Amor azul (Parte 1)

El primer amor... cómo se podría describir al primer amor ¿pasional?, ¿aventurero?, personalmente creo que la palabra perfecta es experiencias, porque, así como su propio nombre lo dice es la primera vez que sentimos como el mundo se torna de diferentes colores los cuales ni sabíamos que existían... es un amor joven e inocente que de alguna manera dicta los siguientes pasos que daremos en el camino.

Adolescencia... sinónimo de terror, negación, impulsividad y cambios, ¡cómo me hubiera gustado saber cuántos cambios tendría mi vida! al estar en el patio de mi escuela precisamente ese día y a esa hora. En fin, eso hubiese sido retrasar lo inevitable... supongo.

Para: Hunter Loiupier

De: Angelique Bagley

Asunto: ¿Amigos?

Fecha: 12 de abril del 2011- Caracas Venezuela

Estaba en uno de los bancos del patio de la escuela, me encontraba recostada mirando hacia las nubes, tratando de buscarles formas lógicas o simplemente observarlas, me imaginaba historias según las formas que encontraba, imaginaba ser yo la protagonista de esas historias con príncipes azules, castillos encantados y feroces dragones. Tal vez ya estaba bastante grandecita como para pensar en esas cosas, pero era una soñadora y nadie tenía qué saber lo que imaginaba en mi loca cabeza.

Mientras se reproducía mi playlist de Luis Miguel, seguía imaginando historias, sin embargo, de un momento a otro en vez de ver nubes, vi un rostro.

—Me estás tapando la vista— anuncié sin dirigirte la mirada.

—Bueno... te he estado observando un rato y quería saber lo que hacías… la verdad es que quiero saber por qué miras tanto al cielo — respondiste.

Por un momento pensé que eras una de las personas más tontas que había conocido, ¿Cómo no podías ver la belleza de las nubes o el cielo en general?, necesitaba mostrártelo si no lo veías todavía.

—Primero que nada ¿Podrías apartarte? Me sigues obstruyendo la vista y segundo… ven recuéstate en un banco y míralo… si no ves su belleza, entonces eres ciego— Solté tras un bufido.

Me miraste sorprendido, se podría decir que no esperabas que te respondiera y mucho menos de esa forma. Luego de apartarte te tumbaste en el banco vecino al mío.

—Sigo sin entenderlo ¿Qué tiene de especial? — dijiste mirándome confundido.

—Debes concentrarte, pero al mismo tiempo dejarte llevar, cierra los ojos un momento e imagina lo que te haga más feliz en el mundo… luego miras hacia las nubes y buscas las formas —respondí volviendo a colocar mis audífonos.

—Lo siento, pero sigo sin verlo ¿Qué escuchas? — preguntaste dirigiendo la mirada hacia mi teléfono.

—Es música de señora, no te gustará— dije encogiendo mis hombros.

—Te sorprendería, me considero fan número 1 de la música de señoras... anda déjame escuchar a ver que tal— dijiste agarrando uno de los audífonos y poniéndotelo.

Le di play a la playlist de Luis Miguel, mientras trataba de observar de reojo tu expresión mientras la música sonaba.

—Me encanta Luis Miguel y más aún sus discos de Romance— dijiste dándome una sonrisa, recostando la espalda en el árbol detrás de los bancos.

Un rato más tarde, cuando sonó el timbre indicando que el receso había concluido, te levantaste y me miraste. Fue en ese momento en el que me fijé en tu apariencia y lo guapo que eras.

—Me agradas niña que escucha música de señora y mira las nubes sin razón alguna, dame tu número para hablar— señalaste.

El color rosa se posó en mis mejillas involuntariamente mientras te dictaba mi número, luego me diste otra de esas sonrisas perfectas tuyas y nos despedimos.

—¡Espera! no me dijiste tu nombre— grité corriendo detrás de ti.

—Pronto lo sabrás Angelique— revelaste de vuelta, perdiéndote entre los pasillos.

Nunca supe cómo es que sabías mi nombre, pero en ese momento no le di mucha importancia.

Nuestro primer encuentro no fue uno de los mejores, sin embargo, hubo algo en tu mirada color miel y en tus rizos dorados que me hizo sentir mariposas en el estómago por primera vez. Y me hacías sentir más feliz de lo normal por lo que no dudé en seguir encontrándonos.

Después de ese momento, frecuentamos el banco para hablar, cada vez nos conocíamos más, me contabas sobre tus enormes gustos hacia la música de los 80's y tu fascinación hacia los pianos y guitarras eléctricas. Creo que el momento exacto cuando me enamoré de ti fue cuando me dijiste que te encantaba la música de Michael Jackson y tenías todos sus álbumes en tu celular.

Se podría decir que de alguna manera la música fue el inicio de nuestra historia, fue lo que nos conectó para empezar a crear nuestro propio mundo en el cual existíamos tú, yo y nadie más.

Hunter y Angelique, los mejores amigos de la historia.

Nada ni nadie nos iba a separar.

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