Capítulo 4

Henderson sonríe y lo mira indiferente.

—No puedo creer lo que dice. Pero si ya lo ha decidido me iré, más, quiero recalcarle que no está echándome, sino que renuncio.

—Mal agradecido ¡lárgate! —Dice el viejo poniéndose de pie.

El abogado camina hacia la puerta, pero Elliot tenía que dejar su amenaza, no puede darse el lujo de perder a su mejor hombre en el campo.

—Recuerda por qué estás aquí en primer lugar, si te vas, debes afrontar las consecuencias, y sabes que no hay roca que no pueda mover para encontrar a los tuyos y matarlos como perros sarnosos.

Henderson traga saliva y frunce el ceño. Respira hondo y apretando los puños se aleja de la puerta y camina de regreso a su escritorio.

—Bien—Expresa el viejo —, eso es lo que creí. Ve y termina de coordinar el viaje, pero antes encárgate de que James tome ese vuelo mañana.

—Algo más, señor.

—Nada más, de Emma me encargaré personalmente.

Mientras Noah abandona el despacho de Elliot, se dirige a buscar a James quien sigue maldiciendo su mala suerte por viajar con la secretaria más insípida de la compañía.

Trataba de enfocarse en el trabajo, pero es imposible, cada vez que llega a su mente es como ver a la versión de Betty la fea con carácter de Rambo. En eso Henderson lo saca de sus pensamientos al llamar a su puerta.

—¡Adelante! —Dice James.

—¿Cómo sigues? —Dice entrando —Supe que el viaje a Holanda se adelantó para mañana —Se acerca y se sienta frente a él.

—Así es, pero no iré —sigue aparentemente concentrado con la vista en el ordenador.

—¿Por qué? Este proyecto es muy importante para la compañía y para ti, te has preparado mucho para ello.

—Si, pero no pienso ir.

—Lo dices porque ira Emma Díaz.

—No quiero que la menciones —Se pone de pie y camina hasta la mesa de tragos — Esa mujer es mi mala suerte personificada. Cada vez que aparece solo me provoca dolores de cabeza, es… no sé cómo describirla.

Sirve un par de vasos de Wiski y le entrega uno al licenciado.

—¿Tanto la odias? —Quiere saber su opinión y corroborarla con la versión de Elliot.

—No la odio, solo que me desespera que sea tan… tan ella y no haga nada para mejorar, este ambiente es refinado, de alta calidad. Y ella se pasea por los pasillos comiendo papitas, cantando, chiflando y hablando hasta por los codos. Falta muy poco para que llegue en pijama a trabajar.

—¿Eso le molesta?

—En realidad no, no se puede cambia las personas sin educación como ella. —Bebe un trago —Bueno en realidad si se puede, pero ella está empeñada en seguir tal como es, solo porque sabe que me desquicia su actitud.

—¿Entonces crees que lo hace adrede?

—Por supuesto, me odia y no lo disimula ni un poquito, ¿Sabe lo que me hizo en el ascensor?

—Ni idea —Responde Henderson bebiendo un trago.

—Se atrevió a comer un sándwich frente a mí, ese olor a cebolla aún parece que lo tengo en las narices y encima me golpeó el rostro con su cabello. No respeta mi posición porque es la protegida de mi abuelo, se cree con el poder de hacer lo que se le dé la gana —Bebe todo el contenido de su vaso—He llegado a pensar que es su amante.

—Es una acusación muy grave, no solo puedes basarte en suposiciones ¿Y si te equivocas?

—Es la única explicación lógica que le encuentro. Sus salidas misteriosas, sus encierros en su oficina, las comidas en los restaurantes de lujo, los viajes de aparente negocio.

—Eso no quiere decir que sea su amante, hace el trabajo de una asistente.

—En la empresa tenemos muchas mujeres mil veces más preparadas que ella, y él está encaprichado con tenerla. Bajo esa fachada de mujer humilde y decente se esconde seguro una arpía, una caza fortuna.

—No puedes juzgar tan a la ligera a las personas, en el viaje tendrán tiempo de conocerse y quizás hasta te agrade su compañía.

—¡Jamás iré con ella!

—Si tanto te interesa desenmascararla, el viajar juntos, sería el primer paso. ¿No crees?

—¿Qué es lo que sabes de ella?

—Nada más allá de su desempeño laboral. Me temo que, si tus suposiciones son ciertas, no habrá nada que puedes hacer cuando el testamento sea leído —bebe con calma un trago de su vaso, mientras James lo mira pensativo. Ya había sembrado la duda lo suficiente como para que se anime a tomar ese avión a primera hora.

—¿Tú también vendrás?

—Por supuesto —se pone de pie para servirse un nuevo trago — Soy el encargado de la parte legal, su asesor y su padrino mágico —sonríe bebiendo.

—Ese viaje solo sería soportable si cada noche llevas a mi cama a una de esa belleza insaciable para que me quiten el estrés y la imagen amarga de Emma.

—Sus deseos, son órdenes cumplidas —sonríe satisfecho, no fue tan difícil convencerlo.

Mientras tanto

Elliot era muy precavido y el que su mejor hombre haga retrocedido le dio mala espina, no podía confiar en nadie más que él, pero podía hacer que siga en su misma posición por lo menos hasta el final de su plan. Toma su agenda y le marca a su as bajo la manga.

Tras unos segundos de espera le contestan.

—Javier, necesito que reúnas a tu gente para un bono extra.

—¿Qué necesita, señor?

—Quiero que lleves a la familia de Henderson a dar un paseo por el campo.

—Habla del abogado.

—Está flaqueando y ya sabemos que esperar cuando eso sucede.

—Es lamentable. Pero ¿Qué pasará con el viaje?

—Envía a Izan y a Berry, supongo que con ellos será suficiente para terminar con Emma, si es que aún sale con vida.

—¡Uy, jefe! Eso si será una verdadera pena, esa polímita se ha esmerado tanto para llegar aquí que…

—También pondrás peros para matar a esa mujer.

—¡Claro que no!, solo quería ser yo el que le ponga una bala entre ceja y ceja, ya olvida los golpes que me daba en los entrenamientos, la muy desgraciada disfrutaba hacerlo, mientras me humillaba frente a mis hombres. Se la tenía jurada jefe, no me puede negar ese gusto.

—Si puedes controlar lo de Henderson, puedes cobrar tu venganza.

—Eso es más agradable. No se preocupe por nada, señor —Termina riendo.

Elliot también sonríe respirando más tranquilo. Ahora todo está marchando como quiere.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo