CAPITULO 9 CONOCER A LA FAMILIA

El tiempo transcurrió, el edifico se inauguró y fue renombrado ganando premios a la excelencia. Alba y Damián tenían una relación muy bonita, era tiempo de conocer a su familia, Damián ya conocía al padre de Alba, en ocasiones se encontraban en la fábrica cuando visitaba a su hija.

Bajaron del coche juntos tomados de la mano. Alba estaba un poco nerviosa, temía que no la aceptaran, Damián era viudo y su difunta esposa fue muy querida en la familia.

Entraron y la pequeña Mariana apareció en el recibidor abrazando un pequeño unicornio de peluche, tenía unos tres años de edad, miraba a Alba detenidamente, Camila su nana estaba a un lado.

Damián tomó de la mano a Alba aproximándose a Mariana. “Hola, princesa”.

Mariana los observo. “Hola papi”.

Damián se agacho a la altura de su hija mirándola. “Quiero presentarte a Alba, ella es mi novia, es la chica de la que te hable”.

Alba bajo igual a su altura. “Hola Mariana, es un placer conocerte al fin, tu papá me habla mucho de ti”.

La niña se acercó a ella y toco su cara. “Papá es muy bonita”.

Todo rieron alegres, entraron a la sala y Alba observo al padre de Damián y a su madre Margarita que estaba sentada junto a Brenda, la ahijada de su suegra.

“Buenas tardes a todos”. Alba saludo cortésmente.

“Un gusto Alba, pasa”. El señor José Alcántara estrecho su mano sonriente, ya había visto a Alba en ocasiones en las oficinas con Damián, su hijo se veía feliz y pleno de nuevo.

Alba saludo a Margarita. “Un placer señora”.

Margarita tardo mucho en darle la mano mientras la examinaba de pies a cabeza.

Alba sintió el rechazo inmediatamente pero cortésmente sonrió. Giro para ver a Brenda y saludarla. “Hola, un gusto”.

Brenda le sonrió. “Hola”. Le contestó en un tono seco.

Alba se sintió incomoda, pero Damián tomó su mano dándole un apretón, el señor José pidió que sirvieran la comida para mejorar el ambiente.

En la cena charlaban animadamente, solo Brenda y Margarita estaban serias, Alba ayudaba a Mariana a comer.

Brenda la mirada de reojo con odio. “Señorita Alba, Damián me contó que se encargó del diseño de interiores del nuevo edificio de los Alcántara”.

Alba levantó su mirada hacia Brenda. “Si, fue mi primer proyecto como diseñadora de interiores”.

Brenda sonrió. “Sabe, el consorcio y Damián necesitan a una mujer con muchas cualidades y habilidades, espero que usted las tenga, lo mencionó no por ser grosera si no por la imagen de la empresa, como dice es nueva en el ramo de diseño de interiores”.

Alba entendió el mensaje y le sonrió. “No te preocupes Brenda, conozco el negocio de mi familia desde pequeña, mis padres me enseñaron la administración tanto de la fábrica como de las tiendas, tengo dos carreras, una es diseño de interiores y la otra es administración de empresas, habló cuatro idiomas, tengo cursos avanzados en economía que estudie en el extranjero y con el proyecto del edifico gane el premio *Constantine* que se le da solo a personas con excelentes cualidades en el ramo de la arquitectura, creo que soy apta y calificada para que cualquier hombre o familia”.

Damián tomó su mano dando un apretón, estaba muy orgullosos de su novia, al igual que el señor José, era una mujer muy interesante.

Margarita hizo una mueca y se dirigió a ella. “Alba, veo que te gusta trabajar, ¿En el futuro tendrás hijos y Mariana está de por medio, crees tener el tiempo de cuidarlos o solo los tendrás y abandonaras con una nana?”.

Damián se molestó por el comentario. “Mamá la obligación de los hijos no es solo de la mujer, ambos nos haremos cargo de nuestros hijos, tú no tienes por qué preocuparte”.

Alba lo miro y agrego. “Mi madre siempre me llevo al trabajo con ella, así es como conocí las funciones del negocio familiar, mis hijos y Mariana pueden acompañarme todo el tiempo”.

El señor José estaba feliz con su nuera, pero molesto con su esposa. “Bueno Margarita a que vienen todo eso, esta es una cena familiar, porque para mí Alba ya es parte de la familia”.

Alba sonrió. “Gracias Don José”.

La relación seguía, Alba y Damián estaban tan enamorados, disfrutaban estar juntos y con Mariana que se encariño mucho con Alba.

Una noche en un coctel donde se reunían los más destacados de la ciudad, Damián y Alba entraron por las puertas grandes juntos, Damián la abrazaba de la cintura llevaba un traje a la medida color negro con corbata roja y ella tenía puesto un hermoso vestido en color rojo ceñido a el cuerpo con escote en la espalda hasta la cintura, el faldón era semicircular y con caída y abertura en una pierna, sus tacones eran altos y rojos, la presentaba formalmente a los presentes que se acercaban a saludarlos.

Del otro lado del salón, Brenda junto con otra mujer miraban alrededor.

La mujer sonrió sarcásticamente. “Bueno Brenda al parecer eso de decir que tienes a Damián en la palma de tu mano no es cierto”. Apunto hacia ellos.

Brenda estaba muy molesta, pero trato de esconderlo sonriendo. “No te equivoques Laura, esa mujer es solo la de turno, pronto se aburrirá de ella”.

Laura era hija del alcalde de la ciudad, ayudaba a Brenda a entrar en este tipo de fiestas. “Pues para ser la de turno, la está presentando con los hombres más importantes como su novia”.

Brenda los miraba ya enfurecida. “Ya verás que pronto estarán separados…”

Damián miraba a Alba y la besaba en la mejilla de vez en cuando, nunca soltó su mano. “¿Estas aburrida?”. Le susurro al oído.

Alba sonrió a la gente que pasaba. “Un poco”.

“¿Qué le parece señorita si nos escapamos?”. Damián le susurraba acercándose a su rostro mientras seguía saludando a la gente asintiendo ocasionalmente.

“Seria grandioso”. Alba lo miro expectante.

Damián busco a su asistente. “Héctor, encárgate, tenemos que retirarnos”. El asintió y los vio salir del lugar, mientras le robaba una copa a un mesero para disfrutar de la fiesta viendo de reojo a unas chicas que le sonreían.

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