Capítulo 5

«Laila»

Mi madre estos días, se veía cansada y decepcionada, no me atreví a preguntarle, que había pasado con aquel individuo, porque era más que evidente que no habían podido sacarle ninguna información y eso solo llevaba a una conclusión ya aquella criatura no existía. El ambiente en casa durante esta larga semana, había pasado de ser tranquilo y acogedor a ser tedioso, pesado y poco llevadero, en verdad ha sido una semana melodramática.

—Iré con papa a la ciudad, ¿necesitas algo?—Joshua entro a mi habitación sin previo aviso, no aprende mi hermanito.

Lo mire por el rabillo del ojo y regrese mi vista a los libros de historia, que habían esparcidos por toda la cama, aunque las clases habían sido suspendidas por el resto de esta semana, yo seguía llenando y recargando mi cerebro con inadmisible conocimiento.

—No —dije con aspereza, escuche un bufido por parte de él, el cual ignore y le preste el más mínimo interés.

Cerró la puerta y escuche sus pisadas desaparecer en lo largo del pasillo. Hacía ya un tiempo que los rayos del sol no eran tan intensos, como los de este viernes por la mañana, al tal punto, que el suave airecillo que se colaba por mi ventana, trae consigo una deliciosa y tolerable corriente de calor.

Una vibración singular en mi cuerpo, había interrumpido mi absoluta concentración, pensé que aquello se debía a los cambios, por los que últimamente estaba atravesando, pero a resumida cuenta solo era la vibración de mi teléfono, que estaba siendo aplastado por mi diminuto trasero, tome una bocanada de aire al ver el nombre en mi pantalla y luego me dispuse a tomarla.

—Que tal, Becka —conteste con apatía y desinterés.

—Laila Wiltipire, estaba cansada de llamarte y siempre salía la contestadora, pensé que algo malo te pasaba —dijo toda apresurada, pero pude percibir el aire de disgusto y preocupación en sus palabras.

—Lo siento, Beck, mi teléfono estaba perdido —mentí con audacia, Becka podía ser insufrible, pero se preocupa por mí, en verdad y no deseo problemas con ella.

—Bueno como sea, lo importante es que estas bien—dijo cambiando el tono de voz, odio cuando se pone mimosa y empalagosa.

—Pues si —dije sin agregar o hacer algún comentario.

—Otra cosa Laila, ¿Iras a la fiesta esta noche? —pregunto en el tono de voz, que a veces utiliza y el que más detesto del todos el de zorrita necesitada

— ¿Fiesta? —dije algo sorprendida. —No ha pasado una semana, del asesinato de aquella chica —la incomodidad se hizo notoria en mi tono de voz.

—A quién le importa Laila, es solo una chica poco conocida, que estuvo en el lugar equivocado, en el momento menos indicado —su desinterés frente a esto, me tomo por sorpresa. —Si decides ir, me avisas Lailis, Chao te adoro —colgó antes de poder darle mi opinión sobre su pobre y triste opinión.

Todo este detrito*, de Sarah y el poco interés, por parte de los inhábiles estudiantes de Progress, solo podía verlo por un único lado y que sería ventaja para mí, no tendría que soportar los comentarios, suposiciones y afirmaciones, por parte de los mismos referente  a lo que había pasado en realidad con la extraña muerte de la hoy occisa, el tema en los pasillos seria con cuantos se acostó la más puta de la escuela o cual fue el que hizo el ridículo más grande. Recogí todo lo que había sobre mi cama, y oriente mis pasos con fastidio al baño.

—Laila, pensé que aun seguías dormida —dijo Lara, al coincidir las dos en el pasillo.

—Solo estudiaba —dije cortante y sin detener mis pasos, aislándome en el interior del baño.

Deje que el líquido transparente y tibio cayera en picada sobre mi cabeza, provocando una rara sensación de alivio, que había estado ausente, desde hace ya algunos días. Salí escurriendo mi cabello en una toalla y buscando indicios de que algún ser vivo o no vivo estuviese todavía en la casa.

— ¡Laila! —vocifero mi madre, desde algún sitio de la casa.

Me coloque con rapidez al inicio de las escaleras, encontrándola a ella al pie de ellas, su bolso lila favorito colgaba de su brazo izquierdo y daba vueltas con uno de sus dedos a la llave de la camioneta de Joshua.

—Iré a casa de Jennifer, colocare la alarma, tu padre y Joshua ya están regresando—dijo esto con cierta inquietud, sé que le aterra dejarme sola.

—Estaré bien, mama —dijo con serenidad.

Vertiginosamente, se colocó frente a mí, pasando aquellas frías pero delicadas manos por mi rostro y dejando con sus finos labios un beso sobre mi frente.

—Te amo pequeña —la dulce y amorosa Lara, ha regresado.

—Yo también mamá.

Se alejó con tranquilidad, pero antes de perderse detrás de la puerta, me miro y sonrió de lado ahora si desapareciendo de mi vista y dejándome en la soledad de nuestra inmensa casa.

Me viste con ropa ligera, me coloque unos shorts en color verde y una camiseta que Matt me había regalado en mi cumple número 16, esta es del equipo de fútbol de la escuela y tiene detrás gravado el apellido de él, sentí un cosquilleo en el estómago al recordar aquel momento y el brillo que había en los grises ojos de Matthew al entregarme aquel obsequio, pero como relámpago lo deseche.

Las fuertes pisadas en el segundo nivel de la casa, ya estaban colmando mi corta paciencia, mi tranquila, silencio y calmada tarde, fue estropeada por los retrasados de mi hermano y Matt. Baje las piernas del reposabrazos del mueble, me encontraba en el confort de nuestra espaciosa sala, utilizando uno de los juguetes favoritos de mi padre, su tablet. El alboroto había cesado, la quietud había regresado violentando de manera chocante cada escondrijo* de la casa, se apodero de mí una incómoda inquietud que me abstrajo de cualquier distracción.

Deje sobre el buró el artilugio de mi padre y subí sin hacer ruido las escaleras, con prudencia y reteniendo la respiración camine todo el pasillo hasta el cuarto de Joshua, la puerta estaba entreabierta, asome la cabeza por el diminuto espacio y me encontré con una habitación desolada y la única ventana que hay en esta abierta.

—No lo puedo creer —Dije adentrándome en la habitación y caminando hacia la ventana.

Joshua y Matt se subieron al auto de papa, ya que mi madre se había llevado la camioneta de mi hermano, el tiempo no me alcanzo para poder detenerlos, Josh arranco a toda prisa dejando una nube de polvo detrás de ellos. Salí de allí con prontitud, adentrándome ahora en mi cuarto para calzarme mis vans en color gris y quedándome con el mismo atuendo, <<joder Daniel>> pensé para mí, <<porque tuviste, que seguir con la idea de esa maldita fiesta>>

«Joshua»

Llegamos a la casa de los Brown, la fiesta ya estaba prendida, había chicos borrachos por todas partes y chicas calientes con las hormonas alborotadas que no dudarían en hacer cosas sucias, me daría de golpes en la cabeza todo el semestre si no asistía a esta fiesta.

— ¡Joshua!—Grito Becka en cuanto nos vio, se engancho a mi cuello y planto un salvaje beso en mi mejilla, sus ojos almendras estaban dilatados y su cabellera castaña parecía haber tenido un gran debate entre si lo arreglaba o no. — ¿y Laila? —dice mientras buscaba detrás de mí.

—Estaba indispuesta —dije pasando la mano por mi estómago y poniendo cara de malestar.

—Oh —resoplo Beck con tristeza. —luego la llamo —su rostro cambio por completo, siempre dicho que esta chica es bipolar.

Matt y yo nos reposamos nuestros brazos sobre un mini bar improvisado que estaba a un lado en aquella sala. Los ojos verdes de la rubia más peligrosa de la escuela chocaron con los míos, Cristal Lander, mejor conocida como Cristal ´´ Zorra´´ Lander, amada por nosotros, odiada por las chicas, se acercó a mí de manera seductora y mordiéndose sensualmente el labio inferior, se metió entre mis piernas dejando que su diminuta falda no dejara mucho a la imaginación.

—Bailamos, Josh —susurro en mi oído, mientras pasaba su lengua por el lóbulo de mi oreja.

Matt me miraba divertido, mientras daba un sorbo a su cerveza, Cristal me arrastro a la pista y comenzó a bailar rozando su jugoso trasero sobre mi miembro haciendo que este se uniera a la fiesta, me reí para mis adentros, esta noche promete ser mejor de lo que pensé.

«Laila»

Dos autobuses y un estúpido motociclista suicida fue lo que tuve que soportar para poder llevar a la jodida fiesta de Daniel Brown, Josh seguía haciendo estupideces y provocando en mi deseos incontrolables de propinarle una gran paliza. El olor a alcohol y hierba se coló por mi nariz en cuanto pise aquella sala, que estaba abarrotada de adolescente sin oficio jugando a ser mayores.

—Pero que tenemos aquí —el sarcasmo de Daniel, siempre me ha causado nauseas. —la codiciada Laila Wiltipire, decidió salir de su castillo…una risa sarcástica, salió rechinando de su boca.

Ignore por completo al inútil de Brown y me enfoque realmente en la razón por la que me había molestado en ir a aquella fiesta, buscar a Matthew y Joshua y sacarlos de allí aunque fuese a patadas. Inspeccione el lugar, quedándome estática en un sitio fijo, donde tuviese una vista adecuada de todo el panorama y cuidadosamente mis ojos recorrieron cada rincón, mi nivel de condensación había alcanzado su punto máximo, tanto así que casi golpeo a Becka cuando esta apareció de repente frente a mi causándome un gran susto.

—Amigaza —dijo dándome un largo sorbo de todo el alcohol que esta había consumido. — ¿Cómo sigues de tu dolor, de estómago?—dijo arrastrando las palabras, la mire extrañada y luego comprendí lo que había pasado, Josh me pagaría esta.

—Estas ebria Becka —dije con enojo. —debería darte vergüenza.

—Que aguafiestas eres —dijo alejándose de mí y casi cae de cara al piso, la borrachera estaba afectando sus reflejos.

Tendría una conversación larga y extensa con Beck, pero esta noche, no podría aunque quisiera ella simplemente, haría caso omiso a mis palabras, olvide el incidente con mi amiga y seguí con mi búsqueda, para ser nuevamente interrumpida por un fuerte golpe en la puerta principal, esta se abrió de repente haciendo que todos los allí presentes posaran sus ojos en los seres que penetraban a través de ella, con aire de superioridad los hermanos Bommer ingresaron a la fiesta creyéndose los mejores.

—Theodore, pensé que nunca llegarías —Daniel saludo amistosamente, aquel chico de ojos negros, mientras yo estaba a un lado presenciando aquel cínico acto.

Theodore ladeo su cabeza a un lado clavando sus oscuros y penetrantes ojos en mí, provocando que el recuerdo, de el en mi habitación volviera instantáneamente a mi cabeza, seguido a eso mi ceño se frunció, Brown llamo su atención haciendo que nuestro contacto visual llegara a su final, pero yo tenía a Bommer entre ceja y ceja y él no se libraría tan fácilmente de mí. Reanude mi ardua tarea suplicando que ya nada se interpusiera en mi camino y como si lo hubiese pedido encontré a Matthew coqueteando con una de las de primero, lo tome desprevenido, tirando de el por su suéter y remolcando lejos de la chica.

—Pero, que m****a, crees que haces Laila—escupió Matt realmente enojado.

—Te salvo el pellejo imbécil, evito que tus padres, jodan para siempre tu patética e insignificante existencia —solté con el mismo nivel de enojo que él.

Matt nunca ha sobrepasado los límites de su enojo conmigo, en esta ocasión solo atino a mirarme con rabia y haciendo uno que otro gesto de desagrado con su boca. Las luces comenzaron a parpadear  y todos en la fiesta seguían como si nada estuviese pasando, pero yo sabía que algo estaba fallando y Matt por igual, las luces se apagaron por completo, dando paso con ellos a los gritos desenfrenado, de las chicas en el lugar, mis sentidos vampíricos hicieron su gran llegada, permitiendo que mirase en medio de aquella lúgubre oscuridad.

—No te asustes Laila —dijo Matt.

El apretó mi mano y luego sentí que estas se enredaban en mi cintura provocando en mí un vaivén de sensaciones que habían acelerado mis pulsaciones, nunca antes había estado tan cerca de él.

—Solo, no quiero que te pierdes en medio de la confusión —susurro en mi oído, eso tenía sentido.

Los gritos se incrementaron y estos venían acompañados por los incómodos ruidos que hacían las cosas al destrozarse, yo estaba presa del miedo y escondía mi rostro en el fuerte torso de Matt.

—No podemos quedarnos aquí —dije casi inaudible. —vamos rápido por Joshua y salgamos de aquí.

Matt soltó mi cintura y deslizo suavemente su mano por mi brazo derecho y luego firmemente me tomo de la mano y con su mirada, me pregunto que si estaba lista, yo asentí pero antes emprender la huida sentí unas afiladas uñas rasgar la muñeca de mi brazo izquierdo provocando un dolor insoportable, pero eso no me detuvo. Aun con mi brazo sangrando, hice uso de mis habilidades para buscar a mi hermano en cada estancia de aquella casa, pero ni rastros de él, enfoque mis pensamientos y lo llame con ellos, pero cero, estaba totalmente ausente.

—Quizás salió antes de que pasara esto —dijo Matt en cuanto nos encontramos en el punto que habíamos pautado.

—Es una posibilidad —dije haciendo una mueca extraña por el malestar de mi herida. —entonces busquemos la forma de llegar a fuera.

Sentimos algo caer a nuestras espaldas y luego una ráfaga de aire sacudió mi cabello, Matt y yo comenzamos a movernos en círculos, de espaldas el uno del otro, lo que nos acompañaba definitivamente no era humano.

— ¿Porque tan apresurados chicos? —dijo una voz femenina mostrándose ante nosotros.

Aquellos ojos escarlata me miraron con desprecio, dejando ver a través de ellos una ira que no lograba comprender, el pelo de aquella criatura llegaba a su cintura y el blanco de ellos brillaba, bajo la luz de la luna, que se colaba a través de uno de los ventanales, la mitad de ellos cubría el lado izquierdo de su cara, dejando solo ver unas pequeñas laceraciones que al parecer ocupaban aquel espacio, una sonrisa torcida se forma en sus labios, el viento estaba a su favor, porque ondeaba su pelo sin siquiera permitir que lo que ocultaba bajo ellos pudiese ser descubiertos por nosotros, aparte mi vista de ella y mire estupefacta a Matt que ahora sujetaba con más fuerza, mi mano lastimada.

Sin pensarlo hizo uno de los trucos que mama me había enseñado, salte hacia la pared más cercana y camine con rapidez sobre ella, Matthew había caído al piso por el fuerte impulso que yo había hecho, mi hazaña no dio resultado ya que aquella mujer eras más rápida y hábil que yo, de la nada sus manos habían impactado contra mi cuello y esta me sujetaba con firmeza haciendo que mi respiración fuese cada vez más escasa, me elevo por los aires y con rudeza me dejo caer al piso ahora colocando una de sus piernas sobre mi cuello.

—Tienes suerte Wiltipire, todavía no acabare contigo —dijo con sarcasmo. —Solo necesito que le lleves un mensaje a tus adorados y buenos para nada padres —seguía presionando con fuerza su pie sobre mi cuello y yo luchaba sin éxito alguno por quitarlo con mis manos. —dile que los Capa Platinada, están de regreso y que buscamos venganza. —Se había inclinado para decirme esto último y pude ver el porqué, ocultaba la mitad de su rostro, estaba desfigurado.

Aparto su pie de mi cuello, dando paso de nuevo al aire en mis pulmones, se alejó de nosotros ondeando su capa en color negro y haciendo que el brillante gris del reverso de esta incomodara mi visión, se llevó con ella la oscuridad, llegando de repente la luz a iluminar el espacio en donde nos encontrábamos, Matthew se arrastró hacia mí y yo me aferre a su brazo, casi al borde de las lágrimas, —¿Quiénes son los Capa Platinada? y ¿Por qué aquella mujer enviaba aquel mensaje a mis padres?

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