Capítulo 4

-Hola... Lo siento, soy nueva aquí y estaba buscando algo para comer. Prometo que lo  voy a reponer- hablé rápido.

-No te preocupes, aquí compartimos todo. Hacemos una compra al mes y dividimos la plata. Soy Jared- se acercó a mí con una sonrisa.

-Soy Anastasia- respondí sonriendo. 

El muchacho tenía el cabello colorado y unas simpáticas pecas alrededor de su nariz. Parecía ser una persona muy cálida y eso en cierto modo me alivió; deseaba tener una convivencia tranquila.

-¿Quieres un sándwich?- preguntó mientras se acercaba al refrigerador y tomaba una bandeja con algunos ya preparados.

-Si, por favor- dije con un poco más de confianza. 

Me extendió uno y nos sentamos alrededor de la isla. No pasaron ni dos segundos que ya estaba dándole un mordisco. Joder, qué rico.

-¿De dónde vienes?- 

Claramente era más sociable que Máximo. Aunque no sabía muy bien qué responder a su pregunta... No estaba segura de si quería contar quién era realmente. Deseaba empezar una nueva vida, dejando atrás mi pasado.

-Vengo de Lancost- mentí, aunque no tanto ya que era una ciudad cercana a donde estaba ubicada la mansión. 

-Oh bastante lejos, con razón estás tan hambrienta-

Sonreí mientras me ruborizaba, debía estar dando todo un espectáculo.

-¿Y qué vas a estudiar?- continuó.

-Arte. ¿Y tú?-

-Economía, estoy en el tercer año ya-

-Oh qué bien-

Permanecimos charlando durante un largo rato, conociéndonos mejor. Jared tenía una novia que estudiaba Arte también; se llamaba Elisa y prometió que nos presentaría. Él era realmente simpático, y bastante gracioso.

De pronto, un carraspeo captó nuestra atención.

-Voy a hacer las compras, necesito un par de cosas del almacén. ¿Ustedes necesitan algo?-  

Máximo estaba de pie junto a la puerta de la cocina, observándonos con su mirada inexpresiva.

-¡Si!-exclamé poniéndome de pie -¿Puedo acompañarte? Es bastante lo que necesito comprar- 

Él pareció dudarlo pero rápidamente respondió:

-Claro, te espero en mi auto-

Y se dio media vuelta sin esperar que le contestara.

-De acuerdo...- balbuceé con sarcasmo -Creo que me odia- le dije a Jared, mientras me reía. Él me imitó.

-Es un tipo raro, y con todos. Pero es una buena persona- 

Asentí y en cierto modo me dejó tranquila saber que no tenía nada personal conmigo.

-Bueno, mejor no lo hago esperar. Muchas gracias por el almuerzo- 

-No es nada, nos vemos- dijo alzando su mano en señal de despedida.

A paso apresurado salí de la casa y me dirigí al auto de Máximo. Éste estaba dentro, sentado con su vista perdida en algún sitio de la carretera. Era una persona bastante taciturna, y no podía evitar sentir curiosidad por él. Tal vez si pasaba más tiempo a su lado, podría conocerlo mejor...

Abrí la puerta con timidez y me senté en silencio. Él puso en marcha el auto y condujo hacia el supermercado. Pensé en iniciar una conversación, pero como si me hubiera leído la mente estiró su mano y encendió la radio. 

"Golden" de Harry Styles comenzó a sonar y descansé mi cabeza en el respaldo. Amaba esta canción. 

POV Máximo

La ventanilla del auto en el lado del copiloto estaba abierta, y el viento que entraba por ella hacía bailar el cabello claro de Anastasia. 

El silencio que se había formado entre nosotros era bastante incómodo y por eso decidí prender la radio. Además no quería que comenzara a hacerme preguntas que no quería responder.

En estas pocas horas que llevaba conociéndola había aprendido algunas cosas de ella: era una persona muy curiosa (demasiado para mi gusto), y no dejaba de hablar.  Además no era tan caprichosa como había imaginado. Al parecer el poder de su familia no había sido suficiente para alimentar su ego creyéndose superior, como todos los de su alrededor.

Y eso me gustaba de ella. Era una persona cálida y claramente bella, y también...

Maldición, Máximo. Ya cállate.

Estaba empezando a decir estupideces. Aquí no importaba mi opinión, e igualmente tampoco la conocía de verdad. Probablemente era una pequeña niña rebelde con deseos de problemas. Y yo no estaba para eso. 

La observé de reojo y reparé en su sonrisa. Parecía estar muy feliz observando el paisaje mientras tarareaba la canción que sonaba de fondo, y una punzada en mi pecho me hizo sentir extraño. No quería interferir con su alegría...

Unos minutos después llegamos al almacén más grande que tenía el pueblo y los dos bajamos del vehículo a la misma vez. Cuando estuvimos dentro, noté como Anastasia disminuía la velocidad hasta casi detenerse. 

-¿Qué sucede?- me volví hacia ella confundido. 

-Es… Es un poco abrumador- murmuró. Sus ojos no podían quedarse quietos recorriendo cada rincón del lugar. 

Supuse que la gran cantidad de gente y los ruidos eran demasiada información para una “princesita” como ella. 

 -¿Nunca has salido de compras?- no pude evitar burlarme. 

Enseguida se irguió y fingió que estaba bien. 

-Claro que sí, vamos- respondió como si nada mientras avanzaba con seguridad. 

Sonreí y la seguí detrás.

Durante más de una hora estuvimos haciendo las compras, y debo admitir que terminé agotado. Claramente Anastasia nunca había hecho ésto antes y se detenía en cada góndola a observar los productos en detalle. 

A veces incluso me pedía opiniones acerca de algunas cosas, pero por ejemplo ¿Qué iba a saber yo de atún? Todos me parecían iguales… Y cuando se lo dije, bufó molesta y continuó debatiéndose cuál sería mejor para su gato.  

Una vez que terminamos de pagar todo, cargamos las bolsas hasta el auto y volvimos a la casa. 

Durante el viaje otra vez decidí dejar que la música llenara el incómodo silencio entre nosotros, pero en esta poportunidad no fue suficiente. 

-¿Hace mucho vives aquí?- preguntó cuando apenas llevábamos cinco minutos andando.

-Si- respondí tajante, a ver si comprendía que no quería charlar. 

-Oh, ¿Naciste aquí?- continuó.

-No-

Por un momento creí que iba a seguir con su interrogatorio, pero en su lugar mordió sus mejillas por dentro como si estuviera conteniendo las palabras. Se notaba que estaba molesta por mi actitud, pero ¿Por qué no me lo decía?

Era consciente de que me estaba comportando como un idiota, pero no me interesaba. Esto era algo de unos pocos días, pronto estaría fuera de su vida y ella de la mía. 

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