Tú, mi gran amor
Tú, mi gran amor
Por: Perséfone
Primer día

—Belén, que hermosa estás cariño— decía aquella madre tan emocionada por su hija.

—¿Estás ansiosa?, Mañana empiezas clases, que hermoso, mi bebe irá a su primer día en tercero de preparatoria, ya estás muy grande mi amor— dijo la madre con mucha ternura, era obvio que se notaba la emoción en ella.

—Si mamá, estoy tan ansiosa, conoceré nuevas personas, espero hacer nuevos amigos— dijo la peli castaño muy alegre.

Aquella chica estaba en pijamas y lista para dormir, pero antes de eso, guardaría todas sus cosas, quería que su primer día en un nuevo año escolar, fuera perfecto.

Se sabía que al igual que su madre, Belén estaba demasiado ansiosa, esperaba que esté nuevo año, por fin pudiera hacer amigos, por lo menos uno, pero si no podía hacerlos, no le importaba, ya que por el momento eso era lo de menos, lo que más esperaba era que le fuera bien en este primer día, ella creía que si le iba bien el primer día de escuela, todo el año iría muy bien para ella.

—Y los harás cariño, yo se que harás nuevos amigos, es que solo mírate, eres tan amigable, eres tan buena hija y tan buena persona— decía la madre de Belén mientras la halaga.

Era cierto que Belén era buena en todo, nunca llevaba la contraria a sus padres y ayudaba en lo que más pudiera, todo lo que hacía, lo hacía por qué quería y no por qué la obligarán.

—¿Quién no querría ser tu amigo?, La persona que se convierta en tu amigo, esa persona será muy afortunada o afortunado, será el amigo de una niña tan hermosa y amable— dijo la madre mientras le acariciaba la cabeza y la miraba con mucha dulzura.

Esos labios color rojos de la madre de Belén, solo podían en ese momento emitir halagos hacia su hija, a la cual siempre procuraba hacer sentir tan especial.

—Que dulce eres mami, eres la mejor, espero que lo sepas — dijo mientras la abrazaba, a lo cual la madre también siguió ese abrazo.

Aquella joven después de unos segundos se soltó del abrazo, para luego preguntarle a su madre — por cierto mami, ¿sigues sin tener comunicación con la familia Lonzelt?— decía la chica mientras seguía guardando sus cosas.

A la madre parecía no gustarle que hablarán de esas personas en esa casa, por qué lo que le pregunto su hija, hizo que la joven madre de estar feliz, cambiara su expresión muy rápidamente a una de seriedad, la chica no se había dado cuenta del repentino cambio de su madre, dado que seguía muy entretenida guardando todo.

Al parecer, la madre de esa niña, guardaba un secreto, que su hija no debería saber.

La señora Graciela, madre de Belén, se puso un poco nerviosa, a lo cual solo alcanzo a decir —n-no, sigo sin poderme comunicar, pero enfoquemonos en lo que pasa ahora y es que ya mi hija crecio—. Dijo intentando cambiar el tema de conversación muy repentinamente, pero ¿Que había pasado con aquella familia que su hija no debía saber?, era obvio que a la señora Graciela, no le gustaba hablar de eso, tal vez hablar de esa familia, le incomodaba, pero ¿Que podría ser?.

—Y ¿De Ángela?— dijo la pequeña mientras seguía preguntando.

—Mi amor, se te hace tarde para dormir— a la madre de Belén le salió una pequeña lágrima, la cual se la limpio de inmediato.

—Tienes razón, se me había olvidado, mami eres tan tierna, te adoro tanto, también a papá lo adoro mucho— dijo mientras le daba un beso en la mejilla a su madre y la abrazaba, aquella niña se veía tan feliz.—Me iré a dormir, debo levantarme temprano, no quiero llegar tarde a mi primer dia, que emoción—. Dijo mientras se separaba de su madre.

— Ok mi amor, lo sé— dijo la señora Graciela mientras le daba un beso en la mejilla.

El padre entro a la habitación de la pequeña Belén, para dar le las buenas noches y le dio un beso en la mejilla.

—Papi, ya me iré a dormir, los amo— dijo Belén con una gran sonrisa, mientras se acomodaba en su cómoda cama.

—Y nosotros a tí, cariño— decían mientras la veían con mucho amor, cuando vieron que terminó de acomodarse y se disponía a dormir, salieron, apagaron las luces de ese cuarto y cerraron la puerta de la habitación de Belén.

Ambos padres al salir, se dirigieron a la sala, al llegar se sentaron en las sillas que estaban en el comedor.

La madre de Belén se notaba un poco preocupada.

El padre de Belén, se había dado cuenta de lo preocupada que estaba su amada esposa.

—¿Que pasa cariño?— dijo Arthur, el padre de Belén, mientras veía a la señora Graciela, para que le contará que era lo que le preocupaba.

—Ay cariño, ella sigue preguntando por los Lonzelt y Angela, sigue preguntando por ellos, en verdad espero que no regresen nunca, mi pequeña bebé, ellos arruinaron su vida sin ella saberlo ¿Como decirle lo que pasó a mi niña, cuando ella los apreciaba mucho?, No puedo, eso le rompería el corazón, ellos han hecho mucho daño a esta familia, principalmente Isaac, ese niño, el supuesto mejor amigo de mi hija, ya veo que nunca lo fue, es el que más daño le hizo, y ¿Quien lo diría?, Angela también los apoyaba, ella estaba implicada, se muy bien que si Belén, se que si ella se entera, se que podría sufrir mucho, eran sus mejores y únicos amigos, este secreto me está costando guardarlo mucho, a ella no le ocultamos nada a excepción de esto, están horrible que tengamos que ocultarle esto a ella, es tan del, me parte por dentro — dijo la señora Graciela de Pindu, al borde del llanto, dió un gran suspiro, para luego llorar mientras se tapaba la cara, era muy obvio que todo lo que había pasado, le dolía mucho.

—Cariño, todo está bien, no te preocupes, todo seguirá estando bien , por ella, intentaremos que todo mejore, se qué por culpa de los Lonzelt, arruinaron a nuestra hija y nuestra familia, ahora se, que aquella familia, nunca nos tomos como amigos, los padres de ese chico, pudieron detener todo, pero no lo hicieron, pero tenemos que ser fuertes, por ella — dijo el señor Arthur Pindu, intentando tranquilizarla — tú sabes que eso quedó en el pasado y aunque nos duela guardarle este horrible secreto a nuestra princesa, es muy necesario, es por el bien de ella, por nuestra hija debemos ser fuertes, soportar todo esto, ella sufriría mucho si se entera y eso es lo que no queremos, ya verás que todo saldrá bien, si ellos regresan, no permitiremos que se acerquen a nuestra hija, por qué la amamos y debemos protegerla, al ser nuestra única hija, todo nuestro amor se centro en ella— dijo el señor Pindu un poco tranquilo, pero en su interior, si estaba muy preocupado, quería llorar, pero no quería que su esposa lo viera en ese estado.

Tal vez en las noches a escondidas, la señora Graciela y el señor Arthur y a escondidas, lloraban en silencio por aquel duro secreto, por lo que habían pasado, un secreto muy grande, pero con mucho significado y gran poder en ellos, podía hacerlos de estar feliz a demasiado tristes, con solo recordarlo, pero aún así, intentaban olvidarlo.

La noche transcurría poco a poco y la joven no pudo dormir bien, estaba tan emocionada y preocupada a la vez, no sabía como le iría en el nuevo año escolar, pero ella esperaba que todo estuviera bien.

Las horas pasaron y por fin llegó el gran día, el día esperado, la alarma sonó y Belén se levanto muy rápidamente, se metió a la regadera, para luego vestirse, la peli castaño estaba tan emocionada, hizo todo lo que tenía que hacer antes de ir a la escuela, reviso que en realidad si hubiera guardado todo y se fue a desayunar.

—Buenos días queridos padres—. Dijo muy alegre, mientras tomaba asiento.

—Buenos días querida, solo terminamos de comer y te llevo, ¿Está bien princesa? — dijo el padre muy alegre.

A decir verdad, todos en esa casa estaban tan emocionados por el nuevo año escolar de Belén, aquella chica de brillante sonrisa.

—Gracias papi, pero no tienes que preocuparte, la escuela queda cerca y puedo ir y regresar sola, ya estoy muy grande como para que mi padre me siga llevando — soltó una pequeña risa — además me servirá para caminar un poco— dijo mientras comía un trozo de pan tostado con mermelada.

—Mi bebé cómo a crecido, está bien cariño, si algo pasa, aunque sea muy pequeño lo que sea,  sabes que no tienes que dudar en llamarme—. Dijo el señor mientras la miraba con mucha ternura.

Aquella niña de tan solo diecisiete años, seguía siendo tratada como una bebe, pero a ella no le molestaba, al contrario, le encantaba que la tratarán así, ella se sentía tan amada por sus padres.

Se sabía que para el señor y la señora Pindu era tan importante su hija, a ella la consideraban su mayor tesoro y tenían una buena relación y comunicación con ella y se contaban todo y a todas las personas les sorprendía, ya que en muchas familias, los hijos les guardaban muchos secretos a sus padres, esa chica tenía una vida perfecta o eso pensaba ella, por qué los padres le ocultaban algo, lo cual podría destruirla, pero era por su bien que guardaban lo que había pasado o eso pensaban.

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