Conoce a Rachel Amstrong

¿Que hace cambiar la manera de ver la vida a una mujer que desde niña fue soñadora? ¿Por qué nos vemos obligadas a cambiar nuestra perspectiva en cuanto a las cosas buenas? Soñadora, amorosa, manipulable y muy tierna, esa era yo, pero ya no más, ahora soy quien manda, soy quien tiene el poder y soy quien hace voluntad, si no se hace las cosas como yo las pido y en el instante que lo hago pagarás un precio muy alto... Pero no me juzgues demasiado rápido, te contaré parte de mi vida.

Soy Rachel Amstrong, una española de 25 años nací en Barcelona, hija de una española y un norteamericano. Criada por una madre amorosa, alegre y que hacía feliz el mundo de todas las personas que la rodeaban, o bueno casi de todas, en mi vida hay un pequeño detalle... También soy hija de un mafioso, si de un hombre peligroso, malo y que impone su reglas siempre, es poderoso y lo sabe, por tanto controla la vida de todos a su antojo, incluyendo la de mi difunta madre y la mía, pero un día decidí que ya no más, ya nadie se podría aprovechar de mi buena voluntad y mi manera tranquila de ser, tras unos espantosos años que me hicieron mucho daño decidí escapar y rebelarme, me puse a la cabeza todos y aunque mi padre aún tenga mi vida en sus manos como el dice, ya no me dejo de nadie... Pasado 7 años soy la líder más despiadada que puede tener la mafia, ser mujer en este mundo no es fácil, llevar el apellido Amstrong es de ayuda ¡Pero no lo permito! Fui capaz de llegar a la cima por mis propios medios, más grande que yo solo Dios y aunque mi padre sea un grande como se le dice a los mafiosos no me minimizo ante él, no siempre.

Hoy soy una mujer inteligente, independiente, fuerte, sexy, vengativa y dominante, hoy por hoy soy una tía que allá por donde vaya desprende respeto y sensualidad.

—¡Les dije que los quería a todos aquí!— grito furiosa —el puto cargamento está en espera maldita sea— les miro a cada uno —¿Saben de lo que tengo muchas ganas?— ellos me miran serios y con algo de temor en sus ojos aunque no lo demuestren —tengo ganas de matarlos a todos y cada uno de ustedes— me paro frente al rubio sexy.

—Lo sentimos jefa, como ya he tratado de explicarlo, hemos tenido un retraso, el enemigo se nos ha interpuesto— carcajeo como una desquiciada.

—¿Acaso no son ustedes expertos en evadir?— me acerco más amenazante a él.

—Su padre— casi grita al instante —su padre tiene que ver en eso, hemos capturado a una y nos dijo todo— escuchar eso me deja de piedra, mi padre está aquí.

—M****a... M****a...— grito —largo, lleven el cargamento a un lugar seguro ahora, debemos salir de España cuánto antes— los empujo a la puerta para yo también salir de ahí, pero es tarde.

—¿Ibas a salir?— Antón Amstrong está justo frente a mi, aquel hombre despiadado y cínico, ese que es mi padre y parece más mi enemigo.

—Tengo cosas que hacer papá— frunzo el cejo.

—Tenemos que hablar, ahora mueve ese culo y vuelve a entrar— gruñendo le obedezco, jamás puedo hacer mi voluntad cuando está él.

—¿No puede ser en otra ocasión?— me cruzo de brazos —creí que estabas en Norteamérica— mi padre se sirve un trago, odio que se vea tan bien a su maldita edad. Es blanco con un bronceado natural, cabello canoso y muchos músculos, grita peligro y es peligroso, su manera de ser es despiadada y siempre tiene que dejar las cosas claras, es hiriente y sabe siempre dónde darte.

—Si estoy aquí es por tu maldita culpa— dice entre dientes, trata de no perder el control —has creado un maldito imperio en mi ausencia...

—No debiste abandonarme— le grito.

—Tu huiste— me grita de vuelta —siempre has sido como tu madre, nunca hacen lo que deben— frunzo el cejo y muerdo mi labio con fuerza, no quiero que hable de mamá —estoy harto de toda tu malditas locuras, joder haces carreras de autos... Te metes en problemas— se acerca más a mi —me decepcionas, crees saber cómo se controla un imperio pero no sabes nada, eres inmadura y no ves más allá de la diversión— tratando de no perder el control regulo mi respiración.

—Sabes por qué hui, que me divierta no tiene nada malo, desde que volviste a mi vida la has vuelto un maldito infierno, desde que mamá murió solo me das tristeza y malos ratos— sentir como toma mis mejillas con una sola mano y presiona sus dedos en ella hasta el punto de dolor paso saliva con dificultad.

—No quiero escuchar una maldita palabra más, has hecho lo que has querido aquí en España— me suelta y se aleja de mi, el dolor me hacen acariciar las mejillas para aliviarme —tú madre murió hace 10 años y es hora de dejar este país de m****a, firmaste tu puta sentencia cuando hiciste ese robo que no debías hacer— sonrío con malicia —me has robado a mi— grita con fuerza —hoy mismo nos vamos a Norteamérica— escuchar eso último me deja en shock, ese país nunca me ha gustado.

—Mi hogar está aquí, mi vida está aquí, no me voy a ir, ya no haré lo que tú quieres papá y si para ello debo pasar por sobre ti lo haré, lo juro— me plantó frente a él.

—Tu futuro esposo te espera y debes venir conmigo, no puedes fallar— llevándome la mano a la cabeza maldigo.

—Sabes que no quiero a ese imbécil, de niña lo quería pero ya no, entiéndelo— mi padre se bebe el trago y bufa.

—Es mejor que seas una buena niña, no puedes estar con más nadie, hay un contrato y lo sabes, no puedes estar con nadie más, debes casarte con Adrián, si estás saliendo con alguien vas a pagar muy caro— mirándole al borde de las lágrimas respiro como loca.

Mi vida es un constante infierno, soy una mujer libre, pero hay ciertas cosas de las que aún no me puedo liberar.

—No me voy a ir de aquí, me quedaré en España— cuando trato de salir dos de sus hombres entran y me hacen retroceder.

—Llévenla a su habitación hasta que les ordene— sacando mi arma les apunto.

—Den un puto paso más y lo van a lamentar— si algo saben de mi es que jamás doy una amenaza en vano.

—No sean maricas, llévenla arriba— uno de los chicos da un paso y sin pensarlo le disparo en la pierna izquierda.

—Maldita sea Rachel, deja de lastimar a mis hombres— no lo escucho, no bajo mi arma, el otro chico ayuda a su amigo —joder, búsquenme a esos dos inútiles que siempre están con ella ¡Ahora!— grita mi padre quitándome el arma —llévalo a enfermería para que lo atiendan, son unos inútiles— gruñe, veo ir a los chicos —estoy cabreado de ti, estoy harto... Harto— me ladra a la cara, sonriendo con chulería me encojo de hombros.

—Entonces déjame en paz, los dos sabemos que estabas mejor cuando no sabías de mi— a mi padre se le enrojecen los ojos de la furia, aprieta más mi brazo y cuando creo que me dirá algo que me va a doler en el alma, la puerta se abre.

—Antón suéltala— le ladra Pet.

—¿Qué coño haces aquí?— pregunta Ricardo. Mis mejores amigos siempre están a mi lado y me cuidan de todo lo que hay que cuidarme.

—Cállense la puta boca inútiles— mi padre me tira con fuerza en la dirección de mis amigos —llévenla a su habitación, si me entero que se ha escapado le pongo precio a sus cabezas, en 3 horas nos vamos a Norteamérica, no quiero retrasos— mis amigos asienten y abrazándome me sacan de ahí, al subir a la habitación inicio a tirarlo todo.

—¿Por qué tiene que odiarme tanto? ¿Por qué tiene que obligarme a estar con un hombre que me hizo daño? ¿Por qué tengo que sufrir tanto?— mis amigos conocen todo de mi pasado y nadie más que ellos conocen mis debilidades.

—Porque el mundo es una puta m****a que a lo más puro, hermoso y con buena intención lo vuelven un ser oscuro y lleno de resentimientos— contesta Peter.

—Sabes que contra tu padre poco podemos hacer, es un maldito hijo de puta que lo tiene todo a su alcance— resopla Ricardo.

—Desde luego mi poder jamás me lo va a quitar— sonrío con maldad —me voy a cagar en él y en todo lo que me tenga que cagar— sin más por hacer hasta ahora que obedecer al idiota de mi padre me preparo para el estúpido viaje.

Flashback

10 años antes.

—Mi niña preciosa— mi madre tan amorosa como siempre pasa tiempo conmigo —ya tienes 15 años hija mía— mirándole a sus hermoso ojos sonrío —jamás permitas que te obliguen a estar con quién no quieras estar— acaricia mi mejilla —¿Puedes prometerme algo?— sonriendo le doy un beso a mi madre en la frente.

—Por supuesto que sí mami, a ti te prometo todo lo que quieras— me arrodillo frente a ella.

—Quiero que me prometas que aún cuando el mundo y las personas sean crueles tú jamás te volverás como ellos, quiero que seas feliz y que jamás pierdas ese lado soñador, delicado y aventurero que tienes— sé por qué dice eso, estar con un hombre como mi padre no es fácil.

—Te lo prometo mamá, además... Yo contigo a mi lado no tengo nada de que preocuparme, se que tú me cuidaras siempre— mi madre con su eterna sonrisa me da un beso lento y largo en la frente.

—Eres lo mejor que me ha dado la vida y tu padre— su voz triste me aprisiona el corazón, le miro y sus ojos no son más que la sombra de lo que eran.

—Vámonos de aquí, dejemos a papá, tú puedes ser feliz mamá, no debes soportarlo más, podemos vivir las dos solas, juntas podemos salir adelante— mi madre con lágrimas en los ojos sonríe.

—Amo a tu padre hija, es el hombre que yo elegí para casarme y hacer mi familia, se que es difícil, pero él es bueno eso nunca lo dudes ¿De acuerdo?— sin estar de acuerdo con ella asiento con seriedad, mi padre es un hombre malo que solo le hace la vida imposible a ella.

—¿Donde coño estás?— grita mi padre entrando a la habitación de mamá, ebrio como casi todo el tiempo.

—Vamos hija, ve a tu habitación y cierra la puerta— metiéndome al closet dónde había una puerta secreta que solo mamá y yo sabíamos de su existencia me voy a mi habitación pero hago lo que no debí hacer, dejo la puerta abierta para escuchar como otras tantas veces.

—Desnúdate que quiero follarte como un maldito animal— a mi edad ya sabía todo referente al tema, incluso desde mucho antes. Cuando mi padre llegaba en mal estado podía escucharlo todo.

—Antón ahora no por favor, me duele mucho la cabeza ¿Por qué mejor no te preparo algo de comer?— mi madre jamás le alzaba la voz ni lo trataba mal.

—Por eso te engaño, por esa misma m****a me follo a las mujeres de la calle, por eso tengo mil amantes, soy tu maldito esposo y debes atenderme— los golpes no se hacen esperar, los lloros de mi madre sin llegar a los gritos y el movimiento brusco de la cama me hacen alejarme del lugar.

Las horas pasan y yo sigo sentada en mi cama a espera de que mamá venga a por mi y me diga que todo está bien, pero no sucede, no es como los otros días. Con cautela me dirijo a la puerta secreta y me voy adentrando a su habitación, al no ver a nadie me alivio.

—¿Mamá?— le llamo con un tono de voz bajo —mami ¿Ya papá se fue?— registro la enorme habitación pero no está, al entrar al baño un grito sale de mis entrañas, mi madre esta tirada en el piso muy lastimada —mamaaaaa— grito nuevamente —por favor despierta— la muevo y al hacerlo un frasco de pastillas caen de su mano, el llanto no se hace esperar, mi madre, esa que me cuidaba se había quitado la vida por los maltratos de mi padre.

Ese fue el último día que escuché a mi madre reír y llorar, fue la última vez que la vi feliz a mi lado e infeliz al lado de mi padre, fue el último día que sonreí plenamente feliz con ella.

—Ya ha paso unos meses cariño— Adrián me abraza con amor —debes superarla— besa mis labios, él es mi apoyo incondicional.

—Es que la extraño mucho— le miro a los ojos —ya no quiero vivir en la casa donde mamá se quitó la vida— suspiro.

—Vente a viví conmigo y con papá— me sonríe —nuestros padres saben de nuestra relación y lo aceptarán— sonriendo feliz por la idea le abrazo más fuerte, no había nada mejor que vivir con él.

Mi mudanza a casa de los Schneider es todo un éxito, el trato de mi novio es atento, todo estaba bien, todo era fabuloso.

—Adrián por favor no...— le pido, no sabía que infierno me esperaba, lo que vivió mi madre ahora lo estaba viviendo yo —no quiero hacerlo— le suplico.

—Eres mi maldita zorra— grita tocando mi cuerpo, cuando le siento entrar con esa brusquedad grito, los daños que me hizo el día anterior aún estaban muy reciente.

—Para... Por favor debemos habl...— su golpe en mi cara casi me noquea, tras de este vienen muchos golpes más.

—Estoy harto de hablar, estoy harto de que siempre quieras hacer lo que quieres— se baja de la cama y me tira al piso con fuerza —han pasado 3 años desde que estás aquí y eres una maldita porquería— cada palabra que sale de su boca es más dolorosa que sus golpes.

—Adrián estoy embarazada— susurro al sentir el líquido en mis piernas. Tirada en el piso en forma fetal llevo mis manos a mis piernas y al ver la sangre el llanto se me hace más intenso.

—Deja de llorar maldita zorra, has matado a mi hijo— grita.

—¿Qué está pasando?— entra Marck, el padre, él también me lastima y mi padre no se da cuenta, no me dejan verlo y lo tienen engañado. Desnuda y sin poder defenderme solo lloro la perdida de mi hijo.

—Esa maldita perra mató a mi hijo, solo me provocó y después que le di una paliza me dice que está embarazada, pero mira toda la sangre que hay, eso quería ella que yo la golpeara para perder a mi hijo— el dolor que siento físicamente no se compara al dolor que tengo emocionalmente, ahora entiendo lo que mi madre sufría, el hombre que tú escoges para ser feliz no debe tratarte así. Sin poder mantenerme despierta por los golpes que me propinó Adrián me desmayo.

Un mes después de perder a mi hijo y ser la esclava de los Schneider y sus putas, incluida las de mi propio novio, decido lo que debía hacer desde la primera vez que me golpeó, huir...

Salgo de aquella casa en un descuido de mis custodios, en camisón y pies descalzos corro por toda Barcelona, corro porque mi vida depende de ello.

—Oye— un chico me grita al atropellarlo, pero no me detengo no puedo hacerlo, tengo que huir.

—Espera— me grita el otro, les veo correr tras de mi y los nervios me atacan.

—No me hagan daño, solo quiero irme de aquí— sin más fuerzas aminoro la marcha.

—Tranquila, no te haremos daños— miro a los dos chicos frente a mi.

—Soy Peter— me tiende la mano el moreno mientras mira mis fachas con asombro.

—Yo soy Ricardo— me saluda el más delgado.

—Yo... Yo soy Rachel— desde aquel día que esos dos jóvenes se cruzaron en mi camino todo cambió, ellos me ayudaron a huir y me enseñaron a canalizar mi odio y mi dolor en una sola cosa, volverme el terror de todos los hombres y así lo hice.

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