5. Algo Nuevo

No sabía muy bien como sobrellevar esa semana que pasábamos alejados. Antes de ti, disfrutaba ir a Barcelona y pasar tiempo con mi familia, pero todo había cambiado. Todo lo que quería hacer después de haberte conocido, era verte. Comprendía que no podía hacer nada, que no podía ni siquiera intentar robarte un beso, pero con verte me era suficiente. No tienes idea de lo bien que me hace tu presencia.

Aquella noche de regreso en Madrid, mi gran amigo Sebas, había insistido en ir por algunas copas a un bar. Necesitaba distraerme, me era urgente que alguien escuchara lo que me estaba sucediendo y me dijese que estaba loco, que no podía fijarme en ti y quede con él en uno de los mejores bares de la ciudad. Me encontré con mi amigo en la puerta y entramos al lugar bajo el espectacular sonido de la música. Intentábamos hablar, pero hasta no sentarnos sería imposible. 

Pasábamos a través de las mesas cuando me encontré con tu mirada y no pude dejar de preguntarme ¿Qué es lo que hacías allí? Debo admitir que me dio celos verte con aquel hombre quien claramente era mayor que tú. Celos... si, ya sentía celos de quien se te acercase. Detuve a Sebas, y me afui hacia a tu mesa. La curiosidad claramente me gano.

—Hola Sinai.— Dije bajo tu tímida mirada. 

—Buenas noches, que casualidad encontrarte aquí.— Respondiste en lo que era casi un susurro.

Aquel hombre bastante alto de cabello negro y ojos del mismo color, te miraba como preguntándose algo y cruzaste tus ojos con los suyos y con una enorme sonrisa. 

—Sí, mucha, pero ¿qué haces tú aquí? Se supone que no puedes tomar alcohol aun...— Pronuncié y me di cuenta de inmediato que mi comentario estaba fuera de lugar, pero si te digo la verdad; creí que ese tipo se estaba aprovechando de ti.

—Lo sé, solo vine a acompañar a mi hermano y su novia un rato.— Contestaste y casi como si todas las piezas cayeran en su sitio, una mujer llego a la mesa y abrazo al que ahora sabía que era tu hermano desde atrás.

—Cariño, ¿bailas?— Le pregunto y luego fijo su mirada en mi —¡¿Tú?— Exclamo y le pedí que no gritara ya que no quería que todos supieran que estaba aquí.

—Discúlpala, es que Sabrina es fan tuya mira todas tus carreras.— Me comento tu hermano y estiro su brazo —Mucho gusto, Francisco Feraud.— Se presento y estreche su mano.

—No pasa nada. Un gusto, he de decirte que tienes una hermana muy talentosa.— Le comenté ahorrándome la observación acerca de lo preciosa que me parecías. 

Él me miro con una media sonrisa y sentí que había descubierto todo lo que me pasaba contigo —Gracias, ella está muy feliz con la oportunidad que le has dado. Nuestra madre ha firmado los permisos con mucho gusto.— Me explico y sentí alivio.

—Y yo lo estoy con ella, le ira de maravilla en su carrera, ya lo verás.— Comente mientras tú te ponías colorada. 

—Fran, seguramente el tiene otros planes...— Dijiste mirándome tímidamente.

《Hablar de ti.》 Pensé mientras decías eso.

—No realmente, les presento a Sebas.— Los presente y él los saludo a todos. 

—¿Por qué no se quedan con nosotros?— Propuso tu hermano y solo te mire como pidiendo tu autorización. 

Estaba encantado con la idea... pasar más tiempo contigo; no había nada mejor que eso.

—¿De verdad no molestamos?— Pregunte y era más para ti que para tu hermano o su novia.

Me miraste haciendo ese gesto tan tuyo y el cual comenzaba a sospechar que hacías cuando te ponías nerviosa, y acomodando un mechón de pelo detrás de tu oreja dijiste —No.— Ese “no” me llenaba de ilusión.

Sebas y yo nos sentamos en los taburetes que había libres alrededor de la mesa alta donde estaban ustedes y comenzamos a conversar acerca de todo un poco con ustedes mientras tomábamos un trago y tú uno sin alcohol, hasta que la canción de moda comenzó a sonar. Tu hermano sin dudarlo tomo a su novia y se puso a bailar con ella. Por el otro lado Sebas se fue tomado por sorpresa por una mujer bastante guapa e hizo lo mismo... Quedábamos tú y yo en la mesa. Nuestras miradas se cruzaron acompañadas con una tímida sonrisa y sentí que era yo quien debía romper el hielo. —¿Bailamos?— Te pregunte y sonreíste.

—Bailemos.— Sentenciaste poniéndote de pie y más nervioso de lo que tú puedes imaginarte tome tu mano y te guie hasta un espacio vacío que había un poco más lejos de donde estábamos. 

Te acerqué a mi sujetando tu cuerpo por la cintura y sentí mi respiración desordenarse al sentir tu cuerpo tan cerca del mío. El ritmo de la canción no era muy rápido y nos obligaba movernos lentamente, era una bachata por lo tanto tu cuerpo debía pegarse al mío para movernos según sus pasos. Era fascinante sentirte tan cerca y que fueran tus manos las que estuvieran rozando mi cuerpo. Eres una experta en el baile y me hacías ver muy mal, pero si te confieso algo, no me importaba nada; solo quería tenerte así.

Mi miraste al sentir como te apretaba más contra mí a medida que el espacio del lugar se iba reduciendo —Creí que bailabas muy mal.— Comentaste haciéndome reír.

—¿Y qué? ¿No es tan malo como creías?— Bromee a tu oído.

No sé qué sucedió, pero te acercaste a mi oído por primera vez y creí morir al sentir tu respiración tan cerca —No, de hecho lo haces bastante bien.— Comentaste y sonreí.

—Siempre se puede mejorar.— Replique de la misma manera.

—Claro, si quieres te ayudo... además de entrenar, estudie cuatro años de danza.— Te explicaste y esa fue una oferta que no pude rechazar. 

—Mira que te tomo la palabra.— Te advertí como una última oportunidad a que te echaras para atrás.

—Tómala, yo hablo en serio... tú me ayudas con la equitacion, y yo con el baile.— Propusiste.

No sabías en lo que te habías metido aquel día —Trato hecho.— Dije a tu oído.

—Perfecto, entonces déjame decirte que esta pierna debes moverla así.— Hablaste y no te diste cuenta de lo que provocaste al tocar la parte más alta de mi pierna con tu mano. Comenzaba algo nuevo y ninguno de los dos lo sabía... o quizás yo tenía una leve sospecha y no me percate en aquel momento.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo