Capítulo 4

                                   

                    “Si puedes ayudar a una mujer en peligro ¡No dudes y hazlo!”

Al despertar, me encuentro en una cama de hospital, comienzo a mirar a mí alrededor y veo sentado a mi hermano en una silla junto a la cama, completamente dormido, trato de moverme pero me duele todo el cuerpo. Suelto un quejido lastimero que termina despertando a Fermín.

  • — ¡Hermanita, por fin despiertas! , he tomado el primer vuelo a Barcelona apenas me contactó Chloe — Me dice acercándose y tomando mis manos, las cuales están todas magulladas.
  • — ¿Hace cuánto habéis llegado? ¿Desde cuándo estoy aquí? — Le pregunto con los ojos cristalizados. Me alegra tanto que mi hermano esté aquí pero me avergüenzan las circunstancias.
  • — Tranquila, lleváis dos días aquí, yo llegué hoy en la mañana ¿Queréis que llame a un médico? — Yo solo asiento en silencio, mientras voy recordando todo lo que ha pasado y las lágrimas no tardan en recorrer mi rostro. — Te advertí que te alejaras de él, mira cómo te ha dejado ese imbécil, lo bueno, es que, ya no te molestará más.
  • — ¿Y eso? ¿Por qué? — Pregunto sorprendida. Lo último que recuerdo de él, es a los chicos tomándolo de los brazos.
  • — Pues le han dado diez meses de prisión mientras, solo falta tu declaración y que hagas la denuncia formal para que le den más, se ha salvado de que no le he visto, porque si no… además le inculcaron cargos por drogas… — Suelta un fuerte suspiro cabreado. Se pone de pie y se aleja para ir a buscar a algún médico supongo.

Yo me quedo pensando ¿Drogas? Bueno existieron muchas veces en que lo veía juntarse con gente extraña o hablar constantemente por teléfono. No debería extrañarme tanto la situación. Al menos me dejará tranquila.

A los minutos aparece un señor de cabello cano, me sonríe y me pregunta cómo estoy, yo solo atino a contestar que me duele todo el cuerpo.

  • — Si no fuera por tus amigos, no estaríais aquí, tenéis dos costillas rotas y la clavícula fracturada, además… te hemos tenido que realizar un aborto — Al escuchar lo último siento como si un balde de agua fría me cayera encima, lo miro sorprendida y él entiende que yo no sabía nada. — Lo siento, pensé que sabíais pero te informo que tenías tres semanas de embarazo y me temo que con los golpes ya no vais a poder tener hijos. Bueno, al menos sin un tratamiento adecuado — Mi hermano lo mira mal, porque me está soltando todo como si no fuera nada.

 El doctor me explica el porqué, aunque dice que tengo una posibilidad de cien si me hago un tratamiento, mi cara cambia a una de horror, en realidad, no siento tanto dolor por haber perdido un bebé, pienso que es lo mejor, no quisiera traer al mundo a un bebé a vivir a un mundo infeliz y con un papá en la cárcel porque casi mata a su mamá, pero lo que si me da demasiada tristeza, es que, ya no podré tener hijos. Ahora deberé hacer muchos cambios en mi vida. Tengo una segunda oportunidad.

  • —Gracias por la información Doctor ¿Cuándo podré salir de aquí? — Le pregunto desviando el tema y con un poco de impaciencia.
  • — Tenemos que hacerte algunos exámenes y si todo sale bien, te puedes ir en la tarde. Lo que sí, tendrás que estar en reposo durante un buen tiempo, usar vendajes y además venir a fisioterapia. No es cómodo tener dos costillas rotas, sentirás mucho dolor durante algunas semanas, por eso es importante que uses los vendajes correspondientes. Todo saldrá bien, debes estar tranquila. — Me sonríe y se va. Fermín rueda los ojos y refunfuña algo que no logro entender. Tanta información me ha dejado un poco mareada. 

Al final los exámenes salieron bien, solo debo tomar medicamentos, venir a fisioterapia y estar en total reposo el resto del tiempo. Mi hermano junto a mis amigas me llevan de vuelta a mi apartamento.

  • — Creo que deberías irte conmigo a Chile, Aurora — Suelta mi hermano, una vez en casa, luego de estar todo el camino callado.
  • — ¿A Chile? Pero si aún me queda este año para terminar mis clases y graduarme — Le respondo pensativa, Emily y Chloe solo observan y escuchan.
  • — Pues entonces vente luego de graduarte, te compraré un departamento al lado del mío, se puso uno en venta hace muy poco, así tendrás tu propia privacidad, creo que es lo mejor Aurora, estarás más tranquila — Sigue insistiendo mi hermano.
  • — Está bien, me lo pensaré — Mi hermano me dedica una sonrisa y me comunica que de todas maneras el departamento me estará esperando. Más tarde pedimos comida a domicilio, cenamos entre los cuatro y tratan de hacerme olvidar el terrible episodio vivido.

Los días posteriores me aburro como ostra estando postrada en cama. Apenas puedo moverme para ir al baño y es todo un suplicio cuando debo bañarme. Dormir bien ha quedado atrás, casi todas las noches me despierto sudorosa y gritando por ayuda. Las pesadillas no cesan y he decidido que una vez pueda moverme con un poco más de normalidad, me someteré a tratamiento psicológico con urgencia, o si no me terminaré por volver loca. Sólo unas cuantas semanas más y ya podré salir. Lo bueno, es que muchas personas me hablan para saber cómo estoy y darme ánimo. Me alegra saber que le importo a mucha gente. Fermín se ha tenido que ir hace tres días porque su trabajo así lo requería, pero me mensajea cada vez que puede. Aún sigue insistiendo con el tema de que me vaya a Chile, y cada vez me convence más y más. Puede que sea una gran idea. Creo que puede ser “la oportunidad” de comenzar todo desde cero, pero aun debo terminar mi carrera profesional.

Han pasado los meses y aún no le doy una respuesta a mi hermano de si me voy a Chile o no. No estoy muy segura y el tiempo se me ha acabado. Hoy por fin nos graduamos con las chicas, estamos felices, aunque aún están un poco molestas conmigo porque no quise

colocar una denuncia formal en contra de Lucas, y debido a esto haya salido hace un mes de la cárcel, no obstante, no me ha buscado ni nada parecido, por lo que, por el momento estoy tranquila.

Vamos pasando uno a uno para recibir nuestro diploma. Estamos ansiosas con mis amigas, por fin luego de muchos esfuerzos tendremos nuestra recompensa.

Al terminar todo, vamos a celebrar a un bar, nos quedamos ahí hasta altas horas de la madrugada, y luego nos vamos en un taxi a mi apartamento.

A la mañana siguiente nos despierta el timbre y un dolor de cabeza insoportable. Me levanto a abrir la puerta y me llevo la sorpresa de ver un gran ramo de rosas blancas y la persona que las sostiene es la que menos quería ver en mi vida.

  • — Hola Aurora ¿Cómo has estado? — Pregunta Lucas con una sonrisa cínica en su rostro, como si nada hubiese pasado, le voy a cerrar la puerta en la cara pero él la alcanza a detener con el pie. — Vengo en son de paz, solo quiero felicitarte — Levanta las manos en señal de rendición.
  • — Debéis irte ¡Nosotros no tenemos nada de qué hablar! — Le grito y él comienza a reírse, me entrega una tarjeta con una dirección.
  • — Cuando tengáis ganas de hablar, ve a esta dirección, sabéis que no te dejaré tranquila tan fácilmente — Me entrega las rosas, se da la media vuelta y se va.

Cierro la puerta de un portazo y me tiro al suelo a llorar. Mis amigas salen de la habitación a darme contención.

  • — Tranquila Auro, hemos grabado todo lo que te ha dicho — Me dice Emily y yo le sonrió débilmente.
  • — Gracias chicas, no sé qué haría sin vosotras. Necesito que me acompañen a esta dirección, debo advertirle de que me deje tranquila o que se atenga a las consecuencias. Ya estoy harta de sus amenazas, además esto es solo mi culpa — Me miran pensativas pero finalmente asienten, aunque me convencen de que nada de lo que me ha pasado es mi culpa.

Desayunamos, hablando sobre qué hacer para terminar todo este tema de raíz y llegamos a la conclusión; de que irme a Chile a vivir con mi hermano es la mejor solución. Me ayudan a preparar mis maletas y luego nos arreglamos para ir donde mi jodido ex novio.

Nos subimos a mi coche rumbo a la dirección que nos ha dado el gilipollas de mi ex. Debo solucionar esto rápido.

Al llegar nos damos cuenta de que es un acuario, nos bajamos del coche y entramos. Vamos caminando por los pasillos con peces a los alrededores, vemos a una chica entregando volantes con una cara que da pena, siento que no quiere estar ahí, pero luego vemos que un hombre se acerca a ella y la tira del brazo y se la lleva. Nosotras nos damos una mirada, no obstante, seguimos nuestro camino y preguntamos a un guardia por Lucas, nos da indicaciones y nos dirigimos hasta donde nos ha dicho, casi al llegar sentimos los quejidos de una mujer seguidos de los gritos de unos hombres.

  • — ¡Te dijimos que debías sonreír! Debes dar una buena imagen a la gente, recuerda que no tenéis familia, agradece que tienes un techo y comida — Dice uno de los hombres, mientras Chloe comienza a grabar.

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