2. Un Nombre

―Entonces, Nombre, no me vas a decir como te llamas.― Pregunta mientras sigue conduciendo. 

― Te puedo dar una pista, pero sé que aún así no lo adivinarás. Es demasiado raro.― Explico. 

― Pruébame ― Responde de manera sensual.

― Mi nombre es femenino que hace alusión a la santidad― Hablo en un tono sabelotodo pero a la vez coqueto.

― ¡Guau! ― Expresa y se ríe con gusto ― Eso es demasiado preciso, pensé que me ibas a decir una letra o no sé algo que rimara con tu nombre― Comenta. 

― Querías una pista ¿no? Ahí está, creo que es bastante clara.― Respondo. 

― Bueno, entonces seguiremos con "nombre" por ahora.― Dice divertido. 

―Me gusta la idea, argentino. ―Contesto y él sonríe. 

Minutos después llegamos al hotel donde al parecer él se hospeda.Siento que los nervios han desaparecido por completo, supongo que fueron los dos Whiskies que me tomé en el club y que ahora hacen efecto. Entramos sin hablar con nadie y subimos en el elevador hasta el octavo piso. Él vuelve a tomar mi mano y juntos caminamos por el pasillo del hotel hacia la habitación.

Cuando por fin estamos frente a la puerta, él mete la tarjeta en la cerradura haciendo que ésta se abra.― Adelante ― me invita a pasar mientras hace el ademán con su mano.

La habitación es bastante grande y tiene una hermosa vista a la cuidad. A pesar de todo es demasiado sencilla y tiene una cama King size con sábanas blancas. Él se quita el saco negro que traia y se queda con la playera negra que trae debajo. Ahora que lo veo mejor me doy cuenta que me fui del club con un hombre extremadamente guapo, con cuerpo de infarto y mirada sensual. La camisa negra y el pantalón negro están tan pegados a su cuerpo que no deja mucho a la imaginación. Su cabello negro está perfectamente peinado y la sensual barba arreglada y limpia.

― Siempre me quieren dar la suite pero me gusta esta habitación ― Comenta y se acercó a mí y me ofrece una botella de cerveza que saca del minibar ― La vista ― me dice mientras me observa a mí.

―Es bastante impresionante― respondo evitando por un momento su mirada y acepto la botella fría de cerveza―entonces debo suponer que eres un personaje influyente en Ibiza y por eso te ofrecen las mejores habitaciones pero tú a mi me ofreces una ¿chela?― hablo. 

Él sonríe ―En todo caso te estoy ofreciendo una birra, y no, no creo ser influyente, al menos no acá en Ibiza― Explica. 

 ― Bien, ¿entonces eres influyente en Argentina? y tengo entendido que se dice chela.― Insisto para después tomarme un sorbo. 

― Bueno, no sé a qué llamas influyente vos… en cuanto a lo de la “chela” en mi pais se la conoce como cerveza o birra, puede que tengamos algunas diferencias en nuestros modismos― Bromea. 

―Yo sé que es cerveza o chela… ¿Acaso eres modelo? ―Pregunto al ver su increíble y bien formado cuerpo y dejando atrás la discusión de la cerveza. 

― No, pero si tengo sesiones de fotos, y no precisamente porque venda mi imagen― Explica. 

― ¿Político? ― trato de adivinar de nuevo.

― Gracias al cielo no― Responde entre risas. 

― Gigolo ― intento una vez más bromeando.

Él lanza un carcajada ― ¿Crees que soy gigolo?― Cuestiona. 

― No me extrañaría, tienes toda la pinta.―

― ¡Guau Nombre! Sos  la sorpresa de la noche ― Se pega más a mi y acerca sus labios a mi oído. Siento como toda mi piel se eriza ― ¿Qué te parece si averiguamos qué soy? Yo también te puedo dar una pista ― Y sin preguntar me besa como si quisiera comerme los labios. De pronto siento que mis manos arden por tocarlo pero me contengo lo más que puedo. 

― Lo único que sé es que no eres un santo ― Digo mientras suspiro.

― Puedo ser lo que quieras Nombre, sólo decimelo.― Responde en un tono tan sensual que de nuevo hace que los nervios me invadan por completo. 

Toma mi botella de cerveza y la dejó en una de las mesas de la sala, después me carga entre sus brazos con toda la facilidad del mundo y me lleva a la cama. Lo beso como si nunca en la vida hubiera besado antes, sus labios se sienten tan calientes y suaves, él no me dice nada, simplemente me sigue el juego. Me recuesta sobre la cama y de pronto su camisa negra desaparece dejando su sensual pecho al descubierto.

― ¿Entonces? ― habla con ese acento argentino que tanto me ha cautivado ― ¿Alguna idea?― Pregunta. 

― Creo que necesitaré más pistas ― Le respondo.

― Esta bien, pero después no te quejes si no podes decir mi nombre.― Advierte. 

Me rió no sé si por lo que dijo o por lo que imagino que podría pasar más adelante. Desabrocha mis pantalones sin mucha complicación dejando mi lencería blanca a la vista ― Mi favorita ― dice mientras se acerca a mi vientre y me roza con sus labios haciéndome vibrar.

― ¿Estás lista? ― Me comenta coqueto mientras siento que sus dedos bajando mi braga sin que yo lo detenga. Me quedo callada mientras lo miro nerviosa ― bueno, el que calla otorga ― y de pronto siento su lengua para hacerme gemir sin que pueda evitarlo.

Trato de controlarme lo más que puedo apretando las sábanas con mis manos pero después de un rato me es imposible y comienzo a jalar un poco su cabello «es bastante bueno»,pienso mientras trato de contenerme un poco más para no terminar sin embargo, lo hago sin pudor. Trato de gritar algo pero sólo me sale un gemido. Él se levanta y con una sonrisa me dice ― Te dije que te haría falta un nombre ― Habla y empieza a besarme de nuevo subiendo por todo mi cuerpo. Cuando se pone encima de mí puedo sentir que está increíblemente excitado. Baja el cierre de mi top que para su buena suerte se encuentra en el frente y luego besa mis pechos haciéndome gemir de nuevo.

― Nombre ― me habla mientras se pone el preservativo ― creo que ya merezco que me digas como te llamas ¿no? ― Pregunta en un tono de excitación para después sentir como entra en mí.

― Creo que ya no recuerdo ni cómo me llamo ― Contestó con naturalidad haciendo que él sonría.

― Bueno, entonces sí me la pones difícil tendré que torturarte hasta que confieses ― amenaza en un tono suave y comienza a moverse de la manera más sensual que he podido sentir.

Nos besamos intensamente y puedo sentir su lengua con la mía, entre el movimiento de sus caderas y la forma en la que acaricia mi cuerpo vuelvo a sentir ese éxtasis. Debo confesar que ya había tenido relaciones antes, pero la manera en como él lo hace es increíblemente sensual. ―Mírame a los ojos, eso me gusta.― Me dice con un tono de voz entrecortado. 

En verdad estoy tan excitada que hago todo lo que me dice, si él quisiera podría pedirme lo que quiera en este instante y sin duda aceptaría. De pronto siento mi cuerpo temblar mientras una ola de placer recorre mi cuerpo y sin poder evitarlo sonrío.― Vaya ― salen las palabras de mi boca.

― Algunas gritan ¡Dios!, pero ¡vaya! también suena bien ― Comenta y vuelve a concentrarse en lo que estaba haciendo. Sus labios con los míos, su cuerpo pegado a mí y todo ese calor que emanan provoca que los dos terminemos sin poder evitarlo, él gime en mi oído y puedo sentir como sus manos tiran un poco mi cabello, después cae sobre mí y puedo sentir su corazón como un tambor en su pecho. Nos quedamos así por un momento tratando de controlarnos sin decir nada, sea un gigolo o no este hombre sabe muy bien lo que hace y se nota que lo ha practicado bastantes veces.

― Vuelvo a decírtelo Nombre, sos la sorpresa de la noche ― Me dice al oído un poco más tranquilo. Me rió sin poder evitarlo.

― Creo que eres tú la sorpresa de mi noche, argentino.― Respondo. 

Él se quita de encima y camina desnudo hacia un lado de la habitación a tomar un poco más de cerveza. Debo confesar que esa escena se quedará grabada en mi memoria por el resto de mi vida, ya que puedo admirar de los pies a la cabeza ese escultural cuerpo que sé nunca más volveré a ver en toda mi vida. Regresa a la cama y se recuesta a mi lado, yo me levanto y busco mi ropa en el piso. 

―¿Qué haces? ― me dice sorprendido.

― ¿Vistiéndome? ― respondo con tono obvio.

― ¿Quién dijo que esto ya terminó? Sólo estoy tomando un descanso ― se acerca a mi y con sus fuertes manos me toma de la cintura y me jala hacia él ― Tranquila, te juro que vas a salir viva de acá, sólo quiero pasar un rato más con vos, además no me voy a rendir hasta que me digas como te llamas.― Explica. 

Respiro profundo porque no puedo creer lo que me está pasando esta noche y sin dar rodeos le respondo ― Va, pero no te aseguro que lo averigües.―

― Eso ya lo veremos Nombre, no subestimes mi poder de insistencia ― y me vuelve a besar.

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