2. ¿Es mi decisión?

Isabel:

PASADO...

La palabra Cáncer Grado II se repetía en mi cabeza una y otra vez, la mezcla de sentimientos era inexplicable en ese momento ¿Pero qué importa lo yo sienta?, lo más importante en ese momentos era mamá, a pesar de saber lo que tenía seguía con su vida como si nada, era eso lo que más admiraba de ella, era fuerte, una guerrera capaz de luchar si fuese el caso. Mientras yo era la que estaba en un mar de pensamientos, ella estaba en la cocina preparando uno de nuestros platos favorito.

Han pasado unos días, mi tía Genevvi decidió quedarse por tiempo indefinido o hasta que pase la operación. Papá ya había quedado con la Doctora para que la operación fuera lo más pronto posible, mientras estos días le realizarán todos lo exámenes posibles para que sea llevada a quirófano lo más pronto posible.

Para dejar de darle vuelta al asunto me dedique a limpiar mi habitación, pues no llevaba dos semanas aquí y parecía que hubiese pasado un huracán por aquí, tomando en cuenta que yo no era para nada ordenada. Empecé por recoger la ropa tirada en el piso del baño para tirarla al cesto de ropa sucia, la verdad me pregunto ¿Cómo rayos caminaba yo aquí adentro?

¡Belly! – sentí como la voz del tío Alessandro me llamaba.

¿Si? – le respondí en forma de pregunta.

¡Wow! – exclamó sorprendido – ¿Que ha pasado aquí? – me pregunto refiriéndose al desastre.

Problemas existenciales – le respondí encogiéndome de hombros.

Las mujeres son raras – dijo él mirándome con cierta diversión, lo que me hizo poner los ojos en blanco.

¿Menos la tía Gen me supongo? – le pregunté con sarcasmo, lo que hizo que frunza el ceño.

¿Que? – me pregunto haciéndose el inocente.

Soy joven, no ciega – le hice saber.

¿Sabes que?, Mejor bajemos, tu madre me mandó por ti para cenar – me desvió el tema porque no supo qué decir, eso era más que un afirmativo a la relación, no relación de él y tía Gen.

Ajam – le digo sosteniendo la última letra.

Al bajar no solamente estaban mis padres y mis abuelos, también estaba mi tía Alexandra, la melliza del desvía temas, como lo había bautizado. Era increíble como dos seres tan distintos fueran mellizos, mientras la tía Alexandra era bajita, con un cuerpo esbelto, de cabello castaño hasta los hombros, eran notables las pecas que adornaban todo su cuerpo, ojos con un azul cielo muy hermoso, con una personalidad tremendamente increíble. El tío Alessandro era alto, ejercitado, de cabello rubio, era un pálido sin color, de ojos grises igual a los míos, y sin personalidad definitivamente, el era el desastre de la familia.

¡Pero mírate Isabel! – exclamó la tía emocionada – ¡Cada día eres mas parecida a mi! – grito caminando hasta mi.

Lo siento pero se parece a mi, ¡hermanita! – dijo apareciendo la tía Chloé desde la cocina. Esta se veía fabulosa, como siempre. Traía un vestido que se pegaba a su cuerpo como segunda piel realzando sus atributos.

¡Tías! – grite emocionada haciendo que las dos me abrazaran a la vez.

Ella se parece a mí – dijo el tío Alessandro haciendo que todos estallamos de risa.

Tarado solo tiene tu ojos – le dijo Alexandra a su hermano – ¿No ves o que? – le pregunto alzando su ceja.

Era una pelea sin fin entre los hermanos Ponce, que a decir verdad nunca terminaría, yo no me parecía a nadie o eso creo, en fin, si tenía rasgos de cada uno pero no tanto. Yo era alta como la tía Chloé, tenía el cabello negro como mamá, los ojos grises del tío Alessandro, una figura esbelta como la tía Alexandra, mi color de piel era blanco, pero no tan pálido y mi personalidad era como la de la tía Genevvi, una así como colérica melancólica. Definitivamente yo era la súper mezcla de la familia.

***

Después de la cena subí a mi habitación para descansar, mientras los demás se ponían al día con sus vidas en la sala, yo quise venir para hacer mis locuras solas, quería ver un tutorial de maquillaje para aprender, pero cuando fui en busca de mi móvil no lo vi, busque por toda la habitación hasta que recordé haberlo dejado en la cocina cuando lave los trastes coloque música y lo deje en la encimera. Me coloca el pijamas, al salir de mi habitación escucho ruidos en el pasillo, salgo y veo como el tío entra en la habitación de la tía Genevvi, ha no sé a que. Seguí mi camino para bajar las escalera e ir a la cocina.

Adrien hijo yo no tengo ningún problema con darte el dinero – escuche que le decía la abuela a papá. Así que decidí quedarme a escuchar, se que si bajara ellos dejarían de hablar.

No es solamente el dinero de la operación, mamá. Es todo, si no consigo que el negocio crezca en los últimos días, estaremos con más deudas y en bancarrota – dijo frustrado papá.

Verás que no sera así hijo, ten fe – le acaricio la espalda la abuela.

No quiero que Isabel sepa que está pasando y se preocupe cuando lo único que la debe de preocupar es que se aproxima las clases – papá estaba preocupado, y lo entiendo, son muchas cosas para él solo. el silencio llegó y pude ver que iban hacia la puerta para salir.

Me sentía mal de ver la situación en la que nos encontrábamos, no era fácil para él llevar todo, si el negocio que él había trasladado junto a nosotros no daba frutos ¿Como haría con los gastos de mamá? Fue lo que pensé en ese instante, decidí bajar en rumbo a mi destino; la cocina. Ellos habían salido al patio trasero, llegue hasta la encimera en busca del móvil, pero a lado estaba una carpeta. Al abrirla pude ver que se encontraban todas las facturas debidas al hospital; incluidos la operación. No alcance leer más porque sentí pasos acercarse, así que mi primer instinto fue abrir la nevera y sacar un vaso con agua en el mismo instante de mi papá entrara a recoger los documentos.

Buenas noche mi niña – me dijo dejándome un beso en mi frente antes de marcharse.

Recogí mi móvil para revisar si tenía algún mensaje o notificación, al ver que no había subí rápido hasta mi habitación y pude notar que todos se habían dormido ya. Entre en mi habitación cerrando con pestillo, y caí recostada y frustrada en ella. Mañana sería la operación de mamá o así estaba programado. Me inquietaba saber que bebíamos mucho dinero al hospital, buscar trabajo sería una buena opción, la mala seria que papá tendría que firmar un permiso por ser menor de edad, solo tenía catorce años y sería un royo, pero también sabía que papá no lo haría y mamá menos así que no sabia que hacer para ayudar.

Pase toda la noche navegando en mi mente algunas posibilidades de ayuda, pero no tenía ninguna dentro de mi manos, ya que la que no salía de mi mente no lo haría al menos que fuera meramente estricto.

Me levante con los ánimos por el piso, camine directo al baño para asearme, con toda la pereza me metí dentro de la ducha para que el agua hiciera efecto en mi. Al salir fui directo al vestidor, donde se encontraba mi ropa la cual había elegido anoche, consiste en un pantalón de color blanco, con una blusa de tirante negra, con una chaqueta del mismo color, me vestí un poco más animada y al terminar me mire en el espejo para ver mi resultado. Me trence el cabello dejándolo caer en mi hombro derecho con delicadeza, me coloque por encima unas gafas de color negro. Volví al espejo por ultima vez; si, tenía una pequeña obsesión con el espejo ¡Lo se!.

Gustosa con mi resultado tome mi móvil para bajar. En la sala ya se encontraban todos listos para partir rumbo a buenos aires.

Buenos días – dije más que decaída.

¿Como dormiste? – me preguntaron, a lo que me quede pensando cómo responder ¿Había dormido en realidad?. Luego de unos segundo de pensar mi respuesta hable.

Bien – les dije forzando a mi sonrisa fingida. No muy contentos con mi contesta me miraron pero tampoco hicieron algún comentario al respecto.

Vamos – me tomo de la mano tía Gen guiándome para salir de la casa.

                                                                   ***

Pudimos llegar a tiempo después de el largo viaje desde Córdoba. Al llegar ya la esperaban así que ella fue detrás de la doctora a prepararse para poder empezar mientras nosotros fuimos a la sala de espera. Todos estábamos preocupados, ninguno se había despegado de la sala pidiéndole a Dios que todo salga bien, después de media hora vimos venir a la Doctora.

Familiares de Tamara Ponce – anuncia ella y nosotros nos acercamos.

Aquí estamos – dice mi papá desesperado.

La señora Ponce salió bien de su operación – nos informa ella haciendo que liberemos el aire que teníamos retenido en los pulmones – la trasladaremos a su habitación para que puedan verla, solo puede entrar dos persona, cualquier cambio le mantendremos informado.

¡Gracias! – dijo padre, luego se volvió a verme – mi niña, aún eres menor de edad así que es muy difícil para ti entrar – resople de frustración con esa estúpida regla ¿Era difícil entender que yo necesitaba a mi madre?.

Él se giró hacia mi tía Genevvi para hacerles señas que lo siguiera, pero ella estaba en la otra esquina entretenida con el tío Alessandro. Los vi alejarse por el pasillo de donde había salido la Doctora, detenidamente analice la ruta que cogieron haciendo que mi mente me plantea las siguientes dos opciones: Uno; me quedo a esperar que papá o tía Gen regrese con noticias sobre mamá. Dos; me escabullo pasando desapercibida para poder seguirlos y ver con mis propios ojos si mamá se encontraba bien.

La primera era la opción es lo que debería de hacer, la segunda era la opción yo quería hacer, sabía que era arriesgado, pero también sabía que si mamá estaba mal no me lo dirían y me enfadaría, así que tenia que verla por mi misma. Luego de un rato de lucha interna, entre pros y contras me decidí por la mejor opción. Tomando en cuenta que no era buena con las reglas, me dirigí hasta la abuela.

Abue – la llame – voy al baño – le dije haciendo como si mi vejiga estuviera apunto de explotar.

Esta bien Belly – me dio permiso – ten cuidado – al ver como ella volteaba para retomar su conversión con una extraña me encamine a mi destino.

Me fui en dirección por donde fueron papá y Gen, camine hasta llegar a una especie de recibidor donde se encontraba una chica de no se ¿dieciocho años? camine hasta ella.

¿Hola? – vi que ella me volteo a ver – ¿Me podrías decir cual es la habitación de Tamara Ponce? – ella asiente buscando en su ordenador.

Se encuentra en la habitación 305 del tercer piso, pero para dejarla pasar deberá de darme su documentación – okey esto sería arriesgado pero no tenia de otra.

Sin más salí corriendo hacia el ascensor abriéndome paso entre las personas, me adentre en el ascensor presionando el botón para que se cerrará pronto, no sabía si alguien venia detrás de mi.

La adrenalina corría por mi venas, no estaba acostumbrada al ejercicio físico ni nada parecido y me agotaba de nada. El ascensor paró en mi planta, cuando las puerta se abrieron pude ver a mi padre que está de espalda, como pude salí y me mezcle entre las personas que paseaban por la planta, me escondí detrás de una pared que estaba donde se encontraba papá y la tía Gen hablando.

Genevvi – le decía papá a mi tía – haré lo posible por obtener el dinero necesario – dijo suspirando – no te preocupes – le hace saber papá a Gen, estaban hablando sobre la falta de dinero evidente que teníamos justo en este momento para cumplir con el tratamiento de mamá, lo se.

Es importante que mi hermana cumpla al pie de la letra el tratamiento sino el cáncer podría volver – le decía preocupada ella, que me hizo soltar un leve quejido – se que no tiene los medios para pagar una clínica, pero en los momento y que tampoco tenemos para cumplir un tratamiento así.

No se preocupen veré que hacer – le respondió papá afligido, ella al verlo así lo abrazó con fuerzas transmitiendo ánimos, yo también quería salir y abrazarlo decirle que todo estará bien, pero no podía dejar que me descubriese.

Lo se, pero tenemos poco tiempo para dar luz verde Adrien y lo sabes – le decía mi tía – se que todos los ahorros de la familia se han ido en la operación, lo único seria que Isa... – mi padre no la dejo continuar, la fulmino con la mirada. la verdad escuchar aquello me llenaba de intriga saber a qué se refería ella que yo hiciese, pero también me mataba al saber que no había dinero suficiente para el tratamiento, pero tampoco dejaría de ayudar aunque no quieran, lo haré.

¡Ni lo digas Gen! – le gritó el – jamas dejaría que Isabel lo hiciera.

Pero sería peor que... – papa volvió a mirarla desafiante a lo cual me asuste, jamas lo había visto tan enojado. Vuelvo a la sala de espera antes de ser descubierta.

                                                                 ***

Han pasado aproximadamente cuatro días desde la operación de mama. Ella luego de ese día se a recuperado muy bien, pero no la han dejado volver con nosotros aun, ella se ha quedado junto a papá y la tía Gen en casa de sus padres, mis abuelos maternos. Las cosas no van nada mejor desde ese día y aun papá no consigue el dinero para pagar las deudas en el hospital, he notado como ninguno sabe qué hacer.

Tanto estrés ha generado que me den unos dolores de cabeza espantosos, salí decidida a buscar un vaso de agua para tomarme un analgésico, pero escucho la conversación de mis abuelo y me quedo a escuchar, creo que me he convertido en una chismosa últimamente. Me quede donde siempre sentada en el escalón de la escalera en forma de caracol de esta casa.

Arturo a veces me planteo la idea de porque no acepte la herencia en mi segunda oportunidad – le decía en sollozo ella al abuelo – nuestro hijo no estaría sufriendo – me quede estática con eso de segunda oportunidad.

Amor sabes que no es así, no te culpes ni atormentes con eso ahora – le reñía el abuelo.

Lo sé pero sabes que Adrien y Tamara me preocupa – ellos también se preocupaban al igual que yo – también Isabel – dijo al final.

También me preocupan, pero veras son fuerte, saldremos de esto juntos, como familia, no necesitamos ni necesitaremos de los Williams.

Williams, ocho letras, una palabra o más bien un apellido – pensándolo bien – se hacía sonar en mi mente recordando la historia de mi familia... Mi tatara abuela Crisbel, era una española que a la edad de 15 años su padre la vendió al mejor postor; triste pero cierto. Un señor de cuarenta años, millonario que necesitaba una esposa, a mi tatara abuela no le que quedó de otra que asumir casándose con él y consumar su matrimonio, convirtiéndose él en mi tatara abuelo Lucas, de allí nació mi bisabuelo Jesús, el heredero aquel imperio poderoso. Mi bisabuelo al crecer tuvo que casarse con mi bisabuela Cloé por conveniencia, claro no muy convencido tuvo dos hijo Lucas y Lucía, unos gemelos. Cuando ellos cumplieron la mayoría de edad asumieron su cargo dentro las empresas, el tío Lucas como presidente general y la abuela como vicepresidenta de Vehicle Industries. Dos años después de haber asumido la presidencia mi abuela conoció al abuelo, un simple obrero de una empresa petrolera, mi bisabuelo al enterarse la reprendió y la puso a elegir entre el amor o su legado, la abuela sin más decidió por el amor de su vida el abuelo, dejando atrás a su familia y su legado.

El bisabuelo Jesús falleció hace dos años. Hace un año se leyó su testamento donde estipulaba sus términos para cobrar su herencia. La fortuna se dividió en dos cada mitad para sus gemelos, igual con cada propiedad. Si uno de sus hijos renunciaba a cobrar, la podían heredar su descendencia, pero bajos sus términos los cuales aún no conozco aun, pero se haría así, pasara de generación en generación hasta que alguno acepte sus términos y siga el legado.

La abuela nunca quiso su herencia, ni tampoco la quería para su descendencia, así que nos alejó lo más pudo de su pasado, llenándolo de amor y enseñando que lo mejor es construir los sueños con el sudor de tu frente.

Después de tanto pesar sobre aquella historia, divague entre averiguar cual eran aquellos términos para la herencia, yo podía llamar o no al hermano gemelo de la abuela y preguntarle, la sangre Williams corría por mis venas y me era fácil cobrar yo la herencia para que mamá cumpla con su tratamiento, pero no sabía a lo que me enfrentaba con todo esto.

                                                                  ***

Sin opciones, encontrándome con mi peor encrucijada, he decidido llamar, le agarre el número de una página web sobre la empresa.

Luego de tres tonos contesta:

Buenos días, Vehicle Industries Presidencia – contestó una voz chillona al otro lado.

Buenos días, por favor con el señor Lucas Williams – le hice saber.

Me puede dar su nombre para hacerle pasar la llamada – me pidió amablemente .

Dígale que de parte de Lucía Williams, su hermana – le conteste con nerviosismo a que fuese descubierta.

Si habla Lucas Williams, ¿Con quien hablo? porque no creo que mi hermana me está llamando – dijo él en tono molesto.

Hola... – dije con titubeo – tío Lucas soy Isabel, la nieta de Lucía.

Hola, pequeña se quien eres, que Lucía y yo no seamos cercanos no significa que no conozca a mi familia ¿Que paso, le paso algo mi hermana? – pregunta preocupado.

No ha ella, pero a mi si – suspiro frustrada – necesito saber los términos del testamento – le hago saber para que llamo, lo que hace que se quede en silencio.

¿Tus padre o Lucia saben que me llamaste para hacerme esa pregunta? – Cuestiona.

No, no deben de enterarse aún – Le advierto.

Okey ¿Para que quieres saberlo Isabel? – sabía que preguntaría, me quedo pensando mi respuesta – Si quieres respuesta sobre el testamento, yo necesito saber tu repentino interés sobre la herencia.

Te lo diré, veras mi madre le diagnosticaron cáncer y tiene que cumplir tratamiento, pero mi padre ya no tiene recursos, lo ha gastado todo, hasta mis ahorros para la universidad – Le explique como pude la situación.

¡Oh! – exclamó – ¿Y tu padre quiere cobrar la herencia? – cojo todo el aire en mis pulmones.

Yo... quiero – digo temblorosa por su reacción.

Isabel ¿Sabes que renunciaras a muchas cosas verdad? – me pregunta, haciéndome pensar.

¡Si! – digo cabizbaja.

Esta bien, cuando puedas nos reunimos – dice el.

Si, una última cosa, estamos en corto tiempo solo tenemos dos días para dar respuesta – hablo lo mas rápido que puedo.

¡Okey! ven hoy a la empresa – me dio la respuesta que quería.

Gracias – le dije aliviada.

Luego de varios minutos de ingeniar un plan de escapatoria, me puse en marcha, gracias a Dios no había nadie en casa, mis padres y abuelos decidieron ir a pasear al parque, yo obviamente me excuse.

                                                                      ***

Llegó a la dirección un gran edificio me recibe, paso y me detiene la recepcionista de la empresa.

Buenos días señorita ¿En qué podemos ayudarle? – me dice muy sonriente.

Vengo a buscar la señor Lucas Williams – Le respondo para devolverle la sonrisa.

El señor Williams esta en el piso 30, ya la anunció con su secretaria, me da su nombre por favor – Me pide la señorita.

Isabel Ponce – le digo para luego ir hacia el ascensor.

Al llegar a mi destino me consigo con un señor algo mayor parado a lado de las puertas del ascensor, estaba allí era igual a la abuela Lucía, en versión masculina.

¿Isabel? – pregunta para confirmar.

Hola – respondo con los nervios a flor de piel.

Ven pasa, así podemos hablar – lo sigo a su oficina - siéntate y cuéntame Isabel – tomo asiento.

Como te explique estoy desesperada, es mi única y ultima opción, no me importa lo que digan, es la vida de mi mamá la que está en juego, y yo hago lo que sea – ¿Es mi decisión? si, si lo es.

El señor Odell, el abogado de la familia vendrá a leerte los términos – en eso tocan la puerta y entra el que se supone que es el abogado.

Señor Williams, señorita Ponce buenas tardes.

Señor Odell como le dije ella es la nieta de mi hermana, ella quiere tomar posesión de su parte de la herencia – Le explica el tío Lucas – Lee los términos que estipula el testamento.

Okey prosigamos...

ACTUALIDAD...

Estoy sentada en el aeropuerto, recordando ese día como si fuese ayer, el día de mi maldita condena. El día en que todo empezó, si me pusiese en una posición similar al día de hoy, no me hubiera vendido al diablo, hubiera hecho caso a mi familia, a lo que tanto quisieron evitar, pero el hubiera no existe, solo me queda decir que, valió la pena.

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