3 - Coger mi mano.

Estábamos sentados en el sofá, el uno junto al otro, sin atrevernos a decir nada aún, creo que ambos queríamos alargar el tiempo que nos quedaba juntos.

Agarró mi mano, sin previo aviso, y la entrelazó con la mía, mientras ambos mirábamos hacia ese punto, y luego me besó sobre el hombro, apoyando su cabeza contra la mía.

  • Alfonso me dijo que estos días te acuestas con bastantes mujeres – aseguré, rompiendo el hielo, porque no quería volver a preguntarle sobre por qué lloraba, así que tan sólo le daría la razón por la que no quería acostarme con él – no quiero ser una más – acepté, mientras él levantaba la boca de mi hombro, apoyando entonces su barbilla, escuchándome con atención – La próxima vez que quieras acostarte conmigo… dímelo, pero no me hagas creer que te importo para conseguirlo.

  • Pensé que Salva y tú habíais vuelto – respondió, sin tan siquiera responder a ninguna de mis insinuaciones – por eso yo… me aparté.

  • Te apartaste mucho antes – le reproché, ladeando un poco la cabeza con la intención de rozar mi mejilla por su frente.

  • No quería hacerte daño, Laura – me comunicó, arrodillándose frente a mí, para que fuese más sencillo hablar, mientras se agarraba con ambas manos al sofá, para evitar que pudiese alejarle de mí – intenté por todos los medios huir de esto, de ti, pero no puedo.

  • No entiendo que es lo que quieres decir – me había perdido hace bastante, y necesitaba que él aclarase el camino, porque no entendía nada.

  • ¿Por qué no puedo hacer como siempre? – preguntó hacia mí, sin que yo comprendiese absolutamente nada de lo que preguntaba - ¿por qué no puedo quitarte de mi cabeza ni siquiera cuando estoy con otras?

Levanté ambas manos y las apoyé sobre ambos lados de su rostro, sin dejar de observarle, porque me aterraba la idea que me estuviese mintiendo, que estuviese haciendo todo aquello sólo para lograr llevarme a la cama.

  • Por favor – supliqué, aterrada con todo aquello, mirando hacia sus labios por un momento – no me hagas esto, Borja.

Me puse en pie de un salto, al mismo tiempo que él lo hacía un poco más despacio que yo, observándome, mientras yo lucía desesperada, negando con la cabeza, aterrada de aquella situación.

  • Por favor, Laura – me llamó, agarrándome del brazo, para que me detuviese y mirase hacia él – olvídate de mí – me detuve y miré hacia él, dejando de prestar atención a nada más, sintiendo como mis lágrimas inundaban mis ojos, tan pronto como me di cuenta de que era justo lo que pensaba, él sólo quería acostarse conmigo. Pero me olvidé de mis miedos tan pronto como escuché sus próximas palabras – no soportaría ser el cáncer que te destruya a ti también.

Volví a prestarle atención, levantando mis manos, de nuevo, apoyándolas sobre su hermoso rostro, quedándome allí, observándole. Él no podía estar hablando en serio, él no podía estar realmente sintiendo algo por mí, ¿verdad?

  • Sé que está mal – le dije, haciendo que él se detuviese y dejase de pensar en separarse de mí – sé que no debería sentir absolutamente nada por ti – proseguí, bajando la vista hacia sus labios, incapaz de seguir manteniendo está en sus ojos, aterrada, abriendo la boca ligeramente antes de volver a hablar, aterrada con todo aquello, muerta de miedo ante la idea de confesarle lo que sentía por él y de que él tan sólo se riese de mí – sé que para ti sólo soy… - me detuve, incapaz de continuar, mientras una lágrima escapaba de uno de mis ojos, y recorría mi mejilla, haciendo que él tragase saliva, aterrado con aquello – sé que no eres el tipo de chico que merezco, pero …

  • No me lo digas – rogó, agarrando mis manos para apartarlas de él, obligándome a mirar hacia sus ojos, de nuevo, sin comprender por qué actuaba de aquella manera. Lamió sus labios antes de hablar, y cuando lo hizo me quedó claro que haber estado a punto de declararme había sido un error – te dije que no te enamorases de mí – me espetó, apartándome de él, molesto con aquella situación, haciendo que más lágrimas abandonasen mis ojos, aterrada – yo no puedo sentir eso, Laura. Ni por ti ni por nadie.

  • Entonces deja que confundirme de una vez, Borja – le rogué, cansada de aquella situación - me pides que seamos sólo amigos, luego que nuestra relación sólo puede ser profesional, y luego vienes aquí y me aseguras que no puedes olvidarte de mí, aunque estés con otras chicas – me quejé, haciendo que él apretase los puños, molesto, incapaz de hablar en aquel momento - ¿por qué me tratas así?

  • Sólo quería echar un polvo – espetó, cabreado, haciendo que le diese una bofetada, pero no porque pensase que fuese cierto, ya sabía que no era eso lo único que quería. Estaba enfadado con él porque no me dijese la verdad, porque no se atreviese a decirme que sentía algo por mí, porque tras nuestra charla, me había quedado más que claro que lo hacía.

Pero sabía que las cosas con él eran complicadas, él nunca me aceptaría, tenía demasiado miedo a sus sentimientos, pero al mismo tiempo, estaba aterrado de perderme. Si no se aclaraba él mismo… todo aquello sería complicado para ambos.

  • Dijiste que no querías hacerme daño – le recordé – pero es justo eso lo que estás haciendo.

Frunció el ceño, molesto, porque sabía que tenía razón con lo que acababa de decirle. Estaba dispuesta a decirle que se marchase de mi casa cuando él habló.

  • No puedo decir esas dos palabras que quieres escuchar, Laura – me dijo, dejándome sorprendida con ello. ¿A qué dos palabras se refería? ¿Me gustas? O ¿Te quiero? – lo sabes ¿verdad? Yo no soy esa clase de hombres – concluyó, para luego bajar la cabeza, como si le diese miedo mirarme a los ojos.

  • ¿Por eso intentas apartarme todo el tiempo? – pregunté, haciendo que volviese a prestarme atención. Lucía enfadado, molesto, porque le obligase a abrir su corazón de aquella manera.

  • ¡No soporto la idea de destruirte, Laura! – respondió, molesto conmigo, por obligarle a hablar sobre sus sentimientos – Prefiero vivir en la soledad todo el tiempo, si con ello logro salvarte de esto.

  • Pero yo no quiero que hagas eso, Borja – le dije, haciendo que él lamiese sus labios, de nuevo, intentando contenerse, porque odiaba que conmigo las cosas no fuesen como debían ser, en lo absoluto – Deberías tener un poco más de fe en ti mismo – proseguía, acortando las distancias entre ambos – dejar de ser ese niño asustado que se esconde de todo debajo de las sábanas y salir al mundo exterior – insistía – porque hay mucha gente a tu alrededor que se muere por llegar a ti, porque te abras de esa manera con ellos – le decía. Él asintió, al escuchar cada una de aquellas palabras, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, y él apretaba la mandíbula, como si aquello fuese difícil para él – Porque hay mucha gente que cree en ti, incluso más de lo que lo haces tú mismo – insistí, él no habló, siguió allí, escuchando cada una de mis palabras y no se detuvo hasta que concluí lo que tenía que decirle – Tienes que dejar de huir de todo el mundo, Borja. Que tu madre te abandonase y te dejase solo en este mundo, no quiere decir que todos los demás vayan a hacer lo mismo – proseguía – por eso tienes que dejar de intentar apartarlos a todos de ti, porque eres una persona maravillosa que todos merecen conocer – concluí, aunque incluí algo más para terminar del todo mi discurso, algo que él necesitaba saber – esa persona que a mí me dejaste ver.

  • Eres la única mujer que se atreve a decirme todo eso, Laura – aceptó, derramando algunas lágrimas, de nuevo. Levanté ambas manos y limpié su rostro, con una enorme sonrisa en el mío, intentando transmitirle esa calma que necesitaba – por todo esto, siempre te estaré agradecido.

  • Es porque me importas, Borja – declaré, haciendo que él sonriese, agradecido – si no me importaras, me daría igual cómo vivieses tu vida.

  • Sabes que yo nunca podré ofrecerte lo mismo que Salva o cualquiera de esos tipos, yo no soy bueno hablando sobre sentimientos, soy bastante cabezota y casi nunca digo como me siento, soy un desastre a la hora de tratar a las mujeres. Así que… no sería oportuno si te pido una cita de ¿verdad?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo