Lo que significamos - Parte II

Desperté aún más exaltado que las veces anteriores, estaba ansioso por intentarlo una vez más. Pero tan pronto presté atención a mi entorno me pude dar cuenta que no había reiniciado como siempre. Ésta vez me encontraba en el bosque, parado justo frente a aquel animal, retrocedí algunos pasos y me preparé para encararlo.

  • No te confundas – interrumpió aquella cosa – ésta vez no moriste, no en realidad.
  • ¿Y qué tan real es esto?
  • Touché – exclamó – pero esto en realidad fue una ilusión, todo lo que “viviste” en los últimos minutos fue manipulado por mí, sólo viste lo que yo quise que vieras.
  • ¿Qué sentido tiene eso?
  • Deadvia no es el único que tiene poder aquí. Tal como dijiste, Deadvia de mantiene vivo por alguna razón. Mis motivos no son de tu incumbencia, pero por ahora me conformaré con que salgas de aquí.
  • ¿Eres igual a él?
  • Se podría decir que ambos somos de la misma especie.
  • Así que eres un Dios.
  • En nuestro mundo podrías llamarnos así, en el tuyo somos sólo otra especie más, somos tan antiguos que tu especie nos conoce desde siempre y nuestras capacidades son actos imposibles para ustedes. Nos llamaron dioses en algún tiempo, demonios en otro.
  • ¿Qué quieres de mí en mi mundo?
  • Lo sabrás llegado su momento.
  • No, no firmaré una hoja en blanco. Hay precios que no estoy dispuesto a pagar.
  • Observar a tu alrededor humano – dijo tornando sus ojos en color rojo y acercándose sus fauces a mi cara lentamente – Nunca llegarás a Raven District a tiempo. – Se giró lentamente -.
  • Espera – se detuvo un momento – mi deuda es mi deuda, no tocarás a mi familia.
  • No requiero nada de tu familia, ellos no estarán involucrados.
  • Entonces adelante, ayúdame a salir de aquí.
  • Déjame entonces contarte una pequeña historia…

Hace ya algún tiempo, mis antepasados aparecieron aquí, en realidad somos como una especie más en éste vasto planeta, así como los animales fueron evolucionando, mis antepasados lo hicieron. Nuestra especie no es del todo igual a las demás, vivimos largos periodos de tiempo y poseemos habilidades que ninguna otra especie posee. Pero al igual que todos los demás, nacemos, crecemos y morimos. Aparecimos aquí mucho antes que la mayoría y, a diferencia de lo que tus ancestros pensaban, no tenemos un fin específico, no estamos aquí para preservar la paz o para mantener un equilibrio. Simplemente somos seres pensantes que toman decisiones en base a lo que sea más conveniente para nosotros. No comemos, no bebemos, no necesitamos energía de alguna fuente, simplemente vivimos de la energía vital de los seres vivos. Deadvia está reuniendo contenedores, si te atrapó aquí es porque en realidad no quiere que mueras, Deadvia te prestará su poder lo quieras o no, pero para ello necesita adherirse a ti, tu objetivo es probablemente similar al de ella, sólo necesita saber si estás dispuesto a llevarlo a cabo. No importa donde vayas, no saldrás de aquí a menos que le seas útil. Puedo oler tu desesperación, tu no encajas allí fuera y no te interesa hacerlo, si quieres salir de aquí, haz lo que harías si tuvieras este poder estando en tu mundo.

Zereth se retiró después de esa charla, también dijo que llegar a Raven District no haría ninguna diferencia y que debía hacer, lo que en verdad debía hacer.

Esa noche no me moví, no avancé hacía Raven District, pero no retrocedí hasta High View, simplemente puse todo en pausa. Por un lado, estaba la posibilidad de que Zereth mintiera, que fuera algún enviado de Deadvia para disuadirme de mi objetivo. Por el otro, estaba la posibilidad de que dijera la verdad, pero, ¿hacer lo que debía hacer? Una parte de mí creía saber a lo que se refería. Mientras más pensaba en ello, la misma sensación que recorrió mi cuerpo aquella vez, regresaba a mi nuca. Aquella vez en el Súper Mercado, junto a Verónica, había tenido la misma sensación.

Aquella parte de mi vida pertenecía a una época oscura de mi pasado, una época en dónde mis convicciones extremistas me convencían de que no había soluciones más allá de la extinción. Aún me pregunto, cómo es que un adolescente, de no más de quince años, llega a la conclusión de que la única manera de corregir todo el daño causado por los humanos es erradicándolos. Todavía tengo recuerdos de aquellos días, pasaba el día pensando, “¿cuál sería la manera más rápida de erradicar una especie sin dañar a otras? ¿Cómo haría para pasar desapercibido? ¿Qué pasaría con mi familia al final?”, y al final me hacía la más pesada de las preguntas, “¿puedo hacerlo?”. El realizarme esa última pregunta siempre conllevaba una enorme carga emocional para mí, porque para responderla, de una u otra manera, estaba asumiendo que lo haría si pudiera. Estoy seguro que lloré en más de una ocasión al concebir esas ideas en mi mente.

Ahora podía hacerlo, o talvez podía hacerlo, tenía la confianza de que podía lograrlo, pero, ahora realmente surgía la pregunta, ¿estaba dispuesto a hacerlo? ¿o simplemente me había hecho esa pregunta tantas veces, precisamente porque sabía la respuesta? Esta vez, era diferente, la respuesta había cambiado, ahora tenía el poder de hacerlo en éste mundo. Y, aunque éste mundo no fuera el mío, ¿qué tan real era éste mundo? ¿realmente había vidas en riesgo aquí?

Las preguntas eran muchas, y aunque muy pocas tenían respuesta, lamentablemente algunas sí que tenían confirmación.

 Si lo que decía Zereth era cierto, hacer “eso” era la única manera de salir de aquí. Pero, ¿qué tan confiable podía ser ese perro?

Mi alcoholismo comenzó a hacerse presente y comencé a pensar en un pequeño vaso con Whiskey, como si aquel fuera la solución a mis problemas. Sabía que tenía problemas con la bebida y aunque nunca me reconocí ante nadie como un alcohólico, debía reconocer que casi todas mis despensas incluían una buena botella.

Necesitaba recostarme, pensar en mis alternativas y alguna noche de descanso. Me encontraba a mínimo dos días de viaje de mi casa y realmente necesitaba pensar.

Zereth dijo que al estar atrapado en éste mundo tenía conexión directa con Deadvia, y por ende podía utilizar parte de su poder.

  • “A ver, si Deadvia es todo poderoso aquí, debo poder ir a cualquier lado cuando me plazca, ¿o no?” – Pensé en voz alta.

Podría parecer algo totalmente estúpido, pero no había nadie que lo presenciase, así que, ¿por qué no? Coloqué mis manos juntas, entrelacé mis dedos y visualicé lo más perfectamente posible el súper mercado, me incliné un poco y abría un poco el compás como si de esfuerzo físico se tratara. No puedo decir con seguridad cuánto tiempo estuve en esa extraña posición, pero la sensación que inundó mi cuerpo era real, mi cuerpo comenzó a tensarse como si una corriente eléctrica pasara a través de él, el sudor comenzó a brotar por cada glándula de mi cuerpo y todo él comenzó a encogerse hacía su centro como si un calambre me abatiera. Mi temperatura se elevaba y el miedo comenzaba a hacerse presente al mismo tiempo que el dolor. Pero no podía detenerme, no ahora, estaba seguro de que algo estaba ocurriendo y estaba seguro de que era algo que no había intentado antes. Sentí un dolor de cabeza inmenso junto a un escozor insoportable en la espalda, estaba seguro de que desfallecería del dolor, pero, no pasó nada. De pronto era como si no pudiera sentir nada, no escuchaba nada, no veía nada ni podía decir nada, era como si no existiera por un momento, sólo mi mente prevalecía, consciente de su propia existencia en algún lugar alejado de todo.

Sentí mi entereza una vez más, el aroma volvió a mí y mi vista comenzó a enfocar de manera rara el entorno. Me tomé un minuto, respiré, intenté recuperar el control de mi equilibrio y finalmente abrí los ojos nuevamente. Frente a mí, una vitrina exhibía yogurt y lácteos, iluminada por alguna luz proveniente del mismo interior. Retomé la compostura, giré lentamente y vislumbrando cada detalle en aquel extenso pasillo. Nuevamente me encontraba sólo, pero ahora, en el súper mercado.

Después de tan traumática experiencia me decidí a llevar mi objetivo a cabo. Caminé tranquilamente al pasillo de licores y tomé dos botellas de un delicioso whiskey de manzana. Me dirigí al área de cajas, el lugar estaba completamente vacío (como preví). Me acerqué calmadamente al área de recepción, salté el mostrador hacia el interior y me dispuse a buscar algunos cigarrillos. Tuve que pasar al área de licorería nuevamente ya que había olvidado el cortador y me dirigí al área de hogar, no tenía intención alguna de beber en casa y obviamente no bebería en el bosque, así que un lugar vacío cómo éste parecía ser la solución.

Las horas pasaron, la primera botella estaba casi terminada y mi mano amenazaba con cortar otro cigarro. Tomé el último cigarrillo que quedaba, pero dejé colapsar a mis brazos, rindiéndome en el suelo. Respiré un momento e hice el mayor esfuerzo que he hecho para detener las lágrimas, sin éxito una de las lágrimas consiguió escapar dirigiéndose hacia mi mejilla derecha. Limpié ávidamente aquella gota y pensé inmediatamente en el lugar más familiar para mí (evitando mi casa).

Parecía ser de noche, todos los pasillos se encontraban vacíos y la oscuridad se hacía presente por todo el lugar. Caminé un poco errando mis pasos de tanto en tanto, el whisky había hecho poco efecto, aunque lo suficiente, y seguí hasta que logré vislumbrar una luz a lo lejos. Terminé el trayecto del pasillo y me acerqué lo más posible a la puerta abierta de aquel salón y me detuve por un momento, por unos breves instantes pude escuchar con facilidad todo lo que pasaba en el interior, había alguien allí podía oírlo hojeando papeles al fondo, su respiración era tranquila y su corazón latía rítmicamente. Fue como si algo cambiara en mi de pronto, mis sentidos exhibían hasta el más mínimo ápice de su habilidad y en mi mente gobernaba un único pensamiento… tenía que matarlo.

El sudor comenzó a brotar de mi cuerpo descontroladamente y mi garganta comenzó a secarse, mis piernas temblaban y antes de poder reconsiderarlo corrí hacia él. Simplemente corrí, como si mi vida dependiera de ello, entré en al aula rápidamente y corrí hacia él empujando mesas y asientos a mi paso. Mi velocidad me sorprendió y mi torpeza casi me hace caer al suelo, llegué a él tan rápido que apenas y le dio tiempo a levantarse, casi sin detenerme lo tomé del cuello y lo empujé contra la pared con tanta fuerza que mi frenado no fue suficiente y yo mismo terminé en el suelo junto a él, el profesor parecía haberse desmayado y después de unos segundos recobró la consciencia. No podía detenerme en ese momento, si lo hacía probablemente no podría reanudar el trabajo así que simplemente recordé lo que había sucedido con Zereth, había logrado hacer retroceder a un animal de inmensa talla con sólo mi mente, si aplicaba esa presión su cráneo, él probablemente moriría. Así lo planee, y la ejecución sería inmediata, respiré fuertemente, ni siquiera me levanté por completo, el profesor se movía aturdido sin lograr siquiera enderezarse, tomé impulso, giré sobre el eje de mi mano izquierda y con la misma velocidad a la que iba, apliqué toda mi concentración en la mano derecha y no me detuve en ningún momento.

Estoy seguro de que mi mano ni siquiera fue capaz de tocarlo, me levanté aturdido en el otro extremo de la habitación, la pared que estaba más cerca de nosotros tenía un boquete enorme y todas las ventanas estaban rotas, caminé lentamente hacia el área del impacto y retrocedí nuevamente al observar el cráter generado por el impacto. El cráter no era muy grande, tal vez sesenta centímetros de diámetro y no más de quince de profundidad. Una enorme mancha de sangre que se hallaba en el centro me revolvió el estómago quién no resistió y volcó todo el licor que había bebido antes. No me fue posible alejarme demasiado antes de caer al piso, recargando mi espalda en lo que quedaba de la pared, un dolor de cabeza que no había sentido nunca entró en escena, era tan doloroso que creía que iba a morir por un momento… bueno… tal vez si iba a morir.

El grito de una joven me despertó, me levanté lentamente observando cada parte de la pared y el techo que permanecían manchados de sangre. Escuchaba a la mujer gritar, pero no lograba localizarla con la mirada. Caminé hasta el agujero en la pared y salí hacia la avenida principal. Al parecer el cuerpo del profesor había salido despedido hacia afuera y al menos la mitad del torso y ambas piernas seguían allí.

Las ganas de vomitar volvieron intensamente pero no de manera insoportable, retomé la compostura y me acerqué a la chica, que me pedía ayuda conforme me acercaba, el cielo estaba parcialmente iluminado, el amanecer estaba cerca y los gritos de la chica alertaban a los pocos despiertos. Las luces comenzaron a encenderse poco a poco y no pasó mucho tiempo para que las primeras puertas comenzaran a abrirse, debía poder controlar esto, debía acabar con ellos de una vez por todas, no quería repetir, no sabía siquiera si habría otro reinicio. Corrí hacia la chica rápidamente, y la golpeé en el abdomen lo más fuerte que pude, un caos de vísceras y sangre voló por los aires, los gritos corearon casi al instante, el llanto y el caos se apoderó de muchos que salieron despavoridos por la calle, algunos otros se encerraron en sus casas con la esperanza de estar a salvo. Pero ya nadie estaba a salvo, ya había matado a alguien, y no iba a detener a pensarlo, quería salir de aquí, y ya. Titubeé un poco a cerca de a quién debía atacar primero y ante la interrogante me distraje lo suficiente para pasar un arma desapercibida.

Mi cuerpo se estremeció del dolor abdominal que la bala me había producido, toda mi fuerza y determinación no serían en vano, debía escapar, me alejé lo más rápido que pude hacia la escuela en dónde hallaría un poco de refugio, mi sangre delataba mi rastro y esconderse parecía imposible.

No le tomó mucho tiempo encontrarme, me hallaba débil y moribundo, si había otra oportunidad, lo lograría. Así que cerré mis ojos. Pero no podía, en realidad no podía aceptar esta muerte, no moriría otra vez, me di cuenta de que no necesitaba otra oportunidad, no la quería, tenía que terminar ahora. Me puse de pie nuevamente, me acerqué a la mujer que me apuntaba, pero no disparó nuevamente, dejó que me arcara, no sabía si era miedo o arrogancia, pero ella tenía que morir. Tomé su cuello lento, pero firmemente y comencé a apretar lo máximo posible. Había algo raro en ésta ocasión, me sentía fuerte, pero no lograba nada, comencé a empujar, pero ella simplemente no cedía, tomó mi cuello rápidamente, me levantó del suelo y me acorraló en la pared del pasillo, sus ojos se iluminaron en un blanco pálido y su agarre se intensificó considerablemente. - ¡¿Qué m****a estás haciendo?! – gritó arrojándome a la pared haciéndome atravesarla por completo, atravesé más de una pared seguramente y caí casi sin aire en algún escritorio. No había terminado de levantarme por completo y ella ya se encontraba frente a mí, intenté enderezarme rápidamente, pero ella empujó el escritorio de una patada haciéndome deslizar hasta el otro extremo.

  • Veo que no estás en Raven District
  • ¡¿Verónica?!
  • ¡¿Esto es lo que harías?! Simplemente un asesino. ¿Es lo que eres?

Me arrojó por la ventana en dirección a la plaza, me alcanzó nuevamente y colocó su pie sobre mi pecho.

  • Sólo quiero salir de aquí – dije sollozando
  • ¡¿Eso es todo?!
  • Si, debo salir de aquí, ¡Y haré lo que sea necesario para hacerlo!
  • ¡Entonces morirás!

En un movimiento, aplastó mis costillas completamente sumergiendo su pie dentro de mí.

  • ¿Tan sólo eres capaz de tan decepcionante despliegue de poder? Tal vez me equivoqué contigo. Si apenas eres capaz de canalizarme aquí, no serás capaz de canalizarme en tu mundo. Morirás aquí humano.
  • No moriré aquí Deadvia

Ella sonrió satisfecha..

  • Lo notaste ¿eh?
  • Por supuesto, se supone que eres dios aquí ¿no? Era obvio que “Verónica” era como mínimo parte de ti.
  • Bueno, podrías decir que tuviste más oportunidades que la mayoría. Ahora, déjame alimentarme de ti, y por supuesto de tu familia.

Algo despertó en mí de pronto, un enorme calor recorrió mi cuerpo y “Verónica” fue obligada a retroceder por el poder que emanaba de mí, mi cuerpo volvió a la normalidad como si nunca hubiese sido herido y una columna de fuego se alzó alrededor de mí.

  • ¡Todos morirán! – grité reuniendo la fuerza que me quedaba, me puse de rodillas y golpeé el suelo concentrando toda mi fuerza y mi peso en el brazo derecho.

El suelo se agrietó, y una gran onda expansiva se produjo, Deadvia avanzaba con dificultad hacía mí, balbuceando cosas que no llegaba a escuchar. Volví a golpear el suelo con fuerza y el piso se deformó debajo de mí, pero Deadvia no se detenía, logró cruzar la barrera de fuego sin problema y se acercó a no más de dos metros de mí.

  • No matarás a nadie con eso.

Parecía ser demasiado tarde, la tenía frente a mí, me enderecé para golpear nuevamente, pero ella me detuvo, se colocó detrás de mí posando su mano en mi frente. Sentí mi fuerza desvanecerse.

  • ¿Sabes? No tienes la culpa en su totalidad, aunque quisieras, tu cuerpo no soportaría mi poder. Aunque quisieras, morirías antes de poder canalizarme.
  • ¿Morir? – dije haciendo una pausa para respirar. – Lo hubieras dicho antes –

Yo sabía que era mi última oportunidad, no habría reinicio esta vez, pero tenía que detenerla, no permitiría que ella lastimara a mi familia. Tomé la bocanada de aire más grande que he podido, el fuego alrededor se tornó azul en un instante, y bruscamente se transformó en hielo. Reuní mis puños sobre mi cabeza e hice un esfuerzo. El piso pareció desmoronarse tras el golpe, como si de arena se tratara, todo a mi alrededor se desquebrajó como una enorme lámina de hojaldre y la ciudad restante quedó cristalizada sólo un momento antes de quebrarse ante la onda expansiva, en ese momento durante ese breve periodo de tiempo mientras los edificios caían y las personas desfallecían ante mí, me sentí bien. Pude sentir la muerte de cada una de esas personas, eso no me agradó del todo, podía sentir el placer de la muerte en una pequeña parte mí mente, pero mi parte cuerda seguía lamentando mis actos, podía sentir una nueva sensación en mi mente. No podía compararse a nada de lo que había sentido antes. Era simplemente confuso, la tentación de sucumbir al genocidio y el remordimiento por haber probado la manzana.

Pronto me di cuenta que mis brazos ya no estaban, y mi torso cayó inmóvil frente a Deadvia.

  • ¿Lo ves? Tu sabes que tenía que hacerse, no importa que excusa uses para lo que hiciste – Me giró hasta quedar boca arriba sin siquiera tocarme. – Tu y yo… - Se recostó sobre mí – Somos iguales – terminó susurrando en mi oído. - Porque eso es lo que somos, ese objetivo que compartimos y la naturaleza con la que fuimos hechos, es lo que significamos para este mundo, es lo que significamos para nosotros mismos.

Lentamente se puso en cuclillas a mi lado, comenzó a reír frenéticamente mientras se quitaba la capucha de la cabeza, sus ojos brillaban en dos colores diferentes, uno rojo y otro azul.

  • Haremos que ese maldito perro se arrepienta ¿verdad?

Dijo posando su fría mano sobre mi pecho. Y simplemente mi mente se apagó mientras toda mi vitalidad se unía a ella.

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