CAPÍTULO 7 – Recuperando el tiempo perdido.

Acababa de salir de casa junto a mi hermano, pues le había prometido que lo llevaría al Palace, donde había quedado con su posible inversor.

Cuando salimos a la calle y vio la moto aparcada en la puerta casi se echa las manos a la cabeza, preocupado, pues en ningún momento le dije que tenía un coche.

  • Sube – le animé, mientras me acomodaba el casco y le cedía el suyo, haciendo que él me mirase desconfiado.
  • Hace mucho que no monto en una de estas – aseguró, mientras se ponía el casco, divertido y se subía a la moto, justo detrás de mí.

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El día pasó bastante deprisa. ¿habéis escuchado eso que dicen que el tiempo pasa más deprisa cuando lo estás pasando bien? Pues estoy totalmente de acuerdo.

Estuvimos todo el día juntos, lo llevé a un par de entrevistas con inversores, fuimos de compra, estuvimos almorzando fuera, e incluso le enseñé los lugares más emblemáticos de la ciudad. No paramos de echarnos fotos y de sonreír en todo el día, y realmente me encantó eso, echaba de menos estar con mi hermano de aquella manera, era como si estuviésemos recuperando el tiempo perdido.

Apenas paramos por casa para cambiarnos de ropa, pues él quería conocer la noche en Nueva York, así que hice algunas llamadas y allí estábamos, en el club de Dante, tomando unas copas.

  • Este sitio está genial – admitía, sentado sobre el sillón del reservado, haciendo que sonriese divertida – y tus amigos son estupendos – reconocía, echando un vistazo a Philip y Nerea que miraban hacia nosotros sin entender que era lo que decíamos – aunque ese Dante es un poco raro ¿no? – preguntó, haciendo que riese a carcajadas por su comentario, en el mismo instante en el que Kevin llegaba al lugar, y se acercaba a la barra, percatándose de que nos encontrábamos allí, junto a ella, en el reservado de la esquina, y que yo reía junto al hombre al que había conocido esa misma mañana.
  • ¿qué te pongo? – preguntó Dante hacia su amigo, admirando como este seguía con los ojos fijos en nosotros - ¿no has venido demasiado temprano hoy?
  • Estoy de vacaciones – admitió, mientras volvía la vista hacia su compañero, admirando como este le servía un chupito de vodka, pues era su favorito – gracias – agradeció, mientras se lo bebía de un sorbo, poniendo una cara amargada, para luego mirar hacia mí.
  • Tio, si no te conociera mejor…- comenzó Dante, mirando hacia su amigo, haciendo que este le prestase atención - … diría que estás celoso.
  • ¿qué? – preguntó sorprendido, al mismo tiempo que su amigo le servía un poco más de vodka en su vaso - ¿celoso yo? – preguntó divertido, agarrando el vaso y bebiéndose su interior de un solo trago – no digas estupideces.

Una joven coreana se acercó a la barra a pedir un margarita, haciendo que Kevin volviese la vista para mirarla, era bastante atractiva, cabe destacar, aunque no lo suficiente como para llamar su atención.

  • ¿qué os parece? – preguntó Nerea llegando hasta ellos, haciendo que ambos se girasen para mirar hacia ella, que parecía estar acompañada por otra chica.
  • Está buenísimo… - comenzaba la chica que la acompañaba, que no era otra que la hermana pequeña de la joven, su nombre era Elena - … si no estuviera casado ya me habría lanzado a sus brazos – reconocía, haciendo que su hermana la mirase con cara de pocos amigos.
  • ¿de quién cojones estáis hablando? – inquiría Kevin, con cara de malas pulgas, algo cansado de aquellas dos tipas.
  • De Juan, ¿de quién va a ser? – respondía Elena, como si no pudiese entender la actitud del muchacho.
  • Juan, el hermano de Ana – explicaba Nerea, pues sentía que su hermana no había dado la información suficiente.
  • Espera un momento – comenzó Kevin, haciendo que su mente comprendiese algo, y que se relajase un poco - ¿es su hermano? – preguntó, totalmente sorprendido por este hecho.
  • Claro, ¿quién pensaste que era? – preguntó Dante, divertido, al pensar en la confusión del muchacho – Ahora comprendo tu cara de pasa de antes.
  • Deja de bromear, tío – se quejaba él.

Dejé mi copa vacía sobre la mesa, mientras mi hermano sonreía hacia mí, un poco más calmado, pues me había estado explicando con pelos y señales como habían ido las reuniones con sus inversores, y él solía excitarse mucho cuando hablaba de ello.

Kevin llegó hasta nosotros, con su vaso de Wiski y se sentó junto a mí en el sofá, haciendo que ambos mirásemos hacia él, sin comprender que era lo que pretendía.

  • Siento no haberme presentado esta mañana…- se disculpaba, haciendo que tanto él como yo nos quedásemos a cuadros por su comportamiento - … soy Kevin.
  • Encantado – aseguró, él, mientras le cedía su mano – yo soy Juan.
  • ¿qué te trae por aquí? ¿negocios o placer? – preguntó, divertido, haciendo que mi hermano sonriese, al darse cuenta de que quería sacarle información.
  • Negocios – aclaró
  • ¿en serio? – se interesaba Kevin, mientras, de la emoción, o eso quería hacer creer a todos, ponía su mano sobre mi pierna, haciendo que mi hermano mirase hacia ese punto en ese mismo momento – oh, perdona, Ana – se disculpó falsamente – ha sido la emoción del momento.
  • Ya – le dije, secamente, mientras me levantaba del sofá y miraba hacia mi hermano – voy a por otra copa – le informé - ¿quieres algo? – pregunté, mientras el negaba con la cabeza.

Me encaminé hacia la barra, donde Elena y Nerea hablaban con Dante. Llegué hasta ellos, admirando como Dante sacaba la botella de White label y la ponía sobre la mesa, pues sabía que era eso lo que iba a pedir.

Miré hacia el sofá, donde Kevin y Juan hablaban animadamente, sin lugar a dudas mi hermano le estaría explicando sobre el nuevo producto que había fabricado, y su gran idea de lanzarla a estados unidos.

  • Tengo algunos contactos por la zona…- aclaraba él, al mismo tiempo que yo llegaba con la copa y miraba hacia él - … si quieres puedo hablarles de la esterilla, tiene muy buena pinta.
  • He traído algunos prototipos conmigo – explicaba mi hermano, muy seguro de sí mismo.
  • Eso es estupendo, me encantaría probarlos
  • ¿en serio?

Me senté al lado de Kevin, pues este me había quitado el sitio, y miré hacia la pista, donde Nerea y Elena bailaban con Dante, que había dejado la barra, momentáneamente, a uno de sus empleados.

  • Sería genial si pudieras darme tu opinión sobre ella.
  • Podemos ir luego a recogerla – aseguraba Kevin, mientras yo le miraba con desgana, pues odiaba la forma en la que se estaba comportando con mi hermano, él no era para nada así.

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