Capítulo 7

—No me digas... ¿Paga? ¿De un favor? —sonríe y escucha sin quitarle los ojos de los de ella, sin dejarla terminar se lanza a besarla apasionadamente, pero sin ser agresivo ni brusco, sus manos recorren su cuerpo y entre besos responde —si quieres que te trate como una mujer comportarte como una— su beso la toma desprevenida, pero era algo que en el fondo deseaba, no era la primera vez que tenía sexo sin compromiso, así que decide disfrutar, ya le dejaría las cosas claras después, le corresponde ese beso con la misma intensidad, pero escuchar eso que le dice le molesta —¿Que quieres decir?— pregunta en un gruñido, pero sus besos la dominaban —hablas como si me comportara como una niña y no es así— sus manos van a su cuello y le abraza para intensificar el beso, el calor estaba subiendo por su cuerpo y el deseo se estaba abriendo paso con más rapidez.

Su reacción le confirmaba a Paolo lo que su cuerpo le decía desde el inicio, así que al no encontrar negativas continua, estaba ya desnuda así que no había mas que la ropa de él para apartar su piel a la de ella.

—Tus actitudes de esta mañana dicen otra cosa... — jadea por las caricias que ella le proporciona —pero ya no digas mas, solo déjate llevar— sus manos viajan hasta sus caderas y sus besos van bajando por su mandíbula, cuello, hombros y pecho. Al llegar a sus pechos los toma en manos masajeándolos, relajándola, ella quería protestar pero sus caricias eran todo para dejar su mente en blanco, se podía controlar, pero que él pensara que tenía total dominio en ella le beneficiaba más. sus caricias en su piel era lo más excitante que ella podía sentir, sus besos eran un afrodisíaco que le hacían querer más de él, quizás eso era mala idea si lo pensaba bien, pero quería jugar con él, le haría pagar su comportamiento.

—Yo solo quería venirme a mi casa y tú me lo negaste —su respiración era cada vez más agitada —Aaahhh— un jadeo se le escapa de la boca, sin esperar a nada más inicia a desnudarlo, no quería tantos mismo, eso podía ser peligroso. Él se deja desnudar pues sentía el mismo deseo, pero a ella no la tomaría agresivamente como a Douglas o a cualquier otra una porque esta mujer estaba lastimada y dos porque no le despertaba ese deseo, la quería disfrutar y hacerla disfrutar, sabía que no era buena idea y que quizás arruinaría todo pero estaba dispuesto a arriesgarse, después de todo quizás podría obtener mas así.

—Te mantuve allá porque aquí hubieras estado sola y herida, no es una buena combinación— él tenía razón, después de todo sus amigos no habían llegado en todo el día y quizás se habría muerto de hambre.

—No te daré la razón aunque la tenga— dice una vez lo tiene desnudo, recorre su cuerpo sin pudor alguno, su cuerpo era fuerte y cada músculo bien definido, bien trabajado y bien apetecible, su bronceado natural era algo perfecto, pero su erección, eso era otra cosa, mordiéndose el labio lo piensa bien, si él así lo quisiera la dejaría sin caminar por una semana —Esta discusión puede darse después— realmente deseaba a ese hombre, no tenía nada que perder así que lo disfrutaría sin medirse —por ahora me interesa aclarar esto— sonríe pícara acariciando ese fuerte cuerpo que le había gustado más de lo que quería admitir. Paolo sonríe de lado al escucharla era dura y muy difícil de convencer sin duda todo un gran reto, pero con un beso consigue callarla notaba como ella lo veía sabía lo que despertaba en ella así como en otras mujeres, está totalmente confiado de que la tenía en sus manos.

—¿Aclarar? ¿Está negociando conmigo? ¿Acaso soy mercancía para usted señorita?— sin dejarla responder se lanza a sus pechos besándolos, mordiéndolos suavemente para prepararla.

Su juego era realmente bueno, deseaba que la disfrutara toda y que él dejara que ella lo disfrutará a él, sus manos se aventuran por su musculoso cuerpo hasta llegar a su cabello, tenía que sacarle su nombre, por lo menos así ya tendría como investigarlo.

—Quizás haciéndome tuya me digas tu nombre— dice entre jadeos por la excitación que provocaba su boca en sus pechos —mierda— dice en español, pensaba que él solo hablaba el inglés por lo que mirándole sonríe —eres realmente bueno, sin duda te la debes creer mucho— era realmente un buen amante. Sin dejar de saborearla y disfrutar de sus jadeos disfruta de la reacción de su cuerpo ante sus estímulos pero sobre todo del deseo que emanaban entre los dos. Escucha lo que dice y sólo sonríe.

—¿Por qué no dejamos ya las palabras?— dice bajando sus besos cada vez más cubriendo por completo su abdomen, sus manos juegan con sus pezones mientras su boca llega hasta el centro de su placer, escucha cuando dice lo de su nombre, pero no era el momento tampoco tenía caso no necesitaba nombres para expresar lo que sentía no sólo sus cuerpos. Si sexo era dulce, fresco y jugoso, rosado y perfecto, su clítoris escondido le volvían loco, saber que no estaba maltratada en esa zona le excitaba más, se podía apreciar que no había estado con muchos hombres, era totalmente perfecta, esa mujer lo estaba volviendo loco, los gemidos de ella le ponían más ardiente, quería que aquella mujer disfrutará y se diera cuenta de lo que él era capaz.

—Mmmm, siii— las sensaciones a Rachel la embargaban, ya no importaba nombres, no importaba que ella se hacía la tonta, ahora solo quería seguir disfrutando se esa lengua tan deliciosa que estaba saboreando su sexo, no veía la hora de tener esa gran polla dentro de ella, esos pensamientos calientes solo le ayudaban a tener más placer, el jugueteo que él tenía en su clítoris le hacen correrse son demora, Paolo disfrutaba de ese elixir que ella le estaba ofreciendo, bebé todo de ella.

—Merda, no lo soporto más— ya él estaba perdiendo el control, pasa la lengua de su sexo hasta su cuello dónde termina con una mordida, una mordida que a ella le parecidos tremendamente Erótica.

—No tienes por qué soportarlo, estoy lista— se miraban a los ojos mientras él se hundía poco a poco en ella, por su cabeza solo pasaba una pregunta ¿Cómo podía esa mujer estar tan apretada? Sus esfuerzos no fueron en vanos, finalmente estar dentro de ella era lo más exquisito que había sentido nunca antes, ni Douglas era tan deliciosa como esa chica que tenía bajo de él, los chillidos de ella le hacían saber que no estaba acostumbrada a un tamaño como el que tenía él.

—Tranquila, te daré tiempo— se comportaba mimoso y eso era nuevo para ella, algo estaba mal, las cosas no deberían ser así.

—Mue... Muévete, quiero sentirte ya mismo— sonríe por su orden, pero aun así le hace caso a su petición, inicia a moverse con lentitud, quería sentirla, grabársela en la piel, quería que ella se lo grabara a él en su piel, en su mente —Joder...— gime Rachel al sentirse plena con ese hombre, jamás se había sentido así, el placer era demasiado abrumador y por extraño que pareciera le gustaba muchísimo.

Entre besos, miradas y caricias los dos se hicieron el amor con una pasión que experimentaban por primera vez, lo habían disfrutado, pero estaban confundidos, jamás habían hecho el amor de esa manera.

—Tus amigos están planeando un asado— le mira mientras concilia el aire —¿Te nos unes?— era buena idea no hablar más en referencia a lo que había pasa, esas dudas ya se quitarían de su cabeza, o eso pensó él, Rachel quien no salía del shock solo asiente.

—Si quedan vivos claro que sí, un asado en la arena mirando el agua y ver las olas romperse es lo mejor— aún con las piernas fallándole se levanta —es mejor que vuelvas a tu casa y por favor dile a esos idiotas que la van a pagar— con el corazón a mil se mete al baño y lo deja ahí ¿Qué coño había pasado? Paolo le mira irse y se enoja, ninguna mujer lo había dejado solo en la cama después de hacerla suya, cabreado por ese desplante se viste y se va a su casa, ya se las haría pagar.

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