Cap 6: Inoportuno maxi

Ha pasado una semana desde que llegué al orfanato, mis días se basan en el infierno que es estar en este lugar y el Calvario que es la escuela.

después de soportar los maltratos y el bullyn en la segundaria, llego a limpiar los baños de este cuchitril, así que entre la escuela y el trabajo, no me queda mucho tiempo para hacer cosas, aunque no hay mucho que hacer aquí tampoco.

El único tiempo libre y en paz que tengo es en las noches, escribo en mi libreta recuerdos que tengo con mis padres, es una manera de tenerlos conmigo siempre.

Pero también he estado pensando en todo lo que pasó y como pasó.

Apunte algunas cosas en mi libreta.

#1. El día del asesinato de mi madre, horas antes ella estuvo muy nerviosa durante el desayuno, dijo que sólo eran nervios por qué tendría un día duro.

Luego para estar más tranquila le pregunté a papá, el dijo que ella interrogaría al posible sospechoso en un secuestro y era la única pista para que tenían. Pero eso no me terminaba de cerrar.

#3.¿ Como es que la persona que asesinó a mi madre entro a la casa?

Para entrar se necesita un código, los vecinos dijeron que no escucharon ninguna alarma o ruidos.

La única explicación que hay es que la persona tenía acceso, entonces podía ser alguien cercano, algún conocido de mis padres. No tenemos más familia, o eso me habían dicho mis padres.

En esto también entraba el tema de que justamente ese día el personal tenía libre.

#3. ¿realmente mi padre desapareció aquella mañana?

Después del funeral estuve tan sumida en mi dolor que no me di cuenta que la última vez que vi a mi padre fue cuando peleamos por lo del funeral, luego su mensaje. Ese día llegué a casa y subí a mi balcón, nunca lo vi, ni escuché. Días después ya me sentía mejor para hablar y fue entonces cuando llame a su puerta.

Esa duda había invadido mi mente, por qué sin duda alguna existía la posibilidad de que mi padre había desaparecido mucho antes. También por qué no entraba en mi cabeza que mi padre me dejó todo el peso de los sucedido, y que solo envió un mensaje para decir que no asistiría al funeral, el es mucho más que eso, algo pasó.

Mi padre siempre ha sido perfecto, me leía cuentos, jugábamos a la casita del Té, siempre me llevaba con él a donde fuera, me hacía reír y en los momentos tristes me hacía sentir mejor, preparábamos galletas, juntos en su tiempo libre, jugábamos a guerra de almohadas con mamá. Estoy segura de que no quiso hacerlo.

Me siento culpable, tal vez si hubiera llamado a su puerta antes.

—Suspiré,— ¿por qué ustedes? mis ojos aguados, queriendo llorar hasta secarse, pero no quiero que los demás sepan lo devastada que estoy, no puedo mostrarme débil.

Ahora solo tengo que empezar a idear mi plan.

...

Durante el almuerzo estuve observando a todos los chicos, decidí que quiero hacer amigos, socializar con personas y saber más sobre este lugar.

Me fijé en una mesa donde se encontraban cuatro chicos, me llamó la tensión que fueran los únicos que tenían una mesa.

Me acerqué y cuando llegué al lugar, nadie volteo a ver hasta que uno de ellos alzó su cabeza y con un movimiento en forma de saludo dijo, —Soy tayker.—le sonreí. —miró a los demás y los presentó como

Trend; el chico sentado a su derecha, Maxi al frente y por último, bunmer a su izquierda.

Sin necesidad de saber mucho sobre estos chicos, puedes darte cuenta que taiker es el líder del grupo.

Es lindo, cabello castaño claro, ojos color miel, piel blanca, es interesante, tiene una mirada profunda, una sonrisa pícara, le gustan los juegos y los desafíos. Esto lo deduje por la forma juguetona con la que me miraba.

Trend es el chico divertido, delgado, cabello negro, piel opaca, ojos claros, ocurrente, un tanto lanzado y loco. Este al sentarme a su lado me empezó a sonreír.

Maxi, piel morena, cabello castaño, ojos marrones, ríe por todo, le encantan los chicles, odia el humo del cigarrillo y le gusta contemplar el cielo al igual que a mí.

Bunmer es blanco, ojos marrones, cabello oscuro, muy alto, es callado, misterioso, serio, no ríe, no habla, le gustan la crema de maní y el ajedrez.

No soy adivina, pero si se me da muy bien leer a las personas, y todos tienen algo que los hace fácil de describir.

—Por qué estás aquí?,—preguntó taiker mirándome fijamente.

Se refería a el por qué vine al orfanato.

—Larga historia—respondí.

—Ya sé, perdiste a tus padres?, es lo más común aquí, —dijo trend con una pizca de diversión.

—Si ese fuera el caso, ¿qué demonios te causa risa?, —respondí seca.

Como algo así le puede divertir.

—Trend, —dijo taiker fulminándolo con la mirada. Éste hizo silencio y se dedicó a comer su almuerzo.

—Si no quieres decirnos está bien, no pasa nada henelle. ¿Ese es tu nombre no? —habló taiker.

—Asentía con la cabeza.

Recordé que no me presenté, solo fingí una sonrisa, y pues ellos tampoco preguntaron mi nombre.

¿Es por qué ya lo sabían?

Obvio sí

— ¿Y tú? ¿Por qué estás en este lugar?—pregunté curiosa.

—Mis padres no tenían suficiente dinero para mantenerme, así que me trajeron aquí, bueno eso es lo que me ha dicho el director.

Estoces taiker conoce al director, interesante, considerando que jamás se le ve la cara por estos lados.

—Lo siento—respondí.

—Tranquila, ya me he acostumbrado a estar solo. —dijo con picarda.

Conversamos por un rato, hablamos de nuestras vidas antes de llegar aquí, pero realmente ellos nunca tuvieron una vida fuera de este orfanato, todos llegaron cuando estaban muy pequeños.

Taiker, maxi y trend, tenían dos años y bunmer uno.

Así que todos sus recuerdos de la infancia estaban aquí.

Durante la plática bunmer nunca habló, no emitió ni un sonido, solo se centró en escuchar. Su mirada era neutral, indescifrable e intimidante.

También me di cuenta de que todos los ojos estaban sobre mí, me pregunté el por qué.

Mientras conversábamos de cualquier banalidad las horas pasaron y había llegado el momento de volver a las habitaciones, me despedí de los chicos y me encaminé a la fila donde se encontraban mis quince compañeras de cuarto, sí, yo era la dieciséis.

Eran las 2:30 pm y era hora de una siesta, la verdad si me hacía falta descansar mi cuerpecito.

Ya acostada, antes de cerrar mis ojos, pensé en mis padres y me quedé dormida con el recuerdo de ellos en mi mente.

—Wao eres la princesa más hermosa de todo el mundo, — dijo mi padre al verme con mi vestido de cenicienta.

Me cargó hasta el auto asiéndome cosquillas, yo no paraba de reír y mi madre tampoco, estábamos muy felices.

Nos dirigíamos a la escuela, era carnaval y habría una fiesta de disfraces.

Mis padres también iban disfrazados, mi padre era el lobo y mi madre Caperucita roja, se veían tan lindos.

De pronto la imagen de mi familia feliz se me hizo borrosa, yo iba de la mano de mis padres, sentí que ambos tiraron de mis muñecas y después ya no estaban.

Desperté sudando, con la respiración agitada, —gemí asustada, con la esperanza de que realmente solo fuera un sueño, pero no, era la vida real, ellos ya no estaban.

Era la primera vez que soñaba con ellos después de lo ocurrido, estaba siendo más difícil de lo que creí, pensé que si tal vez dejo de pensar en ellos todo sería más llevadero.

Extrañarlos era poco, y el miedo de no volver a mi padre era agobiante, vivía en zozobra esperando noticias de su paradero.

Cada día mi odio se hacía más grande, estaba llegando al límite, ya no me importaba nada mas que hacer justicia.

Me levanté de la cama y me encaminé hacía el baño, mientras me cepillaba los dientes de reojo podía ver mi reflejo en el espejo, tenía enormes ojeras, después de todo no me dormía temprano y eso me hacía ver más cansada.

Después de saciarme, decidí ir a caminar por los alrededores del orfanato, no consocia mucho de este lugar.

...

Se me ocurrió subir al segundo piso, nadie iba allí y eso me llamaba la atención.

Subí de puntillas para no hacer ruido, al final de las escaleras se veía un largo pasillo, avance por ahí un poco asustada.

Casi terminando el pasillo había otro cruzando a la izquierda, pero este era más corto, bajé dos pequeños escalones y me encontré con un espacio amplio, estaba vacío pero había una puerta del lado derecho, me acerqué y cuando estaba a punto de girar la manija , oí unos pasos.

—Hennelle, —alguien pronunció mi nombre.

Me giré sobre mis pies para enfrentar a la persona detrás de mí, y ahí estaba maxi, traía unos sacos de lo que parecía ser cemento.

—Maxi, dije poniéndome la mano en el pecho tratando de controlar mi respiración agitada.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó.

—Creo que me perdí. —dije.

—No deberías de estar aquí, es un despacio en remodelación y es peligroso.

—Oh si, ya me iba, nos vemos. —dije y me fui.

Rayos, quería averiguar lo que había detrás de esa puerta.

Inoportuno maxi.

En camino a la habitación me encontré a laura.

—Hennelle, ¿dónde te habías metido?

—En ningún lado, — respondí fingiendo una sonrisa.

—Vamos, tenemos que hablar.

Nos dirigimos a la habitación, al llegar las dos entramos, laura se sentó a un lado de mi cama y yo hice los mismo.

— ¿De qué quieres hablar querida?, —dije en broma.

—Laura levantó una ceja, ¿querida? —refutó.

— ¿No puedo llamarte querida? —proteste.

—No, yo te llamaré querida, ¿estamos?

—Asentí con fastidio.

No veía a laura desde el día de mi escape, y me aburrían mucho sus pláticas de " debes de portarte bien, y, sé que no es fácil".

Apreciaba sus buenas intenciones, pero no necesito su lastima.

— ¿Cómo estás? —preguntó laura.

—Bien, —me limité a responder.

—Es sábado, sé que no hay nada que hacer aquí y pensé que después de aquel día sería bueno que platicáramos un poco.

Y aquí vamos

—Estoy bien laura, no debes de preocuparte tanto por mí.

—Ese es mi trabajo hennelle.

—Y de verdad lo haces bien, pero no hay nada que hacer.

Solo quería estar sola.

—Discúlpame si hice o dije algo malo, pero tendrás que acostumbrarte a que venga aquí y quiera saber cómo estas. Deja de actuar como una niña, y escúchame.

Laura suspiró y me miró fijamente.

—Necesito que me digas la verdad, que seas sincera, me han dicho que pasas todas las madrugadas en vela, dime que ocurre.

— ¿Entonces esa es la razón por la que has venido?

—No me respondas con otra pregunta, dime que pasa.

—No es nada, es difícil poder dormir, ya sabes, por todo.

—Necesitas dormir bien, ya sé que no es fácil perder a alguien que amas, pero te estás haciendo daño.

Es cierto, todos estos día he estado despierta pensando una y otra vez en todo, y hoy decidí escribirlo en mi libreta como un comienzo para poder empezar a estructurar mi idea sobre el plan.

La muerte de mi madre, había pasado a un segundo plano por decirlo de alguna forma, la tristeza que sentía por su muerte la reflejaba en esas incógnitas que habían en mi cabeza y que luchaba por resolver, tal vez en esas notas que escribía, esos pequeños detalles de aquellos recuerdos me podrían ayudar a entender aunque sea poco.

No dije nada, laura tenía razón pero no haría caso de todos modos, solo hice silencio, un silencio que hacía parecer que yo lo entendía y dejé que ella hablara con tanto le gustaba hacerlo.

—Quiero que descanses. — Dijo mirándome con comprensión.

—Está bien,—respondí.

Laura se despidió dándome un abrazo, la vi salir de la habitación, estuve unos minutos recostada en el espaldar de mi cama y luego bajé a cenar.

Ya en el patio me dediqué a evaluar mi entorno, y me permití detallar un poco más mí alrededor, parecía un patio de escuela, todos se dividían en grupos por edad, todas las chicas y chicos de la misma edad se reunían en diferentes grupos para desayunar, almorzar y cenar.

Muchos chicos aquí tienen problemas que se deben al abandono o a la perdida que tuvieron, todos aquí tienen una historia trágica.

Todo parecía normal, pero mientras más prestaba atención más preguntas resultaban, pues mantenerse con los chicos de tu edad era una norma en este lugar, y entonces, yo porque no resivia un regalo por sentarme con “los cuatro”

...

Hice algunas investigaciones, fui por allí haciéndoles preguntas a otros chicos y chicas sobre éste cuarteto.

Al parecer los cuatro fueron los primeros en pisar este lugar.

Primero taiker, luego bunmer y seguido de él trend y maxi, que en realidad se llama Maximiliano.

Se puede decir que son los jefes de este lugar, por esa razón todos me miraban, nadie les habla sin antes pedir permiso y que este sea concedido.

Analizando un poco la situación, creo que puedo hacer cosas que los otros chicos no, porque mis padres tienen algún tipo de relación con el director. ¿Y en cuanto a los chicos? supongo que me dejaron sentarme en su mesa porque soy nueva, como iba a saber eso de que son como los líderes o algo así.

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