CAPÍTULO V

“ℂuando te vi me enamoré, y tu sonreiste por que lo sabías. "

-¡Proteged a la realeza! – Los gritos en un segundo tomaron el castillo, sumiéndolo en la peor de las catástrofes.

Y mientras alguien tiraba de mi brazo, mis pensamientos siempre eran los mismos.

Yo podía haber evitado esto. Yo lo sabía.

Y alguien de la corte Oscuridad también, e iba a averiguar quien era.

-¡Helena! ¡Muévete!

Mi mirada estaba observando al hombre que me gritaba a esas palabras, pero mi mente estaba tan lejana que apenas percibía el bullicio

Pero entre esa enorme niebla mental que me abrumaba, un solo pensamiento me hizo mantenerme cuerda.

Melanie.

Mi hermana también estaba aquí, pero ella estaba desprotegida.

-Mi hermana. Tengo que buscarla.

Mi voz estaba entrecortada y temblorosa debido al miedo, mientras me levantaba con ayuda de Kilian de la silla.

Él ni siquiera me respondió, y yo tampoco se lo exigí.

Por un instante me pregunté como estaba Ethan, pero entre tantos guardias y el constante tirón de Kilian apenas pude analizarlo un segundo.

Salimos de la estancia corriendo, mientras yo tomaba mi falda para no caerme en la carrera.

El pasillo estaba repleto de guardias e incluso había escombros y paredes caídas, y mientras corría, en esos instantes de lucidez, mi ceño se frunció sin entender contra quien podíamos estar peleando.

-¿Dónde está tu hermana? – Kilian me miró de soslayo, mientras su respiración apenas se alteraba a pesar de que la mia era apenas constante.

Sabía que yo simplemente era un lastre para él, ya que Kilian fácilmente podría doblar la rapidez que yo poseía.

-E-en la biblio-biblioteca. – Balbuceé con entrecortadas respiraciones.

Kilian dobló una esquina con tal rapidez que notaba como mis músculos se atenazaban por el dolor.

También sabía que me estaba arriesgando al confirmar que mi hermana se hallaba en la biblioteca, pero mi instinto me decía que sí, además de que era el lugar más habitual de mi hermana.

Tomé una bocanada de aire, sintiendo como el aliento se escapaba poco a poco de mis pulmones.

Y aunque, mientras corría, apenas veía nada de mi alrededor, podía escuchar los golpes y los gritos. Y lo que más me aterrorizó era que no todos sonaban humanos.

Giré mi cabeza, viendo unas puertas dobles con vidrieras quedarse atrás con rapidez. Y ante eso, paré de golpe.

Ni siquiera me fijé en si Kilian me seguía mientras corría con desesperación hacia las puertas, y entonces, algo se interpuso en mi camino.

-Señora, debo llevarla a su habitación junto con el rey hasta que todo se calme.

La voz de uno de los guardias me hizo detenerme durante unos segundos, y sin importarme demasiado lo que dijo, lo empujé hacia un lado.

El hombre ahogó una exclamación, y volviendo a sujetar mis faldas, abrí las grandes puertas de la biblioteca.

Mis pies avanzaban como una exhalación por la bonita madera, y mis pensamientos corrían por mi mente gritando las mismas palabras.

Que mi hermana esté bien, por Titania.

Vislumbré los sofares rojos en los que habituaba a leer mi hermana, y busqué con desesperación por los alrededores.

-¡Melanie! ¡Melanie, por favor!

Mis gritos despavoridos sonaron por la solitaria estancia, mientras escuchaba unos pasos por detrás mia, cosa que obvié completamente.

-¡Melanie, joder! ¡Dime que estás ahí!

Noté como mis ojos se anegaban en lágrimas, mientras mi voz se rompía por el llanto.

Tiré todos los libros y velas que se hallaban sobre la mesa en la que solía posar mi hermana los libros, y sollocé de dolor.

-¡Melanie!

Mi grito explotó en mitad del lugar, mientras mi garganta se forzaba ante el nudo que la contenía.

Los pasos volvieron a sonar detrás de mi, y girándome, saqué la daga de mi muslo.

Apunté la daga contra el cuello del desconocido, y mi nariz se rozó contra la suya mientras las lágrimas surcaban mis facciones.

-Debe ir con el rey o se la llevarán a la fuerza. Los guardias esperan fuera y me han dado diez segundos.

El rostro y las palabras de Kilian apenas tuvieron efecto en mi, mientras observaba detrás de él las puertas de la biblioteca.

-Me importa una m****a. Hasta que no encuentre a mi hermana de aquí no salgo ni ante el mismísimo rey, - observé la reacción de sus ojos, que no hicieron más que entrecerrarse.

-¿He-helena? ¿Qué haces? – abrí los ojos como platos y aparté la daga del cuello de Kilian mientras observaba a Melanie en mitad de la biblioteca.

Su expresión era de espanto, y parecía alternar la mirada entre mi y la daga, y aunque eso debía haberme detenido, no lo hizo.

Tiré la daga al suelo y corrí hacia Melanie con vehemencia.

Estaba viva ¡Oh, gracias a Titania!

Justo cuando elevé mis brazos para estrechar a mi hermana entre ellos, esta me apartó con el horror ceñido a su mirada.

-¿Ibas a matarlo? – su voz sonó incrédula y entrecortada, y yo simplemente negué levemente con la cabeza mientras mis manos acunaban su rostro.

-No, Mel, yo nunca haría eso. Sólo pensé que eran los adversarios.

Ella asintió sin parecer muy convencida, mientras sus ojos alumbraban lacrimosos.

Las lágrimas volvieron a caer desde mi lagrimar, mientras abrazaba a mi hermana con alivio.

Entonces las puertas se abrieron en un fuerte portazo, -se acabó tiempo. El rey le ordena que vaya con él en este momento.

Expulsé el aire contenido, mientras me apartaba de mi hermana contra mi voluntad.

Giré hacia los guardias, viendo como Kilian se hallaba distanciado de ellos, rígido como la madera.

Tomé la mano de Melanie y le di un apretón, mientras tragaba saliva, -lo que desee mi rey.

Solté la mano de Melanie, haciendo de tripas corazón, y sintiendo sus ojos clavados en mi espalda, me erguí y caminé con orgullo hacia los guardias

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