UNA BATALLA EN HICRAROS

A las afueras de Hicraros, en la parte norte del reino, donde los rebeldes, se apresuraron en hacer una revuelta, se encontraba una batalla campal y sangrienta, en donde tanto soldados como rebeldes luchaban, por obtener el poder sobre aquellas místicas y bellas tierras; la verdad era que no ocurría muy seguido este tipo de ataques en las tierras místicas de Hicraros, en donde todos los que se atrevían a llegar pensar en atacar aquel monumental reino, tenía que enfrentarse a un hombre que no era muy condescendiente con sus enemigos, y es que rey Elek Can… o como era llamado por sus soldados y contrincantes, el praedo Can, que en su idioma era el destructor Can, era capaz de acabar con un ejército él solo, el rey a pesar de tan corta edad, ha logrado defender sus hermosas tierras con su espada, y mucha sangre, sangre de sus enemigos, e incluyendo la del mismo rey, porque no era un inmortal, el rey era un simple mortal, que batallaba a sol y agua, para poder demostrar que con la hermosa nación que había creado junto a sus hermanos, no la derrocarían, y mucho menos la arruinarían, eso sería sobre su cadáver, y para poder deshacerse de él, habría que tener una ardua batalla

Las espadas, los gritos, y aquellos últimos alientos de vida, se escuchaban a kilómetros, en donde los guerreros demostraban cuan agotados estaban, y que su número bajaba con cada minuto, y es que su rey no se encontraba en las tierras de Hicraros por motivos políticos, y por ende aquellos hombres habían visto la oportunidad para poder atacar, pero los hicrarianos no iban a desfallecer. su capitán Angus ángelus, se encargaría de no dejar que sus filas fueran derrotadas, mientras que rogaba que un milagro los salvara, y aunque los rebeldes los estaban doblando en número, y además estaban enterados de las debilidades de su tropa, ellos no dejarían de luchar con todas sus fuerzas, pues no solo era por ellos, eran por las familias del reino, por aquellos místicos que habían acogido el reino como su hogar, y por aquellos mortales nacidos en sus tierras, ellos lo hacían por sus familias, no desfallecerían aunque aquella lucha fuese algo difícil, por no decir imposible de ganar sin su rey,  y no dejaban de sorprenderse que habían hecho muy bien su tarea, al notar la buena investigación de las debilidades de las tropas, y de la ausencia del rey. Angus notaba cómo se acercaban más y más a las fronteras, y el miedo lo estaba invadiendo, ¿por qué demonios tenía Elek que ir al encuentro del rey Fin, precisamente en estos momentos? Aquella era una pregunta que no dejaba de hacerse el capitán de la tropa, desde que fue avisado de aquella invasión de los rebeldes, un grito de guerra se escuchó a sus espaldas, y pudo notar que allí se encontraban el príncipe colín, junto a su hermano el rey, quienes llegaron con la parte del ejército que había faltado, algo que lo hizo sentirse realmente aliviado, y ahora sabía que no había modo de que fueran derrotados, en lo que daba gracias al dios sol, y la diosa luna por aquella bendición, ya que temía por su hermosa nación

Los rebeldes no esperaban que el rey regresara tan pronto, y es que las palabras de una de las shaware de tierra, fueron que el rey se iría por ocho días, y que era su oportunidad para atacar, todo era una mentira de la hechicera, ella se había burlado de ellos y lo pagaría, pero ahora lo que más les preocupaba, era poder huir, y es que si eran alcanzados por el rey, o incluso el príncipe no saldrían vivos de allí, muchos siguieron batallando, demostrando que si habían tomado la decisión de atacar, era porque estaban dispuestos a todo, mientras que otros no dudaron en escapar, algunos se consideraban un poco cobardes, otros inteligentes, porque si de algo estaban seguros, era de que no querían ser vistos por la espada del preado Can

--¡escapan…! --el príncipe colín, lanzo un grito alertando a su hermano, quien se encargaba de todos los que veía a su paso, con su manera tan sanguinaria, y devastadora, al destrozar a todos los que se atravesaran en su camino

--¡déjalos luego iremos por ellos! ¡Ahora acabemos con los que están aquí…! -- el príncipe hizo caso omiso de las palabras de su hermano mayor, y salió en búsqueda de los cobardes que se habían atrevido a atacar el reino, en lo que el rey al notar que su hermano, no le importaron sus palabras lo llamo una y otra vez, pero al ver que no quería ceder ante su orden de regresar, por lo que maldijo una y otra vez por su actitud tan poco precavida

--por el dios sol, este chico me matará algún día… Angus…--una fecha iba hacia Colín le dijo Elek, pero al parecer él no tuvo ningún problema al lograr esquivarla, no había duda que aquellos no eran más que tontos, pues en Elek can el gran rey que era le hizo frente a su enemigo y con su espada logro ejecutarlo sin ningún  problema—nunca vuelvas a querer tocar mis tierras… Angus hazte cargo yo iré por Colín…--Angus el gran capitán del ejército asintió con la cabeza y se decidió hacerle frente a la batalla, mientras Elek se encaminó en su única y preferida yegua Gretchen en busca de su hermano

Por otro lado cerca de las costas, se encontraba saliendo de aquellas bellas y cristalinas aguas, una hermosa azabache, la cual sentía que se ahogaba y su aire poco a poco llegaba a sus pulmones, algo que agradecía, porque no había nada más horrible para el cuerpo humano, que sentir que tus pulmones dejan de funcionar, la verdad se encontraba realmente desorientada, al poder examinar todo a su alrededor, luego de haber recuperado bien sus sentidos, así que hizo un pequeño recorrido por todo el lugar con su mirada, empezando por su vestimenta, la cual no tenía nada que ver con lo que llevaba puesto al salir de la casa de su hermana mayor, aún más extraño, ella no recordaba haber estado cerca del mar, y entonces sus recuerdos llegaron a su cabeza como si de un ciclón se tratase, a lo que estaba más que asustada, ¿cómo había llegado allí, si estaba hace unos momentos ahogándose en las congeladas aguas del lago del puente George Washington? ¿Dónde estaba aquella rubia, y que hacia ella allí?, ya sabía que esa pregunta se la había hecho hace unos segundos

pero no dejaban de rondar en su cabeza, su cerebro no hacía más que repetirla de manera constante en su cabeza, al parecer buscando una explicación, observo a hombres esconderse, en lo que parecía un pequeño bosque que conectaba con la playa en la que se encontraba, pero además de estar sorprendida del aspecto de aquellos hombres, lo que no dejaba de observar eran su vestimenta, a lo que al parecer estaban tan preocupados por no ser notados, que se habían percatado de su presencia, escucho a un caballo galopear hacia aquella ubicación, y no pudo evitar sentirse llena de temor, porque si aquellos extraños hombres se escondían, quien le aseguraba, que no la atacaría a ella también, pero no era capaz de moverse en lo más mínimo, su cuerpo parecía estar anclado en aquel lugar, mientras que observo como uno tenía lo que parecía una ballesta apuntando al jinete, por lo que algo en su interior le alerto, así que no pudo quedarse callada y dio un grito para alertar al hombre que galopeaba con tanto ahínco hacia su dirección

--¡cuidado…! –el príncipe colín freno su caballo enseguida, a lo que callo de una manera dolorosa, librándose de ser asesinado por una flecha, mientras observo que había unos enormes ojos azules, tan azules como las ninfas del agua… lo observaba con lo que parecía, ¿miedo y confusión? ¿Acaso era una ninfa que lo había ido a ayudar? No podía creer ver tanta belleza, pero escucho más pasos acercándose, así que se levantó de la arena, se preparó para el combate, y debía de admitirlo eran demasiados, pero no era nada que no pudiera hacer, aunque si tal vez no saldría muy bien librado de aquella batalla, tal vez uno que otro golpe o cortada, porque aunque luchaba contra cinco a la vez, era una gran desventaja

ya que él estaba muy bien entrenado, pero no poseía las habilidades de lucha de su invencible hermano, este se desenvolvía muy bien con su espada, y luchaba muy bien a decir verdad, pero cuando uno de aquellos rebeldes, aprovecho para cubrir sus ojos con arena, este quedo ciego por unos minutos, y uno de ellos aprovecho para poder herirlo, pero por un movimiento del príncipe, no fue una cortada profunda, pero llego a sentirse afligido, y aquel dolor logro desestabilizarlo, no imagino que su fin llegase a ser aquel, ya que si llego a imaginar su muerte en batalla, pero no sin que su hermano le diese la bendición de morir, como se habían prometido algún día, diablos si moría, kora encontraría su alma, y la destruiría, de aquello estaba seguro, además de que temía de lo que le pudiesen hacerle a aquella hermosa mujer de ojos azules, pues estaba seguro que aquellos rebeldes, le harían mucho daño, pero su cuerpo se sentía cada vez más débil, sentía que todos sus sentidos se apagaban, al parecer habían envenenado la espada, este era su fin lo sabía  y su hermano no estaría allí en aquel momento para permitirle partir para el  mundo de los dioses sin la apropiada despedida

Olivia, se encontraba tan asustada, al ver el estado de aquel chico que había caído de su caballo, y además habían herido, mientras este caía poco a poco perdiendo la conciencia, además de aquella lucha que había presenciado era impresionante ante sus ojos, digna de un espectáculo de Broadway. Pero vio las intenciones de los hombres que lo rodeaban, así que tomo una piedra, y la lanzo a uno de ellos, para que dejaran al chico tranquilo, y no lo asesinaran, no dejaría que lo mataran, no delante de ella, y aunque estuviera desubicada, y no tenía idea de lo que estaba ocurriendo, ella tenía claro que no dejaría que le hicieran daño de una manera tan cobarde, porque si algo sabia, era que esos tipejos querían acabar el trabajo, estos la vieron de manera retadora y fueron tras ella, en lo que salió corriendo por donde quisieran sus piernas, solo sabía que no podía dejarse alcanzar porque sería su fin, la verdad era que correr en aquel lugar era pesado, y dificultoso, pero sintió que uno de ellos la sujeto del cabello y la hizo caer, en momentos como ese se arrepentía enormemente, de no haber aceptado los concejos de su hermana, y cortarse su larga melena, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver sus rostros,  ahora solo estaba llena de miedo, sabía que era su fin

Más caballos se acercaban, pero gracias al cielo noto como aquellos hombres que estaban a su alrededor salían despavoridos, gritando cosas que no entendía, así que aunque estuviera llena de miedo, y sus piernas no dejaban de temblar como gelatina, se acercó al chico herido y verifico su herida, demonios… ella necesitaba su instrumentación, pero no la tenía, de hecho no tenía nada de lo que la acompañaba antes de caer al lago congelado, se sentía realmente tonta, pero el filo de una espada la hizo dar un pequeño respingo

y es que estaba tan sumida en sus pensamientos, que no se percató del momento, que había llegado aquel que le apuntaba con la espada, y más cuando sintió aquel frío metal cerca de su garganta, así que levanto su rostro lentamente, para observar al hombre que se encontraba frente a ella, un imponente castaño de cabellos hasta los hombros despeinado y rebelde, como lo usaban en la época antigua, con un enorme cuerpo, muy bien distribuido, era enorme sí, pero vaya que era hermoso, sus ojos avellana casi miel, la observaban de la misma manera que ella lo hacía, se miraban el uno al otro sin poder dejar de verse, y es que la atracción era tanta, que no sabían cómo reaccionar, no sabían por qué la vida se daba de aquella manera tan extraña, porque a pesar de que la filosa espada estaba en su garganta, mientras la brisa marina cubría los envolvía en un entorno tranquilo aunque sus miradas se vieran hambrientas y llenas de deseo

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