Capítulo 6: Mis padres.

“-Marco, apúrate. Tu padre ya se va.”

Termino de lavarme los dientes, salgo del baño, tomo mi mochila y salgo disparado. Bajo las escaleras con premura y me encuentro a mi madre con una bolsa de papel. La tomo, le doy un beso y salgo rápido para subirme al auto de mi padre.

-¿Otra vez las sábanas? – me pregunta divertido -.

-Lo siento, anoche me dormí tarde por culpa de un trabajo.

-Sabes que te puedo ayudar, solo tienes que pedirlo.

-Lo sé, pero me gusta hacer las cosas por mí mismo.

Mi padre no dice nada, tras cinco años de vivir con ellos, nunca he aceptado que me den algo por nada, cada uno de los “lujos” me los he ganado. También saben que no espero me ayuden con mis clases, aunque ellos podrían hacerlo. Son dueños de una imprenta y he decidió estudiar finanzas para ayudarles a expandir el negocio.

George y Greta Russo vienen de Portugal, país que dejaron atrás para empezar de cero en Chile, buscando un país más tranquilo en donde envejecer. Ambos herederos de pequeñas fortunas sacaron una parte de estas para instalar su negocio, todo lo que gastan o tienen ahora es producto de ese trabajo. 

Las fortunas descansan en el banco a mi nombre, sin embargo, no he sacado ni para un chicle, quiero ganarme esos millones demostrando que puedo ser un buen hijo.

Todo lo que deseo es reunir mi propia fortuna, con trabajo e ingenio, para darle a mis hermanos todo lo que no tuvimos de pequeños.

-Hijo, falta tan poco para egresar de la universidad. Me siento orgulloso de ti. 

-Gracias, padre. Ustedes han sido mis ángeles, espero que a través de los años se sientan igual de orgullosos.

-Yo creo que más. 

Hablamos en el trayecto de la escapada familiar, tenemos un fin de semana largo y quieren ir a pasar unos días a Constitución, ciudad a unos trescientos sesenta kilómetros al sur de la capital.

La idea es irnos mañana temprano, salir de aquí alrededor de las cuatro de la mañana, para estar allá antes de mediodía. Mi madre se ha quedado en casa para organizar la comida, la ropa y otras cosas para el viaje.

Aunque ahora ella se queda más en casa, debido a que se asociaron con un amigo para conseguir expandir el negocio. Ya que las ventas de impresión han bajado considerablemente, esto porque la mayoría de las cosas impresas de antes ahora son digitales.

Llegamos a la universidad, me despido con un abrazo de mi padre e ingreso a la facultad con un ligero bostezo. El jefe de la carrera, que va ingresando conmigo, me dice bostezando también. 

-Usted debe agradarme demasiado para provocarme ese gesto. ¿Quemándose las pestañas otra vez?

-Sí, creo que después del almuerzo pasaré por su oficina para revisar mi tesis.

-Bueno, pero lleve algo de comer y beber, la última vez estuvimos cuatro horas en eso. 

Me da unos golpecitos en el hombro junto a una sonrisa. Sigo directo al salón en donde nos reuniremos para afinar algunos detalles de un proyecto de la carrera, para las generaciones futuras.

Ya por la tarde, estoy discutiendo con el profesor acerca de mi tesis. 

-Marco, está bien. Pero esto de aquí… no me convence. 

-Puedo sacarlo de una vez - tenemos tres horas discutiendo cada parte de mi tesis-.

-No, si debe estar. Pero redáctalo de una manera distinta. Y no te olvides de las referencias, bajo normas APA.

-Por supuesto, eso no me falta. Me aprendí esas normas de memoria de tanto usarlas. 

-Lo sé, son tediosas y quitan tiempo, hasta yo me aburro de leerlas, sin embargo, estoy obligado a exprimir esas neuronas tuyas con las normas APA.

-Entonces, la próxima semana le traeré los cambios.

-Los quiero el lunes en mi escritorio, para revisarlos en mi viaje.

-¿El lunes? - me mira sorprendido-.

-Sí, ¿alguna fiesta que te interrumpa?

-No, claro que no. Si yo fuese a fiestas no me estaría graduando con nota 6.8 de 7.

-Tienes razón ¿entonces?

-Me iba el fin de semana con mis padres al sur.

-Bueno, vienen más fines de semana largos, te quedan dos o tres. Habla con tus padres, estoy seguro que no pondrán objeciones. 

-No tengo otra alternativa ¿o sí?

-No, no la tienes.

Me despido de él pensando en cómo le diré a mi madre acerca del viaje que no podré hacer. Porque ellos si pueden ir en este viaje, llevan mucho tiempo esperando a realizarlo. 

Tomo un taxi que me lleva a casa, nada más llegar huelo ese rico aroma a naranja y chancaca… sopaipillas pasadas. 

Dejo mi mochila colgada en la baranda de la escalera y me voy a la cocina, allí mis padres están sonrientes, cada uno con un plato de rico manjar.

Las sopaipillas pasadas se hacen con masas a base de harina, manteca y sal, se les da forma circular y se fríen, luego se pasan por un almíbar preparado con agua, chancaca (panela, piloncillo), canela en vara, cáscaras de naranja y clavos de olor.

-Te sirvo de inmediato, tesoro.

-Gracias mami, hola padre - le doy un beso en la sien y me siento a su lado -. ¿Qué tal hoy?

-Bien, estamos terminando el proyecto de ampliación. 

-Me parece excelente - mi madre me entrega un plato con esa delicia, pruebo un trozo y cierro los ojos-. Maravilloso, igual que siempre. 

-Que bueno te guste. Y tú… ¿valió la pena el desvelo?

-Algo, ya casi está lista, pero…

-Pero qué  - pregunta enojado mi padre -.

-No podré ir con ustedes. Debo entregar la tesis el lunes para que la revise y los cambios que debo hacer son muchos. 

-Pero hijo, tenemos meses planeando este viaje.

-Lo sé, por eso quiero que ustedes vayan. Me quedaré a terminarlo y, si ya todo está bien, el próximo fin de semana largo podría hacerlo como titulado - les cierro un ojo, mi madre suspira y mi padre niega con la cabeza-.

-Qué más remedio… no podemos perjudicar tu carrera - dice mi padre-. Sólo quiero pedirte me permitas darte un buen regalo de titulación.

-Lo que quieras, menos una casa o un auto. 

Lo veo abrir sus ojos y me quedo con el bocado a medio camino. 

-Era un auto…

-Y no dirás que no, tienes veintidós años, tendrás novia y no seré tu chofer.

Nada que decir contra eso. Mi madre cambia el tema a las cosas que harán en sus mini vacaciones, mi padre se ríe porque son apenas tres días y su itinerario es como para dos meses.

Ellos se van a dormir temprano, les doy un beso y abrazo a cada uno. Yo me voy a mi habitación para arreglar esa bendita tesis. He traído a casa la mochila cargada de libros, solo espero esta sea la última revisión y que todo se termine.

Tengo planes para mi vida, una en la que mis hermanos estarán al fin en ella.

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