REYES MAGOS

Sara

Al llegar a España de nuevo, compramos una prueba de embarazo. Hice mis cuentas, los cálculos de las pastillas, no hay error… lo unico posible es que el destino me haga una mala jugada, aunque el tema comenzaba a entusiarmarnos… un bebé.

Por fin llegamos a casa, seguí las instrucciones e hice la prueba. Salgo con ella en la mano y me siento frente a Franco en la barra de la cocina, donde me espera ansioso.

Dejo pasar los tres minutos que indica el empaque del “artefacto” y aparece una raya rosa. La prueba da negativo. 

Se que en el fondo Franco se tranquiliza y me dice:

-Lo siento Mio Cuore… seguiremos intentando. 

Ofuzcada lo observo y le digo:

-¿Quieres que deje de cuidarme?

-Solo si tu quieres.

-Quisiera esperar un tiempo… 

-¿Cuánto tiempo?

-No  lo sé, el doctorado al menos-. Se queda pensativo y me sonríe.

-Me parece justo…

Esa noche partimos la rosca de Reyes con algunos amigos de Franco. Aún no los ubico a todos, pero son madrileños mucho más amables que los baristas del desayuno. Cabe mencionar que los dos hemos sacado un niño. Sus amigos se dedican a hacernos bromas… Lo ideal para cerrar el dia con broche de oro. -Tal vez ya venga un niño en camino- dijo la Pepa. Franco y yo nos miramos con complicidad, todo podría pasar. 

Al fin se llegan las fechas de inicio de actividades, Franco asiste al doctorado, solo acude los viernes por la tarde a la universidad. El resto de la semana nos encontramos en una oficina que hemos rentado muy cerca de casa.  

Mi puesto es más absorbente de lo que esperaba. Organizar los congresos de lenguas tiene su ciencia y lo he disfrutado hasta el momento. En Mayo es el “Primer Siposium Internacional de lenguas extranjeras”. Se esperan 25 ponentes y 500 participantes de todo el mundo, la gran mayoría políglotas de las altas esferas catedráticas y editoriales de prestigio. La sede será en Sevilla. Por lo que he tenido que viajar a aquella hermosa ciudad varias veces. Franco me acompañó la primera vez, después me dejó la responsabilidad completa. Preparé desde las invitaciones a los ponentes, buscar los espacios para las conferencias y talleres, contratar personal, logística, etc. Encontramos un hotel maravillosos con las instalaciones adecuadas, y el apoyo de la Universidad de Sevilla fue de lo mejor. 

Me mantenía ocupada, Franco también, nuestro matrimonio marchaba perfecto, hasta el día de la clausura del simposium. En la cena de clausura, amenizada por un grupo de bailarines e interpretes flamencos, apareció una mujer, una tal “Carmela”. 

-¡Franco!-gritó efusiva. Este se levantó a saludarla y ella se lanzó a sus brazos como si fuera su amado. Se me torció el higado, el intestino, en fin todo el aparato digestivo… y eso no fue todo, continuaron con su melosa conversación.

-¿Cuando llegaste?-dijo ella.

-¿A España? A finales de Diciembre…

-¿Y por qué no me has buscado? Eres un tonto… Lo que me he perdido estos meses y tu ahí en Madrid...- dijo con cara de golosa.

¡Suficiente! ¿Quién es ésta mujer que lo trata con tanta confianza?, Franco no se da cuenta de mis celos, estoy a punto de explotar, y lo que mas molesta, es que ni siquiera me ha presentado.

La chica le dice:

-Voy a mi mesa, y ahora vuelvo para charlar…- pone su mano en la mejilla y se marcha. El imbécil de Franco no se mueve, solo la mira como puberto. La mujer es exhuberante, de esas que son sensuales por naturaleza, se contonean de forma natural y son coquetas por naturaleza.

Al volver a mi lado, yo estoy como león enjaulado, furiosa por la escena y tratando de guardar la compostura, repitiéndome una y otra vez “No hagas una escena, respira profundo y cuenta hasta mil si es necesario”.

-¿Qué pasa?- me dice.

-Lo que me he perdido estos meses y tu en MAdrid...- Digo imitando la voz de pito de la tal "Carmela".

-Ah, te refieres a Carmela. Es una... amiga.

-¿Y por qué no me la presentaste? ¿Fue algo tuyo? Porque te saludó con una efusividad poco común…-dije con seriedad.

-¿Estás celosa?

-Estoy molesta.

-¿Porque no te la presenté?

¿Y todavía me lo pregunta? Al parecer yo era la única que se daba cuenta que la tal “Carmela” estaba muy pendiente de mi marido y que si hubiera podido se lo lleva al baño a comérselo vivo.

-No te hagas que la virgen te habla… no lo voy a discutir contigo en este momento. Pero es una falta de respeto.

-¿Qué cosa?

¡Ah! ¿Que le pasa?¿Cómo me hace esto? Decido dar vuelta a la página y le digo:

-Estamos trabajando, haré como que no pasa nada, pero mejor, no me hables…

En efecto, la tal Carmela seguía pendiente de Franco. Decidí poner mi mejor cara y buscar el mejor momento de marcar mi territorio.  

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