Capítulo 7: Solo.

Mis padres se han marchado muy temprano, o tarde. Todo depende de la perspectiva. 

Yo me encontraba estudiando aún, quiero terminar pronto y sé que esta vez será la definitiva. Mi madre tocó la puerta y me vio con esa mirada de reprobación por estar despierto.

Salí con ella, abrazándola y prometiendo que dormiría luego que ellos se fueran y sin alarmas. Mi padre me advirtió de no hacer fiestas en casa, por supuesto con un tono de burla, yo no soy de ese tipo de chicos. 

Salgo con ellos a la entrada, nos damos un fuerte abrazo y me despido con la mano mientras ellos salen de la propiedad. Me regreso a mi habitación, guardo los cambios en el archivo y me meto en la cama. Me dejo ir en un sueño profundo de una vez.

El sonido del teléfono de la casa me despierta, abro los ojos con pereza, me siento en la cama y salgo sin pantuflas hacia el pasillo para contestar. Al responder escucho la voz seria de un hombre.

-¿Con la residencia de Greta Russo?

-Sí, soy su hijo ¿Quién llama?

-Soy el sargento Gómez, de carabineros de Chile, joven le tengo una mala noticia. Sus padres sufrieron un accidente en la autopista. 

-¡¿Qué?! – todo el sueño se me espanta de inmediato -.

-Me temo que su padre ha fallecido, joven. Su madre fue trasladada a la Posta Central, sus heridas son graves. Le sugiero que vaya de inmediato. 

-No, no es posible… yo… voy de inmediato, gracias.

Como me he dormido vestido, nada más saco mi billetera de la habitación, llaves, zapatos y llamo a un taxi.

Me dicen que en cinco minutos estará fuera, por lo que salgo con prisa hacia la calle, para esperar allí 

Siento que mi corazón se va haciendo pedazos. Perdí a mi padre biológico a los cinco años producto de un accidente laboral. Él trabajaba en una de las minas más importantes de la región de Antofagasta, uno de los containers se soltó de unos de los amarres y le dio a la grúa horquilla donde él se trasladaba. La enorme caja metálica volteó la pequeña grúa, eyectando  muy lejos a mi padre, los golpes en el tórax produjeron fracturas astilladas, las que dañaron los pulmones.

Lleva el taxi y le pido me lleve al centro médico donde mi madre está siento atendida. 

Le ruego a Dios que la salve, ya una vez me dejó sin padres, sin esperanza.

No puedo evitar pensar en la terrible depresión que mató a mi mamá biológica, razón por la que mis hermanos y yo terminamos con familias adoptivas. 

-Tú puedes, mamá, yo sé que tú te salvarás. No me dejes solo, por favor.

El viaje se me hace eterno, nada más llegar, le doy el dinero de la carrera al hombre y salgo corriendo. Pido información sobre ella, me piden llenar algunos datos y me indican que se encuentra en una operación, luego del procedimiento la pasarán a la Unidad de Cuidados Intensivos.

Me voy hasta la unidad y pido más información, allí se encuentran dos carabineros que se acercan a mí. Uno de ellos se identifica como el sargento Gómez, me da más detalles del accidente.

Al parecer algo se les cruzó por el camino y mi padre trató de parar, pero los frenos no reaccionaron. Terminaron estrellándose con la barrera se contención que divide los carriles. 

-Joven, sé que esta pregunta es algo inquietante, pero debemos hacerla. ¿Sus padres tenían algún enemigo que quisiera hacerles daño?

-No, no lo sé – estoy confundido por su pregunta-. Ellos eran muy buenas personas. Yo no soy su hijo biológico, pero ellos me dieron todo, desde amor hasta una carrera. No creo que alguien quisiera hacerles daño.

-De todas maneras, es bueno que si sabe algo nos lo haga saber. Este accidente es materia de investigación, porque de manera preliminar manejamos la hipótesis de que fue provocado.

Me entregan una tarjeta y se van. Yo me quedo esperando noticias de mi madre, creo por horas.

Un doctor sale y dice el nombre de mi madre, me paro de inmediato. Su rostro se ve cansado.

-Soy el hijo de Greta Russo.

-Muchacho, te daré un pase para que entres a verla. Tienes que saber, ella está muy grave. Tuvo una fractura expuesta del fémur y eso dañó la arteria femoral. Perdió demasiada sangre producto de esa herida. Además, salió eyectada del vehículo, eso le provocó un traumatismo craneano.

-Dígame que se salvará, por favor. Ella es la segunda madre que perdería en mi vida… no creo soportarlo. 

-Muchacho, hicimos todo a nuestro alcance, ahora está en las manos de Dios. Si crees en él, pídele el milagro. Sígueme.

Caminamos por el pasillo de la unidad, me llevó a una habitación donde me dio una bata, pantuflas, guantes y gorro desechables. Luego me entregó una mascarilla y me llevó al lugar donde descansaba. 

Verla conectada, el pitido de las máquinas apenas audibles. No necesitaba entender lo que significaba cada cosa, mi madre moría. Esa luz que me dio por cinco años se iba apagando poco a poco. Me acerqué a ella y con lágrimas en los ojos, le hablé. 

-Madre, soy Marco. Por favor, te lo suplico, no me dejes. No podría vivir sin ti, fuiste el ángel que me envió Dios junto a papá. Ustedes son tan importantes para mí como lo son mis hermanos. No te vayas, mamita.

Dejo caer mi cabeza sobre la mano que le sostengo. No quiero quedarme solo otra vez, aunque tengo más familia, ellos se ganaron mi corazón con amor, atenciones y dedicación. 

No es el dinero, no son los objetos, es todo lo que nació de sus corazones el darme sin reparos todo cuanto necesité toda mi vida en tan solo unos años.

Siento mi madre aprieta mi mano justo antes de que las máquinas comiencen a emitir pitidos incesantes y escandalosos. Mi mente me lleva a un mundo de silencio, veo todo en cámara lenta. Una enfermera me saca con delicadeza de la habitación, entra para ayudar a salvar a quien fue mi madre.

A lo lejos escucho la voz del doctor decir algo, lo miro aun cuando mi mirada está perdida al igual que mi mente. Me mueve un poco y vuelvo a la realidad. 

-Joven, su madre… no pudimos hacer nada. Ha fallecido, lo siento. ¿Necesita llamar a alguien?

Pero ¿a quién podría llamar?

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