5. ¿A ti como te gusta el café?

"Yo he medido mi vida en cucharitas de café"

(T.S. Eliot)

— Mamá, por favor, no es momento

— Responde, Eloise

— No es un albañil y no tengo nada, relájate

— Mírate, niña, que hacías tomando

— Mamá, todos mis primos están en la casita tomando y disfrutando

— Y tú decides escaparte con el albañil

— ¡Mamá! — le grito, voy y me acuesto en el sofá grande de la casa — ¡No es un albañil! ¡No tengo nada con él Mamá!

— No me alces la voz, Eloise Adams, sube a bañarte con agua fría duerme un rato y mejórate — se da media vuelta — No me decepciones, Eloise

Mi Mamá quiere que me case con un millonario con alguien que venga de una familia con dinero o una familia reconocida. Yo me quiero graduar y hacer mi vida no depender de un hombre que no deje que cumplas mis sueños.

— ¿De qué hablas? ¿El albañil? Puedo salir con quien yo quiera no soy ¡Tú!

— ¡Eloise! — gritan mi Mamá y la cocinera al mismo tiempo

— ¿Franchesca?

— Debes ver esto — dice haciéndome seña para que vaya con ella — Apúrate, niña

Me levanto y la sigo dejando a mi Mamá furiosa de brazos cruzados

— ¿Sucede algo? — corro para alcanzarla — ¿Qué pasa?

— Mataron a Roqui

— ¡¿Qué?! — uno de los perritos de la granja

— Lo consiguieron muerto entre las siembras, niña — dice y siento como mi corazón se rompe en trocitos — Tu abuelo mando a llamarte pensé que no estabas en la casa y gracias a Dios estas aquí  — pasamos la cocina para salir a la parte de atrás y allí están todos cerca de la siembra.

Y ahí esta Roqui cubierto con una sabana

— Abuelo...

— Lo siento hija — me abraza — No sé qué ha pasado

No sé qué decir y solo entierro mi cabeza en su pecho para que la las lágrimas empiecen a rodar por mis mejillas

—  Creo que fue el psicópata otra vez — me susurra en el oído

— Es mi culpa

— No hija, no digas eso — me abraza más fuerte — Sé qué haces lo que puedes, nunca debí darte ese peso a ti

No digo nada

— Debo descubrirlo yo

— Abuelo...

(...)

A la mañana siguiente

— ¿Qué vas hacer?

— Voy a salir

— ¿Salir con quién?

— Ya te dije que no lo repetiré, también te dije que tengo un plan, Mario pero no le digas a nadie ¡Confía en mí!

— ¿No oíste? Mi abuelo no quiere que nos metamos ya en esto, deja de ser terca y su confío en ti solo te cuido es todo

— El que no entiende eres tú, no lo dejaré solo, lo voy ayudar con esto o terminaran matando a una persona en vez de un perro, si quieres unirte bien y sino entonces deja de fastidiarme — no dice nada — Deja de ser mi perrito faldero puedo cuidarme sola — eso que le acabo de decirse que hará que se moleste pero es la verdad.

Estamos en mi habitación yo estoy terminando de arreglarme para ir a desayunar con Marc, mientras Mario solo esta acostado en la cama observando y cuestionando todo  lo que hago. Se cree mi hermano mayor y eso lo detesto a veces

— ¿Tienes que arreglarte tanto para ir a la tienda?

— Ya te dije que me gusta el dueño, es todo — miento pero él me cree.

Ya estoy lista así que agarró mi bolso, reviso la hora son casi las 9 y Marc ya debe estar abajo esperando por mi.

— Entonces, mientras estoy en el pueblo tú averiguas que paso ayer con Roqui y más te vale saberlo antes de que vuelva, cretino o tal vez te maten a ti por lento — le doy un beso en la frente y salgo de la habitación antes de que empiece con sus cosas.

Ya abajo, camino hacia la puerta para salir al porche pero mi dulce madre me detiene, lleva todavía la pijama y en sus manos una taza de café.

— ¿A dónde vas, cariño? — dice con voz tierna y noto que no sigue molesta conmigo, ayer no me quería ni dirigir la palabra

— ¡Voy a la tienda!

— ¿A la tienda? ¿A esta hora?.

— Iré por cosas de aseo para mí.

— Bueno — se acerca para darme un beso en la frente — Estas hermosa, mi amor consíguete un buen pretendiente por ahí e invítalo a la cena familiar

— Claro

Ella se va y yo salgo al porche ¿Donde esta esté hombre? No lo veo, debe estar ocupado. Paso casi media hora y sigo aqui esperando por él.

— Que hermosa estas hoy — aparece y me volteo para verlo, yo estoy muy arreglada a comparación de él que lleva su ropa de trabajo — Lo siento tu tía Elis me tenía ocupado.

El recuerdo de él hablando con ella viene a mi cabeza. 

“— El plan va funcionar no te preocupes, cariño

— Señora, es muy peligroso hay mucha gente ¿Si se dan cuenta de que soy yo?"

— ¡Eloise! — Marc interrumpe mis pensamientos así que reacciono.

— Gracias, tú igual — le digo y me río al saber que es sarcasmo trato de tranquilizarme y sacar a mi tía Elis de mi mente para concentrarme

— ¿Nos vamos?

— Si

Nos montamos en una camioneta negra no último modelo pero muy bien cuidada para ser un poco vieja

— ¿Tuya? — le pregunto observándola con detalle.

— Si, no sabía que a la niña rica le sorprendería una simple camioneta a comparación de las de su familia — dice y arranca para dirigirnos al pueblo

— Solo que...

— Era de mi padre, ahora es mía — mejor que me interrumpió o hubiera dicho algo sin sentido

— No me digas así

— ¿Cómo?

— Niña rica — él me mira y puedo notar dulzura en su mirada, una mirada diferente a la de Cooper.

Marc es agradable pero no puedes Eloise ¡Concéntrate!

— ¡Eloise! ¡Haz escuchado lo que dije!

— Disculpa ¿Qué decías?

— ¿Estas bien? Si quieres volvemos a la granja

— No, no, ¿Qué decías? Perdón

— Que sé que no eres un niñita rica sé que eres diferente a ellos — no evito sonreír — Eres diferente, Eloise

— Gracias

Llegando al pueblo él se dirige a un pequeño café pero que es muy reconocido porque cocinan muy rico, me gusta comer ahí 

— Hemos llegado — dice apagando el motor del carro en frente del Café, nos bajamos de la camioneta

Al entrar un chica nos ofrece la mejor mesa con vista a un pequeño pero encantador paisaje de montañas, luego nos da la carta.

— ¿A ti como te gusta el café, Eloise? — lo miro.

— Yo quiero un café latte con un poco de crema — le respondo al igual que la chica asiente con la cabeza

— Un cappuccino para mí

— Buena elección

— Lo sé — me regala una pequeña sonrisa y vuelve a mirar la carta

Pedimos algo ligero para comer. Yo decido pedir un desayuno que contiene huevos, tocineta y pan tostado él no lo piensa dos veces y pide lo mismo pero pide una ensalada de frutas rojas

— Eres muy exquisito para comer, hombre

— No tanto como tú — se ríe

— ¿Dónde está tu padre? Digo como lo mencionaste me dio intriga  — creo que fui muy directa.

— Murió cuando tenía 12 años

— Yo... lo siento

— Tranquila, para eso estamos aquí para conocernos ¿No?

— Si

— Sufrió un accidente de vehículo venía de regreso del trabajo a la casa, no logró llegar y fue muy devastador para mi madre  — dice con voz triste — Mi madre no pudo aguantar la pérdida y el vacío así que cuando cumplimos 18 se fue a Europa con mi hermana y desde entonces no la veo. Yo me quedé con mis abuelos y mi hermano, Bruno es mi hermano…

— ¿Bruno? — le preguntó confundida

— Era mi vecino cuando pequeño después de crecer se volvió mi hermano, no siempre la familia es de sangre

No sé qué decir

— Si, no siempre la familia es de sangre  — le digo

— Tu turno, Eloise

— Bueno, es justo — coloco mis manos sobre la mesa — Estoy estudiando derecho en Londres

— Abogada Adams — se ríe y pasa su mano por su barbilla, se ve sexy cuando hace eso — Sigue, es muy poco para decir

— ¡Soy hija única!

— Eso ya lo se

— ¿Cómo lo sabes?

— Me lo dijo tu abuelo

Aparece la chica con la comida y los cafés

— ¿Por qué trabajas en la granja? — le pregunto mientras empezamos a comer

— Me gusta lo que hago, no quería depender de mis abuelos así que me fui a buscar trabajo y de tantos trabajo que hice por fin encontré uno que me gustará

— ¿Tienes hijos?

— No, ¿y tú?

— ¿Qué? No, claro que no — respondo y él se ríe al ver mi reacción

— ¿No quieres tener hijos?

— Sí, claro que quiero hijos, tal vez cuando termine mi carrera. 

— ¿Tampoco tienes pareja?

— No, no tengo — respondo nerviosa, lo siento Cooper — ¿Eres...?

— ¿Por qué derecho? — me interrumpe y protesto haciendo una mueca con mi cara.

— Desde pequeña he vivido en ese mundo de abogados y fue fácil la decisión de la universidad — no parece convencido con lo que digo — Me gusta lo que hago — repito lo que él ya había dicho.

Nos reímos

— Seguir los pasos de tu padre

— ¿Y tú? ¿Estudias? — le pregunto.

— No, aún no tengo el dinero para pagar la universidad pero espero pronto tenerlo y estudiar

— ¿Qué quieres estudiar? 

— Quiero ser Médico Veterinario — ok eso no me lo esperaba.

— Wau — me dejó sorprendida — Eso es muy lindo

— Si

— Es grandioso

— Gracias — dice y toma un trago de su café

Nos quedamos un rato sin hablar

— Me dijiste que querías ayudarme a encontrar quien lo hizo — ya casi hemos terminado de comer así que aprovecho para preguntar antes de irnos

"Fue a lo que viniste, Eloise, no a coquetear con él" me habla mi subconsciente 

— Yo... — intenta decir pero se calla — Pero tú no quieres que lo haga

— Disculpa no de ese día, no quería ser grosera contigo — lo miro y él me está viendo tan concentrado — ¿Aún quieres?

Asiente con la cabeza

— Entonces, ayúdame a entender que hacia Marc en el cobertizo la noche que conseguimos a la paloma muerta en ese mismo lugar — no dice nada — ¡Dime, Marc! — creo que fui muy directa y mis palabras lo han dejado sorprendido o asustado

— ¡¿Tú estabas ahí?!

— ¡Así que si eras tú!

— ¿Que te hace pensar que era yo?

— No lo estás negando — se queda callado y eso hace que esté más segura de que era el — Dime, ¿Que hacías ahí?

— Buscaba mi gato — eso es mentira 

— ¿Buscabas tu gato?

— Sí, tengo un gato — no le creo — Y salí a buscarlo, duerme conmigo

— Ay por Dios

— ¿Qué? No me crees

— No soy imbécil y tú no eres idiota — suspiro — Dime la verdad o tal vez te inventes una mejor excusa que esa Marc

— ¿Para esto viniste? Para descubrir si soy el asesino de animales — toma aire — Pensé que en serio querías conocerme pero solo soy parte de tu investigación, por un momento me lo creí pero sabes que te voy ahorrar toda esta farsa, Eloise

— ¡No es así, Marc!

— Déjame hablar — lo dejo hablar pues — ¡No lo soy, Eloise! No soy el puto asesino, Eloise y si sigues así culpando a todo el que se te atreviese no darás con el asesino nunca o con la clase de psicópata que quiere dañar a tu familia — me mira — Y si no te apuras antes de que te de cuenta tal vez te maten a ti también…

¿Qué rayos? ¿Que acaba de decirme?

Me deja sin palabras, él solo saca su cartera del bolsillo para sacar el dinero de la cuenta y pagar. Yo me quedó sin decir nada

Pero cuando se levanta abro mi boca para hablar

— Sigues sin responder la pregunta, ¿qué te hice? — él se voltea y camina hacia mi lado se agacha un poco para estar a la altura de mi oído.

— Que bonito fue conocerte, Eloise, gracias por el desayuno — me susurra al oído y hace que mi piel se erice.

— Maldición — digo para mí misma mientras él sale, me quedó sentada como una imbécil recordando con exactitud sus palabras

— ¡Señorita! — la mesera aparece — ¿Todo bien? — me pregunta.

Asiento con la cabeza y le regalo una sonrisa

— Parece que su novio no está muy contento — dice, él no es mi novio — ¿Discutieron?

— Disculpe, gracias por el servicio — le digo con amabilidad y me levanto para salir de aquí.

Y esta que se cree que le voy a contar lo que me está pasando, no la conozco y Marc tampoco es mi novio. Ya afuera veo que Marc está ya en la camioneta con su cabeza en el volante   cuando levanta la cabeza y me ve se acomoda en su asiento, yo sigo caminando llego a la camioneta y me subo.

— Necesito pasar por el auto mercado, sino hay problema — le digo sin mirarlo

— Como usted diga, señorita

¡Señorita! Ya tan rápido deje de ser Eloise

Después de haber pasado por el auto mercado y realizar mis compras, nos dirigimos a la granja. El camino se hizo largo y silencioso ya que ninguno habló absolutamente nada, me sentí incomoda

— Gracias, yo puedo — llegamos me baje y le quite las bolsas de la mano.

— De nada — es lo único que me dice

Me doy media vuelta y me dirijo adentro de la casa sin voltear a verlo pero puedo sentir que me estaba viendo.

Tú no sientes nada

Tú no sientes nada, Eloise

Nada

Repito para mí misma

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