El profesor vampiro

Nos dio un trabajo de investigación para entregar la clase siguiente y pidió a todos que se retiraran, menos a mí.

-¿Pasa algo profesor?

-Supe que te mudaste de california, ¿puedo saber porque?

-Le ofrecieron trabajo a mi padre y es por eso que estoy aquí.

-En la lista veo que tu segundo nombre es Cristine.

-Si, pero me gusta más Melody por eso prefiero que me llamen así.

-Entiendo. Sabes, me pareces extrañamente conocida, ¿no nos hemos visto en algún lado?

-No creo.

-¿Estás segura?, porque juraría que te conocí antes, ¿no sientes lo mismo?

-No, lo siento, es la primera vez que lo veo.

-Disculpa, te debe parecer extraño que te haga todas estas preguntas, pero te pareces mucho a alguien que conozco, pero debe ser mi imaginación.

-¿Ya me puedo ir?

-Si, hasta mañana.

-Hasta mañana.

La conversación me incomodo un poco pero no le importancia. Tomé rápidamente mi mochila y sali del salon. Pude sentir su mirada clavada en mi espalda mientras me retiraba y la sensación de incomodidad no se iba.

A medida que pasaban los días, sentía más cariño por la escuela y por mis nuevos amigos. Por primera vez me gustó salir a otros lugares que no fueran la biblioteca o el teatro. Me llevaba bien con casi todos los de mi salon, menos con uno llamado Alan. Él era igual de inteligente que yo y le gustaba competir contra mi para ver quién de los dos sacaba mejores calificaciones. 

Siempre le ganaba por un punto y eso le molestaba por eso casi no me hablaba, me parecía un comportamiento infantil, pero no me importaba. Aparte de eso, todo marchaba bien, especial mi relación con el profesor Alejandro, se que era un profesor pero me gustaba platicar con él porque era de mentalidad abierta y se podía hablar de varios temas con él, era muy culto y sabía las respuestas correctas de todo lo que le preguntaras. Eran encantadores y admito que llamó mi atención al igual que las otras chicas. 

Magali se había convertido en mi nueva mejor amiga y platicabamos por mensaje cada noche, un día fui a estudiar a su casa y terminamos muy tarde pero como mi casa quedaba relativamente cerca de la suya, decidí irme caminando.

Era una noche fría y estaba por empezar a llover. Estaba por llegar y justo una cuadra antes, un hombre que apareció de la nada, me empujo hacia un callejón y me acorraló en el suelo.

La zona tenía poca iluminación y no había personas por la calle, nadie iba a poder ayudarme así que cerré los ojos esperando lo peor y de repente el hombre se separó de mí. Vi al profesor golpeando brutalmente al hombre hasta dejarlo moribundo. 

El delincuente se levantó con dificultad y escapó dejando olvidado su arma. Alejandro lo recogió y me lo apuntó mientras bromeaba diciendo que iba a dispararme, realmente esperaba que en serio fuera en broma.

Fingí reírme para no mostrarle que estaba asustada. El arrojo el arma y se colocó sobre mí impidiendo que me moviera, intente safarme pero me sujetaba con mucha fuerza.

-Gracias por salvarme..., ¿puedes quitarte de encima?

El profesor sonrió dejando ver unos afilados colmillos. Me paralizo con sus ojos penetrantes y comenzó a acercarse a mi cuello, iba a morderme pero se detuvo. Me ayudó a levantarme y se fue corriendo del callejón. Unas personas se me acercaron preguntándome si me encontraba bien.

Yo asentí y les pregunté si habían visto a Alejandro, ellos respondieron que no vieron a nadie salir porque eran los únicos que estaban cerca. Les agradecí por aparecer y les pedí que me acompañaran a mi casa.

Cuando llegué, le conté a mi madre lo que me había sucedido y ella se quedó preocupada. Llamó a la policía y ellos investigaron la zona pero no encontraron a nadie sospechoso. Mi madre se calmó pero aseguró que todas las puertas y ventanas estuvieran cerradas.

Me meti al baño y di una ducha rápida, de repente en el espejo vi la figura de un joven mirándome y comencé a gritar. Mi madre golpeó la puerta preguntándome qué había ocurrido y la figura desapareció. 

Cerré la ducha, me sequé con la toalla y me puse mi pijama antes de salir del baño. Le dije a mi madre que no se preocupara y ella se fue.

Regrese al baño y me quede observando el espejo por unos minutos, no vi nada extraño así que lo deje y me acosté a dormir.

Al día siguiente, no deje de pensar en lo sucedido con Alejandro. Durante la clase estaba cabizbaja evitando cualquier contacto visual con el. El daba su clase tranquilamente como si no hubiera pasado nada, ni siquiera me miró en todo el día. 

Le conté a Magali y a Ricardo lo que me había pasado pero no me creyeron. Magali se burló pero se comenzó a imaginar cómo sería si el maestro Alejandro la mordiera.

-Es absurdo que sea un vampiro, pero no me molestaría si tratara de beber mi sangre.

-Porfavor Melody, ¿Alejandro es un vampiro?

-No dije que fuera un vampiro, pero vi que tenía colmillos y pareció querer beber mi sangre.

-Talvez lo soñaste.

-No fue un sueño, él tenía colmillos.

-Tal vez viste mal en la oscuridad.

-De seguro malinterpretaste la situación, el profesor Alejandro es un buen maestro y nunca ha tenido problemas.

-Si, tal vez tengan razón, ¿porque un vampiro estaría enseñando?

A Magali y a Ricardo les gustaba debatir por todo, se peleaban siempre porque ambos creian tener la razón en todo. Ricardo me confesó que era gay pero anteriormente estuvo enamorado de Magali y ella nunca le correspondió. Ella siempre se burlaba de su propuesta porque estaba segura que a él no le gustaban las mujeres.

Terminaron las clases y estaba por irme, cuando recordé que debía devolver un libro a la biblioteca. Me di la vuelta y caminé por los pasillos vacíos hasta la biblioteca, cuando detrás de una escaleras vi al profesor intimando con una compañera.

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