Capítulo 7

Capítulo 7

Volví hacia la mesa, tan pronto como hube colgado el teléfono, y admiré a Roberto bailando con mi amiga.

  • ¿te vas ya? – me preguntó Pablo al verme coger mi abrigo y mi bolso.
  • Es tarde, y estoy cansada – le comuniqué, provocando que él se levantase de golpe, y agarrase su abrigo.
  • Te llevo.

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Habiba caminaba por los jardines, pensando en la llamada que había hecho tan sólo unos minutos antes.

  • Mi pequeña hermanita – la llamó él, que estaba sentado en el borde de la fuente, con los pies metidos en ella – ven aquí, siento haber sido tan estúpido contigo, pero… - comenzaba, mientras ella se arremangaba el vestido y se sentaba a su lado - … aun me duele mucho hablar de ella.
  • ¿aún la amas? – preguntó con curiosidad.
  • Nunca dejaré de hacerlo – aseguró, con calma, mientras movía un poco los pies y miraba hacia el agua – Hammed y papá aseguraban que con el tiempo la olvidaría, que aprendería a querer a Fatima y que con el tiempo todo estaría bien. Pero se equivocaban, ahora lo sé.
  • Ali…
  • Jamás podré dejarla ir, porque me aterra olvidarla, me aterra no volver a sentir esto que siento cuando me acuerdo de ella, y duele, duele saber que nunca podré volver a verla.
  • Por eso fuiste a verla al hotel.
  • Necesitaba saber que era real, que no había sido sólo una ilusión, que aún la amaba.
  • Lo siento, pensé que …
  • Tu no tienes la culpa. Siempre fue mi culpa desde el principio.
  • ¿te arrepientes de haberla conocido?
  • Solo por ella, por lo mucho que la he hecho sufrir. Pero no me arrepiento de nada de lo que viví con ella, de lo mucho que la amé. Incluso quería dejarlo todo por ella, dejar de ser Abdul Ali.
  • ¿en serio?
  • Pero no hablemos más de ella, por favor – rogó – es doloroso para mí saber que ella me olvidó.
  • ¿por qué piensas eso?
  • Ella rehízo su vida con alguien más.
  • No – aseguró – no lo hizo. Pensó que habías muerto y …
  • Por eso no puedo reprocharle que sea feliz, porque ella pensó que yo …
  • ¿sabes si quiera lo especial que es ese niño? – preguntó hacia él – yo misma fui feliz el poco tiempo que estuve con él, cuando le conocí en este jardín. Tiene una forma de hablar, y tiene algo en sus ojos, que hace que quieras sonreír todo el tiempo.
  • ¿qué pasa con los ojos de ese niño?
  • Son especiales – aseguró - ¿no te has fijado? Tiene un ojo de cada color.
  • No lo sabía.
  • Tiene un ojo de color marrón, pero el otro es verde.
  • ¿y qué es lo que tanto te llama la atención de ese niño?
  • Se parece a mamá – aseguró, provocando que él la mirase con detenimiento, pues ellos no solían habar de ella, pues los había dejado cuando apenas eran unos niños, esa fue la razón principal de que él hubiese huído de su casa – me recuerda mucho a ella.
  • Papá jamás dejará que mamá vuelva a acercarse.
  • Lo sé
  • ¿has sabido algo de ella?
  • Hammed me confesó que se marchó a España, no supo decirme a ciencia cierta donde, pero tenía familia viviendo en la península y…
  • Ella nunca nos dejará del todo.
  • Eso es lo que ella decía.

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Mi teléfono volvió a sonar, pero en esta ocasión la personita que me llamaba me hizo realmente feliz.

  • Mamá – comenzó mi pequeño príncipe – el abuelo se ha dormido.
  • ¿y tú? ¿por qué no estás dormido? – pregunté hacia él, sin entender por qué me llamaba
  • Te echo de menos – aseguró, para luego reír, intentando quitarle importancia y que yo no me preocupase - ¿me cantas una canción antes de dormir?

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  • Mañana me reuniré con Jamil – comenzó él, provocando que su hermana le mirase alarmada – no quiero que siga metiéndote cosas sobre mí en la cabeza.
  • Él se marchará pronto – aseguró, haciendo que él la mirse sin comprender.
  • ¿tan grave es lo que te ha contado para que no quieras que hable con él?
  • Aurora es madre soltera – aseguró, haciendo que él la mirase sorprendido al escuchar aquello – nunca llegó a casarse.
  • El padre de ese niño debió haber sido un idiota por dejarla escapar – espetó, nervioso, al darse cuenta de que le hubiese gustado estar en el lugar de ese tipo, para poder aferrarse a ella de nuevo.
  • Prometeme que no irás a hablar con él
  • ¿Qué es tan atroz como para que no quieras que me entere?
  • Tu ya no puedes hacer nada por ella – comenzó su hermana – te has casado con otra mujer. Así que aunque lo sepas, no podrás hacer nada.
  • Habiba…
  • Tienes que dejar que ella siga adelante con su vida, estoy segura de que ahora que sabe que tú estás casado ella…
  • ¿pero de qué estás hablando Habiba? Ella ya ha… - pero se detuvo de golpe, comprendiendo algo, algo que no había entendido hasta ese momento: ese niño que tenía un ojo de cada color, ese niño que tanto se parecía a su madre, la cual tenía los ojos de ese mimo color, verdes, al igual que él, ese niño era … - es mi hijo.

Salió del agua, y sin tan siquiera despedirse de su hermana corrió hacia el estudio, donde guardaba su celular, lo agarró y marcó el número de Hammed, bastante nervioso y alterado.

  • Preparame unos falsos papeles – rogó provocando que su primo temiese lo peor – tengo que viajar a España cuanto antes.
  • Sabes que no puedes hacer eso, tu padre vigila tus movimientos, y ahora tienes una esposa a la que dar explicaciones.

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