CAP. 1   “Conociéndome.”

(enero 27, 2017 Jacksonville, Carolina del Norte)

(Victoria Ángel Ivanna Jhons)

            Hoy es mi cumpleaños y como siempre lo festejare con mis seres queridos, pero hoy por primera vez en mucho tiempo, él no estará aquí como un amigo, sino como mi prometido oficial. Al fin se decidió dar a conocer nuestra relación oficialmente, aun cuando todos los que nos conocen saben de ella, y muchos más gracias a la abuela Adele, que lo anuncio hace un tiempo; también se ha decidido a dar el gran paso.

            Mi nombre oficial es Victoria Ángel Ivanna Luna Azul Jhons Worthington Astor Roosevelt James, aunque todos me llaman Ángel Jhons, nunca me he considerado bonita, a pesar de que él siempre me dice que soy hermosa, con mi cabello castaño y mis ojos grises, soy como cualquier otra chica, nada llamativa; y con un metro y sesenta y dos centímetros de estatura no me puedo considerar alta, así que no llamo mucho la atención; al menos no físicamente pues soy de lo más ordinaria o al menos eso pienso yo;  ya que con un coeficiente intelectual de dos cientos cuarenta y dos, y una memoria fotográfica o eidética, siempre he estado en el punto de mira de todos, algunos para intentar humillarme o simplemente usarme por mi inteligencia, para que les ayudara con sus tareas o a levantar sus calificaciones. Me he esforzado por ser como cualquier chica de mi edad a pesar de mi inteligencia, pero obviamente me ha sido difícil, porque no es fácil hacer amigos cuando en pocos meses terminas el año escolar y avanzas al siguiente; pero no es ahí donde están mis problemas, sino en el hecho de ser la hija sándwich en una familia de Marines.

            A mis recién cumplidos dieciocho años, lo que más deseo es libertad, pues con un padre Mayor de los Seals en el cuerpo de Marines, con un hermano mayor con grado de Teniente y uno menor con grado de Capitán, recién graduado de la academia de West Point, ambos de los Seals del cuerpo de Marines; eso sin contar con mi abuelo quien es un Coronel retirado del cuerpo de Marines y mi madre con el grado de Capitán, quien es analista de inteligencia, todos empeñados en protegerme y cuidarme, como si fuera una delicada muñequita de porcelana, es lógico que me sienta ahogada, la única que me entiende y me apoya es mi abuela, una dama mayor, que gusta del teatro y el ballet. Gustos que yo también adquirí, al aprender a apreciarlos acompañando a mi abuela tanto al teatro como al ballet.

 Si bien ella es una dama educada a la antigua, de las que no gritan ni pelean, pero de las que saben imponerse; ella y mi abuelo nunca me han negado nada y son quienes más me han apoyado, dejándome hacer casi siempre lo que quiero o deseo; como cuando me empeñe en ir a la academia de pilotos, o cuando me uní al cuerpo de rescate urbano como piloto y paramédico, tras hacer el curso de rescate urbano y paramédico casi al mismo tiempo que aprendía a volar helicópteros y jets como piloto privado y comercial. 

            Pero como es normal en un hogar donde la mayoría son hombres, y más cuando pasaba más tiempo con mi abuelo que con mi padre, aprendí a apreciar y a amar los deportes y no había nada que yo no intentara o practicara, más si era de mi gusto. Y ya que siempre fui la princesita de mis abuelos, solo debía pedir ir a un campamento para que me enviaran, en ellos aprendí muchas cosas; como arquería, pesca con arco y flecha, en las chicas exploradoras, aprendí a seguir rastros y huellas, a seguir y leer mapas, y a guiarme por las estrellas, claro que me aburrí y las deje.

Ellos nunca se negaron a enviarme a los campamentos de verano con o sin el permiso de mis padres, que como militares nunca estaban en casa, así que mis hermanos y yo fuimos criados por mis abuelos y obviamente yo era la consentida de mi abuelo tras su retiro; y fue por eso que él era mi cómplice en muchas de mis actividades. Recuerdo haberle ganado más de diez veces cuando se atrevía a apostar en mi contra, hasta que aprendió a escucharme y no llevarme la contraria. Pues siempre que apostaba contra mí, perdía.

            Ahora siendo campeona de natación, y de equitación, piloto comercial de jets, así como siendo piloto de helicópteros, siendo deportista semi profesional, con una carrera como rescatista y paramédico; así como el tener títulos universitarios en ingeniería Mecánica y electrónica, historia del arte y lenguas; ciencias políticas, derecho y comercio internacional, me resistía a que mi padre me convenza de entrar al servicio en el cuerpo de Marines, pues según él para eso fui entrenada.

Y tras otra tensa discusión con mi padre sobre el tema; me pongo a recordar mi infancia, cuando todo comenzó y mi vida cambio.

(septiembre 19, 2004 Jacksonville, Carolina del Norte)

(Victoria Ángel Ivanna Jhons)

            Tendría solo cinco años la primera vez que intervine en una pelea, lo recuerdo bien, era un domingo apacible y había ido al club a nadar con mi hermano y como quería subir al tobogán, mi hermano se adelantó para separarnos lugar, por lo que me dirigí hacia él cuando James me hizo señas para que me acercara; pero como nunca faltan los problemas, ese día no podía ser la excepción.

-Eres una mocosa odiosa, no tendrías por qué estar aquí, si no fuera porque tu papá es capitán, no podrías estar aquí. – me decía Tobías, un chico de al menos el doble de mi edad y tamaño.

-lo que pasa es que eres un tonto, y lo que no te gusta es que a mí me conozcan y a ti no, eso pasa por no ser obediente, te haces odiar. – le respondo

-Ángel vente, ya vamos a subir apúrate. – me llamo mi hermano James, quien no se había dado cuenta de que estaba discutiendo con Tobías, hijo de otro de los miembros del comando de Seals de mi padre.

-hazte a un lado Tobías, déjame pasar o te vas a arrepentir. – le advertí

-qué harás? ¿Me vas a pegar? – pregunto Tobías empujándome y no dejándome pasar para ir con mi hermano.

-puede que ella no Tobías, pero yo sí! -  intervino en ese momento mi hermano James.

-Tenías que venir a rescatar a esta mocosa, ella no tiene por qué subir al tobogán, no es para enanas como ella, para eso está el chapoteadero, el tobogán y esta alberca es para los chicos mayores. – le responde Tobías

-te apuesto a que nado mejor que tú, bocón y no necesito que mi hermano me defienda, te lo aseguro. – le respondí rápidamente.

-cállate, Ángel, no los provoques más, quieres o no subir al tobogán, estoy cansado de estarte defendiendo. – me regaño mi hermano.

-pues no me defiendas, yo no comencé el pleito, fue el bocazas de Tobías, que cada que me ve me fastidia, y yo no me voy a dejar de un tarado como él. – le respondí molesta, tratando de pasar para ir al tobogán, cuando Tobías me sujeto del brazo y jalándome me tiró al suelo, diciendo

-te dije que no subirás al tobogán. –

-AHYYY, tarado porque me tiras.– reclame desde el suelo, dándole una patada en la espinilla.

            Tobías iba a responderme cuando intervino mi hermano James sujetándolo.

-Hey a mi hermana no la maltratas, es una niña. - y tras esto vi como ambos se trenzaron a golpes; pero al ver que eran tres contra mi hermano James, pues a Tobías se habían unido dos de sus amigos, me avente sobre Tobías, sujetándolo por detrás.

-a mi hermano no le pegas. – grite segundos antes de morderle la oreja, no sin que antes Tobías lograra darle un golpe a mi hermano en el ojo.

            Cuando llegaron los encargados del club deportivo a separarnos vieron entre risas que a pesar de ser una pelea desigual, pues yo solo tenía cinco años y mi hermano James tenía nueve; estábamos peleando con tres chicos más grandes pues mientras que Tobías tenía once años y Louis y Max tenían diez cada uno, veían que yo no dejaba de dar golpes, patadas y mordidas; mientras que James se defendía un poco mejor, por lo que tras separarnos a todos, parando la pelea, llamaron a nuestros padres; cuando estos llegaron les informaron lo sucedido por separado claro esta y también les enseñaron  el video de seguridad, en donde se podía ver claramente todo el incidente.

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