Capítulo 9

[ALEGRA]

Al día siguiente: 23 de abril

Nunca imagine que derramaría tantas lágrimas en mi vida, ni siquiera cuando lo vi en la cama con ella llore como lo hice ayer, me pesan los ojos, me duele la cabeza y la luz me molesta más que nunca. Camino por los pasillos de la empresa intentando no encontrarme con ninguno de mis compañeros de trabajo para no tener que dar explicaciones y al entrar a mi oficina, cierro con llave para que nadie pueda entrar. Enciendo mi computadora, saco mi celular de la cartera, lo dejo sobre el escritorio y al mirar a mi alrededor, veo la cafetera que está sobre el mueble de mi oficina y que tantas veces me ayudo con las consecuencias de mis pocas horas de sueño a causa de cómo aquel hombre que yo creía que era Asiel y yo nos amábamos, «¿Dónde quedo todo aquello? ¿en qué momento cambio tanto? O ¿es que él era así y yo no lo sabía o no lo supe ver?» es tanta mi decepción, mi tristeza y mi rabia que no sé si en algún momento se me pase.  

Me levanto de la silla, camino hacia la cafetera con la intención de prepararme un café, pero lo poco que leí anoche acerca del embarazo, sugería que las mujeres embarazadas no tomaran café «todo sea por ti hijo» digo y saco un saquito de té del mueble para al menos tomar algo caliente que consiga relajarme un poco. Dejo que la maquina haga lo suyo e intento esperar pacientemente, pero el ruido del teléfono de la oficina me interrumpe.

—Hola— Digo al contestar la llamada.

—Alegra, soy Alejandro, necesito que vayas con urgencia a la dirección que te envié por correo electrónico y hagas un estudio de terreno. Necesito el reporte hoy si o si para mañana ir a tramitar los permisos y comenzar con el proyecto— Me informa y esto tiene que ser una broma.

—Sabes que me llevara todo el día— Explico.

—Te pago las horas extras, por favor, si no tenemos los permisos mañana, perdemos el cliente— Me deja saber y supongo que no puedo darle otra respuesta más que un si.

—Es bien, ya salgo para allá y me pongo con ello— Respondo y como si mi vida no fuera lo suficientemente complicada, ahora se le suma esto…

[…]

La palabra perfecta para describir este día es “agotador” y es que después de haber ido al terreno, tomar las muestras de la tierra que necesitaba, regresar a la empresa y trabajar con las muestras en el laboratorio, por fin tengo los resultados y solo queda preparar el reporte, miro la hora y no puedo creer que ya sean las ocho de la noche. En mi celular hay siete llamadas perdidas de Asiel que no pienso regresar y para evitar que su insistencia siga interrumpiéndome, lo apago.

Mis dedos escriben a toda prisa los resultados que encontré en las muestras de tierra y el sonido del teclado hacen eco por todas partes ya que soy la única que ha quedado en el edificio y admito que no me agrada en absoluto ya que ni el guardia de seguridad está en la entrada del edificio. Continúo avanzando en mi reporte, hasta que veo que la luz del pasillo se enciende y con algo de dudas me asomo para ver quien esta y para mi sorpresa, Alejandro me saluda con la mano.

—No te asustes, soy yo, ¿necesitas ayuda? — Me pregunta caminando hacia mí y no sé qué hace aquí a esta hora.

—Eh no… en un rato termino, pero ¿Qué haces aquí? Podría haberte enviado el reporte por correo electrónico— Cuestiono y regreso hacia mi escritorio sintiendo sus pasos detrás de mí.

—No se me hacía justo dejarte sola, además quería hablar contigo— Me deja saber cerrando la puerta detrás de él.

—¿De qué quieres hablar? — Averiguo mientras continúo escribiendo ignorándolo por completo y es que desde que lo bese para intentar vengarme de la traición de Asiel, las cosas se han puesto un poco incomodas entre los dos.

—Del beso que me diste la otra vez… me quedo gustando y si te soy muy sincero, muero por repetirlo— Confiesa y para mi sorpresa, él camina hacia mí y lleva sus manos al apoya brazos de la silla para hacerla girar y que quedemos frente a frente.

Admito que este gesto no me gusta, no entiendo porque se toma este tipo de atribuciones —Ya te lo expliqué, fue un error… estaba enfadada por algo y tuve esa pésima idea— Repito, pero él parece no entender, ya que se inclina hacia mí y por mi parte comienzo a asustarme.

—Insisto, me gusto… ¿no quieres repetirlo? — Me pregunta a poca distancia de mi boca y en respuesta llevo mis manos a su pecho para intentar alejarlo.

—No, no quiero— Respondo firme, pero él me sujeta fuertemente de las muñecas haciendo que me levante de la silla por la fuerza que inflige en mi —¡Suéltame! — Le grito intentando zafarme, pero es tal la manera que maniobra conmigo, que mi espalda termina golpeando con una de las paredes algo que me duele más de la cuenta.

—Claro, me besas y después dices que no pasa nada… así no son las cosas Alegra— Habla a modo de reclamo e intenta besarme, pero muevo mi rostro hacia un lado para evitarlo, algo que le molesta de sobremanera.

—Ya te lo expliqué, fue un error— Insisto, pero suelta una de mis muñecas para sujetarme la cara y por más que trato de moverme él me sujeta con más fuerza.

—Solo buscabas dejarme con las ganas, si es que eres como el resto de las mujeres— Dice en un tono amenazante y aprovecho que una de mis manos está libre para intentar agarrar algo del mueble que está a mi lado hasta que consigo sujetar un candelabro y lo golpeo haciendo que caiga de rodillas en el suelo quejándose del dolor.

—¡Eres un perro asqueroso, no vuelvas a acercarte a mí! — Le grito con fueza mientras que rápidamente tomo mi bolso, mi celular del escritorio y salgo corriendo lo más rápido que puedo. Estoy llegando a la puerta del edificio cuando escucho que me grita y corro con más prisa todavía hasta salir y llegar a mi coche, con mis manos temblando abro la puerta mientras que lo veo acercándose, me subo, trabo la puerta y a toda velocidad pongo el auto en marcha y arranco.

Me tiembla todo el cuerpo mientras conduzco y como si esto se tratara de una película, miro a cada instante que él no me esté siguiendo… «no lo puedo creer… ¿Cómo no me di cuenta de esto?» me reclamo entre lágrimas que son consecuencia del miedo que siento. Intento relajarme, pero es imposible y solo puedo conducir intentando no sufrir un accidente hasta que finalmente llego a la casa y entro el coche en el garaje. Cierro el portón, apago el auto y me quedo aquí dentro un momento intentando que se me pase la angustia, pero me cuesta muchísimo.

—Alegra— Escucho la voz de Asiel y al levantar mi mirada lo veo saliendo por la puerta de la cocina al garaje y acercándose a mi puerta —Ábreme— Me pide cuando no respondo e intenta abrir la puerta, pero no puede. Aprieto el botón para destrabar las puertas del auto y rápidamente él abre y se me queda mirando —¡¿Qué es lo que te sucede?! — Pregunta alarmado al verme en el estado que estoy —¿Qué hiciste? — Insiste y simplemente lo empujo.

—¡Déjame salir! — Le grito haciendo que se aleje de la puerta y salgo del auto rápidamente con mis cosas y corro hasta la habitación para encerrarme allí.

—¡Alegra! — Vuelvo a escucharlo del otro lado de la puerta.

—¡Déjame por favor, quiero estar sola! — Le grito dejándome caer al suelo y me abrazo a mis piernas intentando sacar toda esta rabia y dolor que siento dentro mientras que él sigue presionando del otro lado hasta que se cansa y se marcha haciendo que yo pueda respirar con un poco más de calma.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo