MI OTRA VIDA
MI OTRA VIDA
Por: Ara Yi
CAPITULO 1 DIVORCIO

En un hospital en la ciudad de México…

Alba María, una mujer de rasgos agraciados, cabello castaño obscuro y largo, su piel era blanca, sus ojos color miel estaban hinchados de tanto llorar, descansaba en su cama, con una mirada triste, tenía lágrimas secas en su rostro y unas grandes y obscuras ojeras, miraba a la nada en total silencio.

Escucho abrirse la puerta y entro un hombre alto de piel aperlada clara, sus ojos azules reflejaban un destello de odio, estaba bien vestido con un traje negro a la medida, su cabello muy negro peinado hacia atrás que dejaba ver su rostro frio, detonaba peligro en toda la habitación. Hizo una señal a su asistente para que entrara.

“Señora Alba, necesito que firme estos papeles”. El asistente le comunicó a la mujer que solo observaba a él hombre con mucho resentimiento. Tomó los papeles y los leyó.

Frunció el ceño mientras leía y levanto su mirada hacia el hombre. “¿Damián… el divorcio?... Ya te dije que yo no lo hice…” Sus lágrimas corrían por su rostro con mucha indignación.

“Firma Alba, es lo mejor que puedes hacer, acabemos con esto”. Damián la observaba con los puños cerrados y odio.

“Damián hablemos por favor investiguemos este asunto juntos, encontraremos la verdad”.

Él sonrió burlonamente. “La pistola tiene tus huellas… ¡Fuiste tu quien mató a mi madre!”.

Alba negaba con la cabeza. “Eso es imposible yo nunca he disparado una pistola, yo… nunca…. ¡Yo no la mate!”.

“No quiero hablar más contigo, firma los acuerdos”.

Ella de nuevo examinó los papeles y paso a otros que estaban más abajo, sus ojos se abrieron al leer el documento donde entregaría la empresa familiar a su actual esposo Damián Alcántara. “Estas loco, no te entregare la empresa de mi familia”.

“Me entregas la empresa o la arruino, es tu decisión”. La miraba sin ninguna expresión.

“¿Por qué me haces esto, porque no crees en mí, nos amamos… Yo no…”

“Ya no creo en tus palabras Alba, y si, te amé, pero eso se acabó, no te mandare a la cárcel hasta que mi hijo nazca, pero créelo los meses siguientes serán un infierno para ti”.

“Señora, por favor”. El asistente llamado Héctor Gómez, la invitó a firmar lo más pronto posible.

Ella observo a Damián tristemente… después de unos minutos, firmo los papeles y los entrego.

El asistente salió de la habitación y solo quedaron ellos. En completo silencio, mirándose, pero cada mirada era diferente, la de ella llena de dolor y el… su odio se reflejaba inmensamente.

“El abogado vendrá a verte para ceder todos los derechos sobre mi hijo”.

Ella abrió muchos sus ojos con miedo. “También es mi hijo, lo llevo en el vientre, no puedes quitármelo, soy su madre”.

Él se acercó y la tomó fuertemente de la barbilla. “¿Crees que quiera tener a una madre asesina que estará en la cárcel mucho tiempo?”.

Las lágrimas de Alba corrían por sus mejillas. “Damián no hagas esto, por favor, confía en mi”. Trato de tomar su mano, pero él la soltó, estaba muy débil y cayó al suelo.

Damián salió de la habitación mientras escuchaba los gritos de Alba pidiéndole compasión. Lloraba y gritaba fuerte, se escuchaba por todo el pasillo, las enfermeras llegaron a auxiliarla y levantarla inyectando un sedante ligero.

Horas después despertó, en la habitación estaba una pareja discutiendo que deberían hacer en adelante.

“Mario, debemos sacarla de aquí, no podemos dejar que la encierren en la cárcel, está embarazada ya sufrió suficiente”.

“Lo se Diana, pero hay guardias al final del pasillo que vigilan, necesitamos un buen plan, Damián es muy inteligente y con el poder que tiene en toda la ciudad no iremos muy lejos”.

“El… no me enviara a la cárcel todavía…” Alba habló despacio y suave. Ellos giraron para verla. “Será cuando nazca él bebe”.

Diana se acercó a ella. “Amiga, al fin despertaste”. Ella la abrazo fuertemente mientras caían las lágrimas de ambas.

Mario se acercó. “¿Qué fue lo que te dijo?”

“Me obligo a entregar la empresa de mi familia y a firmar los papeles del divorcio…”

“Maldito infeliz”. Exclamó Mario enojado.

“Me quitara a mi bebe… me quitara todo…” Alba lloraba incontrolable.

Diana acariciaba su espalda consolándola. “Tranquila Aly, nosotros te ayudaremos, Mario te sacara de aquí”.

“No, no quiero que se involucren, los destruirá también, no. Deben alejarse de mi”.

“Alba María González no nos alejaremos de ti, sabemos las consecuencias, ya hemos empezado a movernos de esta ciudad, tú iras con nosotros, ¡Me entiendes!”. Mario le dijo tajante.

“Pero… él nunca dejara de buscarme, no viste su mirada, me odia, me odia tanto… No quiere ni escucharme”.

Diana acomodo y cobijo a Alba. “Debes descansar por favor, mañana vendré a verte, ¿De acuerdo?”.

Alba asintió. Cuando salieron ella descanso por algunas horas en su cama hasta que Damián regreso, él se sentó en el sillón que había en la habitación y la observaba durmiendo, por un momento no creía todo lo que paso, ¿Como su esposa la mujer que más amaba pudo matar a su madre a sangre fría?, las pruebas demostraban su crimen, el video del hotel donde se encontraron, la pistola con sus huellas, el registro del arma, ¡Todo!, se sentía tan dolido y amargado por amar a una asesina.

Ella despertó poco a poco y observo alrededor de la habitación hasta encontrarlo mirándola. “¿Qué quieres ahora Damián?”.

Damián se levantó y camino hacia ella. “Vine a ver a la asesina de mi madre”.

“…” Alba cerró sus ojos para dejar caer lágrimas.

Él se acercó, levantó su barbilla y la miro a los ojos. “Vendré a visitar a la asesina de mi madre todos los días y le recordare lo que hizo”.

Alba quedo estupefacta, el sufrimiento acaba de empezar para ella, lo sabía, Damián nunca la dejaría en paz. Él volvió al sillón y se sentó para observarla detenidamente sin hablar. Después de un largo tiempo se levantó y se fue.

Dejando a Alba en silencio hiperventilando y sollozando.

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