Capitulo 07

Estoy cansada y con el cuerpo molido, descubrí varias cosas como por ejemplo que Marcelo es gay, aunque en la empresa nadie lo sabe o debe saberlo, Carla tiene dos hijos y está casada hace diez años, su esposo fue quien nos dejó a cada uno en su destino, Susana por otro lado es una loca de atar se fue a su casa con un chico que conoció en el lugar y por otro lado no pude averiguar mucho de mi grandote, estaban tan animados que cuando preguntaba cambiaban de tema y me jalaban a bailar, hacía mucho que disfrutaba de ser una chica común y corriente, me la pasaba estudiando estos años para lograr ser quien puedo completar a Sebastián ser la mujer que él se merece hasta aprendí tres idiomas solo por él. Soy regresada a la realidad, cuando mi teléfono suena y es mi madre quien llama.

—Si mamá, todo va bien ¿Cómo este papá y mis hermanos? Me alegro mucho mamá ¿Y el nuevo empleo de papá? Eso es más que perfecto, mami mañana hablamos acabo de llegar y estoy súper cansada, no digas eso mamá, no me tuvieron trabajando más tiempo o yo me ofrecí a hacer horas extras, solo salo Salí con mis compañeros de trabajo a divertirme un poco, si lo sé mamá yo también pienso lo mismo, ya me había demorado mucho. Bendiciones para ti también mamá, te quiero mucho.

Debí frenarla antes que empezara con todo eso de que no es correcto lo que estoy haciendo, así que solo pregunte por mi familia, pero por otra parte me alegra el hecho que papá tiene un empleo desde casa para una compañía pequeña de contabilidad y mis hermanos están en su último año de la escuela preparatoria, eso es de las pocas cosas que han valido la pena, son los mejores de su clase, son buenos chicos y eso me llena de orgullo, una maldita lágrima se me escapa del ojo derecho, decido que no puedo sumergirme en la tristeza y nostalgia, me saco los zapatos y los arrojo a un lado, mientras me quito la ropa y quedo desnuda entrando a la ducha, dejo que el agua helada caiga sobre mi cuerpo tratando de aclarar mi mente, ¿Qué estará haciendo ahorita? Y solo recordando sus besos y su manera de amarme es que puedo controlar estas ganas de enormes que siento de llorar.

SEBASTIÁN

—¿Puedes llevarme a mi casa? — Tengo ganas de agarrarla de los cabellos y arrojará a la calle, ni que fuera su novio para hacerla de galancito de novela dejando a la damisela en su castillo.

—Solo termina de vestirte y márchate — Mientras le doy la espalda y con una mano le indico que se vaya de una vez, no pierdo mi tiempo y sigo durmiendo, sé que las personas de servicio de la casa acostumbradas a esto sabrán que hacer con ella.

...

—Señor su desayuno está listo — Mientras me miro al espejo de mi habitación, viendo que todo quede perfecto.

Luego del desayuno, tomo mis documentos y me dirijo a la oficina, en el trayecto observo en un anuncio gigante cerca a la empresa un gran anuncio de bebida energética para adolescentes y uno de ellos este vestido del mismo o color que yo usaba cuando era capitán de la preparatorio, maldita época, solo recuerdo lo horrible que fue descubrir que fui un maldito objeto, un trofeo, un capricho estúpido de una chiquilla sin corazón que lo único que hizo fue agarrar mi corazón y aplastarlo, ¡Malditas mujeres! No sirven para otra cosa que no sea follarlas.

—Llegamos — Apenas entro a la empresa, me reciben las dos recepcionistas inclinando la cabeza, no sé quiénes, pero sé que lo hacen, murmuran a mis espaldas que soy un ogro, un narcisista, que no soy de la realiza para hacer que inclinan la cabeza cuando me reciben, solo soy su maldito jefe.

—Señor se reprograma la reunión en Italia, los Romaní indican que desean que acuda a la reunión por el aniversario de su empresa — Los Romaní, los Romaní, solo los soporto por el beneficio que me traerá las conexiones.

—¿Tienes todo organizado? — Mientras me enseña las gráficas de la empresa y han aumentado las ventas.

—Si señor Rentería, también le informe a mi asistente que esté preparada. — Es cierto tendré que viajar con la señorita Olivares, cuando la veo siento rabia de cada movimiento suyo, en la reunión me di cuenta de que es como todas las mujeres, solo anda buscando que hombre que pescar para marido, solo se salvó por esa jugada inteligente de su parte, su caria de niña buena esos labios carnosos y esa manera de caminar moviendo sus caderas, puede engañar hasta al más pecador, pero a mí jamás.

—Repítale y recalque que no quiero impuntualidades, que no se repita lo de la reunión sobre todo que guarde sus distancias conmigo, en resumen, explíquele cuál es mi línea de trabajo.

Quiero quitarme de la cabeza su imagen de querer parecer niña buena inocente, algo en ella me enerva, me saca de quicio, pero ayer cuando la vi dormida sobre ese escritorio, me sentí de una manera que no puedo describir, pero luego recordé como le sonreía al dueño de Blu Ice y una especie de emociones sin sentido aparecieron en mí y por eso le grite como le grite, además estoy en todo mi derecho es mi empresa yo pago su sueldo, esa mujercita tiene algo que no termina de cuadrarme no sé cómo hizo para guardar toda la información si la mande al sótano fue para castigarla por su osadía de sonreír en la presencia de otros y la mía, pero aun así salió bien librada, no la quiero cerca de mí, no la quiero ver sonriendo, no la quiero cerca o respirando cerca de mí.

—Si señor como usted diga— Mientras yo entro a mi oficina, es como un instinto que hace que gire mi mirada y la busco, la encuentro concentrada tecleando algo, como si no notara mi presencia, eso es imposible, mi presencia no pasa desapercibida en ningún lado.

—Olivares, a mi oficina — La cara de Carla es para imprimirla y lanzarla de propaganda de cómo no mirar a su jefe.

—Muy buenos días, señor Rentería, dígame en que puedo ayudarlo, su agenda, desea que guarde más archivos, quiere que le traduzca algo — Ella habla y habla muy concentrada en cada palabra que dice, mientras que yo no dejo de ver solo su boca, como si el mundo se hubiera puesto en mute para yo poder observar cada detalle de su rostro, sus ojos cafés, sus labios, su cuerpo en forma de reloj de arena. ¡Maldita sea! Debo de dejar de pensar así de ella.

—¡Váyase de mi oficina! — Yo no me entiendo, así que menos espero que ella lo entienda, y no me interesa.

—¿Disculpe? Pero si usted me llamo, la verdad que no porque me dice que me vaya.

—¡Que se largue de mi oficina le dije! — ¡Mierda y más m****a!, ¿Qué me está pasando?

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