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Abrió su regalo con emoción era un día simplemente perfecto, no hacía demasiado calor o frío. Gala se preparó durante toda la tarde para su cita con Adrien, se veía tan sensual y hermosa con su vestido negro manga larga y escote en la espalda, su labial rojo su cabello suelto hacía atrás. 

—¿Como me veo?—pregunto nerviosa. 

Renata se levantó y aplaudió. 

—Magnífica.—respondió alegre. 

Ellas se miraron entre sí sentía demasiados nervios. Adrien le había pedido qué sea puntual y se vistiera elegante, miro por última vez su vestido y sonrió amaba tanto su cuerpo. 

—Saldremos juntas, quiero decirte qué si necesitás ayuda envía un emoji él primero qué aparece en tú teclado y si todo está bien... Envía una vocal.—dijo con precaución. 

Salieron y fueron corriendo hasta la entrada. Jamás había pensado qué haría ésto pero hay algo en ese misterioso hombre qué la dejaba pensando. 

—Vinieron por mi Renata. 

Era un audi rojo, era demasiado precioso. Él chófer sonrió. 

—Señorita Morozov. Mi nombre es Tylor Adalid, confíe en él señor Allard es un buen sujeto. 

Gala subió y miro su móvil. 

—Es un placer señor, mi nombre seguramente lo debe saber. Soy Gala Morozov.—se presentó sonriendo. 

Pasaron unos minutos y llegaron a un restaurante. Gala abrió la puerta y se bajo con la ayuda de Tylor. 

—Qué tenga linda velada. 

El restaurante estaba vacío, era grande con luces en neón y navideñas. Tenía cortinas rojas y un bar precioso. 

—¡Señorita , Morozov!—hablaron, Gala trago saliva y se dió vuelta de manera lenta y sensual. 

Él era alto, cabello negro, ojos profundo y negros. De buen porte y con lo qué parecía músculos. 

—Señor Adrien—titubeo.

El besó su mano y examinó su cuerpo, quedó maravillado ante tanta belleza y sensualidad. Gala sintió una electricidad recorrer todo su cuerpo. 

—Siéntate Gala y dime, ¿ya firmaste?—pregunta mientras servía vino. 

Gala acomodo su cabello. 

—No, pero estoy interesada en saber sobre tú Adrien... Quiero estar segura. 

Él pasó su dedo anular por su propia boca haciendo qué Gala mordiera su labio. 

—Tengo un Buffet de abogados, soy abogado Civil. Tengo cuarenta y dos años... Ahora dime tú. 

Gala sonrió. 

—Estudió psicológia. Tengo veintidós años tengo un promedio exelente.—respondió cabizbajo. 

Él se acercó a Gala. 

—Jamás bajes la mirada, tienes unos labios preciosos, unos ojos encantadores y una manera de ver tan intimidante... Qué hacen qué deseé tocarte más.—tomó un sorbo de vino

Gala miro su dedo él estaba casado. Esto se estaba poniendo tan intimidante como peligroso y sensual lo qué ella adora de un hombre. 

—Está bien... Obedecere, quiero saber sobre lo qué le gusta me refiero a las relaciones sexuales.—dijo con franqueza. 

Él sonrió y la miro fijamente. 

—Me gusta él bondage, adoro tener él control y también me gusta qué estén dispuestas a complacerme y complacerte. Créeme jamás te aburririas conmigo bebé.

Gala sintió un escalofrío precioso.. 

—Quiero qué me des una probada de lo qué podrías hacer. ¡Papi!—suplico.

El tomó sus manos y se levantaron de la mesa. Gala quedó perpleja. 

—Cuando dices papi, juegas con fuego mi preciosa bebé.—respondió con deseo. 

Tomó su barbilla y besó su labio superior, luego él inferior humedecio más su boca. Gala metió su lengua y ya entrelazadas sentían como la temperatura subía 

—¡Mierda!—vocifero.

Él se alejo. 

—Cumpliré todos tus deseos, sólo se mía exclusivamente. Te quiero para mi y juro qué tendrás más qué sólo un beso húmedo. 

Gala tomó una uva y la llevó de manera provocante. 

—Está bien. ¡Acepto!.

—Bien hecho mi Dulce Tentación. 


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