Capítulo tres

Tengo que deshacerme de los demás cazadores, solo ella sobrevivirá y eso es porque ya la he elegido.

Hay un total de 3 cazadores, he de suponer que son los únicos en este lugar, camino en silencio y me posicionó detrás de un joven con mi daga presionó su cuello justamente sobre vena yugular.

¿Qué quieres?—murmura asustado—Si me matas, ellos te mataran.

—«si mueres o no a ellos simplemente no les importa»—le digo en voz baja cerca de su oído—de hecho a mí tampoco.—entierro la daga en su cuello y la sangre brinca de golpe.

Un grito sale de la garganta del joven y en ese momento los pasos de sus compañeros se acercan, sin pensarlo dos veces utilizó mis poderes para crear agujas envenenadas, subo a un árbol y espero su llegada.

En cuanto llegan tiro las agujas sobre ellos dando en el blanco apuntado, el corazón.

Las agujas contienen un potente veneno que paraliza inmediatamente el órgano con el cual entra en contacto, causa la muerte inmediata y luego desaparece dejándolo como muerte por un paro cardíaco.

—Esto fue lo más aburrido que he hecho—murmuro mientras me acercó al primer chico, miro su rostro pálido—sin duda alguna eran novatos, eso quiere decir que prefirieron sacrificarlos a ellos para salvar a los mejores.

Pero al menos comprobé la eficacia de mis agujas letales y ya he localizado a la chica que quiero conmigo.

Camino hacia la casa del alfa, los guardias me miran y enseguida me dirigen a donde se encuentra su Alfa.

—Príncipe Jordán, le agradezco que haya venido a ayudarnos—dice el señor—sin usted muchas más personas hubieran perdido la vida.

No hay nada que agradecer—informo—tenemos un Tratado y mientras este en pie este humilde demonio—hago reverencia—les ayudará y protegerá.

—por favor príncipe no se incline, usted es más poderoso que nosotros—dice el señor, recuperó mi posición anterior—usted siempre hablando de negocios.

Los negocio son negocios alfa—le digo con una sonrisa—y es lo más importante.

Jovencito la familia es más importante que nada—murmura el, mientras abraza a su hija—debería pensar en comprometerse con alguna jovencita.

No se preocupe, tengo a la indicada—digo sinceramente—algún día la traeré alfa.—seguro la próxima vez que nos veamos.

Narra Xx:

Mi cuerpo se paralizó en el campo de batalla, jamás había sido así, pero es que la simple presencia de aquel hombre me dejó completamente helada, no me permitió ni moverme y por eso ocasionó la pérdida de "Brown" hemos perdido a uno en esta batalla y hemos dejado novatos para escapar.

«cobardes»—sí, aunque cueste admitirlo—«Monstruos»—también lo somos, aunque todos digan que no, en realidad no somos diferentes a ellos.

¿Qué fue eso?—grita el líder mayor—por tu culpa mataron a "Fran" si hubieras matado a aquel chico-lobo Fran estaría vivo—reclama—hemos perdido a uno de los mejores.

¡Siempre siendo un problema!

Lo siento líder—digo fuerte para que me escuche—no sucederá de nuevo.

«Destruyó lo que toco»

Soy un monstruo como ellos, si alguien está conmigo acabará igual que él y Fran.

En ese momento entra alguien, volteo enseguida.

Ahí está él.

Ángel.

—Oí lo que sucedió en la Misión—dice tocando mi cabeza—no te preocupes no fue tú culpa, escuche del otro tipo que se metió y mato a Fran, huir de ahí fue lo mejor.

Niego—debí ayudarle y no quedarme paralizada ahí como novata—suelto rápido.

No, lo mejor fue huir—sentencia rápido—según lo que dijiste él no era normal, pudo haber sido más peligroso, no podemos perderte, eres importante.

¿Él no era importante.?—pregunto sin mirarle, por la forma en la habla da a entender eso, suspira y deja salir el aire por su boca—También lo era pero es mejor un caído que dos caídos Catelyn.

Así que mientras menos mueran, ellos estarán bien con eso.

¿Asi debe ser?

Catelyn, no vuelvas a olvidar lo que eres—murmura acariciando mi Mejía—estas donde estas por ellos, devuélveles el favor tomando su vida, entonces solo talvez puedas alcanzar al asesino de aquella noche.

No le respondo, escucho sus pasos dirigirse a la puerta, ser abierta y al final cerrada, se fue dejándome sola con ese recuerdo.

Debo eliminarlos, ellos son los causantes de mi desgracias, tomaré mi venganza por ellos—digo en voz baja—es por ello que me dejaron viva ¿no?

Se que te volveré a ver monstruo y entonces te destruiré—pensé en susurro.

Narradora:

Esa tarde en la que se encontraron.

El demonio escogió a su mujer.

La cazadora encontró el abismo sin siquiera saberlo.

Y la verdad detrás de aquella noche, la verdad detrás de la mentira, estaba por derrumbarse.

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