Capítulo 2

                     

  • — Estuviste increíble Aurora, me alegra que nos hayan dado el papel protagónico — Me dice mientras sonríe,
  • — Así es, yo también me alegro, hacemos una buena dupla. Creí que sólo estaría de extra siempre… ¡Estoy muy feliz! — Le respondo mientras le doy un suave golpe en el hombro.
  • — ¡Exacto! Yo también estoy muy contento… debo irme, que pases linda noche Aurora, nos vemos el viernes o quizás antes por ahí en el edificio ¡Ah! Y antes que se me olvide, ten esto, escuché que tenías hambre — Me entrega un alfajor mientras mis ojitos brillan, porque de verdad llego a estar famélica — Adiós y cuídate. — Me da un beso en la mejilla y se dirige a la salida.

 Me quedo comiendo el alfajor ¡Qué delicia! , pero al ver aparecer a Lucas dejo de masticar.

  • — ¿Por qué recibes comida de otros hombres? — Pregunta en un tono bastante fuerte y algunos de nuestros compañeros se dan vuelta a mirarlo, me quita lo que quedaba de alfajor y lo va a tirar a la b****a. Algunos se van a acercar pero les hago señas de que estaré bien. — No me gusta que aceptes la comida de otros hombres, además sabéis que eso engorda ¿Queréis volver a ser una ballena y que todos se burlen de ti? ¿Eso queréis? — Me toma de la mano y nos lleva al coche. De camino a su casa va regañándome sin parar, y yo solo asiento cuando me pregunta cosas. Es mejor no contestar o la cosa se pondrá peor.

Al llegar a su casa, él me mira a los ojos y me toma de las muñecas. Me hace daño, y aunque se lo hago saber, él no me suelta.

— Espero que te haya quedado claro todo lo que te dije ¡Eres mía! Y no puedes irte con otro ¿Oíste? Sabes que nadie va a querer una mujer llena de estrías en el cuerpo y manchas en la cara. — Me aprieta más fuerte las muñecas y me zarandea. Suaviza el tono y dice: — Sabes que nadie te va a querer como yo, gordita —  Me da un beso en la frente y se baja del auto, después de eso me voy a mi apartamento completamente asustada.

Cuando llego saco una de las compresas frías de la nevera y me las coloco en las muñecas, como lo hago cada vez que hace este tipo de cosas. Espero que el frío haga efecto esta vez y no se perciban tanto. Me encierro en mi habitación a llorar, me siento fatal y a veces una parte de mi piensa en cortar con Lucas pero la otra me recuerda lo mucho que lo necesito. Él tiene razón, ¿quién podría querer a alguien que luce así?, con caderas anchas, llena de estrías y la cara manchada. ¿Cómo llegamos a esto?, no tengo idea en qué momento se volvió el tío controlador y celoso que es ahora. Solía ser tierno y atento, nuestros primeros años de relación fueron maravillosos.

Me conquistó con su caballerosidad y ternura, pero cuando cumplimos dos años, su actitud hacia mí cambió radicalmente. Se volvió posesivo, autoritario y constantemente me trata de gorda y que debería de estar agradecida de que alguien como él se haya fijado en una mujer tan horrenda como yo. Muchas veces me miro al espejo y lloro mientras veo mi reflejo. Me siento fea y sin gracia. Hay días en los que no como casi nada y otros en los que la ansiedad puede conmigo y como todo lo que se cruza en mi camino. Me da pavor alejarme de Lucas pues él tiene razón y no quiero estar sola. Sé que en algún momento volverá a ser como era antes. 

               “Al primer indicio de violencia… ¡Sal de ahí! O pide ayuda. No estarás sola”

Comienza un nuevo día en mi rutina, me levanto para ir a clases, me arreglo y me voy a mi coche. Hoy voy con tiempo, así que, me relajo. Al llegar a la universidad estaciono mi coche, miro mi reloj de pulsera, y reparo en que aún faltan veinte minutos para entrar a clases, por lo que, llamo por el móvil a las chicas para saber dónde están. Me hacen saber que están en la cafetería.

Salgo del coche y me dirijo hasta allá, las diviso en una mesa al fondo pero antes de ir, paso a comprar un café y un sándwich, luego me acerco a ellas. Las saludo, por suerte hoy también es un día helado, así es que puedo usar un abrigo que me cubra perfectamente los pequeños cardenales en mis muñecas.

  • — Hoy has llegado temprano Aurora — Me dice Chloe mirándome fijo. — y traéis una cara de la hostia ¿Qué te ha pasado? — Me toma las manos y me pongo nerviosa, no puedo contarles lo que ha pasado porque sé lo que me dirán.
  • — No he dormido bien, es todo — Miento, mientras les doy una sonrisa, pero mi rubia amiga entrecierra los ojos y finalmente se rinde en seguir investigando porqué tengo una cara de culo. Terminamos de desayunar y nos vamos a clases.

El resto del día transcurre relativamente tranquilo. Al salir de clases voy al baño junto a las chicas, sin darme cuenta subo un poco las mangas del abrigo para lavarme las manos ¡Grave error!, ya es tarde para bajarlas cuando siento un grito de Emily.

  • — Pero ¿Qué coño te ha pasado en las muñecas? — Me las coge y yo suelto un quejido de dolor, también se acerca Chloe y ambas me quedan mirando seriamente en espera de una respuesta.
  • — No lo sé, creo que ha sido en el ensayo de ayer — Vuelvo a mentirles, pero obviamente no me creen. Me sacan del baño y me llevan a mi coche, obligándome a subir. Una vez dentro comienzan a hablar.
  • — ¿Qué creéis que somos? ¿Unas gilipollas o qué? Sabemos perfectamente que esos moratones fueron provocados por el imbécil de Lucas ¿Qué estáis esperando para cortar con él? ¿Qué te mate? — Me comienza a regañar Chloe, sé que tiene razón pero no puedo terminar con Lucas, yo aún lo amo y sé que si hago un esfuerzo podría hacerlo cambiar.
  • — Aurora, querida esto es muy serio y no puede seguir así. Ese tipo te está consumiendo lentamente y no te habéis dado cuenta. Por favor aléjate de él, es peligroso. Sabes que contáis con nosotras para cualquier cosa. No te dejaremos sola en esto — Expresa Emily de manera más calmada que Chloe.

Observo las expresiones de las chicas y puedo comprender su preocupación. Pero no sé si cortar con Lucas sea la solución, además ayer tuve la culpa de aceptar la comida de otro tipo, cosa que no debería haber hecho. Ellas no logran comprender lo que tenemos Lucas y yo.

  • — Fue mi culpa. Yo acepté un alfajor de Tomás anoche y pues saben que estoy muy pasada de peso…— Comienzo a explicar pero Chloe me interrumpe.
  • — ¿Pero qué me estás contando? ¡Si sois una de las mujeres más guapas que he visto! No eres delgada, pero tampoco estás pasada de peso. Así como estás te ves estupenda. ¿Ese gilipollas sigue diciendo que estás gorda? Y escúchame bien, ser gorda no es sinónimo de fealdad. ¡Menudo hijo de puta está hecho!

Arranco el coche sin decir ni una palabra. Paso a dejar a Chloe que solo me dice resignada, que piense bien las cosas y en mi bienestar, luego se despide y sale del auto. Sigo el camino en silencio junto a Emily, al bajarse me dice un par de cosas parecidas a las que dijo Chloe y finalmente cierra la puerta de un portazo, luego se devuelve para decirme que ellas solo se preocupan y quieren lo mejor para mí, se disculpa por el portazo y se va.

Me voy a mi casa pensando en las cosas pero siempre llego a la misma conclusión: “No puedo vivir sin Lucas”.

A veces pienso en que debería ir a terapia y así dejar de depender tanto de Lucas, pero cuando se lo he planteado, él responde tajantemente que no necesito psicólogo y ninguna de esas mierdas. Siempre insiste en que solo lo necesito a él y a nadie más. En más de una ocasión ha insinuado que Chloe y Emily son unas malas influencias para mí y que debería alejarme de ellas, aunque cada vez que lo menciona terminamos discutiendo porque yo me niego rotundamente.

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