Capítulo 06

Estoy de regreso en mi departamento, ha sido un primer día accidentado, pero después de todo lo pude ver de cerca hasta casi sentir su aroma, pego una fotografía que tengo en mi departamento de él contra mi pecho y suspiro como tonta recordando su sonrisa, su manera que tenía de arreglar mi cabello o cuando me sentaba junto con el bajo un árbol y escuchamos música pegando nuestras cabezas al lado de la otra. Esas épocas de mi vida que no podre y no quiero olvidar, aunque también que fue la época en él mido vivía en mi sistema, pero me deja llevar por la esperanza que por fin podría ser feliz junto con él, por eso y muchas cosas más estoy dispuesta a soportar lo que sea, a sus gritos, a su manera tan fría de tratar a las personas, yo me voy a encargar de derretir ese corazón de hielo, él volviera a ser mi grandote el hombre más alegre y sonriente que había conocido, el que me enseñó a sonreír de nuevo.

Llevo horas aquí, es que por algún motivo que desconozco mi grandote hizo que Carla me enviara todo el día a la bóveda de archivos de la empresa, yo no vine para estar encerrada, yo vine para estar cerca de él, me han pedido que reorganice los archivos de los últimos años y lo coteje con la lista en los archivos computarizados que se tiene mediante una clave de entrada, lo que ellos no saben es que tengo cursos en tecnologías y tengo programas para esto que no dejan huella, si vas a la guerra tienes que ir preparada, saco el USB de mis senos y lo ingreso en el sistema.

Dos horas después el trabajo está hecho, el negocio no tiene tantos años a manos de mi grandote así que no son más que unos cuantos años los que he ingresado, como no quiero ser demasiada obvia voy a estudiar a detenimiento los documentos de los contratos del último mes, en algún momento seré su esposa así que tengo que estar muy bien preparada para ser su mano derecha y su apoyo, aunque estoy algo cansada anoche me la pase estudiando para examen en línea para mi licenciatura de administración de negocios internaciones y marketing financiero que casi no pegue un ojo en toda la noche y el sueño se apoderó de mí.

—¡Señorita Olivares! ¿Quién se ha creído usted para dormir en horario de oficina! — Aún no término de despertar creo yo y estoy teniendo una pesadilla, pero no es así le golpe sobre el escritorio me quita el sueño y veo mi reloj son las cuatro con cinco minutos, no soy cuanto he dormido que hasta el almuerzo me salteado. Solo puede ver la cara de enojón de mi sexy jefe, está bien lo admitió no debí hacer eso, pero tengo que ir enseñándole lecciones a este bom bom.

—Lo siento señor Rentería, pero según mi reloj mi turno acabó hace minutos y dudo mucho que usted haya estado parado ahí mirándome por minutos mientras dormía — Cuando quisiera que fuera verdad, que su corazón me reconozca por instinto.

—Eso no quita que deba dormir dentro de las instalaciones de esta empresa, si su turno acabo debía haberse marchado ya, al menos que no hay terminado su trabajo — Una ligera sonrisa se dibujó en sus labios, ¿Cómo paso de mi osito cariñosito a un demonio de Tasmania?

—Tiene toda la razón, señor, pero en cuanto a el trabajo de eso no va a tener ningún inconveniente, ya pasé toda la información que se me indico y está en el sistema de la empresa usted mismo puede corroborarlo — Él no espera e ingresa fechas en el programa luego de ingresar su clave y todos los archivos o contratos de esa fecha le aparecen, punto para mí, no te voy a dar motivos a que me saques de tu vida mi amor.

—Eso veo, pero de igual manera le estará llegando un memorándum por su falta de etiqueta y dormir dentro de la empresa, si ha leído el decálogo de los empleados y su contrato, con tres memorándums en él mes es despido inmediato, sin carta de recomendación o indemnización por despido arbitrario, está advertida.

Y se da la vuelta y en vez de enojarme como la haría la mayoría en mi lugar, yo solo sonreí al poder ver su caminar, nadie se imagina, como yo he soñado con este tipo de momentos durante siete años, en mi mente siempre estuvo  el estudiar con ahínco para que él se sienta orgulloso de mí, para ser el tipo de mujer que se merece. Por mi grandote lo que sea.

Estoy a punto de salir de la empresa luego de dejar todo tal cual lo encontré, cuando Marcelo el chico que me indico donde se sacaban copias el día de ayer me da el alcance.

—¿Linda verdad? — Como veo que no estoy en la empresa no puedo sonreír, absurdas reglas además que veo que mi grandote está a una distancia que fácilmente podría darse cuenta.

—Así es ¿Marcelo verdad? — Y caminamos hasta la salida y un pie fuera de la empresa, es como si el aire contenido por fin lo pudiera expulsar.

—Te entiendo estaba el ogro cerca, ¿No te parece estúpido y de la época de las cavernas la regla de no sonreír? — Quisiera gritarle que no se exprese así mi osito cariñosito, pero en parte tiene razón.

—Creo que tienes razón — En eso nos da el alcance Carla y Susan la secretaria de contabilidad.

—Linda deberíamos celebrar tu ingreso a la empresa, no cualquier puede ingresar y ser parte del equipo.

—¡Hay Carla, tú y ese lema somos un equipo! Más bien somos un ejército comandado por Hitler. — Carla le hace señas a Susana de algo que no entiendo hasta que veo cerca a Sebas.

—Debe ser una broma tuya, que ocurrente eres Susan.

—Si este tú sabes una broma, para romper el hielo como eres nueva, pero vamos te invitamos un café. — Me toma del brazo y salimos del lugar junto a Carla y Marcelo, una vez en el estacionamiento, juro que todos sentimos como si el alma regresara a nuestros cuerpos.

—Deberías besar los pies de Linda, te salvo de tu primer memo del mes Susan. Pero en vez de ese dichoso café, lo que vas a hacer es invitarnos una ronda de tragos a todos en bar del centro. — Estaba a punto de negarme, cuando recordé que puede ser la ocasión perfecta para saber más de la vida de mi grandote en este tiempo, una cosa es lo que dicen las revistas y otras las personas que están cerca de el día a día.

—Si Marcelo tiene razón, deberías invitarme un trago y así los conozco mejor.

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