QUIOS

“Ella había despertado, de aquel letargo en el que el Dios sin nombre la había puesto, fue la primera de sus hermanas en despertar, pero sin duda la más peligrosa ya estaba despierta nunca durmió.”

ATT:Anónimo.

El cielo se negaba a dejar salir el sol, era como si este se negara a darle la cara a la tierra, una pequeña chispa la llevó a convocar una noche sin estrellas ni luna, se quedó sentada en una gran piedra junto a aquella cascada que desde aquel día se convirtió en su refugio, observo como el cielo pasaba de gris a negro a cada segundo, su vista se fijó en el curso de la cascada, encontrándose con dos peces de gran tamaño, eran los únicos allí capaces de soportar la presión de la cascada, noto como se agitaban paliando entre ellos sin duda un comportamiento que le pareció extraño, pero no le tomo importancia ella no conocía del comportamiento animal, pero si de las estrellas y lo supo en cuanto miro el cielo el cual debía estar despejado de todo y se encontró con el rojo intenso de una luna creciente.

Una de sus hermanas estaba despierta y aquella luna tenía su firma por todo lo alto, La Diosa del Caos había despertado y más que enojada con aquel que la obligó a dormir, una sonrisa se apoderó de su rostro tan cínico que si algún humano la hubiera visto sin duda escaparía para no tener nada que ver con lo que pensaba hacer.

Se levantó y se encaminó a la mansión, no tenía tiempo que perder, una de sus hermanas estaba despierta en un mundo donde nadie las recuerda como las Diosas que son y sin duda Quios no iba a quedarse tranquila ante la irreverencia a la que ella se había acostumbrado.

Al entrar a la mansión todo estaba en calma, aquello parecía incluso el velo de sus hermanas, encargadas del equilibrio, Lam era quien se encargaba del bien y Otsuj se encargaba del mal, pero aquello no tenía que ver con el velo divino de la balanza, sino que más bien era la más grande Prueba de que sus hermanas estaban despertando, el mundo al sentir la presencia divina de Quios creaba un velo falso de quietud y calma, es como el sol que brilla antes de la tormenta, y para el tiempo que el mundo tiene sin sentirla, aquella tormenta sería la peor que los humanos habían visto o escuchado.

Preparo dos maletas de mano con ropa y dinero, abrió una pequeña compuerta oculta en el suelo del armario y tomo los documentos correspondientes a sus hermanas, los humanos habían tomado la vil manía de comprobar la identidad por medio de documentos, ya no valía la palabra y un apretón de manos, sin duda una pérdida de los recursos de su hermana Zalem diosa de la naturaleza en su más hermosa y terrorífica expresión.

Tomó todos los documentos con el nombre de sus hermanas, una ventaja de ser la hermana mayor es que las demás eran una copia exacta de ella, a excepción de aquellas marcas, pero aquello con un poco de maquillaje ya estuvo, y para las demás solo bastaba con realizar un cabio completo de apariencia valiéndose de pelucas, bronceadores y lentes de contacto.

Quios Tenía una luna creciente en la frente rodeado por el símbolo de una estrella sus ojos blancos tan parecidos a los suyos, junto con aquella cabeza llena de pelo blanco como la nieve, su tez era pálida como la suya sin duda las lunas y ella eran difíciles de no ver en la oscuridad, todo su ser destaca por encima de todo.

Una vez tuvo todo empacado, bajo a la entrada principal donde la esperaba uno de los autos de colección que había comprado Zahir, guardo el equipaje en el maletero, lo más pronto que pudo, sin duda sería un viaje agotador, el cuerpo de su hermana se encontraba en Afganistán fue donde ella misma dejo su cuerpo enterrado en una recámara bajo lo que hoy es un campo de batalla.

Salí del pueblo a toda velocidad con dirección al aeropuerto, donde tomaría el avión privado de la “Familia”.

Una gran sonrisa se apoderó de mi rostro y una felicidad que no había sentido desde aquel día estaba llenando aquel hueco en el que había quedado.

Una hora y media más tarde luego de cruzar toda la ciudad ya se encontraba esperando a que terminasen de preparar el jet, había salido sin avisarle al piloto, la emoción de volver a ver aquellos ojos capaces de poner el mundo a sus pies con tan solo ver una sonrisa en su rostro, la tenía eufórica aun con aquella sonrisa que lo decía todo y nada a la vez.

Cuando la tripulación estuvo lista y el permiso dado, el vuelo inició serían ocho horas de vuelo las cuales aprovecho para planear el Viaje a África sabia que era cuestión de tiempo para que SANTRASA despertará y con ellas el resto de hermanas.

Pov:

Oscuridad, que hermosa era, tan bella como su dueña, Kattale, Mi hermana, dueña de cada sombra, dueña de la oscuridad, mi hermosa Kattale.

Levantándome de aquel lecho donde había dormido desde el fin del antiguo mundo e inicio de este. Sentí mi esencia, el caos, la sangre derramada por el disturbio la esencia de Isiti estaba a mi alrededor acompañado por mi ser y por las esencias de mis hermanas, sentí el dolor de Terra al oler la sangre en sus dominios, sentí la felicidad de Santrasa al derrumbar el techo de aquel lugar, humanos, con artefactos extraños apuntándose unos a otros. Había estado bajo tierra, resguardada por los poderes de Kattale y Terra, absorbiendo el caos y el dolor que ocasionaban aquellos humanos, con razón me sentía tan viva, el mundo no había perdido la esencia de la balanza.

Los humanos se percataron de mi presencia distrayéndose y dejando que el bando contrario atacará, camine por entre los cuerpos, observando el hermoso cielo oscuro sin lunas lleno de estrellas, aquel era el cielo de Kattale tan carente de emociones tan solo y a la vez tan acompañado, la seguí, seguí a aquella estrella que brillaba con tanta intensidad la única estrella que me guiará a su lado.

Camine por tanto tiempo que Kattale fue reemplazada por Isiti, aquella que dejaba a la vista de todos las atrocidades que se ocultaban en Kattale, tan necesaria para darle energía a Santrasa y alimentar a Intiqam.

Seguí mi camino esta vez guiándome por las sombras, aquellas que nos contaban a los dioses los secretos más ocultos de la humanidad también me dirían a dónde ir.

Los humanos caminaban a mi alrededor observando cada movimiento, mi vestido gris repleto de delicados bordados y decorado con oro y diamantes, era observado, abrían el paso para mí, en sus rostros la Xəsislik (avaricia) brillaba con fuerza.

Atravesé seis colonias humanas hasta llegar a una clase de comedor, donde todos los que estaban llevaban ropas con telas delicadas, entre ante la indicación de una sombra, el lugar tenía una apariencia delicada digna de un reí, pero nunca de una diosa, una joven humana me detuvo en la entrada, ella ocupaba un pequeño puesto detrás de una mesa alta hasta el inicio de sus senos.

—masa' alkhayr sayidati , kam tawilatun?— dijo (Muy buenas tardes, señorita, ¿mesa para cuantos?) la sonrisa de la joven humana me dio pesar, quería borrar aquella felicidad de sus ojos por atreverse a mirar los míos.

—bialnisbat lishakhsayn , faliakun fi makan khasin—respondo observando todos sus gestos hacia mí, (para dos, que sea en un lugar privado.) la joven humana solo realizó un gesto con su cabeza para que la siga, caminamos por las mesas donde más humanos comían y otros los atendían, cruzamos unas puertas de cristal sin duda los humanos habían aprovechado y explotado incluso la arena de las costas y descansos del mar.

Al atravesar las puertas vi el lugar más despejado con poca gente las mesas estaban mucho más separadas y cubiertas por delicadas cortinas de seda lo que les daba más privacidad.

La humana me indicó cuál sería mi mesa y se marchó, no sin antes decir que alguien más vendría a tomar mi orden.

No respondí nada pues no sabía de lo que me hablaba, espere hasta que Isiti, Isiq y Kattale se unieron en el cielo. Fue entonces cuando ella entró, tan parecida a mí que la humana que me había traído antes se sorprendió. Lo único que nos hacía diferentes físicamente era aquella marca tatuada hace billones de años el día de nuestro nacimiento, ella fue marcada con una luna negra y yo con una brillante luna creciente, ese era el único detalle diferente para cualquier ser.

Mi hermana mayor había llegado, Kattale había llegado.

—Gözəl qaranlığım səni nə qədər darıxıram. —dije (te extrañé tanto mi hermosa oscuridad)

—Nəhayət mənim gözəl xaosumu oyatdın.— (Finalmente has despertado mi hermoso caos.) respondió, nos fundimos en un abrazo para luego sentarnos y que ella me pusiera al día con los avances humanos y todo lo que el mundo hoy en día era.

“La oscuridad y el caos estaban juntas al fin el equilibrio estaba por llegar a su fin.”

ATT:Anónimo.

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