~NOTAS PARA UN ESTÚPIDO~

La semana transcurrió sin detenerse para que pudiera pensar en algo más que mi propia estupidez. Fui de clase a clase y de seminario a seminario sin demasiada prisa, tomando mi tiempo y tratando de seguir mi propio camino.

Buscándolo sin encontrarlo. Sintiéndome triste y desesperado por ello.

Comencé a evitar a Mackenzie, inventando excusas, poniendo demasiados pretextos, ella dejó pasar cada uno de ellos en silencio al menos fue lo que quise creer en ese momento. 

Vi a Joseph y caminé con él entre sonrisas y juegos tontos de nuestra parte. Amaba pasar mi tiempo a su lado más que con cualquier otra persona. Tal vez porque la sensación de irrealidad y de soledad desaparecían cada vez que él sonreía o su mirada se encontraba con la mía, no lo sé. 

Fui a casa caminando solo y en ocasiones con Joseph…

Las cenas con mi familia eran tranquilas, sin muchas cosas que decir.

Tareas. 

Y todo volvía a girar sobre sí mismo, una y otra y otra vez.

                                                               ❁❁❁❁❁❁

El fin de semana llegó arrastrándose con dificultad cómo yo, arañando suavemente la puerta.

                                                              ❁❁❁❁❁❁

Sábado. 

Levantarse tarde y de mal humor. 

Desayunar con Sam, las bromas pesadas y sin sentido que hizo. El idiota de Sam. 

Encerrarme en mi habitación.

Comer con mamá, solos porque era lo que hacíamos todos los sábados por la tarde.

Ir a beber algo con mis amigos por la noche sin que mis padres se dieran cuenta.

Besar a alguien en un bar oscuro mientras nadie miraba y sentir el suave y cálido contacto de un cuerpo presionado con el mío.

Ir a dormir, tratando de no pensar en nada.

                                                         ❁❁❁❁❁❁

Domingo. 

Trabajar con papá en el tejado de la casa. 

Escuchar su charla sobre mi hermano mayor y sus estupideces. 

Decirme que no sea un idiota también. Sonreír y reír a su lado, porque los dos sabíamos que yo ya era un idiota solo que en un grado menor a Sam. 

Ayudar a mamá a hornear galletas para los vecinos ¿…? 

Pasear con Mackenzie por el lago. Sonreírle forzadamente y ella a mí. Desear evitarnos de nuevo y al fin tomar rumbos separados después de una fugaz caminata, después de sentirnos peor por estar juntos.

Ir con Joseph a su casa a jugar videojuegos. Y besarlo para no sentirme tan solo. Verlo sonreír y escucharlo reír. Recorrer su cuerpo con mis manos y mis labios.

Y sentir culpa por eso después. 

Leer algunos libros olvidados en mi librero.

Llorar. 

Llorar por sentirme solo aun cuando había gente que me quería a mi alrededor. 

Llorar por ser estúpido y cobarde. 

Por ocultar quien soy realmente a mis padres y a Sam. 

Pensar todo el tiempo en esos ojos azules mientras hacía todas esas actividades.

Odiarme por eso. 

Odiarme. 

Escribir notas para no olvidar ese sentimiento. 

                                                                       ❁❁❁❁❁❁

"Estúpido"

Escribí esa palabra durante una hora seguida en mis notas. 

Mackenzie y yo no habíamos hablado mucho luego del sábado y nuestro desastroso paseo por el lago; solo una llamada el domingo cuando estaba horneando galletas con mi madre, la había invitado a llegar, pero deseé con todas mis fuerzas que ella se negara y lo hizo, dijo que tenía que atender algunos asuntos e iría con sus padres a casa de su abuela, lo cual sabía que era mentira. 

Todo había cambiado quizá fue su insistencia a que sintiera algo por ella o ese sentimiento de vacío que cada vez se clavaba más profundo en mi interior, cualquiera de las dos era lo mismo para mí. 

Sin embargo, dolía no tenerla a mi lado o esperando por mí en la mañana para caminar juntos hasta la escuela y hablarme sobre lo que hizo el fin de semana, al final, tendría que ser yo quien la buscara y se disculpara, la quería y no podía dejar que se alejara de esa manera.

Ella sabía que algo estaba pasando. Algo que no la involucraba, pero que estaba tentada a querer saber. 

Fui a mis 3 primeras clases del día y el cansancio comenzó a pesar en mis hombros. Trate de relajarme, de pensar en algo que no me hiciera sentir tan estúpido, pero no funcionó con todos yendo y viniendo de una clase a otra. 

Para mi siguiente clase me fui directamente a la biblioteca. Sería el único espacio donde podría estar solo y podría pensar en lo que me estaba ocurriendo. 

Quizá incluso podría dormir un rato.

Cuando llegué al alto edificio, busqué el rincón más alejado de los grandes ventanales aun cuando eran hermosos y daban la mejor vista del jardín bordeado de rosas del campus, lo menos que quería era que alguien me viera y se dirigiera hasta ahí. 

~“¿Estás bien?”~

Fue el mensaje que le envié a Mackenzie. La culpa estaba empezando a romper mi propia cordura. 

Mackenzie respondió: “☹”

Un simple emoticón triste nada más.

Apague mi teléfono, Mackenzie simplemente podría esperar para mis disculpas más tarde si ahora no quería hablar conmigo. 

Pasé la mirada por la biblioteca, estaba vacía por completo, la única persona ahí era la señora Miller quien me miraba desde su escritorio pensando quizá en llamar a alguien para que fuera por mí y regresar a clases. 

La saludé con la mano y ella me ignoró, sonreí. 

Miré por la pequeña ventana. El sol de medio día recorría el campus, los árboles se mecieron con suavidad contra el ligero soplo del viento, y el rumor suave de las hojas llegó a mis oídos, me sentí solo. 

Me sentí un poco enfermo. 

Melancólico.

Me recosté contra la dura mesa de madera pulida tratando de entender porque justo ahora me sentía así. 

Me quedé dormido. 

  …

Desperté. 

Una suave mano sostenía la mía. 

Mackenzie. 

Sonreí a medias al verla, todo cabello oscuro y sonrisa de lado, no esperaba verla en ese momento, sé que estaba siendo un idiota, pero, realmente justo ahora no quería saber de nadie.  

Alejé suavemente mi mano de la suya, me miró dolida y traté con todas mis fuerzas de no prestar atención a ese gesto. 

—Hola — susurró.

—Hola — fue mi respuesta, simple. Nos observamos durante lo que pareció demasiado tiempo y luego simplemente seguí. 

—¿Qué ocurrió? — pregunté sin muchos ánimos, ella suspiró y su sonrisa tembló. 

—Nada, estaba cansada. Te busqué durante el almuerzo. 

—Lo siento, no me sentía bien. También estoy cansado. 

—Está bien, Joseph estaba buscándote también.

—¿En serio? — pregunté con un poco más de entusiasmo, ella me miró, sus labios se apretaron en una línea recta y fría. 

—Sí. Te traje esto — me había llevado el almuerzo, comida china. 

Sonreí y le di las gracias. 

No tenía hambre de todos modos. 

Comimos en silencio. 

Luego de lo que pareció demasiado tiempo en silencio fue ella quien comenzó a hablar, supongo que todo estaba un poco mejor que antes. 

Mackenzie me habló sobre sus proyectos de biología. Y traté de lucir optimista mientras me decía que necesitaría mi ayuda para aprobar algunas cuantas materias más. 

Comí despacio sin decir mucho, solo escuché lo que estuvo bien para Mackenzie. Lo agradecí porque me conocía mejor que nadie y a pesar de actuar raro con ella, simplemente ahí estaba, llevándome el almuerzo, comiendo conmigo en el rincón más alejado de la biblioteca y tratando de hacerme sentir útil.

                                                                  ❁❁❁❁❁❁

Mackenzie se fue. 

Me quedé solo otra vez. 

Deseé buscar a Joseph para no sentirme tan estúpido luego solo deseché la idea. 

Quizá irme a casa y decir que estaba enfermo era la mejor solución. 

Me levanté de la silla y tomé mis cosas; fue entonces que sentí como alguien me observaba, y lo vi de nuevo. 

Sus ojos azules. 

Su piel suave y sonrojada. 

Su mirada se clavó en mí, en mis movimientos. 

Me sentí torpe. 

Me sentí inseguro. 

Lo era. 

Su mirada quemaba. 

Mis propias mejillas se sintieron arder. 

Caminé lentamente por el pasillo, él llamó mi nombre. 

—¿Owen? – preguntó, mis piernas se detuvieron en seco, su voz suave y profunda lanzó ecos en mi cabeza, quise correr.

— Mm… ¿Sí? – me quedé de pie mirando frente a mí, la señora Miller levantó una ceja en mi dirección, volteé a verlo. 

—Hola, soy Tanner Way – susurró, extendió una mano hasta mí. 

— Ah… Hola, Owen Haner – dije, él se acercó un poco más a mí, yo tomé su mano con la mía, la suavidad de su piel se quedó grabada en la mía. Suspiré.

Su fragancia fresca me hizo dudar de mí mismo. Mis mejillas volvieron a arder. Asentí y me alejé un par de pasos.

—Perdón, pero, ¿podría saber por qué… — comencé, él sonrió y su sonrisa se extendió suavemente por su rostro, deseé poder besar esa sonrisa algún día, me golpeé mentalmente por pensar en cosas tan absurdas como esas. 

—Lo lamento, es solo que… no has venido a clase de literatura moderna estos días – dijo, lo miré y me reí, él me miró dudoso. 

— Oh, ya. Realmente no tomó clases de literatura moderna – pase una mano por mis cabellos y él se concentró en ese pequeño gesto, su mirada azul y la mía se encontraron de nuevo. 

—¿No?

—No… Yo solo, acompañaba a una amiga – respondí, él asintió. 

—Bueno sí, de hecho, ya lo sabía – murmuró, alcé una ceja, él se rascó la mejilla. 

—  No entiendo, ¿Qué es lo que sucede? – pregunté nervioso, moví mi peso de un pie al otro y una de mis notas cayó al suelo a sus pies. 

"¿Por qué tiene que ser tan difícil hablar sobre mí? ¿Por qué debo ocultar siempre lo que realmente soy?"

Tanner miró la nota. 

Él frunció el entrecejo y se apresuró a levantarla. 

La leyó de nuevo. 

—¿Podrías dármela? – dije mientras tendía mi mano hacia él, me miró durante unos segundos y me la entregó.

—Perdón – se disculpó, yo solo arrugué la nota contra la palma de mi mano, él me observó de nuevo, la guardé dentro del bolsillo de mi abrigo.

—¿Entonces? – sus ojos volvieron a mi rostro, luego al pequeño anillo negro de mi mano derecha que jugaba sin descanso porque estaba nervioso.

—¿Eres amigo de Mackenzie? – preguntó de repente, yo lo observe. 

¡Oh no! ¡Por favor no!

—Ah sí, es mi amiga, ¿Qué con eso.

—Realmente lamento esto, Owen. Ponerte en esta situación, de verdad que lo siento, si no quieres hacerlo, está bien por mí.

—¿De qué diablos hablas? 

—Sé que suena extraño, pero, me preguntaba si… Si tú podrías ayudarme a acercarme a ella, ¿sabes?

—¿Qué?

—Mm… Sí, bueno… Ella me interesa, románticamente hablando – susurró. 

Sentí mi corazón romperse. 

Sentí náuseas, sentí que quería gritar. 

Quise gritar. 

Quería correr. 

Deseé haberme ido a casa. 

Desee muchas cosas en ese momento.

Otra vez ella, ¿no? 

Tenía a Joseph sin saberlo. 

Y ahora… ahora esto. 

De cualquier manera, ¿Por qué me sentía así? Mackenzie, no tenía la culpa. Sin embargo, la odié por un momento, por un momento demasiado largo. 

 —¿Owen?

—Ah… — me encogí de hombros.

—Sé que no sale con nadie, y solo quería confirmar que tú y ella tampoco tuvieran nada, normalmente siempre están juntos y… 

—Somos amigos. 

—Bien, ¿entonces? 

—Yo… — el timbre sonó anunciando la salida, me dio tiempo de pensar un segundo hasta que el estridente sonido cesó. 

¿Por qué a mí? ¿Por qué?

Podía ver sus ojos azules. 

Podía ver el suave contorno de sus labios. 

El color de su cabello. 

El largo de sus pestañas. 

Pero, nada de él podría ser mío.

—Creí que salías con la pelirroja, ¿no? — él me miró por un segundo, luego sonrió.

—Ah, te refieres a Laurent — yo asentí, el nudo en mi garganta se hizo cada vez más grande, quería salir de ahí, sin embargo, mis piernas se negaban a abandonar aquella sala. 

—Ella es mi hermanastra, mi padre y su madre se casaron el verano pasado — respondió, me encogí de hombros – entonces, ¿podrías ayudarme?

—Realmente no lo sé…. Tengo… Estoy realmente ocupado y… 

—Pero si estabas durmiendo en la biblioteca — me atacó, respiró hondo.

—No lo sé.

- Por favor, Owen.

- ¿Por qué no lo haces por tus propios medios? Comparten clases, ¿no?

- Bueno sí, pero la mayor parte del tiempo la pasa contigo, incluso sé que también tienen clases juntos.

- Ah.

- Solo piénsalo si quieres. Te veré después. 

Después de eso lo vi marcharse rápidamente. 

Joseph entró después de eso. 

- Mack me dijo que estabas aquí, así que vine para ir juntos a tomar algo – sonrió, esta vez su sonrisa no me hizo sentir nada.  

❁❁❁❁❁❁¿Qué sucede? – tomó mi mano y yo la aleje suavemente, de cualquier manera, tenía que decirle eso, al final, Joseph también estaba enamorado de Mackenzie. 

—Vamos a otro lugar – susurré y caminé lejos de él, lo escuché suspirar y seguirme. 

                                                                         ❁❁❁❁❁❁

 Salimos del instituto, podía escuchar los pasos de Joseph detrás de mí; ninguno de los dos dejó nada hasta que fue él quien se cansó de todo aquello, tomó mi brazo y me hizo voltear a verlo. Examinó mi rostro con cuidado, sus hermosos ojos color avellana se detuvieron en los míos, suspiró despacio y yo lo besé. 

—Owen, basta – susurro contras mis labios, se aliento olía café; presionó con un poco más de fuerza mi brazo, yo me alejé. 

Sus mejillas estaban sonrojadas, desee guardar ese momento para siempre. 

—¿Qué es lo que te ocurre, Owen? No haces eso tan de repente en un lugar público – mencionó, me encogí de hombros y miré la calle vacía a nuestro alrededor. 

—Supongo que odiarías que alguien te vea conmigo, ¿no? — sonreí.

—No se trata de eso Owen, lo sabes. 

—Claro, es simplemente es que soy un estúpido — mi tono molesto lo hizo enarcar una de sus finas cejas en mi dirección.  

—¿Vas a decirme que ocurre? ¿Por qué actúas de esa manera?

—Nada. 

—¿Nada? ¿Acaso tuviste una pelea con Mackenzie?

El solo escuchar su nombre me hizo sentir estúpido, me causo dolor de alguna manera. Estaba siendo demasiado injusto con ella, quien ni siquiera sabía nada de lo que me sucedía, pero, no me importaba ya.

—No.

—¿Para qué quieres ir a otro lugar entonces? ¿para hablarme de esa manera

—No. 

Joseph suspiró y se pasó una mano por sus cabellos oscuros, yo lo observé, su lindo rostro, su cuerpo atlético y la expresión molesta que tanto disfrutaba ver.

—¿Podríamos ir a tu casa? — pregunté en un susurro, necesitaba estar con él, necesitaba simplemente que me hiciera sentir bien sin pensar en las consecuencias, sin pensar en nada más. Lo vi moverse incómodo, supe la respuesta antes de que dijera algo. 

—Owen…

—De acuerdo. Creo que solo iré a casa entonces — dije con amargura, odiaba cuando Joseph me rechazaba de esa manera, di media vuelta y él tomó mi mano. 

—Dime que es lo que te sucede — yo solté mi mano de la suya, su cálido toque se perdió otra vez. 

—Solo es un juego para ti, ¿no?

—¿A qué te refieres?

—Lo nuestro. Solo has estado experimentando conmigo, ¿no? Saber que se siente y cómo se siente estar con alguien como yo, ¿no es así? Hasta que Mackenzie se fije en ti.

—Sabes que…

—No, olvídalo. Está bien. Ella es la chica indicada, ¿no? ¿Quién querría estar con alguien de su mismo sexo? Es completamente raro, ¿verdad? 

—¿Eso es lo que te molesta? ¿Qué me gusta Mackenzie?  Creí que habíamos hablado de eso desde el inicio, Owen. Lo has sabido desde que éramos niños y estaba bien para ti, ¿Qué ha cambiado?

—Sí, soy demasiado estúpido — caminé un par de pasos lejos de él.

—Búscame cuando desees tener sexo sin compromisos, Joseph, eso solo eso, ¿verdad?

No escuché su respuesta.

Corrí. 

Corrí los más rápido que pude sin mirar atrás. 

Corrí lejos de él. 

Lejos de las palabras que había dicho. 

De ese sentimiento de abandono de nuevo. 

Sabía que yo mismo había dicho que era sencillo estar con Joseph, y lo era de verdad, solo que justo ahora me sentía herido, como un completo idiota. 

Recordé la sensación, esa sensación cuando me rompieron el corazón, cuando jugaron conmigo, con mis sentimientos, con todo aquello que yo creía. 

Llegué a casa. 

Sam me saludó con un gesto de la mano desde el comedor y mi madre me ofreció algo de tomar y algunas galletas que recientemente había horneado para Sam y para mí, traté de sonreír y no lo conseguí. 

Corrí a mi habitación.  

Me dejé caer sobre la cama y simplemente dejé de pensar.

….

Mi madre vino luego de unas horas. Traía consigo una bandeja con té verde, la dejó sobre la cómoda con cuidado y me observó con cuidado, su cabello rubio caía sumamente sobre su precioso rostro, acomodo uno de sus mechones detrás de su oreja, ese pequeño gesto que teníamos en común cada vez que nos sentíamos algo nerviosos, preocupados. Sus labios dejaron un suave beso en mi mejilla derecha ahora húmeda, había llorado sobre la almohada. 

Ella se sentó junto a mí y lloré de nuevo solo porque podía hacerlo y porque mi madre estaba ahí. Ella me dejó llorar en silencio sin decir nada y lo agradecí sinceramente. Acaricio mis propios cabellos rubios con una mano y ese toque me hizo sentir mejor, más cálido, más real.

—Te amo, cariño — me susurró al oído, luego se marchó y me dejó solo de nuevo.  

Mackenzie me llamó por teléfono, pero no contesté. En cambio, me mandó un mensaje de texto que no pude ignorar.

~Hola, ¿estás bien? Hablé con Joseph hace un momento, me dijo que estaba preocupado por ti. ¿Pasó algo? ¿Discutieron? Contéstame Owen, también estoy preocupada ~

Suspiré pesadamente y envié mi respuesta. 

~Hola, Mack. Estoy bien, no tienes porqué preocuparte. Estoy un poco cansado, nada importante. Estamos bien Joseph y yo~

Esperé un par de minutos y ella contestó: ~Me alegra saberlo, cuídate por favor, Owen. Te esperaré mañana para ir a la escuela podríamos desayunar juntos antes de las clases, ¿suena bien? ~

Maldición. 

~No te moleste Mack, debo ayudar a mi padre con algunas cosas del trabajo, lamento que no podré ir a la escuela por eso. Otro día será. En fin, buenas noches~

Apague mi teléfono sin esperar ninguna respuesta de su parte. Tomé una ducha y me fui a la cama

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo