2. El Hombre del Traje

Me miro al espejo asegurándome que el corto vestido rojo que he escogido para mi primera noche en el crucero este perfectamente acomodado, y una vez que lo confirmo, voy por mi pequeño bolso, y salgo del camarote. No me voy a mentir, la verdad es que verme sola entre medio de tanta gente me resulta bastante incomodo, sobretodo cuando hay tantas parejas que de seguro la deben estar pasando de maravilla y disfrutando de la experiencia. Si tan solo hubiera venido con amigas, esto no sería tan raro, pero cuando todas están casadas y tienen hijos, estoy puede hacerse un poco complicado. Sus prioridades han cambiado y lo entiendo, pero siento que ya no hay nada más que les importe hasta el punto de que tengo la sensación de que se han olvidado de ellas mismas.

Trato de sacudir todos estos pensamientos de mi cabeza y sigo caminando. Estoy indecisa, no sé si ir al casino o aun espectáculo… trato de tomar una decisión rápidamente y me decido por la primera opción, después de todo soy bastante buena en el blackjack y la ruleta, asique ¿Por qué no probar suerte?

Una vez que llego al casino, veo a este grupo de hombres que estaban hoy por la tarde en la cubierta, y sonrió con pensar la vergüenza que me dio que nuestras miradas se encontraran. Trato de no prestarle más atención de la debida, aunque esa camisa le queda muy bien… 《Blackjack》Me recuerdo y sigo caminando, buscando una mesa donde haya un espacio libre y una vez que lo hago me siento, presento mi identificación y coloco el billete de cien sobre la mesa para que el crupier me de las fichas.

—¿De donde eres? — Me pregunta el hombre que esta sentado en el puesto final de la mesa.

—De Miami—

—Que bueno ¿y has venido sola? — Averigua y en este caso sus ojos café se fijan en mi.

—Creo que eso no importa ¿no? — Le respondo con seguridad y puedo ver como el crupier se sonríe.

Esta claro que los hombre reales no son como los de las películas, ellos no vendrán a decirte una frase romántica para que después suene esa música de fondo mientras que se miran fijamente y sonríen como dos idiotas, esto es la realidad, los hombres quieren saber si has venido sola para así saber si eres una de esas que lo invitara a su habitación después de decirse “hola”. La verdad es que es muy frustrante.

Comienzo a jugar mi primera mano intentando hacer cuentas mentales de que cartas podría tener el crupier, y al terminar la partida, termino ganándole con un hermoso 20 contra 18. Celebro internamente, pero si hay algo que aprendí durante mis muchos viajes a Las Vegas, es que no se debe celebrar exageradamente para no llamar la atención de los supervisores que están detrás de las mesas.

Continuo con otra mano y luego de perder sus ultimas fichas, un señor que estaba a mi lado se levanta y se va dejándome sola aquí con el hombre este que no deja de mirarme 《Si al menos fuera guapo》Pienso y rio por dentro, pero de pronto él se sienta a mi lado —¿Nos tomamos una copa? — Me ofrece y niego —Eres muy guapa—

—Gracias— Digo fríamente e intento seguir jugando, pero sin que yo me lo espere él mueve mi cabello a un costado, algo que realmente me molesta —No haga eso— Ordeno e intento mover mi cabeza, pero él sigue.

—¿Por qué? No veo que hayas venido con nadie, solo te estoy invitando a que nos divirtamos— Expresa.

—¡Que no!— Exclamo.

—¿Qué ocurre aquí? — Escucho una voz masculina bastante gruesa y al girarme veo al hombre que llevaba el traje hoy a la tarde —Creo que la señorita le ha dicho que no— Habla y me llama la atención de que se haya metido en esta situación.

—Ese no es su problema ¿acaso usted es algo de ella? — Le responde el tipo.

—Si, soy el hijo del dueño de los cruceros Tisaniz y la señorita es mi invitada especial— Sentencia y no doy crédito a lo que acabo de escuchar.

—Señor San Marín— Lo llama el crupier.

—No te preocupes, yo me encargo— Le responde el hombre al crupier —¿Va a dejar a la señorita en paz o debo hacer que lo bajen del crucero? La empresa no acepta el acoso— Le pregunta él y el tipo me mira de mala manera y luego toma sus fichas para levantarse de la mesa e irse.

Una vez que él se va, el hombre se acerca a mi y yo me pongo de pie —Gracias, se estaba poniendo bastante pesado— Comento y sonríe.

—Lo sé, lo vi… soy Franco San Marín ¿Y tú? — Me pregunta sin dejar de mirarme.

—Brisa Salazar— Respondo y estrechamos nuestras manos.

—¿Quieres acompañarme con mis amigos? —

—Eh si… claro, pero una pregunta ¿lo que le dijiste al tipo ese es verdad o solo lo has dicho para que se fuera? —

—Es cierto, soy el hijo del dueño, y como te imaginaras no hay nadie que conozca mejor los cruceros— Comenta haciéndome sonreír.

—Supongo que no, bueno vamos…— Accedo y debo decir que este hombre si que es guapo…

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