Capitulo 4

Narra Mía.

Me cambio de ropa, para luego ver quién está al pendiente, hay muchos casos que nadie se da cuenta de que estoy saliendo del hospital, mi padre no me contestó y realmente no sé dónde quedaron mis cosas, pero el doctor que me tocó hoy digamos que no le caigo muy bien aunque no sé por qué.

Camino lentamente por los pasillos del hospital, observó muchas personas enferma y es normal, a la final es un hospital, pero puedo observar a todos luchando con lo poco que tienen, son cosas que mi padre debería mejorar, pero él no me deja opinar en sus asuntos, creo que no me tiene fe.

Salgo del hospital, cierro los ojos para sentir un poco luz del sol, escucho el sonido de un claxon, mi mirada va directo de donde proviene, veo dos autos negros.

—Mi padre no puede andar solo— Suspiro.

Observo al igual que las personas que estaban en ese lugar que se abre una de las puertas traseras del auto, del segundo auto baja una persona que ya conocía, vestido con traje y corbata, apoya su espalda en él algo mientras me observa, se afloja un poco la corbata, me acerco a él lentamente.

—¿Qué hace acá Miller? —Sonrió al verlo por una extraña razón— ¿No me diga que vino hacer beneficencia?

—Sonríe y me extiende la mano— Realmente estoy acá por ti Srta. Stiller.

—Lo miro dudosamente, veo su mano sin aceptarla y él la baja para metérsela en su bolsillo— ¿Cómo sabes que estaba acá?

—Contactos, así como los que tiene tu padre— Me responde sin moverse, yo cruzo mis brazos.

—¿Así que ya me investigaste?— Sonríe y niega con la cabeza.

—Dado al puesto que tiene tu padre, creo que sería difícil de buscar algo de información— Le iba a responder, pero prefiero no hacerlo— ¿Estás bien? Deberías descansar.

—Sonrió— Estoy bien, solo fue por la noche que tuve.

—Ríe fuertemente— ¿Vamos a tomar algo? Me siento culpable.

—No deberías— Sonrió— Pero podemos ir.

—¿A mi casa?— Pregunta y levanto una de mis cejas— No pienses mal, ¿Qué diría la prensa si te ven conmigo en cualquier lugar?— Suspiro— No me molestaría, pero quiero proteger té— Se mueve de su lugar y abre la puerta del auto— ¿Vamos?

—Asiento y entro— Gracias, por venir.

No dice nada más, tan solo le hace seña a su chofer y conduce por más o menos una hora, el silencio no era incómodo, al llegar él baja del auto y me abre la puerta dándome la mano, la cual acepto, el roce de nuestras manos hacen que mi cuerpo reacciones a emociones que tan solo una vez llegue a sentir.

—Bienvenida a mi casa— Dice él cerrando la puerta del auto, observo la casa, era una gran mansión, creo que más grande aún que la de mis padres— Gracias por venir, a pesar de que está casa sea bien grande igualmente siempre estoy solo.

—Es como en mi casa— Separó nuestras manos y nos dirigimos a la casa— Digo siempre estoy sola.

Él tan solo sonríe y entramos a su casa, no me sorprende mucho al entrar, era como me lo imaginaba todo moderno, me quedo observando un retrato en la sala de Kyler y me imagino que sus padres.

—¿Tú padres?— Pregunto curiosamente, él tan solo asiente— Te pareces un poco a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.

—Eso me debe hacer un buen partido ¿No? — Sonrió— ¿Quieres comer algo?

—Te parece si vemos una película y hacemos cotufas— Pregunto ingenuamente.

—¿Netflix?— Me mira confundido— ¿Cotufas?— Pregunta curiosamente.

—Si, pero ver N*****x realmente no tan solo el dicho— Sonrió y me acerco— Si el maíz que se explota y vez película— explico divertida y haciendo señal con la mano cuando digo que explotan.

—Palomitas— Dice corrigiéndome.

—Cotufas— Cruzo los brazos y hago puchero.

—Es muy lindo tu puchero, pero es Palomitas de maíz— Dice tratando de estar serio.

—Me crie en Venezuela y allá decimos cotufas, palomitas es para débiles— Río y él niega y ríe de igual manera.

—No sabía que vivieron allá— Me dé la mano— Vamos a la cocina— Me jala un poco y sigo sus pasos.

—Vivimos allí, bueno mejor dicho vivo allí con mi nana— A claro en camino a la cocina.

Es de mármol negro el mesón, la cocina es extremadamente grande, tiene muchos electrodomésticos, sonrió y no sé que me pasa porque cuando estoy cerca de él sonrió tanto, creo que parezco guasón, busco en toda la cocina las ollas para agarrar una y él solo ríe.

— ¿Nunca antes habías estado en una cocina?

—Desde que llegue de Venezuela no.

—Ríe— ¿Pedimos algo?— Pregunta curioso.

—No, yo puedo hacerlo, es más haré unas malteadas.

No sé cuánto tiempo tardo, pero a la final la encuentro, preparo todo él tan solo me observan en cada movimiento que doy, abro la nevera y saco algunas frutas las lavo, para luego picarla y ponerla en la licuadora.

—Pareces una chef— Sonríe y se quita la chaqueta del traje para acercarse un poco a mí— Huele a quemado.

—No seas, tonto— Recuerdo las cotufas, me acerco para apagar la ornilla.

—Déjame ayudarte— Dice, observó rápidamente donde él está, me acerco a él, pero era tarde ya había encendido la licuadora y no tenía tapa, como puedo la apagó.

—Río fuertemente a ver el desastre que hizo, al vernos cubierto de malteadas— No voy a querer tu ayuda para la cocina.

—No es chistoso— Ríe después de mencionar eso y se acerca a mí— Lo lamento, tienes hasta el cabello lleno de fruta.

—Es bueno para la piel y el cabello— Eso único que respondo, él se acerca más y me ayuda a quitar algunos trozos de fruta del cabello.

Me observa detenidamente por unos instantes, puedo sentir como mi corazón late a mil por hora, mi garganta se seca, me muerdo el labio, él pasa su mano detrás de mi cuello y si otra mano abraza mi cintura, para acercarme a él, sus labios están a centímetros, pero nos separa la alarmas de incendio y rio al ver todo el humo que hizo las cotufas, él también sonríe al ver el desastre que causamos.

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Mil gracias por darle está nueva oportunidad a esta increíble Historia.

Gracias mis fantasmitas por su apoyo incondicional, días tras día trato de realizar un capitulo con amor para ustedes.

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