Bienvenida

- Hola, Bri, no te imaginas las ganas que tenía de verte.

La mujer me miró de arriba a abajo, poniendo especial énfasis en mi cara, y después de escrutarse durante un par de minutos, se colocó las manos en las caderas, y me habló con toda sinceridad.

- He de decirte la verdad, no tengo ni idea de quien eres.

- Tranquila, es normal que no sepas quien soy. Soy Idris, me envía Alana.

Me cuesta pronunciar su nombre, y busco la mejor forma de decir que nos conocemos, sin decirle que es mi madre, porque a estas horas, ya soy vagamente consciente de que ni es mi madre, ni yo soy la misma inocente de hace unos días.

- Pasa, tenemos habitaciones libres, y aunque no las tuviéramos, para los amigos de Alana siempre hay un hueco.

Brizna me lleva hasta una habitación con chimenea de leña, y el hecho de que esté encendida me reconforta, porque estoy helada después de pasar el día en el bosque. Me fijo en que no hay cama, ni mesita, ni nada de lo que habitualmente contiene un dormitorio, y me giro hacia la mujer.

- Creía que me llevabas a mi cuarto, tal vez no me haya expresado adecuadamente, estoy tan cansada que quizá no te haya dicho que necesito hospedarme aquí, al menos por esta noche.

- Si que te he entendido, pero aparte de cansada, pareces hambrienta, y no me gustaría que te durmieras con el estómago rugiendo por el hambre. Voy a ver qu queda en la cocina, y mientras vuelvo, tal vez quieras darte una ducha. Al fondo hay una puerta que conduce a mi cuarto de baño, no te preocupes, una de las chicas de la posada vendrá a traerte algo de ropa limpia.

Me dirijo hacia el cuarto de baño, me desnudo lentamente, intentado estirar todos mis músculos, y cuando al fin estoy bajo el cálido chorro de la ducha, me relajo totalmente, dejando que todo lo malo que hoy a sucedido se vaya de mi mente.

No estoy dentro de la ducha más de quince minutos, pero en cuanto salgo, descubro que alguien ha colgado de la puerta varias perchas, y ha colocado varios pares de zapatos justo debajo. Elijo una sudadera amarilla, que me queda enorme, y la combino con un pantalón deportivo de color gris oscuro. En cuanto al calzado, me conformo con ponerme unas cálidas zapatillas de felpa, que me servirán hasta que pueda limpiar un poco mis zapatillas deportivas, que se han ennegrecido en el bosque.

Antes de que me haya dado tiempo a terminar de cepillarme el cabello, Briana aparece en la sala cargada con una humeante bandeja que hace que mi estómago gruña, indicándome que no he ingerido nada en todo el día.

- Parece que tienes hambre, Idris, siéntate en esa mesa, por favor, colocaré ahí la comida.

Yo me siento en la rústica mesa de madera que me señala, y en cuanto destapa la bandeja mis papilas gustativas comienzan a salivar. De primero hay una sopa espesa, de color blanco, que huele a setas, con una buena rebanada de pan casero. Y de segundo, un estofado que huele de maravilla. Me obligo a mostrar educación y modales de señorita mientras cojo cucharadas pequeñas de la sopa, y las introduzco en mi boca.

- Gracias por la cena, no me había dado cuenta de lo hambrienta que estaba.

- Idris, explícame como has llegado hasta aquí, Alana siempre que viene me escribe previamente, pero hoy no me ha dicho nada.

- Es que todo se ha precipitado, he tenido que irme de la casa de la manada, y mi madre ha sugerido que viniera aquí.

- Así que Alana es tu madre, ¿eh? No sé como no lo he pensado antes, tenéis el mismo cabello, y los mismos ojos.

- Si, si que lo es.

Respondo yo dubitativa, porque sé que no debo desvelar la verdad, pero tampoco me siento cómoda diciendo una mentira como esa.

- ¿Has tenido que huir? No tengo claro si es seguro que te alojes aquí, a plena vista de todos, ¿te estarán buscando?

- Tal vez haya dado la impresión equivocada, no me buscan por ninguna clase de delito, yo he abandonado libremente mi manada, pero lo he hecho sin comunicarlo, y supongo que habrá guardias buscándome en los próximos días.

-Pero no entiendo porqué iban a venir en tu búsqueda si te has ido voluntariamente, ¿acaso tenéis prohibido salir de la casa de la manada sin permiso?

- Sé que vendrán a buscarme porque yo era la prometida del Alfa.

Brianna se tapa la boca con sus manos, puedo ver en su expresión que está preocupada, y entiendo sus razones, cuando una mujer se promete con el Alfa, es muy raro que rompa su vínculo.

- Tranquila, de verdad, el alfa es un hombre justo y sé que lo único que quiere es mi bien por eso estoy segura de que mandará guardias en mi búsqueda.

- Necesito que me expliques como has roto un compromiso con el Alfa de tu manada, conozco a pocas mujeres capaces de hacer algo así.

Me río amargamente, porque sé que Briana está diciendo algo cierto, pero tampoco me siento preparada para desvelarle todo lo que ha ocurrido, así que me limito a elaborar una respuesta simple para ella.

- Él no me quería, y supe que se veía obligado a aparearse conmigo, por ese motivo me he ido, y lo he liberado de semejante compromiso.

- ¿Y qué vas a hacer ahora?

- Me dirijo hacia el norte, tengo parientes allí, y creo que con ellos podría estar bien.

- El norte es peligroso, Idris, no son como nosotros, te lo aseguro, y si es la primera vez que vas, lo notarás mucho más que los viajeros que vienen de allí. Para empezar, el color de tu pelo se considera una amenaza por allí.

- Lo sé, pero realmente necesito ir.

- En ese caso, te ayudaré a preparar el viaje, y te marcaré senderos que puedan indicarte como llegar de la forma más segura posible, porque el bosque que conduce hasta el norte está lleno de solitarios.

Yo me encojo de miedo, tiemblo un poco con el recuerdo del lobo con el que me he cruzado justo antes de entrar aquí, pero prefiero no decir nada sobre ello a Briana, ya que me preocupa su reacción.

- ¿Por qué hay tantos solitarios últimamente? Antes eran casos aislados, pero cada vez hay más gente que dice haberse topado con ellos en el camino.

- La mayoría son forajidos, han escapado de la cárcel, o han sido desterrados por sus propias manadas. Otros tantos, bueno, son simplemente lobos que se han quedado sin manada por el imparable avance humano.

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