Parte 3

El mesero algo joven después me empezaba a preguntar.

— ¿Va a pedir algún platillo en especial?

Yo no quería nada en absoluto, sin embargo, necesitaba algún medio de distracción para no levantar nada de ideas vagas de yo viéndolos mutuamente.

— Eh claro que si, ¿Me puedes dar el 2 platillo que viene en el menú? — le sonrió amablemente al joven para que no molestara más mi vista. Él sin ningún problema se retira. Toma todos sus apuntes y se dirige a la cocina.

Aún los 2 hablaban como unos jodidos pericos. No había visto la hora hasta que calcule y eran exactamente como 32 minutos sentados en la mesa sin ninguna molestia de nada.

Apenas me di cuenta que la música en aquel lugar era tan agradable. Esto hacía que me diera un gran placer en quedarme aquí para siempre y echar una pequeña siesta y esperar a que terminaran de una vez por todas. Mis ojos se sentían muy cansados. La calidad del lugar era tan cómodo que todo mi cuerpo lo hacía sentir. Pero mi mente me hacía en ver de que tenía un deber pendiente en que hacer. Acto seguido abrí mis ojos y ya más adelante no volví a ver a la pareja de amigos.

No lo podía creer. Volteaba todo a mi alrededor para saber en donde rayos estaban. No había ninguna señal hasta que los vi a los 2 entrando a una especie de oficina de aquel encargado. Después el mesero me trajo mi platillo en especial de lo que yo le pedí.

— Aquí está su platillo señor, ¿Desea que le traiga una bebida para acompañarlo? — y vuelve a soltar su sonrisa.

— No, tengo que ir al baño, disculpe.

Me levanto y dejo al pobre diablo ahí tirado con toda la comida en la mesa. Me las ingenio para ver detrás de la oficina. Sin duda todo estaba tapado con las jodidas cortinas de color guindó. No sabía como m****a podía escuchar lo que pasaba ahí adentro hasta que me di la tarea de hacer algo muy absurdo. Ví a los alrededores del restaurante y arriba del techo estaban los ductos de el aire acondicionado. Era un tamaño muy grande para mí y era fácil de entrar. No tenía ni la puta idea de como hacerlo y así fue cuando me ví de ojo que el baño no era tan grande después del todo.

Me dirigí al baño y enseguida cerré la puerta hasta que arriba estaban las rejillas del aire acondicionado. Parecía una puta escena de una película sin chiste, pero era la mejor opción para saber más de lo que pasaba. Al final y con mucho esfuerzo abrí la rejilla. Tenía múltiples obstáculos en ese baño y me las ingenie en abrir. Me había golpeado la pierna izquierda por tener algo de apoyo en subir. Por suerte todo salió muy bien, aunque fue muy fastidioso tener que hacer toda esa m****a.

Seguía andando en los ductos del aire acondicionado y no ubicaba del todo a la mujer del tipo. Pensaba que esté era un puto laberinto sin ninguna salida y no fue hasta que escuchaba muchos gemidos en una rejilla cerca de mí.

Me dirigía cuidadosamente y lo que vi fue un acto tan pero tan caliente. Lo que pasaba en aquel momento era nada más que él encargado le aplicaba sexo oral a la esposa de willy.

Los 2 estaban arriba del escritorio de madera. En el estaban tirando toda la ropa esparcida, los documentos, en las fotos donde venían él y sus compañeros de trabajo. Tenía mucho calor en ver esa escena sacada de alguna página porno gráfica. En eso él hombre empieza a darle unas ligeras nalgadas a la esposa de willy. En la siguiente escena ella grita de placer y pedía que le diera tan fuerte que haría que su coño explotara. Después de seguirla dando muchas nalgadas él saca debajo de su escritorio una especie de caja muy oscura. No lograba ver muy bien que m****a tenía en ella. Al final de sacar el pequeño paquete de condones que tenía en esa caja él se lo pone en su más duro pene tan grueso y duro y se lo introduce a la mujer.

Los 2 se movían de un lado a otro hasta que él hombre se acostaba arriba del escritorio y la mujer empezaba a danzar en todos sus lados del encargado. Los 2 estaban sintiendo la gran pasión que brotaba en su lugar. No dejaban de mirarse mutuamente y al final se daban un enorme beso que los ahogaba de los gemidos que combinaban ante tal acto tan más bello que es en hacer el amor. Los 2 se levantan del escritorio y en eso él la pone a ella delante de una silla que tenía enfrente para platicar con cualquiera de los empleados. Lo utilizaban como base para estar metiendo y sacando su más recto pene adentro de la vagina de la mujer. Los gritos de la mujer se volvían muy fuertes y no paraba de calmarse.

— ¡Sigue así con una m****a! — gritaba en protesta ella porque no lograba cumplir del todo su mejor amante. — ¡eres una porquería para coger, ¡¿Me entiendes?!

— ¡Hago lo que puedo! —comenta él encargado algo furioso pero muy cachondo— ¡quieres seguir moviendo ese culo para mí. Estúpida y asquerosa puta!

— ¡Claro que si maldito pendejo!, ¡Me encanta!

Los 2 seguían como una especie de sintonía. Ella no paraba de mover su más grande trasero del el enorme pene del encargado color moreno. La esposa tengo que decir que era una blanca de pelo castaño claro. Sin duda todo su rostro estaba muy caliente y se notaba a simple vista que lo disfrutaba la muy zorra.

Al final de la escena ella por accidente tumba todas sus pertenencias y al siguiente ellos están tirados en el suelo. Estaba en la posición del misionero (ella abriendo las piernas y él viendo fijamente entre sus tetas y su vagina).

Enseguida le empezaba a comer sus enormes pechos y al final se quita el condon y al siguiente acto se lo quita y después eyacula encima de la cara de la mujer. Ella hace el esfuerzo de abrir toda su boca y simplemente le gustaba. Hace montones de muecas y estaba muy contenta de lo que había pasado. No podía seguir viendo más ese momento. Tenía mucho frío y ya estaba harto del aire acondicionado. Así que después me dirigí cuidadosamente al baño y me baje sin ningún problema y ruidos muy pequeños. Orine en el baño de color blanco y después me lave muy bien las manos. El jabón hasta tengo que decir olía a rosas al igual que las jodidas velas.

Salí directamente del baño y no había ninguna sospecha de que había entrado por las rejillas de color plata del aire acondicionado. Estaba sentado en mi mesa y ahí esperaba pacientemente el mesero joven que me atendió hace unos minutos.

Después se levanta y me empieza a cuestionar.

— Tardo mucho en el baño señor. Ví a simple vista que se estaba durmiendo en la mesa.

— ¿Enserio se notaba? — me toco la cara con ambas manos y hago la cara de algo muy impactante. — lo lamento mucho me pasa a menudo.

— No se preocupe, aquí entre nosotros yo hago lo mismo en el baño.

El hace un guiño y yo enseguida le comento.

— Al menos no somos los únicos locos en este lugar.

Nos reímos los dos como simples camaradas. Después uno de sus jefes le empieza a gritar.

— ¿Qué haces aquí? No es hora de qué estés platicando con alguien. Es hora de que trabajes. — él tipo era un estúpido gordo parecido a don Armando. Pero esté solo era un total imbécil.

— De acuerdo señor— acto seguido de que se retire el gordo de su jefe el me vuelve a preguntar— ¿Quiere algo para acompañar su platillo, señor?

En eso miro de ojo a él encargado y a la esposa de willy saliendo de la oficina como si nada hubiera pasado.

— Dame una soda de manzana, por favor.

— Enseguida señor.

En eso disfruto de la bella música y veo como la mujer sale del establecimiento con varias bolsas de comida cargándolas entre sus manos. Soltaba grandes risas en todo mi mente y el gran ambiente que se sentía en aquel lugar era tan placentero y sin duda lo disfrutaba mucho.

Pasaban más de las 7 de la tarde, había pasado muchas horas estando dentro del restaurante. Así que tomé un taxi para irme hacia mi oficina. Al estar ahí me baje del taxi, le pague al taxista y me dirigí adentro de mi oficina. Al sacar mis llaves vi que se oía el ruido de la contestadora. No esperé nada de otro mundo así que al siguiente paso oprimir el botón de mi contestadora. Por sorpresa era nada más el mensaje de willy en el que decía entre muchas palabras.

“Hola soy willy, espero estés muy bien. En la tarde de mañana paso a tu oficina para saber que es lo que tienes y para pagarte de una vez, saludos y que tengas un buen día “.

Estaba completamente preparado para decir toda la verdad sobre lo que había pasado, pero pensaba que no era lo mejor en decirle en toda la verdad. Él hombre era tan buena persona y no se merecía en decirle todas las asquerosas realidades de su esposa.

No quería que él saliera a cometer una locura al instante.

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