Capítulo 5

No puedo creer que esté de vuelta en Nueva York. Una mezcla de sensaciones me invaden, desde que salí de Houston siento tristeza, miedo, felicidad por volver a ver a mi familia, terror por tener que volverlo a ver a él. Incertidumbre por no saber que va a pasar. Llevo cerca de 10 minutos sin poder moverme del asiento del avión. Una de las azafatas ya se a acercado a mi en dos ocasiones para recordarme que ya aterrizamos, pero simplemente no me puedo mover. Estoy en shock. ¿Y si esta vez si cumple su promesa? 《"Mía o de nadie "》 sus palabras retumban en mi cabeza desde ese día. Esa noche ataca mi memoria siempre que quiere. Intento distraerme y no pensar en ese horrible día, todo lo que sufrí en manos de él, pero me es imposible siempre que veo mi expresión rota en un espejo.

— señorita, bede abandonar el avión — ya el tono de la azafata es molesto. Así que muevo mi trasero de una vez. 

Cuando estoy con los pies en tierra firme mi pecho tiembla. Pensé que nunca volvería a nueva York. Mis padres aceptaron que me iría para siempre,  ellos me visitaran en un futuro siempre que pudieran, pero una vez que yo estuviera completamente a salvo. Pero aquí estoy, y lo peor, es que lo voy a ver, no puedo creer que tenga que verlo. 

—¡¡AIHNOAAAAA!! — la voz de mi hermano pequeño me trae a la realidad. 

Corro hacia él. Lo abrazo lo más fuerte que puedo. He extrañado mucho a Ángel. Él siempre me cuidaba y me protegía con sus pequeñas manos acariciando las marcas de los golpes cada vez que llegaba a casa escabullendome de mis papás para que no notaran los moretones. 

— Mocoso — lloro. También está llorando. 

— Guisate — me susurra. Amo cuando me llama así.

Desde que pinche mi trasero con una aguja en la casa de la abuela que estaba extraviada todos me llaman así, disque que soy tan sensible al tacto como la princesa del guisante.

— te he extrañado mucho. — me dice.

— yo también  mocoso, yo también.

—Aihnoa hija — mi padre me ve de la misma forma que me vio cuando me tuve que marcharme, con  vergüenza. No acepta el hecho de no haber notado antes lo que estaba sufriendo con mi ex. 

—Papá —  corro y lo abrazo. Él me envuelve en sus reconfortantes brazos. 

— Mi pequeña guisante — sonrio y lloro. Puedo ver a mamá acercándose con lágrimas en sus ojos. 

— Estás tan hermosa cariño — se une al abrazo. 

Estoy tan agradecida por hoy estar abrazando a mi familia. Pero se que la felicidad no dura para siempre, por lo menos no en mi caso. 

Vamos camino a casa en el auto. Estoy exhausta, tuve que tomar dos aviones, idea de mis tíos, no es bueno confiarse. No puedo permitir que descubran mi paradero. Primero volé a Washington y luego a Nueva York, me estoy muriendo del sueño. Además, odio los aviones, que sigo creyendo que físicamente es imposible que esa cosa que pesa toneladas se mantenga suspendida en el aire y que no caiga de un momento a otro. Mis profesores siempre me han mostrado la lógica, pero no pregunten por qué, no creo mucho en lo lógico.

Pónganse a pensar, lo lógico sería llegar a este mundo a ser feliz, vivir sabiamente la única vida a la que tienes derecho, o sea, si solo tenemos una ¿por qué no disfrutarla y vivirla felizmente? Pero luego aparecen personas como mi ex, los políticos, las diferencias de clases sociales, los asesinos en serie, psicópatas (como mi ex), la gente sin corazón y malvada (como mi ex) y te das cuenta que el mundo no se mueve a través de la lógica. 

Cuando aparcamos en la puerta de nuestro edificio mi corazón se llena de melancolía. Extrañaba tanto mi hogar. El portero me saluda alegremente, me abraza y le retribuyo el gesto. Jacinto es un emigrante mexicano que lleva años viviendo acá. Bueno, lo conozco desde que era bebé, su esposa, Carol, prepara las mejores quesadillas del mundo mundial. Amo la comida mexicana. Siempre he querido conocer México, ha de ser tan hermoso como lo veo en las películas. Tan cálido y acogedor como parece. Amo su cultura, ¿quieren verme llorar? Encierrenme en un cuarto con la película Coco y un bote de helado. Listo, no necesito comedias románticas para llorar por una desilusión o un mal de amor, solo  a Coco. Aunque realmente tengo algo de México en mi sangre. La bisabuela de mi papá era mexicana, dicen que me parezco un poco a ella, pero yo creo que no. Ella era realmente una mujer hermosa, con muchas virtudes. Ganaba certámenes de belleza en su pueblo, yo  sin embargo, ni siquiera la reina del baile fui en la secundaria. Ja, realmente se que no soy fea, o sea, no me estoy menospreciando,  es solo que soy realista. De todas las chicas jóvenes de la familia, la verdadera belleza es Irina, aunque se niega y me asegura que soy yo.  Muchos chicos intentaron salir conmigo antes de mi ex, y si salí con algunos pero nada serio, hasta que llegó él. 

Estar de vuelta en mi antigua habitación se siente raro. Todo está tal y como lo dejé,  solo que Ángel ahora duerme en mi cama y el armario es solo de él. Pero mis póster de BTS, Ed Sheeran, Ariana Grande, Johnny Depp, Ian Somehanther, todo está tal y como lo dejé, estar aquí me hace querer volver a ser la adolescente ilusa e inocente que soñaba despierta con mi vida con Damon Salvatore, convertirme en una vampira y tener vida eterna junto a mi amor platónico de la adolescencia. Envidiaba tanto a Nina Drove, ella probó sus labios, y yo solo podía babear mi póster soñando despierta que nos besamos, patética, lo se, pero no me juzguen, tenía 13 años. 

Entro al cuarto de baño y una sonrisa se posa en mis labios, cuando me dio el síndrome de H²O y me creía una sirena de Maco,  siempre que entraba a darme un baño, a penas caía la primera gota de agua me lanzaba al suelo como si una cola de sirena naciera en mis piernas. Una vez me costó un tortazo en el codo y una semana de castigo en las clases de ballet por no poder realizar los pasos a la perfección por el dolor. A partir de ese día, mi madre me escondió los DVD y nunca más pude ser una sirena feliz. 

—¿Aihnoa? — escucho la voz de mi madre desde la habitación. Salgo y la veo. Ambas sonreímos. — Debes de estar muy cansada — asiento — toma un baño para que cenes y luego duermas ¿si? Tienes que estar lista para...

Si, mañana será el peor día de mi vida. O sea, no, será solo otro peor día en mi vida. 

— Si mami — ella está luchando por no llorar. Recojo mi cabello en una coleta alta. Sus ojos instantaneamente se dirige a mi cuello. Yo toco mi cicatriz. 

— Bueno, iré a terminar la cena — su mirada encuentra el suelo. 

Mis padres no se perdonan no haberse dado cuenta antes del tormento que estaba viviendo. Pero no era su culpa, yo nunca fui una chica muy comunicativa, y encima siempre trataba de esconderme para que no notaran nada, solo Ángel a veces se daba cuenta. No quería preocupar a mis padres pensando que podía manejar toda la situación, fui tan ilusa.

La cena fue agradable pero a veces se instalaba un silencio incómodo. Realmente  echaba de menos la comida de mamá. Ella es chef en un pequeño restaurante de la ciudad, es muy conocido por la sazón de mi madre, muchos turistas aseguran volver a Nueva York solo por la comida que ella prepara. 

— Ten — mi padre me extiende mi antiguo celular, el que tuve que conseguir luego de perder el que mi ex lanzó por la ventana para que no me encontraran— Ya que estás aquí y eres Aihnoa pues... creo que no hay nada de malo en que lo tengas.

Muchos recuerdos, los que pude recuperar de mi antiguo celular que estaba en la nueve, cosas de la verdadera Aihnoa están aquí guardados. 

— Gracias — lo acepto. Mis dedos tiemblan ligeramente. — Voy a dormir — me despido y voy directo a mi habitación, bueno, ahora es solo la habitación del mocoso. 

Me lanzo en la cama. Traigo uno de los pijamas de Aihnoa, o sea yo, pero me duele tanto recordar que soy la misma persona que aunque mis padres se sienten cómodos llamándome por mi verdadero nombre, en mi subconsciente me recuerdo que soy Anastasia. El cell tiene carga, eso me alegra. Me paralizo al ver la foto de desbloqueo, es él, junto a mi el día en que cumplo los 17 años. Me llevo a un concierto de BTS, yo estaba con mi Army bomb light y el nombre de Jungkook escrito en mi cara. Él me sostenía sobre sus hombros. Recuerdo perfectamente ese día, el que se había convertido en el mejor de mi vida ahora solo es un mal recuerdo. Rápidamente desbloqueo el cell ¿contraseña? 12060109, la fusión de los cumpleaños de los "dos amores de mi vida", su cumpleaños y el de Jungkook,  así de idiota era.  

No sé por qué nunca cambié estas cosas de mi teléfono, talvez en el fondo me aferraba a la idea de que él volviera a ser el chico del que me enamoré,  con el que compartí tantas experiencias y primeras veces, pero no, al contrario, cada día era un monstruo de marca mayor. Aún después de perder mi celular producto a su intento de secuestro o como él quería hacerme creer, nuestro paseo de amor, aún así, me rehusaba a dejar de ser la Aihnoa que creía amar a su novio. 

Ver mi verdadero fondo de pantalla me saca una sonrisa, somos Ángel y yo cuando mis padres nos llevaron al festival de Coachella, luego de meses suplicando me hicieron ese regalo por mis buena notas. Ángel a penas y tenía 4 años. Estaba vestido de pirata, ni modo quitarle su idea de ser Jack Sparrow, dijo que si yo me vestía como mamarracha con mis jeans rotos y gastados, mi piel llena de brillo y mi top corto con el número 1997 (si, tengo una pequeña obsecion con Jungkook, ¿algún problema con eso? ), él podría ser un pirata del Caribe en medio de Los Ángeles. 

Ese día me divertí tanto, los famosos pasaban por mi lado y mis mejores amigas Estefany, Emy y Araceli que gracias a Dios sus padres dejaron que nos acompañaran, o sino moriría de aburrimiento con mis padres vigilandome todo el rato y yo cuidando sola a él travieso Ángel, bueno, nosotras no sabíamos si gritar, desmayarnos o morir de una vez siempre que veíamos uno. Realmente para mi edad he vivido muchas cosas emocionantes. Tal vez Dios se dio cuenta que yo era demasiado feliz y me mostró lo que es la crueldad para dejar de ser la chica inocente que creía que la vida realmente era color de rosa.

Recordar a mis amigas me pone triste realmente, no he tenido contacto con ellas desde hace tres meses que me fui para no volver. Veo que tengo cientos de mensajes en mi W******p de ellas, las lágrimas corren por mis ojos cuando veo nuestro grupo "Las ridículas de Aihnoa" y veo los muchos mensajes suplicandome noticias o tan solo un hola. Mis padres no le han dicho a nadie a donde me fui, y se que es lo mejor, pero es difícil. Crecimos juntas, nos amamos demasiado, siempre que Irina venia acá de vacaciones eramos las reinas de la ciudad o al menos eso nos creíamos. (Aunque siempre terminaba con una marca en mi cuerpo porque a mi novio no le parecía que saliera sola con mis amigas) 《Puta》 esas siempre eran sus palabras, me hacía sentir culpable como una idiota.

—¿Estas llorando? — me seco rápido las lágrimas. No noté cuando Ángel entró a la habitación. 

—Es solo una b****a que me entró en el ojo — me sonríe .

—Ah, las mismas que le entran a mamá seguro — me dice con su inocente voz. 

Mis ojos se llenan nuevamente de lágrimas — No se por qué a mamá siempre se le meten basurillas en el ojo, ahora a ti también. ¿Será que solo atacan a las chicas de la familia? — dice pensativo como si buscara una explicación para su inquietud. —Aunque sabes, a papá también lo he visto con basurilla en los ojos. Ay ya, seguro solo hacen efecto en los adultos — sonríe como si hubiera encontrado la respuesta que buscaba — Es eso — sigue riendo. Lo abrazo demasiado fuerte. 

— Mi mocoso 

—Guisante, me asfixias — me dice con la voz entrecortada. Me río y lo libero.

—¿No vas a llamar a Emy? — cubre su rostro rojo con sus manos. 

Ángel trae cierto enamoramiento con mi amiga. Desde pequeño, bueno, más pequeño en realidad primero se enamoró de Araceli, puesto que ella le regaló su primer beso de amor (un pico en los labios que consistía en un litro da baba por parte de Ángel y un ceño fruncido que nos regaló Ara), ella realmente fue su primer amor, pero allá por los 4 años se obseciono con Emy luego de verla poniéndose la parte superior del bikini, sip, mi hermano le vio las tetas a mi amiga y se enamoró, por lo menos ya sabemos que es hetero.

—No lo sé mocoso — le digo sinceramente. 

—Pero, es tu amiga — me mira con sus lindos ojos azules. — Ara y Estefa también, tienes que llamarlas. Extraño cuando dormían aquí, los 5 juntos como antes — su vocecita sale con una pizca de melancolía. — Aunque cuando Irina estaba acá me mandaban a mi cama — ahora hace una mueca y me río. 

Irina y Ángel no se llevan muy bien, ella le dice escuincle baboso, (palabra que aprendió de Carol la mujer de Jasinto... pero esa es otra historia), o le dice que no debe de estar cerca de las chicas porque comenzará a pensar como una. Obviamente la regañaba feo cuando le decía esas cosas a mi hermano, pero en el fondo sé que no lo dice por mal, así es ella. 

— Oye, no seas rencoroso, es nuestra prima. — digo riendo. Ya el sueño se me fue, necesitaba estar así con mi mocoso. 

—Ni hablar, esa loca es solo tú prima. -— se cruza de brazos y me río fuerte. 

—Ella te adora — le digo. 

— No mientas. Me dice palabras raras. Enanucho, escuincle, afemi... ¿cómo era esa? — mis ojos se disparan. 

—Olvidalo, no le hagas caso — Irina me va a oír. ¿Cómo se le ocurre decirle afeminado a mi hermanito? Ángel bosteza. 

—¿Cuantos días vas a estar aquí conmigo? — muere de sueño. 

—Solo tres días mocoso. Tengo que volver a la escuela. 

—¿Tú tampoco me vas a decir donde vives? Mamá y papá creen que soy un niño y que no voy a entender. Pero yo se todo, yo sé que Bran...

—¡No! — creo que hablé un poco alto. Él me ve sorprendido, me río un poco para aligerar el momento. —No menciones su nombre — le susurró, el asiente. —Será mejor dormir. Mañana tenemos que levantarnos temprano. 

—Aihnoa, ¿puedo dormir contigo? — le sonrío. 

—Claro mocoso. 

Se acurrucada a mi lado y en menos de lo que canta un gallo se queda dormido. Siempre me a asustado esa forma tan repentina que tiene de dormir, cuando estaba más pequeño siempre checaba que estuviera respirando, vivía con el temor de que no lo hiciera.

Me quedo perdida en el silencio que me brinda mi habitación a oscuras. Aunque el ajetreo de las noches neoyorquinas se cuela por la ventana. Amo tanto mi ciudad, siempre viva ¿será que un día podré volver? Ni siquiera sabiendo que él estará preso puedo volver, sabrá Dios que me podría m****r a hacer. Vuelvo a mirar mi cell y veo que mis amigas están escribiendo en el grupo y mi respiración se atasca. Decido entrar y ver, no se que vaya a pasar, solo me quiero arriesgar y volver a sentirme la chica de antes.

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