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Artur 

Estoy haciendo una serie de ejercicios matutinos, en mí cuarto designado, solo con mis boxer puestos, ya que duermo desnudo y solo me los puse por las dudas. Soy muy caliente en todos los sentidos que la palabra lo definen. Me levanto del suelo transpirado y agitado, terminando mí tercera sección de abdominales y me acerco a la ventana de mí cuarto, para mirar sigiliosamente por detrás de la cortina ¡Ahi está otra vez! el mismo auto negro de vidrios polarizados, rondando por la mansión. Tomo el Rolex de arriba de la mesita de luz y veo que son las ocho am justo, cada cuatro horas, como acostumbra hacer, hace una semana. También descubrí que alguien fotografía furtivamente a la mocosa. Estoy juntando las piezas del rompecabezas para descubrir, quién acecha a los moreti. Cuando tomas moreti, regrese de su viaje hablaré seriamente con el, por que no me dijo que estaba en la bancarrota, su cuenta bancaria está vacía, aunque ya me pagó un adelanto por mí trabajo aun no termino de pagarme, no es problema el dinero, pero por lo menos necesito saber la verdad, ya que tengo que aguantar a la mocosa gratuitamente. Necesito descubrir rápido, este asunto de las amenazas y acabar con el asedio para largarme de aquí. Decidí que luego, de este último trabajo, viviré una vida pacífica lejos de la civilización, en mí cabaña solitaria, disfrutando los millones de mí cuenta, que bien merecido me los tengo. Un golpe en la puerta irrumpe mis pensamientos, voy a abrir para encontrarme con la niña, vestida con un pijama de ositos, descalza. Este... aspecto que tiene de inocente y hermosa a la vez, me inquieta.

Me recorre de arriba abajo y cuando pasa su vista por el bulto de mí boxer, abre bien los ojos y se queda como boba, mirándome con la boca abierta por unos segundos, entonces irritado cuestiono

–¿Ya tuviste suficiente?

Ella me mira a la cara y se pone colorada, luego voltea dándome la espalda y grita

–Tapate, vulgar, como vas a andar desnudo por la casa.

Le rebato.

–La que vino a llamar a la puerta de mí habitacion, fuiste tu ¿Que necesitas? ni los sábados descansas eh.

Sigue sin mirarme y dice sobre su espalda.

–Hoy a la noche tengo una fiesta, nos vamos a las ventidos hs y viste casual.

Se aleja caminando a su habitación abre la puerta, ingresa y cierra de un portazo.

Sofia

Me apoyo en la puerta de mí habitacion y coloco mí mano derecha sobre mí pecho, sintiendo mí corazón latir desbocado «¡Dios mío, que gran paquete porta! Ni hablar de su cuerpo musculoso, pura fibra ni un gramo de grasa, todo en el es grande y duro» me tapo la cara con las manos, al sentír un calor en mí intimidad desconocido, pero que estoy pensando nunca había visto un hombre desnudo ¡Si, soy virgen! con ventiun años a causa de que nunca tuve novio ni encontré al indicado, por qué mí padre siempre fue muy sobreprotector y nunca me dejó salir de la burbuja en la que me metió, ni relacionarme normalmente con mis compañeros. Mí mejor amigo, Jack, es hijo de un político muy prestigioso amigo de la familia. Pero, bueno estoy bien hací, tengo mis bolsos y ropa de diseñador, la servidumbre a mí disposición, una carrera en proceso y no me hace falta nada.

Volviendo a la bestia, esta semana fue fatal, intenté fastidiarlo por todos los medios ya que la seducción inicial no funcionó. Lo lleve a la boutique de un conocido, muy atractivo, pero que es gay y no lo aparenta, pocos lo saben. Le pedí que lo seduciera, pensando que su apatía por las mujeres es por que es gay y mí pobre amigo termino con la nariz fracturada. Le puse laxante a su comida y la termino comiendo por accidente mi nana, por último intenté escaparme de la facu, sola, por las otras salidas, pero siempre me descubrió, estaba alerta a todo. Asi que solo me queda como último recurso, asistir a esta fiesta, para joder a la bestia, haber si de una vez por todas me deja en paz. Pienso con vergüenza de admitir, que voy a darme una ducha fría para bajar mí temperatura corporal, después de ver esa obra de arte creada por los dioses. Ahora entiendo la locura de mís compañeras por este Adonis.

En la noche me veo en el espejo y creo que estoy perfecta para la ocasión, con mis medias de red negras, mí short engomado negro, súper corto, adherido a mí trasero y mí corpiño de lentejuelas dorado. Llevo el cabello suelto y solo me pinto mis gruesos labios de un rojo intenso, me perfumo y salgo. Cuando veo a mí guardaespaldas esperandome en la puerta de su habitación, observo su apariencia. Tiene puesta la chaqueta negra de cuero con la que nos presentaron, debajo una remera escote en v beige ajustada a su torso y abajo lleva unos jeans claritos amoldados a su figura con unos bolsegos negros ¡está que se parte solo de bueno! ¡¿pero este hombre acaso no puede lucir una ropa casual y que su apariencia se vea normal?!.

Me acerco hasta el y me embriago con su fragancia exquisita. ¡Oh, Dios, no definitivamente, este sexy guardaespaldas, nunca va a lucir normal! a donde sea que valla o como vista, siempre tendrá ese aura destacada de ¡Dios supremo! 

Nos examinamos de la cabeza a los pies, ambos de la misma manera, con la misma intensidad, hasta que nos topamos con nuestras miradas... Por unos instantes nos quedamos viendo fijamente sin reaccionar ni decir nada. Hasta que el acciona, rompe la burbuja, aclarando su garganta.

–vamonos, niña que tengo que traerte antes del horario de protección al menor. 

–Ja, por la forma que me examinas no pareciera que me consideraras una niña.

Le doy la espalda y me encamino hacia la escalera. Percibo, como observa mí trasero

–sobre todo por como codicias lo que no deberías.

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