ENFERMA

Luego de una pequeña celebración, junto con los amigos más cercanos, su hija, su esposo y el servicio. Había visto que Nathasha estaba muy intranquila, ya era tarde así que la llevó a dormir, se duchó. Al salir del cuarto de baño notó que Roy no estaba, así que cuando él entró a la habitación ya Sarah estaba lista para ir a la cama, estaba realmente agotada, había sido un día. . .¡qué día! Pensó, su cuerpo reclamaba descanso, Roy la estrechó y le depositó un fuerte beso en los labios, besó con delicadeza su cuello, inevitablemente se estremeció, Sarah pudo descifrar que Roy tenía deseos aquella noche, pretendía hacerla suya y evidentemente no tenía excusas para negarse. Se apartó y la miró directamente a los ojos.

-Tengo un regalo para ti.

-¿Otro?

-Sí – fue a la mesa de noche y trajo en sus manos un estuche largo de terciopelo negro – ábrelo.

-¿Qué es? – trató de fingir emoción, pero en lo único que podía pensar era en el regreso de Thom, lo cual la hacía sentir terriblemente culpable.

-¡Ábrelo, cariño! – al hacerlo descubrió una gargantilla de oro.

-¡Oh. . .es precioso Roy!- se lanzó a sus brazos y sin poder evitarlo, comenzó a llorar.

-No es ésta la reacción que me esperaba cariño. . . no. . . no llores, preciosa mía.

-Supongo que es de felicidad – mintió, lo que le hacía llorar era; pensar que tenía la oportunidad de recuperar al único hombre que había amado en la vida y. . . ¡no podía!, porque estaba casada con un hombre maravilloso que la amaba. . .¡que la adoraba!, ella no podía hacerle eso a Roy, él era sencillamente perfecto. Trató de ahogar sus sollozos.

-Tengo que ducharme preciosa, ¡claro, si te sientes mejor!

-Si Roy, mientras te duchas iré a ver a Thasha, ha estado un poco inquieta.

-Ve cariño, luego te consentiré - le besó suavemente los labios. Sarah al llegar a la habitación sintió que su corazón se encogió, la frente de la niña estaba perlada en sudor, se sentó al borde de la cama y acomodó a la niña en su lecho, pudo percibir la fiebre, tomó el termómetro, su temperatura era de casi cuarenta grados, lágrimas de desesperación brotaron apresurada de sus ojos y corrieron por sus mejillas, su estómago se contrajo ante la posibilidad de perder a Thasha.

Su amor de madre era más fuerte que todo, se mecía con su hija en brazos.

-¡Roy . . .Roy. . . .Roy! . . . por favor Roy, ven- gimió.

Roy solo tardó un par de segundos en llegar a la habitación con una toalla alrededor de su cintura, su cabello húmedo de la ducha, sus ojos relejaban terror.

-¿Qué sucede, cariño? – preguntó con voz angustiada.

-Thasha tiene mucha fiebre, tengo miedo Roy, está como desmayada, delira y dice que le duele la parte baja del estómago- él observó a la niña, y también palideció.

-Tardaremos al menos una hora en llegar a la clínica del centro.

-Vamos, por favor. 

Después de alistarse rápidamente, tomaron el auto y tardaron solo cuarenta minutos en llegar, entraron por el área de emergencia. A Nathasha le estaban haciendo muchos exámenes, mientras ellos estaban con los nervios de punta.

-Parientes de Nathasha Villareal.

-Si- Sarah se adelantó - ¿cómo está mi niña doctor, qué es lo que tiene?

-Necesito hacerle algunos exámenes para verificar. . . pero. . .

-¿Qué doctor? – gimió Sarah

-Estoy casi seguro que es apendicitis. 

-¿Apendicitis? – repitió Roy.

-Sí señor, luego de los exámenes, vendré para que me firmen la autorización para llevar a cabo la intervención quirúrgica.

-De acuerdo, Doctor. – y así se marchó.

-¡Si le pasa algo a mi hija . . .yo. . .!- gimió Sarah entre sollozos.

-Tranquila cariño, no le pasará nada a nuestra hija, te lo prometo – Roy la estrechó contra su pecho, y ella se refugió en él, pensando

<< Roy es un padre maravilloso, adora a Thasha, la ama más que a su vida>>

Autorizaron la operación, ya estaba amaneciendo cuando el doctor le informó que todo había salido muy bien y que habían trasladado a Thasha a un cuarto.

-Aún está sedada, dormirá por un par de horas más.

-Gracias doctor, jamás tendré como pagarle – le dijo Sarah con mirada cargada de agradecimiento.

-Hago mi trabajo señora Villareal, ella es una niña dulce y muy valiente.

-Gracias.

-Me retiro, pueden pasar a ver a la niña cuando gusten.

Roy se llevó una mano a la nuca, un gesto que demostraba cuan agotado estaba, ella se acercó, le rodeó el cuello y lo beso.

-Gracias por estar aquí cariño, sé lo agotador que fue el día de ayer para ti.

-¿Cómo no estar con ustedes? – Le preguntó sonriendo- Thasha y tú, son lo que más amo. 

-¡Te quiero muchísimo Roy!- Los azules ojos de aquel hombre se ensombrecieron.

-Nunca me dices que me amas, Sarah.

-Roy. . . yo. . . 

-Lo sé – la estrechó fuertemente- lo sé cariño, me quieres, pero no me amas- su voz denotaba la terrible nostalgia que sentía su alma- lo sé, y no sabes cuánto me duele, cariño. Por más que he intentado ganarme tu amor, no lo he conseguido, llegué muy tarde a ti, cuando tu corazón ya estaba ocupado, cuando tus sentimientos pertenecían a otro. Solo he conseguido tu cariño, duermes conmigo y lo disfrutas, sé que tengo tu cuerpo y tu afecto, pero tu corazón sigue ocupado, te hace bien mi compañía, mi apoyo, te sientes protegida pero aún así. . .no me amas, y empiezo a preocuparme, creo que jamás lo harás.

<<¿Por qué no puedo amarte, si eres el mejor hombre del mundo?>> su corazón se rompía por no poder hacerlo completamente feliz, cuando sabía que realmente se lo merecía. 

-No pienses. . . 

-Tranquila, no puedo obligarte a nada Sarah, yo lo entiendo, lo supe desde el inicio, nunca me engañaste, cariño. . . así te acepto – lágrimas silenciosas cayeron de sus ojos, y Sarah se sintió la más miserable de todas las mujeres- quiero tu amor, pero. . . me conformaré con tu cariño. . .debo irme Sarah.

-Pero, Roy. . .- le dijo ella llorando.

-Debo irme Sarah, tengo una reunión a las nueve, debo reunirme con el canciller de argentina, nos veremos luego.

-Roy, me siento tan. . .- Esta vez no la dejó terminar, sus labios sellaron los de ella en un beso agridulce. 

-Eres mi esposa Sarah, nadie cambiará eso, te amo más que a la vida misma, y le agradezco a Dios que estés aquí conmigo. . .dile a Thasha que la amo, volveré tan pronto como pueda.

Y así se marchó, Sarah tuvo que esperar varios minutos para recuperarse, tomó su móvil y llamó al Bufete.

-Bufete Collins & Asociados, buenos Días.

-Buenos días Julia, habla Sarah.

-¿Cómo estás, Sarah?

-No muy bien, llamaba para informar que hoy no asistiré, cancela todas mis citas por favor. 

-¿Sucede algo, Sarah?, Tú nunca faltas a trabajar.

-A Thasha la acaban de operar.

-¿Qué?. . .¿de qué?, ayer se veía muy bien.

-Apendicitis

-Tranquila Sarah, yo cancelaré tus citas, dale un beso a Thasha y que se mejore pronto. Me gustaría verla. ¿Dónde está?

-En la clínica del centro.

-¡Que se mejore!

-Gracias. 

Al entrar a la habitación la niña estaba profundamente dormida, respiraba rítmicamente, había pasado ya una hora y media desde que culminó la operación cuando su celular sonó. Sarah verificó la pantalla. . .era su cuñado.

-Hola Ray, buenos días. 

-Sarah, por Dios. . . ¿Cómo están?, Roymer me informó sobre Nathasha. ¿Cómo está mi sobrina? – Raymer además de ser su cuñado, era el padrino de la niña y se podría decir que su mejor amigo. 

-Ya está bien Ray, fue una operación rápida y sencilla.

-Me alivia saberlo, en un par de horas estaré allá. Tomé el primer vuelo, necesitaba ver a mi pequeña.

-Qué alegría Ray, será un placer tenerte en casa. . .sabes que Thasha te ama, eres su luz.

-Me alegra saber que no me ha olvidado.

-Jamás podría, eres demasiado especial para ella.

-No le digas que llamé y menos que estaré por allá, quiero que sea una sorpresa – en ese momento la niña comenzó a abrir los ojos con mucho letargo – te dejo porque mi princesa se está despertando.

-¿Qué pasó, mami?

-Te tuvieron que operar, princesa.

-¿Me hicieron una raja? - preguntó abriendo los ojos.

-Sí, pero es muy chiquita – la niña no soportó la curiosidad, cubrió su parte baja con las sabanas y subió la batica hasta dejar al descubierto la herida.

-¡Mírala mami!. . . es chiquita, pero duele.

-Sanará pronto te lo prometo.

-Sí. . .¿ y mi papi? - en ese momento un llamado a la puerta, le impidió a Sarah responder. <<¿Quién podría ser?>> pensó Sarah, Raymer no podría haber llegado tan pronto. Roy estaría ya en la oficina. 

-Adelante – no podía creer quién había llegado, los ojos de la niña se abrieron de par en par. 

-¡Thom!

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