Capítulo veintiocho

Tal como planeé, enfrente mío estaba Liam sin mirarme.

Él sabía porque había sido llamado y lo podía notar en esos ojos que lucían tan agotados.

—Mírame—le ordene con voz neutra, pero el aún con la orden ni siquiera pudo mirarme.—¿Por qué ella?

Era claro que no podría, después de lo que había hecho.

Mis palabras suenan a reclamo.

—No pude evitarlo—alzó la voz con molestia mientras dejaba salir un chasquido—Es tan bonita... ¿Es malo querer ser feliz?

No era malo querer serlo, lo malo es que no te hace feliz lo que quieres sino solo lo quieres por envidia.

No

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