mi puerta no existen, pero claro que sí, y están que tumban la puerta. Me estiro antes de salir de cama y con mis ojos casi cerrados intento no chocar con nada en mi camino, no dejan de tocar y yo no dejo de decir una y otra vez que ya voy.

Me encargo de quitar el seguro de la puerta y al abrir noto que es mi primo y este entra como alma en pena a casa. Cierro la puerta volteo a verle, luego mi vista cae en el reloj de la mesita y me sorprendo ver qué horas son.

– ¡Las putas siete de la mañana! ¿Qué te pasa Mark? ¿Y tus llaves? –este con mucha furia deja caer una revista en la mesita céntrica y desde mi lugar no logro ver la portada, me encojo de hombros. – ¿Qué pasa? Créeme que no estoy para los horóscopos y necesito ir a trabajar en dos horas, ¿Escuchas? ¡Dos horas!

–Eres tú y los Hunther –como un chasquido de dedos, el sueño se me espanta y corro con prisa a tomar la revista.

– ¿La afortunada y para nada mojigata, Frida Kayenston haciendo de las suyas? ¿Qué demonios?

–Pasa a la página 13, te sorprenderás aun peor –hago lo que Mark me dice no sin antes tomar asiento, no quiero un colapso de mi parte. –Maldita sea Grace Cardini, es una aprovechada de m****a.

Comienzo a leer el chismorreo sobre mí y los Hunther, hay una foto donde era el momento preciso donde Mark se alejó de mí en la pista y al voltear me encontraba con Bahil Hunther, el menor de dicha familia. Los ángulos con que tomo las fotos da mucho que pensar. En otra salgo hablando muy cerquita con Oriel Vanguard Hunther, el mismo jodido ángulo y que no me favorece del todo.

Luego está la foto donde Balián quiso rodear su brazo a mi alrededor, pero que yo evite. Esto no se ve de este modo, solo capto el momento donde iba a lograr su cometido, mucho menos donde yo lo evite, ambos viéndonos, esa desgraciada fotógrafa sí que sabe hacer de las suyas con respecto a las fotografías.

– ¿Tenia rato acechándonos esa noche?

–Su fantasía sexual es los Hunther, y con sexual es como si tomarles fotos y ser amarillista con ellos le causa un jodido orgasmo, ¡Es insoportable! –Mark se deja caer en el sofá y me mira. –Algo me estaba intrigando por este fin de semana, no había publicado nada, hasta el día de hoy, m****a.

– ¿Dónde queda esta revista?

– ¿Qué? ¿Qué piensas hacer?

–Mark, ¿Crees que me quedare con esto? Esa tal Grace Cardini no sabe con quién jodida m****a se ha metido, ¡Me está dejando como una zorra! –me coloco de pie, dejo la revista sobre el sofá. –Iré a darme una ducha, arreglarme y me llevaras hasta el trabajo de esa idiota.

–Hay otra cosa –dice con ese tonito de voz muy bajito, volteo a verle.

– ¡¿Y ahora que sagrado Dios?!

–El señor Bajhor te quiere en su oficina –le miro con sorpresa.

– ¿Y su puto viaje?

– ¡Que se yo! Me ha llamado muy temprano, me despertó a las jodidas cinco de la mañana, informándome de lo ocurrido con esa revista porque además fue subido a la plataforma digital.

– ¡¿Qué?! ¿Internet? Mark, es imposible.

Se me va el aliento por completo y comienzo a hiperventilar con mucha prisa, Mark se apresura y me vuelve a sentar en el sofá. Coloco mi mano en mi pecho, este sube y baja con mucha prisa mis manos tiemblan, Mark corre a mi habitación y vuelve en segundos, coloca el inhalador en mi boca y deja que el spray que me adormece un poco la lengua, me dé un poco de calma.

–Mark, eso no puede estar en la internet, tu, tu sabes Mark…

–Tranquila ¿Si? Buscaremos una solución, respira, respira…

– ¿Dónde debo ir primero?

–Con el señor Bajhor.

– ¿Por qué?

–Es la mejor opción en este momento, créeme.

Acá estoy nuevamente, en el imponente House Hunther, veo ir y venir aún más gente de lo que vi aquel día, muchos tienen su mirada sobre mí, de seguro ya se anda corriendo el chisme de que no soy mojigata y que soy una maldita afortunada. El sonido de mis tacones resuenan por el largo pasillo, hay como especie de tensión en el edificio y yo solo le pido a Mark mentalmente que no suelte mi mano, saber que ese maldito articulo esta en internet me tiene con la cabeza vuelta un caos.

Al final del pasillo cruzamos a la izquierda y allí nos recibe un lobby realmente amplio. Una chica de cabello claro nos recibe, se coloca de pie y señala a un lado, una puerta doble de madera color caoba está allí esperando por nosotros. Observo a la chica, esta me detalla de pie a cabeza, en cuanto su mirar cae en mi rostro le doy una sonrisa de pocos amigos y esta lleva su mirar a otro lado y no en mí.

Mark se encarga de abrir las puertas y entramos, allí me encuentro con una oficina para nada simple. Es extremadamente exagerada en tamaño, no detallo muy bien por que caminamos hasta acercarnos a un escritorio y la silla giratoria nos da la espalda, logro notar un estante lleno de muchos libros, un matero y el olor de este lugar es fresco y muy, muy varonil.

– ¿Señor? –mi primo es quien habla, la silla se va girando lentamente y al dar con el frente, lo veo.

–No sí, ¿El padrino le dicen? –este enarca una ceja al verme, yo me cruzo de brazos. –Hola.

–Mark, déjanos solos –mi primo no dice nada solo asiente y se va, yo quedo solita con papi ojitos bellos. –Frida, toma asiento –señala a un lado, yo lo hago porque la verdad es que no quiero otro colapso de mi parte. –Y bien…

–Eso mismo digo, ¿Y bien? Acá estoy, aunque sé que no tiene nada que ver con el trabajo que me ofreció, estamos aquí por…

–Por el jodido artículo de esa maldita putrefacta revista amarillista de m****a.

–Y el léxico se fue por el caño –digo, este me mira fijo y asiente.

–Frida, en este momento no me apetece realmente tener un maldito léxico cuando siento que la ulcera se me va a reventar del coraje –el tono de su voz es neutral, pero no dejare a un lado el hecho de que es cierto, está muy molesto. –Debes saber que, detesto los reportajes que denigran a mi familia, intento que todo se mantenga a raya y no soporto este tipo de artículos –deja caer la famosa revista sobre el escritorio.

–Y supongo que toda la culpa caerá sobre mí, ¿No? Ya que yo soy la afortunada y nada mojigata Frida Kayenston, agreguémosle un poco más, ¿Oportunista?

–Frida, hable con mis hermanos, me contaron lo ocurrido, les creo, soy una persona que da el derecho de la duda, se de la línea fina de odio entre Balián y Grace, se de la línea fina de retos entre Bahil y Grace, ellos la provocaron y ella se desquito, con usted.

– ¡Que afortunada! ¿No? –este se coloca, de pie, solo por favor, que no se de vuelta, no es momento para ver su culito, no ahora. –Y bien, ¿Qué ocurrirá con ese artículo? Incluso esta en internet y... –este alza su mano y me detiene.

–Estaba en internet.

– ¿Qué? ¿Cómo? –me mira fijo, lo veo sonreír de ladito, madre de Dios, se ve sexy y tan provocador, que pecado. –Pero si hace un momento…

–Y debes saber de la línea fina de guerra entre Grace y yo –me guiña y camina lentamente en mi dirección, lo siento colocarse detrás de mí y mis vellos se erizan. –Incluso todas las revistas en este momento están siendo retiradas de cada anaquel y puesto ambulante. –lo siento inclinarse de pronto, su respiración choca muy cerquita de mi oreja. – ¿Y bien señorita Kayenston? ¿Se pensó si trabajara conmigo? –frunzo el ceño, volteo a verle, quedamos tan cerquita que de pronto quedo sin alma en el cuerpo, esa boquita...

–Dios, pa’ embarrarle saliva... –este enarca una ceja yo niego con prisa y le miro fijo. – ¿A qué viene eso del trabajo? Estamos hablando de otra cosa, ¿No?

–Frida, acabo de salvar tu enorme culo y tu reputación, ¿No crees que merezco una recompensa?

–Desgraciado oportunista –me coloco de pie enseguida, este tiene esa pose imponente, manos en su bolsillo y sonrisa amplia, Dios mío. –Con que era esto, ¿No? Un jodido toma y dame.

–Exacto –se encoge de hombros. –Vi muy oportuno todo esto, ¿Buena jugada no?

Chiteo y paso a su lado no sin antes chocar su hombro muy fuerte, me encamino directamente a la puerta y en cuanto tomo el pomo me quedo allí, muy quieta, con la cabeza en un lio y logro mirarle por encima de mi hombro.

– ¿A qué hora debo estar aquí? –digo sin aliento y llena de mucho coraje.

–Ocho de la mañana señorita Kayenston –está sonriendo, jodida alimaña. –Nos vemos mañana.

–Aja…

Logro salir de la oficina y solo quiero gritar muchas palabras para nada bonitas, camino y mis pisadas son aún más fuertes que las de hace un momento, paso junto a la chica y este vuelve a mirarme, yo le doy mi mirada asesina, esa que no me falla y de inmediato agacha su mirada, yo vuelvo al pasillo, solo me viene un pensar a la mente y que lo suelto sin más…

–Necesito aros de cebolla y mucha, muchísima soda, jodido Bajhor Hunther, te saliste con la tuya.


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