Nuestra Segunda Oportunidad (Serie Amores que Renuevan 3)
Nuestra Segunda Oportunidad (Serie Amores que Renuevan 3)
Por: Sofía de Orellana
Capítulo 1: La Madre que me tocó.

Bajo de mi habitación muy animada, hoy es mi cumpleaños y, para la ocasión, mi padre me ha dado dinero para comprarme un atuendo nuevo que luciré en mi fiesta.

-Feliz cumpleaños, mi princesa – mi padre me espera en el hall de la casa, antes de irse a la oficina -. Gracias por estos veinte años de alegría y orgullo-.

-Y yo ¿ no te he dado quince de orgullo, padre? – dice con un puchero mi hermano Alex -. Feliz cumpleaños, hermanita, te debo el regalo.

-Gracias, hermanito, el mejor regalo es tenerte aquí.

Nos quedamos los tres abrazados unos minutos, tener a estos dos hombres en mi vida me hace desear tener uno igual que me ame, que vea por mis ojos, que me apoye en todas mis metas y me deje ser libre. Por supuesto, yo haría lo mismo por él.

Unos tacones llegan hasta nosotros, una aclarada de garganta y un tono de voz agrio.

-¿Reunión familiar sin mí? – los tres nos giramos y vemos a mi madre con los brazos cruzados -.

-Estamos felicitando a la niña, Débora, hoy es su cumpleaños.

-¿Y eso es motivo para que la consientas? Ya sé que le diste dinero para ropa y lo de la fiesta.

-Eso es bueno, tú también estarás aquí.

- Claro que no, me iré a mi habitación. Tienen prohibido poner la música fuerte.

-Pero es una fiesta, mamita – le dice Alex abrazándola -. Sin música sería aburrida y los invitados se irían.

-Mejor aún. Ayer mandé a pulir el piso, me lo dejarán asqueroso – se dirige a la cocina, pero mi padre la detiene -.

-¿No le dirás feliz cumpleaños a la niña?

-Un año más, eso es todo. Cuando termine su carrera o mejor, cuando se case con un hombre importante, allí hasta lloraré de la emoción.

Se va dejando un mal sentimiento por su actitud. Nunca ha sido una madre cariñosa y, por lo que he visto, tampoco una esposa amorosa.

En cambio mi padre es un amor, siempre nos consiente, nos lleva de paseo, nos premia nuestros logros y nos castiga si hacemos algo mal.

Se peleó muy fuerte con mi madre cuando dije que quería estudiar Administración de Empresas, desde pequeña me vi sentada al lado de mi padre, manejando la empresa que tanto le costó a mi abuelo sacar adelante y ahora mi papá se esfuerza continuar el legado.

En cambio, los planes de mi madre son: casarme con un hombre millonario y que sea esposa trofeo, como ella. Ni de chiste, lo mío es moverme, hacer cosas productivas, tener mi propio dinero. Desde los quince vendo mi cerebro, hago tutorías y apoyo con trabajos, en los últimos dos veranos, en lugar de vacaciones, me fui de asistente de la asistente de mi padre, por el sueldo mínimo y todo para aprender.

La única ventaja que tuve allí fue la de tener el puesto, sin saber nada. Pero todo lo demás fue como si no me conocieran, y eso fue gratificante, una experiencia enriquecedora.

-Hija, no le hagas caso. Con la edad se ponen enojonas.

-Espero que a mí no me pase, prefiero morir joven.

-Tú vivirás hasta los cien años y tendrás dos hermosos varones, que serán la luz de mi vida, como ustedes – nos acaricia la mejilla a mi hermano y a mí, sonríe y toma su maletín-. Ahora me voy. Llama a tu prima Pilar para que te acompañe, si te falta dinero que ella te preste y luego yo le devuelvo.

Pilar, además de ser mi prima, es mi mejor amiga. Es unos años mayor que yo, pero eso no nos impide llevarnos de maravilla. Hace un año terminó la universidad y ahora trabaja como periodista en una revista para mujeres.

Y por esa razón mi madre la detesta, ella quisiera verme con “Puki", la prima más aburrida de todas. Tenemos la misma edad y ya está casada.

Con mi hermano vamos al comedor para desayunar, otra vez nos tocará hacerlo solos, porque de seguro la discusión ha provocado en mi madre una de sus migrañas incapacitantes.

La nana Ceci llega con el desayuno, me da un abrazo y nos deja solos. Con mi hermano hablamos de la fiesta, que empezará a las siete de la tarde y yo me he dado un día libre de la universidad para ir de compras. Pilar tiene la ventaja de cubrir solo eventos importantes y no ha tenido ninguno, así que también está libre.

Cuando estamos listos, el chofer nos espera en el hall y nos vamos con él hasta el auto. Pasamos a dejar al colegio a mi hermano y luego nos vamos a la casa de Pilar, allí buscaremos un estilo para luego salir a buscarlo por las tiendas de Santiago.

Al llegar, mi prima corre para darme un abrazo, saltamos cual niñas de primaria y entramos emocionadas planeando todo lo que haremos.

-Mira este vestido, lo podemos encontrar en la tienda de Cote – me dice Pilar mostrando la imagen de un hermoso vestido tipo jumper -.

-Me gusta, pero no para la fiesta, así que de todas maneras lo buscaremos.

-¿Y este? Tiene vuelos, manga corta, ajustado hasta la cintura, te quedaría perfecto. Fresco y ligero para bailar – comienza a bailar acostada en la cama y morimos de risa por eso -. Ya decídete, en treinta minutos salimos de compras.

-Está bien, vamos con Cote primero y luego nos vamos al centro comercial que está aquí cerca.

Las horas se fueron volando, nos vamos directo a mi casa para poder ducharnos y prepararnos para la fiesta. Al llegar mi madre no se ve por ninguna parte, mi padre trabaja en su estudio y mi hermano está en el jardín con uno de sus experimentos de botánica.

Subimos directo a la habitación, Pilar se mete primero porque se demora menos, mientras yo dejo lista la ropa que usaré esta noche, un hermoso vestido tipo jumper de color rosa pálido, con una botas blancas a la rodilla de taco bajo, una blusa blanca de manga corta con un cuello alto. Es moderno, muy de mi edad y me queda espectacular.

Al salir Pilar, me meto enseguida, porque por más que trato de no demorarme mucho, no lo consigo. Cuido mi cabello muchísimo, me llega a la parte baja de la cintura, lavarlo es algo complejo y me gusta hacerlo bien para que luzca siempre sedoso y bello.

Luego de más de treinta minutos, al salir del baño veo a Pilar que está sentada terminando de maquillarse.

-Ay, niña, te demoras tanto.

-Mi cabello necesita lavarse bien o terminará hecho una escoba de paja.

-Ni con eso, querida. Apúrate, ya falta poco para que comiencen a llegar los invitados.

Me aplico crema en todo el cuerpo y luego procedo a vestirme, al terminar Pilar me indica que tome asiento para secarme el cabello y peinarlo de manera que caiga en ondas suaves por mi espalda. Llaman a la puerta, ella abre y vemos a mi padre, quien me mira orgulloso y feliz.

-Te ves hermosa, hija mía. Las dos están bellísimas, supongo que ya están listas, porque están llegando los primeros invitados.

-Bajamos contigo, papi.

Nos ofrece sus brazos y nos enganchamos a él para bajar radiantes. Ya han llegado unos diez invitados, entre amigos de la universidad y el círculo cercano de mi familia. Voy saludando a cada uno, agradeciendo el estar conmigo y recibiendo los obsequios. Pilar me ayuda con ellos, dejándolos en una mesa exclusiva para ellos a un costado de la mesa.

Mi prima no se aparta de mí, sabe que en cualquier momento bajará el torbellino desde el segundo piso, por ahora disfruto de la música y de la compañía de todos mis amigos, no todos los días se cumplen veinte años.

Se va pasando la hora y comenzamos a bailar, no hay parejas de baile, solo un grupo enorme de jóvenes, y algunos adultos infiltrados, que quieren pasar un buen rato.

Veo a mi padre sentado en un sofá conversando con Massimo Cavalcanti, un magnate en la industria de la moda, de hecho, el vestido que uso es de su última colección. Me acerco a ellos para invitar a mi padre a que baile conmigo una canción.

-Mi hermano llegará desde Italia en dos semanas, viene para la nueva colección – escucho que dice Massimo. Al verme, se pone de pie -. Señorita, muy feliz cumpleaños. Ese vestido le queda perfecto, ¿no ha pensado en ser modelo?

-No, muchas gracias – me río de su broma, es un hombre muy educado y sus palabras jamás podría malinterpretarlas, aunque mi madre quiera que me case con él -. Prefiero seguir por el lado de la administración y trabajar para mi padre – el levanta las manos a modo de rendición -. Papi, ¿bailas conmigo?

-Jazmín, ya no teng…

- “Tengo edad para eso” – termino por él -, no estás viejo. ¿Usted cree, Massimo, que está tan viejo como para no bailar con su hija?

-Yo bailo todo el tiempo con mi Pía y ella tiene apenas nueve años, vamos hombre, aprovecha a tu hija, que no se quedan para siempre.

-Ella se quedará conmigo para siempre, ¿verdad? – me mira mi padre como perrito abandonado -.

-Por supuesto que sí, papi. Cuando me case, me vendré a vivir contigo, para que malcríes a tus nietos, pero solo si me das este baile.

-Así, quién no acepta.

Massimo se ríe de nosotros, saco a mi padre a bailar y, aunque al inicio se muestra tímido, termina siendo el centro de atención. Los demás invitados le hacen espacio al centro, Pilar pone una canción de rap y mi padre se queda parado un momento y comienza a bailar al ritmo.

Estamos todos riendo del baile de mi padre, hasta Massimo se ha unido a nosotros para animarlo a seguir, cuando de pronto se corta la música, miro hacia el equipo de música y mi madre lo ha desconectado.

-Se termina la fiesta en este momento.

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