Capitulo 5: Ni en tus sueños.

Elizabeth se acerca a él y retira su camisa, dejando su cuerpo expuesto. Su respiración está agitada y se pregunta qué está sucediendo con su razón y emociones.

Observa cómo el rostro de ella se sonroja y su pene comienza a endurecerse. Se pregunta si está poniéndola nerviosa y anhela saber qué está pasando por su mente.

De repente, ella se acerca y lo abraza por los hombros mientras le reclama furiosa.

—Maldito, eres un promiscuo que cree que puede tener a cuantas mujeres quiera. Sabes qué, pudrete junto con tu maldito puesto. No me interesa acostarme con alguien tan superficial como tú. Deberías revisarte, tal vez tengas alguna enfermedad ya que eres capaz de abrirte de piernas con una desconocida,—ella dice y le da un golpe en su pene con la rodilla.

Porque ya está erecto y endurecido, el golpe es muy doloroso.

Se inclina, llevando su mano hacia su miembro mientras ella toma su ropa y su bolso y abandona la oficina.

El hombre está enfurecido y se pregunta cómo se atrevió ella a hacerle eso.

Promete que la hará pagar cuando la vuelva a ver, deseando que desaparezca de su vida.

Cuando finalmente recupera el aliento, se da cuenta de que, a pesar del dolor en su pene, no ha perdido su excitación. Sabe que necesita tener relaciones sexuales con alguien o no se calmará.

Traga saliva y grita a Mil, su secretaria, molesto. Pero en el fondo, se pregunta si en realidad está enojado o si esto es lo que realmente quiere.

Mil entra a la oficina, tartamudeando y mirando hacia el pene del hombre, que ahora está aún más erecto y desarrollado. A pesar de haber sido rechazada por él, sigue sintiendo atracción hacia él.

A pesar de ser una desconocida, él no puede olvidar esa sensación cuando la besó. El hombre le ordena ponerse de rodillas y ella intenta besarle, pero él la detiene y le ordena hacer otra cosa.

Odiando que le besen después de lo sucedido con otra mujer, él la utiliza para su propia satisfacción. Aunque Mil solía ser buena en el sexo oral, él la encuentra aburrida ahora y sólo la usa en caso de emergencia. A ella no le importa, ya que su prometido la dejó y se fue con su hermanita, por lo que ambos se están utilizando mutuamente.

Llega el momento de ver hasta qué punto puede resistir, Mil empieza a jugar con su miembro y él, cansado de los juegos, la introduce bruscamente en su boca. Toma su cabello y comienza a mover su cabeza rápidamente, sin importarle que ella parezca estar asfixiándose.

Después de un rato, la levanta y la coloca de espaldas en su escritorio. Le baja la falda y las bragas y mete sus dedos en la intimidad de ella, sintiendo lo mojada que está y eso hace que su miembro se vuelva más duro y grueso.

La inclina sobre su escritorio y la penetra por detrás mientras sigue acariciando su vagina hasta llegar a su punto G. Ella llega al clímax mientras él la embiste con fuerza.

Después de terminar, él le dice a Mil que se cambie y se vaya de su oficina, pues ya le ha quitado las ganas.

Aunque tuvo que pensar en Elizabeth para llegar al orgasmo.

Santiago se lamenta de que las mujeres siempre lo busquen por su dinero y estatus, revelando que todas ellas son interesadas y terminan traicionándolo, incluso su ex novia Isabel.

Recordarla le hace odiar su existencia y se pregunta cómo pudo enamorarse de ella. Siente que esta mujer ya no lo satisface y piensa en cambiar de secretaria, ya que todo esto se ha vuelto aburrido para él.

Al principio disfrutaba teniendo relaciones sexuales con su secretaria, pero ahora la encuentra aburrida y ancha.

De repente, en su mente aparece Elizabeth, esa mujer que le causó problemas.

Ella le debe un coche y dañó su ropa de diseñador. Pone su mano en sus labios al recordar su beso y toma la ropa de emergencia que guarda en su armario.

De repente, alguien llama a la puerta de su oficina y él le permite entrar.

Mil le informa que su padre ha llegado y él se sienta en su escritorio preparado para enfrentar la próxima tragedia que traerá consigo.

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